jueves, 25 de mayo de 2023

25 DE MAYO DE 2023, DECIMOCUARTA DE FERIA: TARDE DE COGORZAS Y VERBENA, QUE NO DE TOROS

Volvían figurillas a Madrid, y con ellas la farándula en los tendidos, los ríos de ginebra y de whisky, los vendedores de bebida que no dan abasto, los biiieeeeeeennnnnnnnjjjjjj rezumando alcohol y al primer trapazo que se precie, los vivaespañas, los cállategilip***, las colas kilométricas que se forman en la puerta de los aseos entre toro y toro... Si es que las figuras son lo más parecido que hay al caballo de Troya, que te cuelan de todo. De todo, menos de una cosa: TORO. Las figuras traen muchas cosas consigo, pero nunca TORO. Pero, a fin de cuentas, ¿quién quiere ver TORO teniendo un buen cubata en la mano, y tres toreros tan famosos, tan guapetes y tan bien vestidos? Lo del TORO no es que sea ya secundario, sino terciario, cuaternario y así hasta llegar a un millón. 

Los habemos que, en los toros, solamente le damos a la botella de Solán de Cabras. Y así nos va, que las penas provocadas por este tipo de tardes tan infames se nos quedan flotando. No así los que le dan a la de Ballantines o Beefeater, que a pesar de tragarse un mojón de tarde la mar de hermoso, salen bien contentos y con la sensación de haber echado una buena tarde, pero no de toros. De otras muchas cosas, sí. De toros, nasti de plasti.  

Lo de las dos divisas titulares, lisardianos de El Puerto de San Lorenzo y su sucursal domecq de La Ventana del Puerto, dejó los mismos argumentos que el de Valdefresno con el que se remendó la corrida a las 12 del mediodía, y el sobrero de El Vellosino: la nada. Nada de casta, nada de bravura, nada de fuerzas, nada de emoción, ni nada de nada. Los hubo que hicieron entonar esa cantinela que taaaaaanto gusta hoy y que viene a decir "ze ha dejao con muzha claze", o "ese toro con un poquito más de fuerza, hubiera sido de lío gordo". Y hasta cuela y todo. Y lo peor, se quedan tan panchos. Pero ni con esas frases hechas son capaces de tapar las verdaderas carencias del medio toro flojo y tontorrón. ¿Qué es eso de que un toro se deje, así a secas?

El primero fue un remiendo de Valdefresno, y además uno de esos de "ese toro con un poquito más de fuerza, hubiera sido de lío gordo". Toma, y si un tigre de bengala diera besos en lugar de zarpazos, sería una mascota estupenda para sacarlo todas las tardes al parque y tirarle la pelotita. El segundo, del Puerto de San Lorenzo, tuvo el honor de ser el primer toro de esta Feria al que se le muestra el pañuelo verde, y en su lugar salió un mansazo de El Vellosino que no tuvo ni gota de casta, y sí mucha bobaliconería. Los lidiados como tercero, cuarto y sexto lugar fueron de la Ventana del Puerto, y dejaron más pena que gloria sobre el ruedo por su falta de fuerzas y de casta. Y el quinto, la joya de la corona: "ze ha dejao con muzha claze", pero del caballo ni hablamos. 

Y ante este compendio ganadero, se las vieron tres toreros famosos, guapetes y muy bien vestidos. Nada menos que José María Manzanares y su pasarela Cibeles (para gusto y deleite de las fans), Emilio de Justo y el Huracán de los Andes, Roca Rey (que esta vez ni huracán ni nada). Chemari, a lo suyo: ni se despeinó. Hubiera sido una lástima. Tampoco sus dos "toros" le pusieran en muchos apuros ni le hicieran sudar, pero tampoco anduvo muy por la labor. Al primero lo trató como el toro requería: todo a media altura y acompañando la embestida. Y eso le puede servir en esas plazas de Dios donde tantas orejas y rabos corta, pero en Madrid... ¡¡Ay amigo!! Al cuarto, tras probarlo por ambos pitones sin mucha convicción y refrendar que se trataba de un marmolillo, se lo quitó rápido de encima y sin necesidad de porfiar. Y bien que hizo.

A Emilio de Justo, después de vérselas con el mansazo sobrero con el que pasó sin pena ni gloria, le fue adjudicado el regalito de la tarde. Otro más, y es que este torero tiene suerte en los sorteos. Y se le volvió a aplaudir mucho a Emilio de Justo, y se le volvió a jalear todo lo que hizo, y hasta si llega a matar a la primera, aunque hubiera sido de un bajonazo, le cae una oreja (dos ya hubiera sido más complicado, hoy no se sentaba don Eutimio en el palco). La faena de Emilio de Justo, tras probarlo con doblones por el lado derecho que sí gastaron buen estilo, se fundamentó sobre el pitón derecho: tres series de medios muletazos (¿por qué no corre la mano hasta el final?) muy bien ligados, pero haciendo gala de un ventajismo obsceno: hubiera cabido un autobús entre el torero y el toro. Con gran parte de la plaza muy metida en la faena, se echa la muleta a la zurda, pero decae la faena considerablemente. El toro embiste bien por ese pitón, pero Emilio no le coge el aire al toro y vuelve rápido a la diestra, dejando algunas series más de derechazos igual de despegados y de mal rematados que vuelven a meter en vereda a la plaza. Y como colofón, pinchazo y estocada baja que le hicieron perder premio. 

Al Huracán de los Andes se le vio espesito y a disgusto hace algunos días, pero en el día de hoy se le vio exactamente igual, además de chabacano, retorcido y pegapases. Tuvo enfrente dos animalitos muy faltos de fuerzas, de casta y de todo, a ambos les soltó su soflama de trallazos hacia fuera, su encimismo, las bernardinas pues también, que no falten... Y a casa a descansar, que mañana será otro día. Había ganas de ver a Roca Rey de nuevo, más incluso que las ganas del propio Roca Rey por quedar bien en esta tarde. Pero de nuevo, el que se haya gastado un buen dinero en esta tarde (entre las entradas y los cubatas) para ir a ver a Roca Rey... Pues mañana se levantará, además de con un resacón del quince, con un solemne cabreo. 

La tarde fue una tarde más de toros sin toros. Y cuando el Toro falta, nada tiene importancia. La Feria de San Isidro 2023 ya ha pasado su ecuador, y Toro lo que se dice Toro, se ha visto en muy pocas ocasiones. Y, por supuesto, por allí no había figurillas ni su histriónico caballo de Troya que convierte la plaza de Madrid en una verdadera verbena. 


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