viernes, 6 de octubre de 2023

6 DE OCTUBRE DE 2023, 4ª DE OTOÑO: MANSEDUMBRE, BANDERILLAS NEGRAS, LIDIADORES... Y EMOCIÓN

¿Dónde se le quedó la bravura a Victoriano del Río esta vez? Cualquiera sabe, pero la mansada que ha traído a Madrid en el día de hoy es de las que hacen historia. En otra época, la corridita con la que Victoriano del Río se ha presentado en la capital del Reino para ser lidiada por Sebastián Castella, Paco Ureña y Ginés Marín, hubiera provocado un escándalo público de enorme consideración entre los asistentes. Pero lo que antaño hubiera sido arrojamiento de objetos y naranjas desde el tendido, y la invasión del ruedo por parte de los asistentes, en el año 2023 se ha tratado de una tarde en la que los aficionados salen de la plaza esbozando una sonrisa de oreja a oreja. Ironías de la vida. ¿O acaso sería el hedor que provocan el infame toreo postmoderno y su medio-torito tontorrón que va y viene sin molestar? La monotonía de esta infame pseudo fiesta nos hace ver, en estas ocasiones, gigantes donde tan solo hay molinos. He ahí la cuestión. Comencemos. 

A Sebastián Castella le sale un primer animal de Victoriano del Río que no fue picado, y una vez en el tercio de muleta se dedicó a ir y venir sin molestar y metiendo la cara. Castella anduvo despegado, vulgar y sin querer saber nada. 

Paco Ureña se las vio con un segundo toro al que asestaron dos puyazos paletilleros y lidiaron aún peor. ¿Que cómo resultó ser tal ejemplar en la muleta? No hace falta echarle mucha imaginación. Ureña no anduvo confiado en ningún momento y se limitó a tirar líneas, sin más. 

Cuando Ginés Marín abreviaba con el mansazo tercero, que no tuvo un pase y provocó con ello que se le agradeciera la brevedad a su matador, la tarde empezaba a ir ya cuesta abajo y sin frenos. Un día más en la oficina, a fin de cuentas.¿Qué más daba ya una más que una menos, si es casi todos los días igual? Pero hete aquí, que el asunto remontó e, ironías de la vida, lo hizo de la mano de dos marrajos herrados con el hierro de Toros de Cortés. Qué bromas gasta la vida...

Salió ese toro cuarto y, cuando Sebastián Castella le presenta el capote, el animal se frena, hace amago de apretar para adentro y huye despavorido. No consigue la cuadrilla fijarlo en el percal y el animal va de un sitio a otro a su aire. Salen los picadores y se empieza a intuir que iba a costar un mundo ejecutar la suerte de varas, y no nos equivocábamos: el toro, tras un primer puyazo en el que el piquero le mete las cuerdas, huye despavorido y comienza a dar vueltas al ruedo a su aire. Más vueltas al ruedo se pegó en diez minutos, que alguna de las figuras del toreo actuales. Entre medias, el toro pasaba por la jurisdicción de ambos piqueros, pero a ninguno le daba tiempo tan siquiera a darle un refilonazo. Se empezaba a mascar lo del pañuelo rojo por los tendidos, pero algunos iluminados (desgraciadamente, no pocos) solicitaban a los bueyes de Florencio. Iluminados, entiéndase, por los efluvios de San Caralimpio, San Canuto y el dios Baco. ¡¡Lo que hace el alcohol, Dios santo!! Finalmente, el único pañuelo que asomó fue el blanco, anunciando banderillas. Banderillas, a secas. Y José Chacón le echó el capote abajo al marrajo en tres o cuatro ocasiones y consiguió fijarlo. Y Rafael Viotti clavó dos pares con mucho mérito. La tarde comenzaba a coger sentido. ¿Cómo iba a entendérselas el bueno de Castella ante semejante ejemplar? Hete ahí la cuestión... Y la cuestión fue la que sigue: Castella se dobla con el manso con torería, poder y ganándole terreno, lo que levantó los ánimos de la concurrencia. Pero cuando nadie lo esperaba, tras esos doblones y como quien no quiere la cosa, saca unos derechazos imponentes, de mano muy baja y gustándose. El delirio. ¡¡Qué derechazos aquellos, y cómo se hizo Castella con el manso y en tan pocos muletazos!! Siguió con otra serie con la derecha muy meritoria, pero tras ella la faena decayó estrepitosamente. Castella siguió dando pases, con la diestra y la zurda, pero no derrocharon la misma intensidad ni la misma verdad que los primeros. Algunos pases de pecho y, sobre todo, dos cambiados de mano con los que corrió la mano lentamente y tirando del mando hacia dentro. Faena, a fin de cuentas, muy de más a menos, y que si hubiera cortado antes seguramente hubiera quedado mucho más maciza. Pero ahí quedaron aquellos derechazos y aquel comienzo de faena ante un marrajo por el que nadie apostaba. Pinchó Castella, y perdió una oreja bien ganada. O dos orejas de auténtica verbena, quién lo sabe. 

Al marrajo cuarto le siguió otro marrajo aún más marrajo, el quinto. Pero esta vez, el pañuelo rojo sí asomó. Banderillas negras, y una lidia por parte de la cuadrilla de Paco Ureña que no fue, ni mucho menos, como la que protagonizaron minutos antes José Chacón y Rafael Viotti. Tampoco se vino arriba este marrajo como el anterior ya que, a diferencia del mismo (que sí regalo embestidas de calidad), este quinto embistió a arreones, midiendo mucho en cada muletazo y quedándose corto. Ureña, lejos de venirse abajo, hizo un sobreesfuerzo ante él: aguantó con firmeza, se puso en el sitio y hasta consiguió sacar muletazos sueltos de mucho mérito. Toda la faena tuvo mérito, ya que el aguante y la firmeza ante semejante animal son dos virtudes que no todos hubieran sido capaces de echar. Bravo por Ureña, que perdió otra oreja bien ganada por un pinchazo previo a una estocada atravesada y varios descabellos. 

La plaza era, en este punto, una olla a presión. Pero con el sexto en el ruedo volvió a enfriarse el asunto. Un animalito que ni fu ni na, que iba y venía sin maldad y entraba a cada cite como quien entra a fichar en el trabajo. Y Ginés Marín mostró un percal nada halagüeño: ni verlo quiso, ni mucho menos confiarse. Y mucho menos dar muestra del menor decoro. Cosas de venir a Madrid sin estar recuperado de una lesión dolorosa. ¿Que se le agradece el gesto? Qué duda cabe, pero Madrid es Madrid y, si no se está al cien por cien, mejor quedarse en casa y dejarle el hueco a otro toreo que sí lo esté. Y no hay más.

¡¡Ironías de la vida!! Lo que hace años hubiera supuesto un altercado de orden público bien hermoso, hoy día... Pues eso. ¿A pasos tan agigantados ha degenerado la Fiesta?


jueves, 5 de octubre de 2023

5 DE OCTUBRE DE 2023, 3ª DE OTOÑO: LA VULGARIDAD POR BANDERA

Vulgaridad. Palabra definida por la RAE como "especie, dicho o hecho que carece de novedad e importancia, o de verdad y fundamento". Como sinónimos, acepta "común", "corriente", "basto", "chabacano", "ramplón" o "chocarrero", entre otros muchos. Quizás, la RAE no tendría reparo en aceptar como sinónimo de vulgar "festejo celebrado en Madrid el 5 octubre de 2023", pero primero tendrían que ver (o haber visto) lo acontecido. Y eso ya es demasiado suplicio.

Vulgar, común, corriente, basta, chabacana, ramplona, chocarrera... Palabras perfectas para definir la novillada de Fuente Ymbro y todo (o casi) lo que se hizo ante ella por parte de los tres señores que calzaban vestidos con bordado en oro. No fue vulgar la presentación de la novillada: seis señores novillos muy bien comidos, serios y de imponente fachada que, todo lo que tuvieron de bonitos por fuera, lo tuvieron de vulgares, comunes, corrientes, bastos, chabacanos, ramplones y chocarreros por dentro. O, como bien se suele decir en términos taurómacos, deslucidos, sosos, descastados, mansos y pastueños. El paradigma de la emoción, a fin de cuentas. Estaría bien, así como sugerencia de cara a la temporada que viene, darles a los fuenteymbros un merecido descanso; o qué menos que administrar de una forma más congruente los encierros de esta vacada. Más que nada para evitar, con ello, los gallardos atracones que hemos padecido en los últimos tiempos a costa de esta vacada. Atracones que, en su mayoría y muy al pesar de los aficionados, han tenido como denominador común encierros, entre corridas de toros y novilladas, el mal juego de los toros y novillos lidiados. 

Los seis novillos de Fuente Ymbro fueron vulgares, comunes, corrientes, bastos, chabacanos, ramplones y chocarreros, qué duda cabe. Pero la terna novilleril, tan bien seleccionada y escogida para la ocasión (guiño, guiño), tampoco fue la alegría de la huerta. Y muy especialmente, los encargados de abrir y cerrar cartel. Exonerado en gran parte (no del todo, que también tuvo sus lagunas), queda de tal honor Guillermo García Pulido, quien si haber estado lo que se dice "tremendo", ni "espectacular", ni "cunvre" (que dirían ciertos paladines de la intelectualidad taurómaca imperante), lo cierto que es la tarde que ha ofrecido este novillero sí ha dejado sobre el ruedo la impronta de una actuación seria, donde se ha mostrado por encima de un lote que, para no desentonar, fue vulgar, común, corriente, basto, chabacano, ramplón y chocarrero. Las lagunas fueron, por ejemplo, esos pequeños detalles sin importancia que son el poner los novillos en suerte al caballo, no pasarse de faena cuando no hay más que rascar y hasta el punto de hacer sonar el aviso sin quiera haber entrado a matar. O algo que no tiene la más mínima importancia y que es la buena ejecución de la suerte suprema. Pero hubo virtudes, y fueron principalmente que se vio durante toda la tarde a un novillero ya muy hecho y preparado para dar el gran salto en su carrera. Hubo buenos momentos durante su faena al 2º, condensados mayormente en algunos muletazos de muy buen corte con la mano zurda, y en algunos pases de pecho y de trinchera. De "valor seco" y con mucha disposición puede catalogarse su quehacer ante el novillo quinto, pero poco más. Un novillo que se movió, pero con la cara a media altura y sin claridad alguna en su embestida. Desplegó todo su arsenal encimista García Pulido: toreo de rodillas, aguante estoico ante las paradas y miradas que le echó su oponente (una acabó en voltereta), y hasta las ya habituales bernardinas de cierre de faena. En definitiva, serio y sobrado; pero si hubiera que elegir, yo me quedo con el Guillermo García Pulido de su primer novillo, aquel de los buenos muletazos sobre el pitón izquierdo. 

Jorge Molina y Cristiano Torres fueron, respectivamente, primero y tercero en discordia. Jorge Molina, ante dos novillos de condición vulgar, común, corriente, basta, chabacana, ramplona y chocarrera, anduvo... Pues de aquella manera. Pases. Pases con la derecha y con la zurda. Y nada más, aparte de un bajonazo y una estocada desprendida para quitarse de encima, respectivamente, a primero y cuarto. Y aún peor cuando salió a saludar tras ser arrastrado ese novillo primero, espoleado por las pocas palmas que le tributó a saber quién, y provocando así una fuerte pitada por parte de los que allí se aposentan todos los días, haga frío, calor, llueva, truene o caigan chuzos de punta. 

Cristiano Torres vino a Madrid esta tarde a por todas, al menos de palabra. Tanto que, en un arranque, soltó alcachofa mediante y a modo de brindis, "que apuntáramos su nombre porque hoy venía a Madrid a hacerse rico". Sería verdad, aunque no se tiene constancia de si el hombre se refería a que por la mañana anduvo de compras en Doña Manolita, o a saber por qué. Pero a hacerse rico toreando y demostrando que va a ser figura del toreo... Pues eso de momento tendrá que esperar. Si eso, para la próxima ocasión. Con seis meses a sus espaldas como novillero con picadores y no muchas más novilladas toreadas desde entonces, lo que se vio de él fue lo evidente: un novillero con mucha falta de oficio. Ante dos novillos que tampoco le metieron en un brete, anduvo a merced y muy limitado de técnica, y ni tan siquiera la disposición del pegar mantazos de rodillas o del "toreo" encimista, empañan la situación. Le queda mucho camino por recorrer a Cristiano Torres, y seguramente este no era el momento más oportuno de venir a Madrid, y menos en feria. Al menos, al novillo sexto lo mató de una buena estocada. 

Vulgar, común, corriente, basta, chabacana, ramplona, chocarrera y otros adjetivos de similar corte fue la tarde de los fuenteymbros. Las cuadrillas anduvieron correctas y aseadas, cumpliendo con profesionalidad pero sin grandes alardes. Las de a pie, se entiende. Porque lo de los seis picadores fue, de nuevo, de noche en el calabozo e inhabilitación para ejercer su profesión en los próximos quinientos años. Y, con ellos, los fuenteymbros durante algún tiempecito. Ya hastían. 

domingo, 1 de octubre de 2023

1 DE OCTUBRE DE 2023, 2ª DE OTOÑO: MUCHO ARROZ Y POCO POLLO (O NADA)

Mucho arroz y muy poco pollo. Más bien nada pollo, y todo arroz. O lo que lo mismo, le vino grande la novillada de Guadaira a una terna de novilleros que, por unas cosas u otras, se la dejaron ir sin torear. Y es que los novillos de Guadaira, con sus cosas y sus cualidades (las buenas y las que no lo fueron tanto), mantuvo el interés toda la tarde e hizo que nadie se aburriera. Y hasta podría haber más que servido para que los tres "aspirantes a" (lo de "a", cualquiera sabe cómo sigue viendo el percal) hubieran salido de la plaza dejando una grata impresión. Pero no, más bien puede decirse que a la terna en cuestión, compuesta por Álvaro Burdiel, Alejandro Peñaranda e Ismael Martín (este último nuevo en esta plaza), le vino grande el compromiso. 

No fueron gran cosa en el caballo. Ni mucho menos, pues todos llevaron como denominador común la mansedumbre y la falta de entrega bajo el peto. A algunos incluso se les alivió el castigo y pasaron al segundo tercio con tan solo dos picotacitos de nada. Pero se vinieron arriba en la muleta y, con sus complicaciones, hicieron el conjunto de una novillada de lo más interesante. Complicaciones, sí. ¡¡Bendita palabra!! Es lo que debe ser el toro bravo, novillo en este caso: un animal que venda cara su piel. 

La oportunidad pasó en vano, como el tren que pasa y no se coge, y hay que esperar al próximo (si lo hubiera, que a veces ni eso). A Álvaro Burdiel, por ejemplo, se le pasó mientras se entretenía en eso de "componer la figura". Mucho gusto y mucha esencia, sí. Pero también los hay pegapases con gusto, y en esta tarde Burdiel demostró ser uno de esos. Tuvo al primer novillo, que se dejó torear; y al cuarto, que tuvo un pitón derecho de ensueño. Pero ahí no pasó nada del otro jueves. Aseo, pulcritud, mucho alivio, aún más "ponerse bonito"... Pero ante todo, una actuación de auténtico pegapases. Con mucho gusto, eso sí. Pero, al fin y al cabo, pegapases. Y pegar pases, no es torear, por muy bonito que se ponga uno. Fin de la cita. 

Alejandro Peñaranda venía a esta cita avalado por sus actuaciones veraniegas en esta plaza, durante las cuales parece ser que quedó muy bien. Será verdad, pero en esta tarde lo que se vio fue a un novillero pegapasista, otro más, y excesivamente vulgar. Le cayó en gracia un lote con algo más que "algunas posibilidades de triunfo", y muy especialmente el importante novillo quinto. Y ahí quedó eso... ¿Un novillero con proyección? Pues seguramente, pero no fue lo que demostró esta tarde a través de dos faenas tan vulgares y despegadas como largas. 

Ismael Martín, nuevo en esta plaza, puso más fibra en su actuación. Pero eso no quita para que al hombre aún se le vea muy verde y con mucha falta de rodaje. Ese novillo tercero tuvo mucha casta y le puso en apuros durante toda la lidia. Tras banderillearlo él mismo, con tres pares a penca muy pasada y que cayeron en muy mal sitio (lo de banderillear está claro que no es su fuerte), se fue sin probaturas a los medios para dejárselo venir y comenzar a darle trallazos sin mando ni concierto. El novillo iba a más, se colaba si se le dejaba el más mínimo resquicio y levantó los pies del suelo en varias ocasiones a su matador. Cosas de la casta. Demasiado para un chaval que solamente ha actuado en ocho novilladas. Al descabellar a este mismo novillo, sufrió un fuerte golpe en el brazo derecho que le hizo pasar a la enfermería para no volver a salir. Al sexto, el más parado de toda la novillada, se lo quitó de encima Burdiel prontamente.

Mereció otro trato la novillada de Guadaira, y no solamente por parte de los de a pie. La actuación de los picadores fue, una vez más, de cárcel. Ni uno picó en el sitio, y eso tampoco ayudó al buen desarrollo de la novillada. Los tres chavales se la dejaron ir, pero lo más preocupante fue el lamentable uso de la espada por parte de los tres. Y es que unos pocos bajonazos llegaron a contabilizarse. Si se desea llegar arriba, más vale mejorar. 



sábado, 30 de septiembre de 2023

30 SESEPTIEMBRE DE 2023, 1ª DE OTOÑO: ¿Y EUTIMIO, PA CUÁNDO?

Se va Julián, y además en volandas por la puerta grande. Sí, se va Julian. De hecho ya se ha ido, pero... Y el infame presidente, señor don Eutimio Carracedo Pastor, ¿pa cuándo? He ahí la cuestión.

Se llevaron a Julián por la puerta grande, los dos pañuelos que hizo asomar Eutimio le otorgaron ese derecho. Eutimio, y usted ¿pa cuándo? Dos orejas le dieron a Julián, las del 5º toro. Su último toro en Madrid. Una faena que ni fú ni fá, plagada de las cosas de Julián y mal rematada con su clásico julipié, el cual para colmo cayó trasero y atravesado. Eutimio, y usted ¿pa cúando?

La faena de Julián a ese 5º toro no fue cosa del otro mundo, no. Ni mucho menos. Comenzó con algunos pases de tanteo para sacárselo a los medios, donde Julián remató con un latigazo hacia abajo con el que, se supone, quería imitar al trincherazo, y que hizo que el animalito doblara. A dos series de derechazos pasándose al toro lejos y echándoselo fuera, le suceden muchos pases (porque eso hizo Julián, pegar pases, que no torear) por el lado izquierdo. Nada del otro mundo, pero Julián tenía a gran parte de la plaza en su bolsillo. Vuelve a una serie de trallazos con la mano derecha, pero hete aquí que en el cambiado de mano para rematar dicha serie surge la despaciosidad y el dominio. ¡¡Por fin!! Uno bueno, anda que no. Y sigue la faena con la mano zurda, y aparece de nuevo la nada. Y con la nada, algunos biiiiiieeeeeeeennnnnnnnnnnjjjjjjjjjjjj, cual oveja balando. Algunos muletazos son atropellados, otros no llegan ni a muletazos, pues se quedan en el "medio-muletazo". Pero ahí quedó la cosa. Muy al final, ya en el epílogo de la faena y destacando entre otra maraña de trallazos y hasta un feísimo cabezazo propinado en el lomo del toro cuando pasaba, destacan otros dos naturales de mucho dominio y tirando del toro hacia atrás. Y el julipié, y la estocada atravesada y algo trasera, y el delirio colectivo, y los gritos de "mulilleros peseteros" recriminando las malas artes de los susodichos para llevarse la propina, y Eutimio dando que hablar, y Julián paseando por el redondel dos despojos que si se hubiera quedado en uno (y por ser su último día) hubiera sido mucho más correcto. Eutimio, y usted ¿pa cuándo? 

Antes y después de Julián y Eutimio, no ocurrió gran cosa en la plaza. La corrida del Puerto de San Lorenzo (remendada con dos ejemplares de su sucursal marca Domecq, 2º y 3º), salió como nos tiene acostumbrados esta vacada: flojita, pastueña, descastada y mansa. Una joya de corrida, vaya. Uceda Leal regó el albero de esa torería añeja y, por desgracia, ya muy pasada de moda. Esa manera de hacer el paseíllo, ese saber estar en la plaza, esos andares ante el toro, ese gusto con el que ejecuta los muletazos... Anduvo bien e inspirado ante el pastueño y soso primero, y breve ante el marrajo que salió en 4º lugar, un ejemplar digno de haberle sido dedicado el pañuelo rojo y seis palitroques de color negro, con los arpones un poco más largos que de lo normal... ¿Por qué no? El toro correteaba de punta a punta de la plaza, pasó hasta seis veces por jurisdicción de ambos picadores para salir huyendo despavorido cuando sentía el palo, ningún capote consiguió sostenerle y apenas fue sometido a castigo. Para algo están las banderillas negras, se supone. Cumplieron con decoro los banderilleros en el segundo tercio, y Uceda Leal, tras probarlo con brevedad, lo pasaportó rápido al desolladero. No hacía falta más. Julián estuvo animoso con el capote ante el 2º, toreando con cadencia a la verónica, galleando por chicuelinas y entrando en quites. Con la muleta, no anduvo especialmente porfión: había poco toro, al que pasó por la mano derecha en unas cuantas series de muletazos, y tan solo una con la zurda. Y hasta le pidieron despojo, pero Eutimio se mantuvo en su sitio esta vez. Solo hubiera faltado, con cuatro pañuelos mal contados en el tendido. Eutimio, y usted ¿pa cuándo?

Los dos toros de embestidas más claras y mayores opciones, cayeron en las manos de Tomás Rufo, digno aspirante a ser el nuevo don Julián. Mal, pero que rematadamente mal, con el 3º, en una faena donde el no ponerse en el sitio y (des)torear retorcido fue lo mejor que se puede decir sobre ella. Destacó banderilleando a este toro Sergio Blasco. Y más de lo mismo ante el toro 6º, otro animalito que regaló algunas buenas embestidas y con el que comenzó la faena de un modo muy electrizante y no menos meritorio: de rodillas, toreando en redondo y dando muletazos verdaderamente buenos. Pero ya de pie, la cosa cambió... Siguió la falta de apreturas, los trallazos hacia fuera, el abuso del pico y otra estocada desprendida. Y hubo petición, de muy dudosa mayoría por cierto. Y también estaba don Eutimio en su sitio. ¿Que si la eutimiada se materializó? Quién lo duda, a estas alturas...

Au revoir, Julián. Que la suerte te acompañe en tu retiro. Y, de paso, llévate a Eutimio contigo. 

domingo, 4 de junio de 2023

4 DE JUNIO DE 2023, VIGESIMOCUARTA Y ÚLTIMA DE FERIA: LOS VICTORINOS VUELVEN A HACERNOS SONREÍR EN MADRID

Bendito "ay", entendiéndose ese "ay" como una exclamación de susto, incertidumbre o remordimiento. Más vale "ay" de susto, que el "ay" que acompaña al bostezo, en señal de aburrimiento y de cabreo. Muchos "ay" de bostezo en las cuatro últimas semanas, por desgracia. La mayor parte de las tardes, y solamente exceptuadas aquellas tardes en que lidiaron José Escolar Gil, Los Maños, Santiago Domecq... Y Victorino Martín.

Sí. Hoy, en la última de la feria de San Isidro, se lidió una corrida de Victorino Martín. Como antaño. Y como antaño, los victorinos volvieron a traerse la casta, la incertidumbre, las malas ideas, las complicaciones, toros que buscan los tobillos, algunos toros de excelente juego, alguna que otra alimaña... Y, con todo ello, EMOCIÓN. ¡¡Qué necesidad de todo eso!! La corrida de Victorino Martín cerró la feria con un corridón de toros cinqueña, de pavorosa presencia, complicada, encastada, exigente y con mucho que torear. Le faltó entrega a la corrida en varas, como también le faltaron a los seis toros otros tantos picadores que señalaran los puyazos en el sitio y en su justa medida. Porque tan importante corrida de toros, fue pésimamente picada, por lo trasero y lo muchísimo que se les pegó. Pero, aun así, la corrida se vino arriba. Gloria al Toro bravo, a la casta, y gloria a los victorinos como estos. 

En un reñido mano a mano, que rezaban los carteles taurinos de no tan antaño, lidiaron semejante encierro y le dieron muerte a estoque Paco Ureña y Emilio de Justo. Pero de reñido, lo que se dice reñido... Pues es que tuvo muy poquito, en verdad. Más que nada porque no hubo color entre uno y otro. Uno, en valor, cabeza y toreo, se comió al otro. O lo que es lo mismo, Paco Ureña puso la épica, la emoción y hasta el buen toreo; mientras que Emilio de Justo puso las dudas, la medrosidad y hasta el cabreo entre los aposentados en los tendidos. ¿Cómo se puede dejar ir de esa forma a un lote como el que dispuso? Paco Ureña se jugó la vida toda la tarde: ante la alimaña que abrió plaza, aguantó estoico y se la jugó con toda la verdad del mundo, recibiendo incluso una fuerte paliza que le provocó una aparatosa brecha en la frente. Cuajó por el pitón derecho al exigente tercero, con muletazos verdaderamente mandones y pasándoselo en cada uno de ellos rozando las colgaduras de la entrepierna. Le cortó una oreja a este toro tercero tras pinchazo y estocada. Y también se la jugó ante el quinto, un toro que no mereció tan larga faena ni tanto porfiar pegando mantazos. No fue essta una faena aseada, ni mucho menos merecedora de grandes alardes, pero dio la cara Ureña. Y así, se marchó para casa ofreciendo una buena dimensión ante tan exigente corrida.

A Emilio de Justo le sonrió la suerte sobremanera a las 12 del mediodía, momento en que alguien cercano a él sacó el papelito con los números de los toros corridos en cuarto y sexto lugar. Dos grandiosos toros por exigentes y bravos de verdad, en el tercio de muleta. Dos grandiosos toros, que, a fin de cuentas, entran en las quinielas para llevarse unos pocos premios. Y Emilio de Justo no pudo estar ni más desacertado, ni más por debajo de la situación ante semejantes animales. Se resumen ambas faenas en lo mismo: muletazos muy fuera de sitio y sin el valor suficiente para alargar el muletazo hasta el final. Medios pases, a fin de cuentas, citando muy fuera de cacho siempre y, si bien algunos dotados de despaciosidad, pero quitándole el trapo del hocico al animal a mitad de viaje. Dicho de otra forma, tuvieron muy mala suerte estos dos toros a las doce de la mañana. También se las vio Emilio de Justo con un toro segundo que se movió y metió la cara con franqueza, pero tampoco se las entendió. Feria muy, pero que muy sobrevalorada la de este torero. Puertas grandes, despojos y ovaciones aparte, claro. Madrid está bajo mínimos en lo que exigencia se refiere.

Ureña fue la cara y dio la cara. Emilio de Justo, la cruz y una cruz para sus toros y muchos de los aficionados. Y los seis toros de Victorino Martín, formaron el conjunto de una corrida de toros extraordinaria que hace sonreír. Más que sonreír, lo que hace es afición y reforzar ese sentimiento de veneración que cualquier aficionado a la Fiesta tiene por ese bendito animal que es el Toro bravo. Que sea pues enhorabuena al ganadero, y la súplica de que sea se continúe la misma línea. La de la casta y la emoción, línea que siempre caracterizó a la vacada que creara su señor padre hace décadas. 


sábado, 3 de junio de 2023

2 JUNIO DE 2023, VIGÉSIMOPRIMERA DE FERIA: DE OCA EN OCA, Y TIRO PORQUE...

Lo mismo que en el viejo juego de mesa: de oca en oca, y tiro porque... ¿Porque me toca? Más bien, por inercia ya. O lo que es lo mismo, de petardo en petardo, y me los trago por inercia. Porque la bendita afición que nos corre por las venas es lo que tiene, que no nos expulsa de aquí ni aunque vengan muy mal dadas. Eso es lo que quisieran los taurinetes infames y algunos pseudoaficionados... Pero no, aquí seguimos una tarde más para ser testigos de otro infame encierro, esta vez perteneciente a la vacada de El Él Torero. "Ezte toro zería de lío gordo con una zipitilla máz de fuersas", ha sido la frase más comentada a lo largo de la tarde y que, por otro lado, resume a la perfección el comportamiento de la corrida: sin fuerzas, blandengues, inválidos, tetrapléjicos... Como se quiera decir. Y sí, hubo toros a los que se les pudo entrever una buena condición entre toda esa maraña de invalidez, pero es ahí donde sale a colación otra frase que rebosa de verdad: "cuando se cae el Toro, se cae la Fiesta". Y no hay más. 

La Fiesta cayó esta tarde una vez más. O mejor dicho, la tiró por los suelos la corrida de El Torero y, por supuesto, el señor Presidente al no mostrarle el pañuelo verde a algunos ejemplares. ¿Para qué queremos antitaurinos, teniendo a unos, a otros, y entre medias a Plaza1 y al señor Abellán, responsables de esta gran MIERDA de feria que hemos padecido? Y con la corriditas de El Torero, esa que "con un poquito más de fuerzas tal y cual", tres toreros a los que bien hubiera gustado ver ante un corridón como la de Santiago Domecq o José Esc.... Bueno, como la de Santiago Domecq. Que soñar es gratis, pero hacerlo en exceso es nocivo. Así las cosas. Los tres de hoy, Uceda Leal, Morante de la Puebla y Castella.

¿Que cómo anduvieron los tres nombrados ante semejante percal? Como pudieron, si hasta se cortaron orejas y todo. Dos, para ser exactos, y que cayeron en manos de Uceda Leal y Sebastián Castella tras estoquear, respectivamente, a los toros 4° y 3°. Estoquear, valga la redundancia. Porque sendas orejas llegaron tras dos estocadas enormes, si bien precedidas de dos faenas muy diferentes. Tal y como son el uno y el otro. Castella se las vio con un inválido perteneciente a la vacada de José Vázquez (de esos que aún hierran con el antiquísimo 9 de Aleas), remiendo de la corrida de El Torero y que fue inválido el animalito. Eso sí, dotado de una claze formidable. Pero inválido, a fin de cuentas, y con el que Castella anduvo haciendo de enfermero. Sacó muletazos sueltos muy estimables ante el moribundo, pero lo mejor llegó en el momento de ejecutar la suerte suprema: estocada en buen lugar y de mejor ejecución, que por sí sola merecía una oreja. Y esta llegó. Uceda Leal también se las vio con otro parapléjico dotado de una claze no menos formidable, pero también parapléjico. Y Uceda, hizo lo que muy bien sabe: andar con una torería añeja, de las que por desgracia ya apenas se ve. Muchos detallitos de toreo muy caro que, unidos a otra estocada con las que José Ignacio, uno de los mejores estoqueadores que se han visto en las últimas décadas, se ha llevado ovaciones y orejas para dar y tomar. Y otra oreja por torería y matar bien de verdad, si bien gustaría mucho ver toda esa torería ante un toro de verdad. En fin, habrá que conformarse. 

Anduvo Morante de la Puebla por allí, que ni torería (salvo a la hora de hacer el paseíllo), ni faenas de enfermero, ni buenas estocadas, ni "detalles", ni de ná. Mucho lirili y poco lerele, es el mejor resumen de su tarde, y también de su feria. Será cosa de la mala suerte que tiene en los sorteos, de la cuesta, del toro de Madrid que es muy grande, así como de todas esas monsergas que lleva en su ilustre cráneo. Y de esta manera, pasa otra feria en la que Morante anda anunciado tres tardes, y se va con más pena que gloria. Pero luego llega Sevilla y... Ya se sabe, todo son alabanzas, muzho jarte, faenas cunvre, orejas, rabos, se ha inventao un toro... En fin, Morante, las morantadas, los morantistas y las morantadas de los morantistas. Y hasta la madre que parió a Panete.

No dio para más la mala corrida de El Torero ni lo restantes quehaceres lidiadores. Castella anduvo valiente una vez más ante el sexto, jugándose el tipo y cobrando el tributo de sangre al llevarse dos fuertes cornadas de 15 y 20 centímetros. Pronta recuperación para él. Ni tampoco dan para más los ánimos del sufrido abonado, que ya ven en las nueve de la noche del domingo 4 de junio una especie de liberación. 

jueves, 1 de junio de 2023

1 DE JUNIO DE 2023, VIGÉSIMA DE FERIA: 6 MULOS, 6

Hoy hubo toreros en el cartel, al menos a priori. Pero lo que no hubo fueron toros. Todo lo contrario al día de ayer, en la que hubo toros pero no hubo toreros. Unos toros que, más que menos, se fueron al desolladero sin torear. Y una vez más se cumple el tan común axioma de "cuando hay toros no hay toreros, y viceversa". Ojalá una corrida como la de Santiago Domecq ante los tres toreros de esta tarde, tres toreros que, independientemente de atravesar mejor o peor momento, saben torear bien de verdad . Claro que a saber, porque en esto de los toros ya se sabe que dos más dos no siempre suman cuatro. Igual se le echan los toros de Santiago Domecq a Urdiales, al Tala y a Luque, y por esas cosas de la vida vuelve a irse al desolladero con las orejitas en su sitio. Pudiera ser que a Urdiales se le manifestara el pésimo momento que atraviesa, que al Tala le vengan los nubarrones que de vez en cuando se le aparecen, y que a Luque no se le entendiera o que no pudiera. 

Pero no fueron los alcurrucenes como los toros de Santiago Domecq, no. La familia Lozano, que de andar cortos de vergüenza llevan ya décadas dando lecciones, se han traído a Madrid otra hermosa colección de mulos que, de toros, tenían lo que pueden tener Simón Casas y Rafael Garrido de buenos gestores y de gente seria. O sea, nada. Seis mulos seis, de infame presencia para colmo, fue lo que embarcaron los Lozano para cumplir con su segundo compromiso en esta feria. Y con un mismo resultado: mansedumbre a raudales y falta de casta. En realidad, un calco a la inmensa mayoría de lo que llevamos visto en estas tres últimas semanas. Y volvieron a desatarse los gritos de "Plaza1 dimisión", "ladrones", "Abellán vete ya" y hasta el "bummmmm petardo" que ameniza tardes así. No ganamos para pirotecnia este año.

Toreros sí que hubo. Tres, para ser exactos. De renombrada reputación y acompañados de sus correspondientes cuadrillas de picadores y banderilleros, que reza la letra pequeña de los carteles taurinos. Y muy bien vestidos, todo hay que decirlo. De cómo anduvieron ante la lozana bueyada, se pueden decir muchas o pocas cosas. Todo depende de sobre quién se pregunte. Por ejemplo, si se pregunta sobre Diego Urdiales, la retahíla es más bien cortita. Diego Urdiales pechó con un lote de mulos de los cuales el primero apenas se sostenía en pie, y el cuarto se movió (moverse, que no embestir), mediante arreones y descompuesto. Ante el primero pasó sin pena ni gloria, y ante el cuarto... Pues también. Mejor no pensar en qué hubiera pasado si el bueno de Diego hubiera tenido que pechar con cualquiera de los seis pupilos de Santiago Domecq, se le lleva viendo muy descentrado desde hace algún tiempo. 

Sobre Alejandro Talavante, se puede decir aún menos en lo referente a sus quehaceres frente al mulo segundo. Simplemente le pasó por ambos pitones comprobando así que lo mejor era mandarlo para filetes lo más rápido posible. Y así fue, si bien podría haberlo hecho con mayor celeridad de haber estado más acertado con la espada. Algo más de miga se le puede sacar a su asunto frente al mulo quinto. Se le aplaudió mucho al Tala, y muy especialmente en el vibrante comienzo de faena: de rodillas y sin inmutarse fue capaz de soltar unos cuantos muletazos por el pitón izquierdo, los cuales agradaron. Ya de pie, la cosa se torció. Le costaba a Talavante un mundo el pisar los terrenos adecuados, ya no digamos llevar a cabo los tres pilares del toreo, véase parar-templar-mandar. Sin ajuste y sin el acople necesario para que los muletazos fueran rotundos, es muy complicado satisfacer en Madrid. Aún más, bien es verdad, si lo que pasa por ahí es un buey de los que antaño tiraban del arado.

Mucho hay que decir sobre Daniel Luque. Sus cosas buenas, y por supuesto las que no lo son tanto. Las buenas fueron el comienzo de faena ante el mulo tercero, con doblones sobre el pitón derecho muy toreros y realmente mandones, así como la serie de derechazos que sucedió a ese comienzo. Unos derechazos en los que el matador, muy bien colocado y gustándose, tiró del otro en redondo, como mandan los cánones. La faena a ese tercero cayó en picado a partir de aquí, pues ya comenzaron los cites en la oreja y los trapazos hacia fuera, amén de que el mulo tampoco ofrecía demasiadas florituras. Cerró Luque con sus típicas luquesinas, esa especie de suerte en la que tira la espada al suelo en un gesto tan arrebatador como chabacano, y sin rectificar terreno pega muletazos cambiándose el trapo de mano y con la figura muy encorvada. Mató de estocada baja y se le pidió la oreja, pero el usía puso las cosas en su sitio y se guardó el pañuelo. Y, además, los pobres mulilleros se quedaron sin su preciado aguinaldo, aunque no sería porque no hicieran méritos para ello. Buena, pero que muy buena fue también la estocada con la que Daniel Luque mandó al mulo sexto para filetes. Y se le pidió la oreja, y de nuevo los mulilleros se quedaron compuestos y sin la propina de rigor (a este paso retrasarán su jubilación a los 65, como todo hijo de vecino). La estocada fue soberbia y merecedora por sí sola de una oreja en el supuesto de haber andado bien de verdad, o al menos aseado. No fue el caso, ya que en este acto se vio la versión más vulgar y pegapasista de un Daniel Luque visiblemente a disgusto y descentrado. A disgusto y descentrado no solo por el mulo con cuernos que le había caído en (des)gracia, sino por la disputa que se vivía en ese momento en los tendidos: al "¡¡vaya corrida, ganadero!!" le siguió un "¡¡cállate, gilip***!!". Al "que salude el mayoral", lo propio con "¡¡a que voy y te doy una host**!!". Lo mismo cuando a alguien le dio por mandarle el recado al ganadero, "¡¡hay que traer las corridas sin afeitar!!", y el chuzo de turno le dio las buenas tardes a su manera. Y entre medias, los vivaespañas, el nuevo grito de guerra "¡¡que te vote Txapote!!", y hasta la voz de la cordura "¡¡silencio, que están toreando!!". Como un partido de tenis. El año que viene, la final de Roland Garros no se la disputarán entre Djokovic y Alcaraz, será más bien entre "Los que caben en un autobús" y "Chuzos en los toros". 

Seis mulos, seis. Del primero al sexto. Una corrida que en otros tiempos hubiera dictado sentencia de matadero a las seis vacas reproductoras y a los correspondientes sementales. Pero estamos en el año 2023, y aquí todo vale. A la familia Lozano le lleva valiendo desde hace años con encierros infumables y de censurable trapío para regresar a Madrid el año siguiente. A la familia Lozano y a tantos otros. De la misma manera que a la infame empresa Plaza1 le vale con saldos ganaderos para cubrir el expediente y, de paso, atracar a mano armada con una política de precios descarada. Menos, por más. Los bramidos de "ladrones" que reciben de parte de los que caben en autobús, se les quedan cortos a toda esta tropa. De la misma forma que a los borrachos e indeseables del "¡¡cállate, gilip***!!", "¡¡a que voy y te doy una host**!!" o "¡¡que te vote Txapote!!", les queda muuuuuy grande tener cabida en una plaza de toros. Ambos merecen ser botados de Las Ventas no tardando. 

miércoles, 31 de mayo de 2023

31 DE MAYO DE 2023, DECIMONOVENA DE FERIA: "¡¡HAY QUE PICAR!!"

"¡¡Hay que picar!!", fue el grito de guerra durante toda la tarde. Se repitió de manera constante cuando los clarineros anunciaban el tercio de banderillas, y acompañó toda la corrida. Hay que picar... ¡¡Qué tan repetida es, desgraciadamente, la frasecita de marras!! La Tauromaquia postmoderna pasa, entre otras cosas, precisamente por eso: porque la suerte de varas desaparezca del mapa y los picadores se vayan a recoger cebollas, o a servir cafés. Una corrida de toros que en la muleta ha desarrollado muy buena condición a gracias a que se le simularon los puyazos, puede ser una corrida de toros con interés. Pero nunca una gran corrida de toros. 

Y así, la corrida de Santiago Domecq que se ha lidiado en esta tarde fue una corrida con interés, gracias al sensacional juego que dio en la muleta. Hubo casta y embestidas vibrantes, y eso es de agradecer. ¡¡Cómo no!! A la inmensa mayoría de las corridas lidiadas en los últimos días se les picó lo mismo y solo mostraron podredumbre, como para no celebrar una corrida de toros que gastó una condición excelente en la muleta y propicia una buena tarde de toros. Pero al pan, pan y al vino, vino: la corrida de Santiago Domecq, tan magnífica y completa en la muleta, hizo de la suerte de varas un mero trámite. Doce picotazos, doce. Eso se llevó en el primer tercio. A algunos, ni de refilonazos se les puede calificar. Pero, a diferencia de otras, se vino arriba y propició un buen espectáculo en el último tercio. Una buena corrida de toros que, yendo hilada a la grandísima bazofia de feria que llevamos, pudiera parecer la corrida del siglo. Pero ''¡¡hay que picar!!", porque la suerte de varas forma parte de la lidia tanto como la muleta. Y si se obvia el castigo en varas solo para que en la muleta "se venga arriba"... Ainsss.

Y ante semejante corrida de toros, con tantísimo que torear y tanta oportunidad que ofreció, naufragó estrepitosamente Arturo Saldívar, se aprovechó a su manera Fernando Adrián para cortar dos orejitas de discutible valor (ay, los bajonazos) y anduvo por debajo Álvaro Lorenzo, que tardó una eternidad en enterarse de lo que tenía enfrente (si acaso se enteró). 

Hubo puerta grande, la tercera de la feria, para un torero modestísimo como lo es Fernando Adrián. Su tarde ante la importante corrida de Santiago Domecq puede resumirse en tan solo una palabra: valentía. Muy valiente sí, pero nada más. Cosa que está muy bien, pero ante dos toros como los que sorteó a las 12 del mediodía, hay que ir más allá. Complicado por su casta y mansedumbre fue el toro segundo, y su firmeza ante semejante ejemplar fue su mejor carta de presentación. Y la única, porque no templó ni mandó en ningún momento sobre las correosas embestidas. Mucho trapazo por ambos pitones, arreones y sustos que tragó estoico el torero, y hasta las bernadinas de rigor para culminar el muleteo; pero de torear, lo que se dice torear.... Pues anduvo muy justito, el hombre. Y de la espada, ni hablamos: obra culminada de un bajonazo, seguida de una petición dudosamente mayoritaria que, unida a la imprescindible labor de aquellos a los que con tan buen criterio se les llama "peseteros" todas las tardes, hicieron caer la primera oreja. Una oreja cuanto menos discutible, y en gran parte por la estocada. Con media puerta grande abierta y un toro enfrente para soñar el toreo, el quinto, echó el matador la moneda al aire yéndose a los medios. Y allí, con ambas rótulas plantadas sobre el albero, se lo dejó venir desde lejos y se lo cambió por la espalda para continuar toreando, en redondo y sin levantarse, sobre el pitón zurdo. La faena prosiguió con muletazos por ambos pitones, pecando siempre de no pisar los terrenos adecuados y echarse al toro siempre fuera. Lo de tirar del toro atrás, como mandan los cánones del toreo puro, ya si eso para otro momento. Y el kiosko, vociferando la vulgaridad postmoderna como si se tratara de Chicuelo ante el Corchaíto de Graciliano Pérez-Tabernero. Hasta con el dichoso biiiiieeeeeennnnnnnjjjjjj , que suena más a "gooooool", se llegó a celebrar un metisaca en los bajos, y otro bajonazo más que tumbó al animal. Así está esto. La histeria colectiva, los pañuelos flameando, oreja tras dos bajonazos, puerta grande a cambio de tres bajonazos, vuelta al ruedo a un toro que ni fue rozado por el picador... Y nos lo queríamos perder. Sea enhorabuena, pues, al modestísimo Fernando Adrián. 

Ávaro Lorenzo pasaba por allí. Sin más. Y aun pasando sin más, no fue capaz de darse cuenta de que el toro tercero tuvo una embestida extraordinaria. Muy exigente por encastada, pero había que apostar. Pero, lejos de apostar, no fue capaz ni de sacar la moneda del bolsillo para lanzarla al aire. Su faena a este toro tercero consistió en la cansina soflama de pases, pases y más pases. Pases por ambos pitones, muchos pases que no dijeron nada que no fuera vulgaridad y chabacanería. Y así, es como se fue sin torear semejante animal. Tardó, igualmente, en darse cuenta del toro sexto. Tras llevarse un volteretón espeluznante al comienzo de faena (se lo dejó venir de lejos y al segundo muletazo el toro no pasó), siguió en los medios porfiando con la mano derecha, pero le costaba pasar al animal. Más cerrado, el toro embistió con mejores formas. Y ahí, en tablas, consiguió Álvaro Lorenzo unos pocos naturales, verdaderamente mandones y despaciosos, que terminaron por ser los mejores de la tarde. Con diferencia. Pero todo quedó diluido en otra faena larguísima en la que volvió a predominar la soflama de pases, pases y más pases. La estocada fue buena, y se le pidió oreja y todo. Pero esta vez no se consideró oportuna ni mayoritaria la petición. 

¿Qué decir de Arturo Saldívar? Quizás, lo que alguno le vociferó mientras se enfrentaba al primero. O sea, "kamikaze". O también, lo que se le espetó cuando trataba de entenderse con el importantísimo toro cuarto: "se va sin torear". Y vuelva usted mañana. Buen toro ese primero, el único de toda la tarde al que se le pegaron dos puyazos en toda regla, permitiéndose incluso el lujo de meter la cara abajo y los riñones. Un toro bravo en varas, así como encastado y también bravo en la muleta, que se entretuvo en hacerle pasar un quinario a su matador, siempre a merced del animal y sin saber realmente por dónde meterle mano. Tampoco se la supo meter al toro cuarto, otro encastadísimo animal con el que anduvo rematadamente mal y vulgar. ¿Y para esto, dejan fuera de San Isidro a los Rafaelillo, Manuel Escribano, David de Miranda o Sergio Serrano? Hay que tener valor.

La de Santiago Domecq va para corrida de la feria. Y de hecho, lo es hasta la fecha. Una señora corrida de toros que presentó algunos ejemplares de impresionante estampa, junto a otros que más bien parecían hijos de algunos novillos lidiados en esta plaza. Una corrida de toros sensacional en la muleta, y muy deficiente en varas. ¿Todo vale? No debiera...

lunes, 29 de mayo de 2023

28 DE MAYO DE 2023, DECIMOSEPTIMA DE FERIA: FERNANDO ROBLEÑO OBRA EL MILAGRO DEL TOREO

La tarde iba camino de ser otro bodrio más. Un camino sin regreso, marcado por la falta de casta y de poder que mostró la corrida de Adolfo Martín. Una adolfada nuestra de cada mayo más que, lo mejor que tuvo (y tiene) es que a estas horas ya están convertidos en churrascos para su buen disfrute en el plato. Y para nada más. ¡¡Qué ruina!!

Todo estaba siendo una bendita ruina, otra más de este desaguisado ganadero que está convirtiendo esta feria de San Isidro en una de las ferias más infames que se recuerdan (y ya era complicado superarse). La lluvia también estuvo presente desde la lidia del primero, lo que hizo más desapacible la tarde. Y para colmo, José Garrido se fue a la enfermería con una cornada en la pierna derecha que le propinó el tercer adolfo, mientras lo muleteaba con la derecha. Y en estas que salió el quinto toro, y junto a él Fernando Robleño. El verdadero artífice del MILAGRO DE TOREAR.

No fue, ni mucho menos, un gran toro ese quinto. Ni siquiera "bueno". Simplemente, se dejó con nobleza y propició un puñado de buenas arrancadas en el último tercio; no sin antes recibir un par de picotazos de parte del picador de turno. El medio-toro una vez más. Pero esta vez, a diferencia de la inmensa mayoría de tardes, ahí hubo un torero que sí supo sacarle todo el partido que tenía, y obró con él y junto a él el milagro de torear. Y no hay más. Dándose por aludido Fernando Robleño de las condiciones de ese toro, lo sacó sin probaturas a la segunda raya, en los terrenos del tendido 7. Y allí, agarra el trapo rojo con la mano zurda y comienza el milagro: dos series de naturales que fueron SOBRENATURALES, enganchando al toro muy delante y llevándolo hacia atrás muy sometido. Parar, templar y mandar. Sin más. Robleño quería más, y se echó la muleta a la diestra para dejar una serie de derechazos con buen aire pero sin dejar la misma impronta, y que fue rematada con un pase de la firma que duró una eternidad. Y volvió la faena a la zurda, esta vez con otro puñado de naturales, algunos mejores que otros, en lo que fue la última serie de la faena. No había más, el medio-torete ya iba muy a menos y la faena estaba más que hecha. ¿Hacía falta más? Se fue Robleño a por la espada y, tras cuadrarse en suerte natural, pasó lo de siempre: pinchazo que tiró por la borda las dos orejas. Porque aquellas dos series de naturales, tan rotundos y sinceros, merecían las dos orejas de haber sido rubricados con una buena estocada. Pero todo se fue al traste, aun siendo este pinchazo sucedido por una buena estocada a la que hizo falta un golpe de descabello. A cambio, dio Robleño dos vueltas al ruedo clamorosas, las que le exigió la afición de Madrid tras firmar la que seguramente será faena de la feria. 

Fernando Robleño hizo el mejor toreo de lo que va de feria, pero no se justifica así otro gran escándalo ganadero. Sería como tapar el sol con un dedo. Había que ser demasiado optimistas para creer en que la corrida de Adolfo Martín, productora de grandes esperpentos año sí y año también, podía arreglar un poco este desaguisado ganadero que llevamos viviendo en las últimas fechas. Demasiado optimistas, o es que ya vale cualquier cosa a la que aferrarse cual clavo ardiendo. Desde luego que aquel al que se le hubiera pasado tan brillante idea por la cabeza, habrá salido feliz en el día de hoy. 

Román se estrelló contra dos mulos de Adolfo, y también contra el sobrero de Pallarés que sustituyó al toro sexto. Anduvo muy firme una vez más Román, y voluntarioso. Pero nada más, y es que de donde no hay no se podía sacar. 

¿Llegará el día en que se le dé a la vacada de Adolfo Martín un merecidísimo descanso de esta plaza? Ya son muchos años que no cuela la monserga de que Adolfo Martín es un ganadero "del gusto de Madrid", por no hablar de otra monserga aún mayor: la del "torismo". 

sábado, 27 de mayo de 2023

27 DE MAYO DE 2023, DECIMOSEXTA DE FERIA: EL FESTIVAL DE LA INVALIDEZ

Más inválidos, esta vez cortesía de la vacada de El Pilar. Más que la feria de San Isidro, pareciera que se le quiere rendir tributo a la invalidez y a la falta de fuerzas en los toros de lidia. Quizás sería el momento de cambiarle el nombre a esta insufrible feria de San Isidro 2023, y bautizarla como el "Festival de la Invalidez". Y con la falta de fuerzas en los toretes de El Pilar, así como los cuvis y victorianos de ayer, los lisardianos de hace un par de días o los algarras de hace tres (y así hasta el principio de los tiempos, salvo alguna que otra honrosa excepción), llegó lo de siempre: el pertinente cabreo de quien paga por un espectáculo íntegro, y le dan chatarra pura. 

Eso fueron los siete pilares que saltaron al ruedo: chatarra pura. Porque siete adefesios de El Pilar fueron a los que les tuvimos que ver el pelo durante las más de dos horas y media que duró este suplicio de "corrida" (por llamarlo de alguna forma). Siete, de los cuales dos volvieron al corral, el toro tercero y su sustituto. Y el segundo sobrero, con el hierro del Conde de Mayalde, pues que tampoco. Tarde de toros sin toros, otra más y a nadie parece caérsele la cara de vergüenza. Será que andan demasiado ocupados en contar los billetes que hacen su botín.

También les tocó verles el pelo, desde más cerca eso sí, a una terna compuesta por Diego Urdiales, Pablo Aguado y Francisco de Manuel. Si tras lidiar semejante chatarra se han ido igual de asqueados a casa, bien por ellos. Tiene fácil solución: el año que viene, que exijan la corrida de don José Escolar Gil, y también el que se incluyan divisas de la talla de Dolores Aguirre, Miura, Celestino Cuadri o Torrestrella, entre otras. Pero si después de tal descalabro siguen solicitando las mismas ganaderías, son igual de partícipes en el atraco que Plaza1 y el señor Abellán perpretan cada tarde. Tanto si es la terna de esta tarde, como las de los últimos días. Y no hay más.

Viendo a Diego Urdiales pasearse de esa manera, cual alma del purgatorio en pena, se duda sobremanera de que al año que viene le vayan a entrar ganas de solicitar esas divisas. Anda mal Urdiales de un tiempo a esta parte, y esta tarde se manifestó de nuevo en dos actuaciones en las que tomó exageradas precauciones. Y todavía le queda otra tarde más...

A Pablo Aguado le viene más al pelo eso de que sin toro nada tiene importancia. Igual podría plantearse eso de matar otros toros, sobre todo si quiere que su extraordinaria torería sea del todo apreciada. Al menos aquí en Madrid, porque ya sabemos que en otros sitios (empezando por Sevilla) lo de hoy le hubieran valido orejas. Pero qué menos... Y es que anduvo inspiradísimo, especialmente toreando con el capote al toro primero de Urdiales, y al primero suyo. Dejó buenas verónicas, cargadas de esa naturalidad tan de la escuela sevillana, pero que no fueron redondeadas ante la nula condición de aquello a las que se las pegó. Y en especial, dos medias verónicas que pararon los relojes, una para rematar un quite a su primer toro y otra para dejar en suerte en el caballo al mismo toro. Ante ese mismo toro también dejó ramalazos de su torería con la muleta, tales como un comienzo de faena inspirado. Una torería ya casi extinguida en el siglo XXI, tiempos estos de vulgaridad y chabacanería. Pero no había toro, y todo le quedó reducido a la nada. Todo eso, a un toro de verdad.

También debería aplicarse el cuento en ese aspecto el incipiente Francisco de Manuel. Sin toro nada tiene importancia. Y se agradece su firmeza ante el sobrero de Mayalde, y también el esfuerzo de lidiarlo y hasta estoquearlo de maravilla tras el fuerte golpe que le propinó al comienzo de faena. Pero lo dicho, sin toro nada tiene importancia. Porfió, como ha quedado dicho, ante ese sobrero derrochando firmeza y buenas formas por momentos, pero todo quedó reducido a la nada. Contagiado por el mal devenir de toda la tarde, se paseó ante el toro sexto en una faena vulgar y muy despegada que rubricó, esta vez, malamente con la espada.

Al buen toreo con el capote de Pablo Aguado (y también de Diego Urdiales, que firmó buenas verónicas en un quite a su primero), se le unieron los dos buenos pares de banderillas al sexto de Juan Carlos Rey. Pero ni con ese puñadito de detalles se enfrían los ánimos que deja una nueva muestra del "Festival de la Invalidez". 


26 DE MAYO DE 2023, DECIMOQUINTA DE FERIA: ATRACO A LAS SIETE

Eran las siete menos un minuto de la tarde. El cielo, encapotado enterito y muy oscuro, presagiaba otro fuerte chaparrón (ya había caído bien de agua algunos minutos antes). La plaza de Las Ventas, llena a reventar y los toreros, preparados para salir a hacer el paseíllo. Pero lo que primero salió y por la puerta de atrás fueron dos individuos vestidos de negro, con un pasamontañas oscuro que les cubría la cara, y portando varias bolsas de basura llenas de dinero. Corrían calle Alcalá hacia arriba. Dicen las malas lenguas que se trataban de Simón Casas y de Rafael Garrido, que acababan de perpretar un atraco a mano armada y huían con el botín. De hecho, llevan varios atracos en los últimos días. Desde que empezó la feria, prácticamente. 

Caían chuzos de punta mientras Casas y Garrido ponían pies en polvorosa (mañana volverán, no nos cabe duda), y lo que vino durante las dos horas y media siguientes, es de sobra conocido por todos: un nuevo saldo ganadero que, para colmo, volvió a tener que ser remendado. Se anunciaba en el cartel la fórmula "3+3": tres cuvis y otros tantos de Victoriano del Río. La ganadería de Cuvillo, por tener, no tiene toros ni para una mojiganga en Villamediana del Río, pero sí o sí tenían que meterla en San Isidro. Aunque fuera con calzador. Y el calzador se trató, nada menos, que de ese "3+3" y en compañía de los toros de Victorino del Río y su particular Corte Inglés, para todas las ocasiones (hoy, la ocasión era para corrida de figuras, y así salió el asunto). Pero ni por esas le dio al ganadero de Cuvillo para cumplir con el expediente, y acabó sorteando al mediodía dos animalejos que ya me dirán cómo sería el rechazado o los rechazados. Para mear y no echar ni gota. Lo de Victoriano del Río sí "cumplió", por decir algo, y sorteó sus tres animales titulares además del remiendo, perteneciente a su sucursal Toros de Cortés. Y entre todos formaron un conjunto de novillejos impresentables, de pitones más que sospechosos y, para colmo, flojuchos, descastados y mansos. ¡¡Para colmo!! 

Los atracadores, véase Simón Casas y Rafael Garrido, no actuaron solos. Fueron cooperadores necesarios los ganaderos por tener la desfachatez de traer esos toros, los toreros por anunciarse con ellos como si fueran becerristas; Presidencia, asesores y veterinarios por no evitarlo, y por supuesto el señor responsable del Centro de Asuntos Taurinos, don Miguel Abellán Hernando. Entre todos forman algo así como una oresunta organización criminal en la que cada uno tiene bien definido su rol, y dedicada acometer atracos y estafas. El lugar de los rateros es la cárcel, y no una plaza de toros o un sillón en la Administración pública.

Del devenir de la corrida, no merece la pena hablar lo más mínimo. Ya está todo dicho. Casi dos horas y media de intenso cabreo que ni siquiera la fuerte lluvia caída durante la lidia del primero supo enfriar. Todo lo contrario. Uno a uno desfilaron los seis animalejos reseñados entre ganaderos y veedores de una parte y de otra, con todas sus carencias y ninguna virtud. La terna, véase Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante y Ginés Marín, paseándose ante la infamia y siendo partícipes de la misma. Los que caben en un autobús, protestando vehementemente ante tal escarnio. Y los del cubata, sin podérselo tomar a gusto por culpa de la lluvia intermitente, si bien no les faltaron los vivaespañas de rigor a lo largo de la tarde. Se quiso pasar durante unos instantes la monserga gracias a dos grandiosos pares de banderillas de Curro Javier y los no menos provechosos capotazos de Javier Ambel, que firmaron muy buena actuación ante el 4° mojón. 

Cuando Madrid parece haber tocado fondo, llega otra pantomima al día siguiente para demostrar que aún se puede ir mucho más allá. Ya no solamente es que estén presentando toretes que bien podrían colar en una novillada. Al final, eso hasta puede resultar lo de menos si luego el juego de los toros es sensacional. Pero es precisamente este el pecado: el juego que están dando la inmensa mayoría de los toros lidiados deja muchísimo que desear en cuanto a fuerzas, casta y bravura. Y eso no es cosa de "que no hay toros en el campo", ni "la pandemia", ni "el Batán y el agua tratada de Madrid", ni de la guerra de Ucrania, ni demás gaitas. Seleccionen pensando en la casta y no en la comodidad de los toreros, y ya veríamos si otro gallo cantaría. A contar cuentos a otro sitio. 


jueves, 25 de mayo de 2023

25 DE MAYO DE 2023, DECIMOCUARTA DE FERIA: TARDE DE COGORZAS Y VERBENA, QUE NO DE TOROS

Volvían figurillas a Madrid, y con ellas la farándula en los tendidos, los ríos de ginebra y de whisky, los vendedores de bebida que no dan abasto, los biiieeeeeeennnnnnnnjjjjjj rezumando alcohol y al primer trapazo que se precie, los vivaespañas, los cállategilip***, las colas kilométricas que se forman en la puerta de los aseos entre toro y toro... Si es que las figuras son lo más parecido que hay al caballo de Troya, que te cuelan de todo. De todo, menos de una cosa: TORO. Las figuras traen muchas cosas consigo, pero nunca TORO. Pero, a fin de cuentas, ¿quién quiere ver TORO teniendo un buen cubata en la mano, y tres toreros tan famosos, tan guapetes y tan bien vestidos? Lo del TORO no es que sea ya secundario, sino terciario, cuaternario y así hasta llegar a un millón. 

Los habemos que, en los toros, solamente le damos a la botella de Solán de Cabras. Y así nos va, que las penas provocadas por este tipo de tardes tan infames se nos quedan flotando. No así los que le dan a la de Ballantines o Beefeater, que a pesar de tragarse un mojón de tarde la mar de hermoso, salen bien contentos y con la sensación de haber echado una buena tarde, pero no de toros. De otras muchas cosas, sí. De toros, nasti de plasti.  

Lo de las dos divisas titulares, lisardianos de El Puerto de San Lorenzo y su sucursal domecq de La Ventana del Puerto, dejó los mismos argumentos que el de Valdefresno con el que se remendó la corrida a las 12 del mediodía, y el sobrero de El Vellosino: la nada. Nada de casta, nada de bravura, nada de fuerzas, nada de emoción, ni nada de nada. Los hubo que hicieron entonar esa cantinela que taaaaaanto gusta hoy y que viene a decir "ze ha dejao con muzha claze", o "ese toro con un poquito más de fuerza, hubiera sido de lío gordo". Y hasta cuela y todo. Y lo peor, se quedan tan panchos. Pero ni con esas frases hechas son capaces de tapar las verdaderas carencias del medio toro flojo y tontorrón. ¿Qué es eso de que un toro se deje, así a secas?

El primero fue un remiendo de Valdefresno, y además uno de esos de "ese toro con un poquito más de fuerza, hubiera sido de lío gordo". Toma, y si un tigre de bengala diera besos en lugar de zarpazos, sería una mascota estupenda para sacarlo todas las tardes al parque y tirarle la pelotita. El segundo, del Puerto de San Lorenzo, tuvo el honor de ser el primer toro de esta Feria al que se le muestra el pañuelo verde, y en su lugar salió un mansazo de El Vellosino que no tuvo ni gota de casta, y sí mucha bobaliconería. Los lidiados como tercero, cuarto y sexto lugar fueron de la Ventana del Puerto, y dejaron más pena que gloria sobre el ruedo por su falta de fuerzas y de casta. Y el quinto, la joya de la corona: "ze ha dejao con muzha claze", pero del caballo ni hablamos. 

Y ante este compendio ganadero, se las vieron tres toreros famosos, guapetes y muy bien vestidos. Nada menos que José María Manzanares y su pasarela Cibeles (para gusto y deleite de las fans), Emilio de Justo y el Huracán de los Andes, Roca Rey (que esta vez ni huracán ni nada). Chemari, a lo suyo: ni se despeinó. Hubiera sido una lástima. Tampoco sus dos "toros" le pusieran en muchos apuros ni le hicieran sudar, pero tampoco anduvo muy por la labor. Al primero lo trató como el toro requería: todo a media altura y acompañando la embestida. Y eso le puede servir en esas plazas de Dios donde tantas orejas y rabos corta, pero en Madrid... ¡¡Ay amigo!! Al cuarto, tras probarlo por ambos pitones sin mucha convicción y refrendar que se trataba de un marmolillo, se lo quitó rápido de encima y sin necesidad de porfiar. Y bien que hizo.

A Emilio de Justo, después de vérselas con el mansazo sobrero con el que pasó sin pena ni gloria, le fue adjudicado el regalito de la tarde. Otro más, y es que este torero tiene suerte en los sorteos. Y se le volvió a aplaudir mucho a Emilio de Justo, y se le volvió a jalear todo lo que hizo, y hasta si llega a matar a la primera, aunque hubiera sido de un bajonazo, le cae una oreja (dos ya hubiera sido más complicado, hoy no se sentaba don Eutimio en el palco). La faena de Emilio de Justo, tras probarlo con doblones por el lado derecho que sí gastaron buen estilo, se fundamentó sobre el pitón derecho: tres series de medios muletazos (¿por qué no corre la mano hasta el final?) muy bien ligados, pero haciendo gala de un ventajismo obsceno: hubiera cabido un autobús entre el torero y el toro. Con gran parte de la plaza muy metida en la faena, se echa la muleta a la zurda, pero decae la faena considerablemente. El toro embiste bien por ese pitón, pero Emilio no le coge el aire al toro y vuelve rápido a la diestra, dejando algunas series más de derechazos igual de despegados y de mal rematados que vuelven a meter en vereda a la plaza. Y como colofón, pinchazo y estocada baja que le hicieron perder premio. 

Al Huracán de los Andes se le vio espesito y a disgusto hace algunos días, pero en el día de hoy se le vio exactamente igual, además de chabacano, retorcido y pegapases. Tuvo enfrente dos animalitos muy faltos de fuerzas, de casta y de todo, a ambos les soltó su soflama de trallazos hacia fuera, su encimismo, las bernardinas pues también, que no falten... Y a casa a descansar, que mañana será otro día. Había ganas de ver a Roca Rey de nuevo, más incluso que las ganas del propio Roca Rey por quedar bien en esta tarde. Pero de nuevo, el que se haya gastado un buen dinero en esta tarde (entre las entradas y los cubatas) para ir a ver a Roca Rey... Pues mañana se levantará, además de con un resacón del quince, con un solemne cabreo. 

La tarde fue una tarde más de toros sin toros. Y cuando el Toro falta, nada tiene importancia. La Feria de San Isidro 2023 ya ha pasado su ecuador, y Toro lo que se dice Toro, se ha visto en muy pocas ocasiones. Y, por supuesto, por allí no había figurillas ni su histriónico caballo de Troya que convierte la plaza de Madrid en una verdadera verbena. 


miércoles, 24 de mayo de 2023

24 DE MAYO DE 2023, DÉCIMOTERCERA DE FERIA: MAL ACABA LO QUE MAL EMPIEZA

La que traen, entre unos y otros, desde el día de ayer con el cartelito de marras. Primero, que si la corrida de Luis Algarra prevista inicialmente parece que se cae, ahora no, ahora sí, ahora viene de camino a Madrid una bueyad..., perdón perdón, una corrida de Valdefresno. Luego, a poco rato del sorteo, que no hay nada claro y se siguen rumoreando cosas. Y, al final, cuatro animales del hierro titular más dos remiendos de Montalvo. Sí, Montalvo. Se entiende que nos quedamos con ganas hace algunas fechas de seguir disfrutando de esta vacada, y nuestra insigne empresa Plaza1 nos ha recompensado con ello. Simón y Rafa, siempre pensando en la felicidad del aficionado y del abonado. Y entre medias, que si el Batán para arriba, el Batán para abajo, el agua de aquí que está muy tratada y lleva mucho cloro, que los animales no están cómodos... Ni Berlanga hubiera tenido tanto ingenio para imaginar semejante disparate. 

¿Que cómo salió el asunto que tan mal empezó? Pues como tenía que salir, ni más ni menos. Porque lo que mal empieza, mal acaba. Se empezó mal, primero, desde que se pensó hace meses que una corrida de Luis Algarra quedaría muy bien en plena feria de San Isidro. Pero la cosa, susceptible de empeorar, empeoró sobremanera conforme avanzaban las horas previas a la corrida. Y como colofón, los dos remiendos de Montalvo. Dos remiendos, dos. Número redondo que, si llega a sumar uno más, provoca estampida masiva de público y de euros en los bolsillos de Plaza1 (por eso de que con la mitad de una corrida rechazada se tiene derecho a devolución). Menuda tragedia si se llega a rechazar un toro más de la ganadería titular, ¿verdad, don Simón?

Con este panorama, los ánimos caldeados y la casa sin barrer, se inició el paseíllo. Uno a uno fueron desfilando por delante de nuestras pupilas los seis toretes sorteados al mediodía entre El Payo, Román y Francisco José Espadas. Y, por lo menos, si la corrida hubiera salido buena pues aquí paz y después, gloria. Pero la corrida, buena buena, lo que se dice buena... Pues no, va a ser que no lo fue. Los cuatro toretes de Algarra bien hubieran hecho en seguir el mismo camino que sus hermanos de camada rechazados, y quedarse en casa a la espera de acabar sus días en otro sitio que no fuera Madrid, en plena feria de San Isidro nada menos. Como tantísimos otros ejemplares que no muestran otra cosa que no sea falta de fuerzas, de casta, y sí muy sobrados de tontorronería para ir y venir sin más. Francisco José Espadas, espada (valga la redundancia) más novel de la terna, fue el único de la misma que se las vio con un lote íntegramente algarreño. Tanto El Payo como Román, se las vieron con uno y uno, y al final la cosa anduvo como cada uno la quiera ver. Ahí va la mía.

Lo de El Payo pareció más unas vacaciones por Madrid a gastos pagados. "Vengo a Madrid unos días, me entretengo en pasear y conocer, entre visita y visita a museos y monumentos me cuelo en un vestido de seda y oro y me dejo caer por Las Ventas, mato dos toros sin complicarme la vida, pongo el cazo para que me lluevan los euros, y a México", Y no hay nada más, señoría. Salvo que mientras El Payo andaba de paseo por Las Ventas, en el sofá de sus correspondientes domicilios se encontraban viendo los toros por la tele Rafaelillo, Manuel Escribano o David de Miranda, entre otros. Anda que no.

Román, con su tetrapléjico algarreño que salió en segundo lugar, hizo una faena de enfermero al más puro estilo torero de Chiva. Solo que claro, Román no es Quique. Tuvo toro, muchísimo más toro, en quinto lugar. Un toro de Montalvo que sacó más pies y malas ideas, un toro al que convenía lidiar y someter con firmeza. La tuvo Román, tan valiente como acostumbra, pero alejado de poder con el toro y templar las correosas embestidas del animal. Todo fueron trallazos, muchos enganchones y el arrimón de rigor, pero el toro se fue sin torear. Sin torear, y sin una oreja. La que paseó Román después de una faena en la que estuvo por debajo del toro, pero que culminó con una muy buena estocada, entrando bien y de buena colocación.

También le pidieron oreja del tercero a Francisco José Espadas, y seguro se la hubieran pedido del sexto. Pero en uno no hubo mayoría de pañuelos, ni una estocada de buena colocación, ni la distancia suficiente para que los mulilleros se ganaran el aguinaldo de la tarde (el toro cayó en la misma puerta de arrastre, mira que es mala suerte). Y en el otro, lo que hubo fue  un deficiente uso de lo que lleva en el apellido. Francisco José Espada también anduvo muy voluntarioso toda la tarde en hacer lo que buenamente sabe: el toreo postmoderno de trallazos hacia fuera y pierna retrasada, muletazos cambiados por la espalda, las bernardinas, el encimismo, los retorcimientos y todas esas bondades que en Madrid, como mínimo, destapa la división de opiniones. Si hay que valorar la tarde de Francisco José Espadas dentro de ese concepto, habría que decir que estuvo bien. Algunos dirían incluso que estuvo cunvre. Pero si hubiera que hacerlo dentro de los cánones ortodoxos del toreo, habría que decir que Francisco José Espadas anduvo con un estilo tan valentón y voluntarioso como vulgar en sus modos. 

Otro día más en la oficina. Saldos ganaderos, animales descastados e inválidos, picadores que no aciertan a colocar la puya en todo lo alto ni por equivocación, José Chacón dando un recital en la brega, público benévolo... Y nos lo queremos perder.

martes, 23 de mayo de 2023

23 DE MAYO DE 2023, DUODÉCIMA DE FERIA: CUANDO MARZO MAYEA...

"Cuando marzo mayea, mayo marcea", dice el refrán. Hace dos meses andábamos por la calle en mangas de camisa y bermudas. Y ahora, casi finales de mayo, tenemos días de fresquete, viento molesto (que se lo digan, sino, a muchos de lo toreros que están desfilando por Madrid en estos días) y hasta lluvia. Como si estuviéramos  en el mes de marzo. No, no es el cambio climático (o como quiera que llamen a ese invento con el que algunos y algunas se están haciendo de oro), sino que cuando marzo mayea, mayo marcea. Así ha sido siempre, y así será por los restos. 

El día de hoy ha sido desapacible, y no solamente en lo estrictamente meteorológico. También fue una tarde desapacible en lo taurómaco. Nos tocaba esta tarde una novillada de Montealto y tres novilleros con muy buena pinta, por lo que la ilusión acompañó de camino a la plaza. Más, incluso, que en muchos días en que se anuncia una corrida de toros (verás tú mañana amigo, que para colmo nos van a colar una de Valdefresno sustituyendo la corrida de Luis Algarra). Pero el gozo en el fondo de un pozo, y que de ahí no salió ni saldrá. La novillada de Montealto fue una mansada que no anduvo muy sobrada de fuerzas ni de casta, y los tres novilleros pues tampoco es que se afanaran gran cosa en animar el cotarro. Fuimos a la plaza con frío, pero ilusionados; y salimos con más frío aún (algunos, los del tendido, incluso mojados) e indiferentes con lo visto. Una pena, pero así las cosas. 

Hubo, entre la ristra de mansos, un novillo que ofreció buen juego en la muleta y fue un derroche de buenas embestidas para que alguien ratificara lo que tanto y tan bien se habla de él. Pero el novillito en cuestión se marchó al desolladero sin torear y con las orejas puestas, y Sergio Rodríguez se afanó, simplemente, en pegar pases. Y también, en que nos surgiera la misma inquietud de siempre: ¿qué más necesitan estos chicos para torear?

Los dos Jorges, Molina y Martínez, también anduvieron a lo suyo durante la tarde. Faenas muy largas, más de lo necesario, y muy pocas cosas que dijeran algo allí arriba, en los tendidos. Ambos, y con ellos la inmensa mayoría de novilleros y de matadores que hoy colman el escalafón, debieran aprender el momento en que hay que irse a por la espada. El veterano, Martínez, tiene su alternativa a la vuelta de la esquina, y durante su etapa de novillero ha demostrado con creces que de él puede emanar un gran torero en un futuro no muy lejano. Sacó a relucir, por momentos, sus buenas maneras ante los dos novillos que le cupieron en suerte, pero todo quedó muy venido a menos después de tanto pase y tanto sobar a los novillos.

Con fresquito y empapados de lluvia y de desilusión, la plaza quedó vacía a eso de las nueve y media de la noche. Mañana, más marceo y... Que viene Valdefresno. Sálvese quién pueda.






domingo, 21 de mayo de 2023

21 DE MAYO DE 2023, UNDÉCIMA DE FERIA: ENTRE LA HETERODOXIA Y LA CHABACANERÍA, SALIÓ EL TOREO

"¡¡Así hay que traer las corridas presentadas a Madrid!!", gritó un aficionado desde el tendido cuando la tarde tocaba a su fin. Sin duda, la corrida de Fuente Ymbro fue una perfecta muestra de lo que debiera ser el toro de Madrid: bien hecho, musculado y muy desarrollado desde la punta de los pitones hasta la penca del rabo. Un espectáculo de trapío a fin de cuentas que, si hubiera desarrollado más casta y poder, ya hubiera sido la repanocha. Le sobró mansedumbre a la corrida y le faltaron más fuerzas a algunos ejemplares, y casta en conjunto. Pero, una vez dicho esto, saltaron al ruedo toros que tuvieron qué torear. 

Viendo la terna anunciada, no era de extrañar que la corrida de Fuente Ymbro viniera tan imponente de presencia. Ya son muchos años los del viejo Gallardo en estas lides, y de sobra es conocido por los aficionados de todos los lugares que en su casa hay toros para todos los gustos: desde corriditas más apañadas para los figurines del destoreo postmoderno, hasta verdaderos torazos para agradar a los aficionados exigentes. Y ante estos últimos, que se anuncie quien quiera. O quien le convenga. Y esta tarde, ante estos seis galanes de impresionantes hechuras, les convino, como no podía ser de otra forma, a tres toreros no muy sobrados de oportunidades: Adrián de Torres (que vino a sustituir al convaleciente David Fandila), Juan Leal y Leo Valadez. La cosa estaba cantada de antemano y a nadie le sorprendió. 

La actuación de la terna ante semejante plantel fue de lo más variopinta y a nadie dejó indiferente. Al fin y al cabo, eso es lo bonito de la Fiesta, el no pasar dejando sembrada la indiferencia en el ruedo. Y, con ello, la controversia en los tendidos. Tuvieron la culpa de todo ello la heterodoxia de uno, la chabacanería y pegapasismo del siguiente, y el toreo del que resta. Adrián de Torres trajo la heterodoxia, y con ello se ganó una vuelta al ruedo tras estoquear al toro abreplaza que, si llega a caer esa estocada arriba en lugar de desprendida, hubiera habido mayoría aplastante de pañuelos para evitar que el Presidente negara la oreja (acertadamente por cierto, dados todos esos extremos). Tuvo Adrián de Torres en ese toro primero  de Fuente Ymbro un animal que pasaba, pero no de cualquier forma. Tuvo casta ese animal y, como tal, no era la tonta del bote. Había que someterlo por abajo y tocarle con firmeza al momento del embroque, cosas que no sucedieron. El resultado fue que estuvo a merced del animal durante toda la faena, repleta de sustos y de los "ay" de rigor. Pero derrochó firmeza y valentía, no dio lugar a las ventajas y se puso muy de verdad. Y es a partir de aquí donde entra en juego esa heterodoxia que caracteriza el concepto de Adrián de Torres: su cabeza no está en torear bien de verdad, sometiendo a los toros por abajo y tirar de ellos en redondo; sino en pasarse a los toros cuanto más cerca mejor, sin importar si es mediante mantazos o muletazos más mandones. Y esa declaración de intenciones ya se vio desde un apretadísimo quite por chicuelinas a ese toro primero, que terminó como el rosario de la aurora. O sea, con el matador por los aires con un tremendo golpe. Pasó a la enfermería tras ser arrastrado el toro, y en el cuarto no pasó nada de especial interés. La excepción a la norma, su manera de interpretar la suerte suprema: estocada recibiendo de gran ejecución al primero (lástima que fuera desprendida), y estocada algo trasera pero de magnífica ejecución al cuarto. 

La chabacanería y el pegapasismo lo trajo Juan Leal. En sus manos cayó uno de los dos mejores toros de la corrida (quinto), y su soflama fue lamentablemente larga y cargante. Mantazos muy despegados, vulgaridad, encimismo, y hasta otro ratito. No merece la pena comentar más, sobre todo porque hay que hablar de la extraordinaria tarde que ofreció Leo Valadez. Se llevó una oreja del exigente toro tercero, que ofreció muy buenas arrancadas por el pitón derecho. Y de hecho se impuso el torero mexicano por ese pitón a base de muletazos muy poderosos y rematados atrás, rematando la faena de una forma tan poco ortodoxa como son las manoletinas de rodillas. Y, como colofón, estocada tirándose con todo. Pero no solamente fueron esos muletazos los que hicieron buena la tarde de Leo Valadez, también su disposición por hacer el toreo, el no perdonar un quite y, al hilo de esto, lo variado que estuvo con el capote: delantales, chicuelinas, criolinas, caleserinas y lopecinas. Se agradece que un torero nos traiga tanta variedad de suertes con el capote, es por desgracia una rara habis en la actual tauromaquia postmoderna, que no se sale de los quites por chicuelinas y gaoneras. Definitivamente, este torero merece más oportunidades.

También pusieron el toreo, entre la heterodoxia y la chabacanería, dos excelentes banderilleros: Rafael González lidiando con maestría al toro sexto, y sobre todo la completísima tarde (otra más) de Curro Javier. Gran brega al primero y enormes pares de banderillas al cuarto. Vaya feria está echando este torero. 

sábado, 20 de mayo de 2023

19 DE MAYO DE 2023, NOVENA DE FERIA: TARDECITAS DE TOROS DESENFRENADAS, MAÑANITAS IBUPROFENADAS

¿Quién dijo "vamos a los toros"? Mejor será decir "vámonos de copas, y lo que surja". Y ese "lo que surja", ya puede ser una corrida de ¿toros?, una pasarela de moda, un botellón con los amigos... O todo a la vez. Y a vivir, que son dos días. 

Lo de corrida de toros es muy relativo, porque si de algo carecen muchas tardes de toros, es precisamente de eso. De TOROS. Animalitos a modo, inválidos perdidos, sin casta y tontorrones, sería una definición mucho más adecuada. Toros, lo que se dice toros, se han visto por aquí desde que empezó la feria en dos ocasiones, y por supuesto durante esos días no había ni figurillas del toreo ni el glamour que estas despiertan en los tendidos. Lo lidiado de Jandilla, un asquete de ostentosa consideración que no lo salva ni las buenas embestidas del toro cuarto. Indigno de llamarse "corrida de toros", y más dignos de haber sido devueltos al corral por no tenerse en pie. Pero así las cosas, nos hemos tragado uno por uno a los inválidos, que como no podía ser de otra manera han recibido dos refilonazos de nada en el caballo. ¿Que quién presidía? Se llama don Eutimio Carracedo Pastor, y parece haberse empeñado, el buen hombre, en que los pocos que caben en un autobús le vociferen eso de "¡¡fuera del palco!!", en cada ocasión que el hombre sube para allí. Bochornoso lo de este señor una vez más.

No se vieron toros, pero sí se vio lo mas parecido que puede haber a un pase de modelos, con tres toreros guapetes y extraordinariamente vestidos de torero. También se pudo disfrutar de unos buenos ginctonics, ya fuera en los bares del interior de la plaza o en el mismo tendido, y al terminar la corrida seguir la juerga en la infame discoteca de los pasillos de la plaza. Y de hasta una puerta grande, la de Sebastián Castella tras desorejar al toro cuarto. Mañana los cuerpos estarán resentidos, pues la resaca será mítica. Y los ibuprofenos cotizarán a precio de oro. Pero mereció la pena, ¡¡claro que sí!! Aunque toros, lo que se dice toros, no se haya visto... Pero no importa, ¿quién dijo que el toro tuviera importancia?

A Sebastián Castella le bastó con su faena de siempre para encandilar a la concurrencia y que esta se volviera loca. Se plantó ante ese toro cuarto que, a diferencia del resto, sí se dejó hacer y regaló embestidas con emoción. El medio-toro en estado puro: entre algodones en los primeros compases de la lidia, simulación de la suerte de varas, y posteriormente una máquina de embestir en el tercio de muleta. Al menos este sí se vino arriba y, como ya se ha referido, dejó buen juego en el último tercio. Y ante este buen ejemplar, soltó Castella su monofaena de toreo postmodernista y comenzada por estatuarios, continuada por muchos muletazos por el lado derecho y unos pocos, muy pocos pero a decir verdad magníficos, por el izquierdo (se echó en falta más rotundidad por ese lado, el que determina el estado de la cuestión). Y cuando el animalillo ya no dio para más, pasó a la acción con su soflama encimista. Todo ello culminado con una buena estocada. Y dos orejas, y a correr. Y la gente, encantada. Pues genial, no todo era beber cubatas.

Otros cuántos (y también otras cuantas, no vayan a leernos los tarados/taradas/tarades tan preocupados por la "igualdad"), también vinieron a ver al guapísimo y portentoso Manzanares. Y si hubiera toreado, mejor que mejor, pero no fue el caso. No tuvo material Manzanares, pero tampoco es que andara con actitud por justificarse ante los que pagan sus buenos cuartos por ir a verle. Claro que ¿qué más dará? Con verlo darse un paseo por el ruedo, ya tienen pagada la entrada. Claro que sí. Todos contentos, no todo iba a ser inflarse a cubatas.

Y, por supuesto, los hubo que tienen especial predilección por ver a Pablo Aguado, pero de nuevo el gozo en un pozo. Ni toros para Aguado, ni nada de nada. ¿Y si probaran, así por proponer algo, a anunciarse con una de don José Escolar Gil el año que viene? Por eso de que igual si encuentran material para mostrar sus magníficas cualidades, y tal.

No hubo toros, que es el gen de la emoción y lo que de veras le da importancia a la Fiesta. O eso piensan, al menos, los que caben en un autobús. Para el resto, mientras no falten los ginctonics, los Ballantines con cola y el discotequeo posterior, que le quiten lo bailao. Y la resaca del día posterior.

jueves, 18 de mayo de 2023

18 DE MAYO DE 2023, OCTAVA DE FERIA: QUÉ GANICAS DE APLAUDIR

Tras dos días de asueto, brindado por la llamada "jornada de descanso" y una novillada a la que los güenos afisionaos no asisten (el hígado y la caja de ibuprofenos acaban agradeciéndolo), volvió la farándula a la plaza de Madrid. Una farándula que siempre se traen bajo el brazo las figurinas. Una farándula en forma de glamour, gente guapa de clavel en la solapa y ginctonic en mano, el olor a Channel y a Gurkha Black Dragon, los bieeeeeennnjjjjjjj a cualquier trapazos que se precie, el vivaespaña de rigor cuando la tarde ya languidece y la ginebra empieza a hacer estragos, y todas esas bonanzas tan típicas de una tarde de toros en las que están acartelados los grandes de ahora. 

Y también volvió el medio toro de las figuras, ese sin remate, con pitones que dan lugar a las dudas, descastado, tontorrón y que no molesta. Esta vez nos tocó una mojiganga, otra más, marcada a fuego con el hierro de la familia Lozano, y cuanto más tiempo pasaban cualquiera de los seis mojones de esta tarde delante de nuestra vista, más echábamos en falta toros como los de don José Escolar Gil lidiados el domingo. O, sin ir más lejos, como los de la novillada de Los Maños. Hubiera sido curioso que, por una de esas equivocaciones inverosímiles, a alguien se le hubiera ido la mano en esta tarde y hubiera aparecido por toriles esos seis ejemplares de Los Maños para que hubieran pechado con ellos Morarte, nuestro don Julián y el incipiente nuevo valor del pegapasismo vulgar, Tomás Rufo. Y que la fantasía del Toro-Toro hubiera echado el resto. Pero así las cosas, nos hemos comido un nuevo saldo ganadero que ha sido cortesía de Morarte y nuestro don Julián. Qué le vamos hacer.

Tampoco faltaron las ganas de aplaudir. ¡¡Qué ganicas hay de aplaudir!! Y de verse cortar orejas, y de ver a los toreros en volandas camino a la calle Alcalá... Si es que están las entradas muy caras (la guerra de Ucrania, que dirían los miembros del insigne Gobierno que preside Grazie Antonio), y pagar ese pastizal para irse a casa a dormir la mona, de vacío, debe de joder bastante... Aunque no haya ocurrido nada especial como para ser digno de llevarse premio, pero uno ya se va a casa con el cuerpo arreglado si se ha visto pasear una oreja o una puerta grande. Quien no se consuela es porque no quiere. Se le aplaudió a Morarte un quite por verónicas que ni fu ni fa, corriendo el trapo un tanto acelerado y siendo punteado el capote, pero que hizo retumbar los bieeeeeennnnjjj hasta en la Puerta del Sol. La media verónica con la que cerró ese quite, de frente y despaciosa, sí lo mereció. Y en esto y dos derechazos que pararon los relojes, ligados a uno de pecho que todavía se está terminando de rematar, consistió una tarde más de Morante en Madrid. Al primero lo mandó asesinar con dos cuchilladas infames de parte del tocado por el castoreño, y con la muleta se limitó a quitarle las moscas y quitárselo de enmedio más pronto que tarde. Al cuarto, el del quite que ni fu ni fa y los dos derechazos ligados al de pecho, le porfió más. Pero el animalejo no daba para mucho, y esos pocos muletazos quedaron diluidos en la nada que vino después. 

También hubo muchas ganicas de aplaudir y jalear a nuestro don Julián. Y se le aplaudió y jaleó, vaya si sí. Nuestro don Julián se volvió a plantar en Madrid para soltar su soflama ante dos toretes que tenían poca cosa dentro, y a los que acabó por robar, que se dice por ahí, muletazos meritorios. Pero claro, ese estilo del que nuestro don Julián lleva haciendo gala un cuarto de siglo, es el "pero". Esa fea manera de estirar el brazo para echarse al toro fuera, ese abuso del pico y esos cites perfileros y escondiendo la pierna... A ambos toros le hizo lo mismo, y ambos eran de la misma condición: de esos que nadie daba un duro por ellos. Pero nuestro don Julián tiró de ellos, y al toro segundo incluso llegó a darle tres derechazos ligados de mano muy baja y rematando atrás. Les sacó su faena, soltó su soflama, sus acólitos jalearon, sus detractores le protestaron, y una buena colección de pinchazos haciendo gala del infame julipié se llevó todo.

Con estas trazas en el público y un toro tercero que se hartó de embestir, se encontró el incipiente nuevo valor del pegapasismo vulgar, Tomás Rufo. Pero no fue suficiente para evitar ser pitado cuando abandonó la plaza. Fue el único toro de toda la corrida que se empleó en la muleta (no tendrá nada que ver que se le hayan simulado los dos picotazos que se llevó). Gran toro en la muleta fue este tercero, pero a Tomás Rufo le vino muuuuuy grande el compromiso. Con un toro así y todas esas virtudes que le son atribuidas, era para haberse ido de la plaza en hombros y en verdadera figura del toreo, pero ha preferido esta tarde quedar como un vulgar pegapases, incapaz de imponerse a ese torazo que fue el tercero de Alcurrucén. Y ante el sexto, otra babosa más que pasaba sin ton ni son, más de lo mismo.

Un grano no hace granero, y por eso ese buen toro de Alcurrucén no tapa el tremendo petardo ganadero de esta tarde. Un petardo ganadero patrocinado por la familia Lozano y los figurines del toreo. Se sabía que íbamos a echar de menos en no pocas ocasiones corridas como la de don José Escolar Gil y la novillada de Los Maños (con sus cosas buenas y sus cosas malas). Y los pronósticos se están cumpliendo más de lo deseado. 


miércoles, 17 de mayo de 2023

17 DE MAYO DE 2023, SÉPTIMA DE FERIA: BENDITAS "COMPLICACIONES"

Esto va de según cómo se mire. Se puede hablar, por un lado, de "complicaciones". Y por otro lado se puede hablar de "casta" (bonita palabra, por cierto). Pero al final, complicaciones y casta son dos caminos que llevan a Roma. Benditas sean, pues, esas "complicaciones" de las que hablan los estómagos agradecidos de la tele y de los panfletos oficiales en días como hoy. Eso es que hubo un encierro que sacó casta. Y con la casta ya se sabe: el aburrimiento se esfuma, los vendedores de pipas se quedan mirando las musarañas, y el interés se hace presente. 

Así las cosas, la desigual novillada de Los Maños se trajo consigo esta tarde a Madrid eso mismo: casta. Y también, mansedumbre. Porque la novillada de Los Maños, además de encastada, fue mansa. Se rajó pronto, salió despavorida de los caballos en su totalidad y se defendió debajo del peto, teniendo que calificarla por ello como una "mala novillada". Pero una mala novillada con mucho, muchísimo que lidiar y, por supuesto, que torear. Nada de esos toretes bobalicones y de carácter sosón, que van y vienen, y que hay que "cuidar" durante toda la lidia. No. Lo de Los Maños eran toros de verdad, malos toros pero, al fin y al cabo, toros. 

Y ante una novillada mansa, encastada, con mucho que lidiar y mucho que torear, tres novilleros (Diego García, Christian Parejo y Mario Navas, con 34, 24 y 20 novilladas, respectivamente, en 2022) dedicados a pegar pases. No se les puede pedir otra cosa a una generación de novilleros, se llamen como se llamen, que tan solo han aprendido a pegar pases y a andar por la plaza como si estuvieran levitando. Ni lidiar, ni darles sus terrenos, ni hacerles las faenas en su justa medida, ni nada de nada. Solamente pegar pases. La clásica monofaena ya prefabricada desde sus tiempos en la Escuela, que quizás sí les sirva para cortar orejas y rabos ante el torere bobalicón y en las plazas de Villamediana de Abajo o Valdecascote de la Sierra. Pero no en Madrid, ni mucho menos ante una novillada que pidió el carnet. Si normalmente no saben estar bien ni cuando les sale el novillo bueno, ¿cómo pedírselo cuando los novillos les exigen los papeles? 

Un ejemplo de todo ello es Diego García y el novillo primero de la tarde. Novillo este alejado de lo que fue en sí la novillada, pues derrochó la bondad de una carmelitana y una manera de embestir empalagosa. El novillo embistió, y embistió y no paró de embestir; mientras que Diego García no paró de pegar pases, pases y pases. Pasecitos muy despegado, y corriendo la mano a medias y hacia fuera. A eso, en una palabra, se le llama destorear. Ni qué decir tiene que pasó de puntillas, y si este es el resultado ante un novillo de este calibre, ¿qué más pedirle?

Otro ejemplo es el de Christian Parejo ante el novillo segundo. Primero, por comenzar la faena por estatuarios ante un novillo orientado y que requería poderle por abajo; siendo el resultado el único posible: voltereta al segundo mantazo. Repuesto el novillero, continuó la faena. Y también los disparates: un viento considerable soplaba, y los papelillos quedaron postrados en los terrenos del tendido seis. Paralelamente a este suceso, el manso solamente buscaba las tablas. Y el novillero, empecinado en pegar pases en los medios. Incomprensible. Con todas esas dificultades, Christian Parejo anduvo muy firme. Quiso hacer el toreo, siempre citando de frente y corriendo la mano en redondo. Pero, por unas cosas o por otras, se equivocó de terrenos. ¿Nadie en el callejón que aconseje a los chavales? No, definitivamente no puede entenderse algo así. 

La mansada continuó, y todo lo que se añada sería redundar. Los tres novilleros, faltos de recursos y de ideas para hacer frente a semejante encierro, sucumbió y la estoqueó como buenamente pudo. No sin más sobresaltos: Mario Navas se llevó otro fuerte porrazo capoteando de salida al sexto, y tardó en reponerse todo lo que duró el tercio de varas y de banderillas. Esta vez no se dio coba el novillero ya que, mermado físicamente por el fuerte golpe, optó por abreviar. Y, aunque no merecía tal cosa el encastado novillo, se entiende dadas las circunstancias.

Y junto a los tres pegapases, seis picadores que se dedicaron a pegar cuchilladas muy traseras y caídas; secundados a su vez por un hatajo de peones que hicieron de su santo y seña las lidias desordenadas, las pasadas en falso y el clavar solo una banderillas. La excepción fue Curro Javier, que le sopló dos pares extraordinarios al 5º y anduvo aún mejor lidiando al 2º. La novillada de Los Maños fue mala por mansa, pero tuvo casta y, por ello, ni aburrió ni mereció el trato que se le dio por parte de los de luces, ni el que se le seguirá dando después de lidiada. Y es que hoy en día, novilladas así "no sirve para torear", ni "para expresarse", y "quitan la ilusión a los chavales". Pues menos montalvos, juampedros, parralejos o valdefresnos, y más de estas. Y en las escuelas taurinas, menos enseñar a pegar pases y a florituras, y más enseñar a lidiar.

lunes, 15 de mayo de 2023

15 DE MAYO DE 2023, SEXTA DE FERIA: DESPUÉS DE LS TORMENTA SIEMPRE LLEGA LA CALMA

Después de la tormenta siempre llega la calma. La tormenta fue una tormenta de casta y de emoción que trajo consigo ayer la corrida de don José Escolar Gil. La calma tomó el relevo hoy, día grande de Madrid, de la mano de los toros de El Parralejo y José Vázquez ( la cual hubo de remendar con dos toros, 1° y 2°, al no pasar la criba veterinaria el encierro que presentó El Parralejo inicialmente). Y con la calma llegó también el aburrimiento, el hastío, el cabreo, los bostezos, los cabezazos sobre el hombro del vecino de abono, y todas esas bonanzas que ocurren cuando la tarde acaba cuesta abajo y sin frenos. Y ni tan siquiera las buenas actuaciones de algunos banderilleros (destaca la tarde completa de Javier Ambel y algunos pares prendidos por Curro Javier y Juan Carlos Rey) evitaron su caída al abismo. Los dos descomunales animales herrados con el mítico 9 abrieron plaza, haciendo gala de una mansedumbre estridente. Los de El Parralejo, por su parte, anduvieron escasos de fuerzas y de casta, piedras angulares que sustentan la buena condición del Toro-Toro. Y ante ellos, tres toreros empeñados en pegar pases, pases y más pases. La vulgaridad por bandera, y del saber cuándo y cómo hay que cortar a tiempo, ni hablar del peluquín. ¿Es necesario alargar taaaaaanto las faenas de muleta, cuando no hay el más mínimo sentido? ¿Es necesario una tarde de hasta 7, nada menos que 7 avisos, de los cuales algunos llegaron antes de que el matador de turno se perfilara con la espada? ¿Es necesario ser tan cansalmas? 

La corrida del día del Patrón fue un pestiño por todos los factores comentados, y ni tan siquiera salvó los muebles Miguel Ángel Perera ante el nobilísimo ejemplar que salió en cuarto lugar. El toro, con la misma casta que el resto de la corrida pero dotado de una nobleza empalagosa, se dejó hacer sin más; y Perera le hizo. ¿Qué fue lo que le hizo? Una faena marca de la casa: muletazos ligados de mano baja y haciendo gala del excelente sentido del temple que este torero posee, pero muy despegados, llevando al toro en línea y echando siempre el pie atrás. Toreo postmoderno en estado puro y que enarbola al gran público, pero siempre deja mucho que desear entre los aficionados que gustan del toreo que se basa en cargar la suerte y torear en redondo. Tras algunas series de derechazos muy jaleadas y no alcanzar las mismas cotas por el zocato, no quiso dejar de rematar la faena con otro clásico de su repertorio: las bernadinas. Y con tres pinchazos y una estocada baja, mandó a la carnicería a tan bondadoso ejemplar, perdiendo una oreja por culpa de ese fallo con los aceros. 

El nuevo fenómeno mexicano, Isaac Fonseca, se plantó esta tarde en Las Ventas para confirmar su alternativa. Y lo hizo con la misma actitud de siempre: arrolladora y rebosante de ansia por agradar a la parroquia. Otra cosa fue que anduviera acertado y afortunado ante sus dos toros. El de José Vázquez fue manso de solemnidad, pero embistió con temperamento y ofreció mucho más de lo que Fonseca fue capaz de sacarle, y el de El Parralejo apenas se sostenía en pie, y carecía de sentido alargar el trasteo todo lo que lo alargó. Ante ambos ejemplares, lo mismo: trapazos. Ni más ni menos. Trapazos acelerados, muchos enganchones y muy pasado de revoluciones desde que sus toros pisaron la arena hasta que fueron arrastrados. La evolución de Isaac Fonseca, una vez doctorado en Tauromaquia, deberá pasar por muchas cosas, pero principalmente por bajar esas revoluciones y basarse más en el toreo que en el bullicio y el toreo populista. 

Ángel Téllez despachó su tarde, y también su feria, con otra actuación que dejó más pena que gloria. Pena y, sobre todo, decepción. Se esperaba mucho de Ángel Téllez durante estos días, y por varias causas, no rompió el buen toreo que sí mostró la pasada temporada. Dos corridas que no le han embestido, un fortísimo percance durante su primera tarde que le dejó visiblemente mermado, y otro fuerte golpe veinticuatro horas antes de hacer su segundo paseíllo en Madrid, esta vez sucedido en Orgaz (Toledo), y que le causó una lesión en el hombro izquierdo de la que no está totalmente recuperado. Por ello, su actuación el día del Patrón de Madrid ha vuelto a dejar muchas dudas. Ante mejores toros y en mejor condición física se le espera.

La tarde del Patrón fue para el olvido, y dejó para la posterioridad la calma tras esa tormenta de casta ocurrida 24 horas antes en el mismo ruedo. Y es que ya se sabe, sin Toro, nada tiene importancia. 

domingo, 14 de mayo de 2023

14 DE MAYO DE 2023, QUINTA DE FERIA: ESCOLAR ES MUCHO ESCOLAR

Don José Escolar Gil es mucho ganadero. En Madrid, Pamplona, toda Francia, el Valle del Tiétar o allá donde quieran comprarle sus toros. No en todos sitios los quieren, porque en otros sitios son más partidarios del toreo güeno y, para ello, se necesita del toro güeno. Lo que cría don José Escolar Gil no es el toro güeno ni posibilita eso del toreo güeno, también llamado "se torea mejor que nunca", y que las figuras se hinchan a hacer por ahí delante del medio toro flojo y tontorrón. Lo que cría don José Escolar Gil es, a fin de cuentas, el Toro. Ni más ni menos. El Toro puede ser de mejor o peor condición, pero siempre le da importancia a todo lo que se le haga y, por ello, no deja indiferente a nadie. Mucho menos provoca aburrimiento. Si se le hacen las cosas bien, lo agradece; y si se les hace mal, no lo consiente y lo demanda. Por eso el Toro requiere, primero, lidiadores con la bragueta suficiente para vérselas con él; y, posteriormente, lidiadores cualificados, que los sepan entender y les hagan las cosas bien en todo momento. Por desgracia, no siempre sucede, y ello distorsiona con una verdad incuestionable: cuando en la cabeza del cartel aparece el nombre de un ganadero que tiene a bien criar el Toro (tal que don José Escolar Gil, sin ir más lejos) desaparecen, como por arte de magia, nombres como los de José Antonio Morante Camacho, Julián López Escobar, Andrés Roca Rey, Miguel Ángel Perera Díaz o José María Dolls Samper (a quien sus amigos y allegados conocen como Manzanares). Cosas del Toro.

Un año más, nos trajo don José Escolar Gil seis señores toros a Madrid para cumplir su expediente anual con una plaza que le respeta y venera. Seis señores toros muy bien presentados, rematados y ofensivos, a los cuales tuvimos el gran privilegio de paladear durante los días de atrás en el Batán. Y que luego, saliendo cada uno a su padre y a su madre, hicieron el conjunto de una corrida de toros con mucho interés. No fue una corrida que derrochara toda la bravura que se desea, y especialmente la corrida fue mansa en varas. Ninguno de los seis se empleó en el caballo, algunos se defendían cuando sentían el hierro en toda la mitad del espinazo, y otros directamente se dormían bajo el peto y se dejaban pegar sin más. Perola corrida sacó casta, y vaya si la sacó. Claro que igual esa condición que les hizo a algunos defenderse, habría que preguntarse si no fue por lo mal que anduvieron con ellos los seis picadores (ninguno picó en el sitio adecuado, fueron todo cuchilladas en mitad del espinazo y, más que menos, metiendo el palo con saña), así como los peones encargados de la lidia. 

Sobre cómo anduvo la terna ante la importante corrida de don José Escolar Gil, es harto complicado de hablar. Una terna experimentada ante este tipo de corrida y compuesta por Domingo López Chaves, Fernando Robleño y Gómez del Pilar, fue la elegida. Por parte de esta terna, hubo de todo. La de López Chaves ha sido su última tarde en esta plaza antes de decir adiós a la profesión a final de esta temporada, y con el que seguramente ha sido el lote más complicado de la tarde, anduvo como pudo. El primero, un toro resevón, incierto y muy mirón, hizo sudar al veterano matador de Salamanca hasta tal punto de que llegó a levantarle los pies del suelo. Solventó la papeleta con oficio y honradez, pero poco más sacó. Feo, pero que muy feo fue que ordenara a su picador masacrar, literalmente, al toro cuarto, propinándole dos puñaladas traseras y muy fuertes con las que el animal acabó muy parado e imposibilitando cualquier opción de triunfo. ¿Y si se le hubiera dosificado el castigo en su justa medida? A lo mejor estaríamos hablando de otro toro. A lo mejor...

Fernando Robleño, en contrapartida, cargó a sus espaldas con el lote que ofreció más. Y Robleño, que también es mucho Robleño (para lo bueno y para lo malo), despertó grandes ovaciones. Y también, algunas protestas y alzamientos de ceja motivados por el poco convencimiento de sus dos quehaceres. El toro segundo, buen ejemplar, tuvo prontitud y claridad en su embestida, pero había que andar firme con él, tocarle con suavidad y correr la mano con largura. A Robleño le costó una barbaridad pegarle una serie de muletazos rotunda, tanto que esta fue la última de toda la faena. Todo lo anterior fueron pases muy movidos y pegándole un feo tirón al mitad del muletazo que le hacía al toro cabecear y quedarse a mitad del viaje. Cuando al matador le daba por bajar la mano y correr la mano hasta el final, el toro respondía con una embestida de mucha calidad, pero no fue esa la tónica habitual de la faena y todo quedó, como se ha dicho antes, en una serie con la mano derecha antes de perfilarse para entrar a matar. Y ante el toro quinto, lo cierto es que fueron tres cuartas partes de lo mismo. No tuvo la misma viveza ese quinto que el toro anterior, pero sí la bondad suficiente para acudir con presteza a cada muletazo y seguir las telas hasta donde le fuera marcado. Y de nuevo, el quehacer de Robleño se basó en pegarle telonazos sin asentar las zapatillas, realizando lo más destacado muy al final, con algunos naturales sueltos verdaderamente mandones pero que supieron a muy poco. Y a ambos toros, como suele ser típico de Fernando Robleño, los pinchó y, por ello, se perdió tocar pelo.

Para López Chaves fue el lote menos agraciado, para Robleño el más completo en cuanto juego, y en lo que respecta a Gómez del Pilar, le correspondió el mejor toro de toda la corrida: el tercero. Un toro de embestida sobresaliente, encastado y colocando la cara de tal forma que hizo surcos en la arena con el morro. Pero, a su vez, le bastaron dos picotacitos en el primer tercio para ir arreando, y como tampoco la pelea bajo el peto fue gran cosa, todo quedó en un buen toro para la muleta. Y nada más. Y por ello, la vuelta al ruedo que se le concedió al animal tras su lidia fue cuanto menos exagerada. ¿Qué será de esto el día que salga un toro bravo en varas y luego, en la muleta, embista con la misma condición? La plaza de Madrid está totalmente desnortada, y es cuanto menos preocupante. Pero aquel toro tuvo muchísimo que torear y su matador anduvo ante él, siendo benévolos, correcto. Sin más. Series sobre la mano derecha aseaditas y de poca rotundidad, una, ¡¡tan solo una!!, con la zurda que no dijo nada (con el pitón izquierdo de escándalo que tenía el animal, Dios santo) y muy poco más. Y una buena estocada para culminar, y una oreja. Sí, una oreja a un toro de dos, un toro que llevaba un cortijo en cada pitón y con el que cabía haber apostado muchísimo más, sobre todo con la mano izquierda (la de los euros). No lo vio así Gómez del Pilar, y el animal se fue al desolladero habiendo sido superior a su matador. Nada que se pareciera al último acto de la corrida, un animal que fue troceado en un primer puyazo asesino y que acabó dando el mismo juego (inválido y descastado) que cualquier domecq al uso que tanto gusta a esos mismos que no se acartelan con ganaderías como la de don José Escolar Gil, para entretenerse en hacer esa paparrucha del se torea mejor que nunca (o como se diga). 

Con los escolares volvió el Toro. Merecieron mucho mejor trato durante la lidia, y muy especialmente por los seis señores tocados por el castoreño. Con más corridas de estas, en detrimento de los toritos a modo para que las figurillas disfruten una barbaridad, así como de la dichosa discoteca post-festejo y el pertinente cubateo, se solucionarían muchos de los males que afloran. Que así sea.