miércoles, 31 de mayo de 2023

31 DE MAYO DE 2023, DECIMONOVENA DE FERIA: "¡¡HAY QUE PICAR!!"

"¡¡Hay que picar!!", fue el grito de guerra durante toda la tarde. Se repitió de manera constante cuando los clarineros anunciaban el tercio de banderillas, y acompañó toda la corrida. Hay que picar... ¡¡Qué tan repetida es, desgraciadamente, la frasecita de marras!! La Tauromaquia postmoderna pasa, entre otras cosas, precisamente por eso: porque la suerte de varas desaparezca del mapa y los picadores se vayan a recoger cebollas, o a servir cafés. Una corrida de toros que en la muleta ha desarrollado muy buena condición a gracias a que se le simularon los puyazos, puede ser una corrida de toros con interés. Pero nunca una gran corrida de toros. 

Y así, la corrida de Santiago Domecq que se ha lidiado en esta tarde fue una corrida con interés, gracias al sensacional juego que dio en la muleta. Hubo casta y embestidas vibrantes, y eso es de agradecer. ¡¡Cómo no!! A la inmensa mayoría de las corridas lidiadas en los últimos días se les picó lo mismo y solo mostraron podredumbre, como para no celebrar una corrida de toros que gastó una condición excelente en la muleta y propicia una buena tarde de toros. Pero al pan, pan y al vino, vino: la corrida de Santiago Domecq, tan magnífica y completa en la muleta, hizo de la suerte de varas un mero trámite. Doce picotazos, doce. Eso se llevó en el primer tercio. A algunos, ni de refilonazos se les puede calificar. Pero, a diferencia de otras, se vino arriba y propició un buen espectáculo en el último tercio. Una buena corrida de toros que, yendo hilada a la grandísima bazofia de feria que llevamos, pudiera parecer la corrida del siglo. Pero ''¡¡hay que picar!!", porque la suerte de varas forma parte de la lidia tanto como la muleta. Y si se obvia el castigo en varas solo para que en la muleta "se venga arriba"... Ainsss.

Y ante semejante corrida de toros, con tantísimo que torear y tanta oportunidad que ofreció, naufragó estrepitosamente Arturo Saldívar, se aprovechó a su manera Fernando Adrián para cortar dos orejitas de discutible valor (ay, los bajonazos) y anduvo por debajo Álvaro Lorenzo, que tardó una eternidad en enterarse de lo que tenía enfrente (si acaso se enteró). 

Hubo puerta grande, la tercera de la feria, para un torero modestísimo como lo es Fernando Adrián. Su tarde ante la importante corrida de Santiago Domecq puede resumirse en tan solo una palabra: valentía. Muy valiente sí, pero nada más. Cosa que está muy bien, pero ante dos toros como los que sorteó a las 12 del mediodía, hay que ir más allá. Complicado por su casta y mansedumbre fue el toro segundo, y su firmeza ante semejante ejemplar fue su mejor carta de presentación. Y la única, porque no templó ni mandó en ningún momento sobre las correosas embestidas. Mucho trapazo por ambos pitones, arreones y sustos que tragó estoico el torero, y hasta las bernadinas de rigor para culminar el muleteo; pero de torear, lo que se dice torear.... Pues anduvo muy justito, el hombre. Y de la espada, ni hablamos: obra culminada de un bajonazo, seguida de una petición dudosamente mayoritaria que, unida a la imprescindible labor de aquellos a los que con tan buen criterio se les llama "peseteros" todas las tardes, hicieron caer la primera oreja. Una oreja cuanto menos discutible, y en gran parte por la estocada. Con media puerta grande abierta y un toro enfrente para soñar el toreo, el quinto, echó el matador la moneda al aire yéndose a los medios. Y allí, con ambas rótulas plantadas sobre el albero, se lo dejó venir desde lejos y se lo cambió por la espalda para continuar toreando, en redondo y sin levantarse, sobre el pitón zurdo. La faena prosiguió con muletazos por ambos pitones, pecando siempre de no pisar los terrenos adecuados y echarse al toro siempre fuera. Lo de tirar del toro atrás, como mandan los cánones del toreo puro, ya si eso para otro momento. Y el kiosko, vociferando la vulgaridad postmoderna como si se tratara de Chicuelo ante el Corchaíto de Graciliano Pérez-Tabernero. Hasta con el dichoso biiiiieeeeeennnnnnnjjjjjj , que suena más a "gooooool", se llegó a celebrar un metisaca en los bajos, y otro bajonazo más que tumbó al animal. Así está esto. La histeria colectiva, los pañuelos flameando, oreja tras dos bajonazos, puerta grande a cambio de tres bajonazos, vuelta al ruedo a un toro que ni fue rozado por el picador... Y nos lo queríamos perder. Sea enhorabuena, pues, al modestísimo Fernando Adrián. 

Ávaro Lorenzo pasaba por allí. Sin más. Y aun pasando sin más, no fue capaz de darse cuenta de que el toro tercero tuvo una embestida extraordinaria. Muy exigente por encastada, pero había que apostar. Pero, lejos de apostar, no fue capaz ni de sacar la moneda del bolsillo para lanzarla al aire. Su faena a este toro tercero consistió en la cansina soflama de pases, pases y más pases. Pases por ambos pitones, muchos pases que no dijeron nada que no fuera vulgaridad y chabacanería. Y así, es como se fue sin torear semejante animal. Tardó, igualmente, en darse cuenta del toro sexto. Tras llevarse un volteretón espeluznante al comienzo de faena (se lo dejó venir de lejos y al segundo muletazo el toro no pasó), siguió en los medios porfiando con la mano derecha, pero le costaba pasar al animal. Más cerrado, el toro embistió con mejores formas. Y ahí, en tablas, consiguió Álvaro Lorenzo unos pocos naturales, verdaderamente mandones y despaciosos, que terminaron por ser los mejores de la tarde. Con diferencia. Pero todo quedó diluido en otra faena larguísima en la que volvió a predominar la soflama de pases, pases y más pases. La estocada fue buena, y se le pidió oreja y todo. Pero esta vez no se consideró oportuna ni mayoritaria la petición. 

¿Qué decir de Arturo Saldívar? Quizás, lo que alguno le vociferó mientras se enfrentaba al primero. O sea, "kamikaze". O también, lo que se le espetó cuando trataba de entenderse con el importantísimo toro cuarto: "se va sin torear". Y vuelva usted mañana. Buen toro ese primero, el único de toda la tarde al que se le pegaron dos puyazos en toda regla, permitiéndose incluso el lujo de meter la cara abajo y los riñones. Un toro bravo en varas, así como encastado y también bravo en la muleta, que se entretuvo en hacerle pasar un quinario a su matador, siempre a merced del animal y sin saber realmente por dónde meterle mano. Tampoco se la supo meter al toro cuarto, otro encastadísimo animal con el que anduvo rematadamente mal y vulgar. ¿Y para esto, dejan fuera de San Isidro a los Rafaelillo, Manuel Escribano, David de Miranda o Sergio Serrano? Hay que tener valor.

La de Santiago Domecq va para corrida de la feria. Y de hecho, lo es hasta la fecha. Una señora corrida de toros que presentó algunos ejemplares de impresionante estampa, junto a otros que más bien parecían hijos de algunos novillos lidiados en esta plaza. Una corrida de toros sensacional en la muleta, y muy deficiente en varas. ¿Todo vale? No debiera...

lunes, 29 de mayo de 2023

28 DE MAYO DE 2023, DECIMOSEPTIMA DE FERIA: FERNANDO ROBLEÑO OBRA EL MILAGRO DEL TOREO

La tarde iba camino de ser otro bodrio más. Un camino sin regreso, marcado por la falta de casta y de poder que mostró la corrida de Adolfo Martín. Una adolfada nuestra de cada mayo más que, lo mejor que tuvo (y tiene) es que a estas horas ya están convertidos en churrascos para su buen disfrute en el plato. Y para nada más. ¡¡Qué ruina!!

Todo estaba siendo una bendita ruina, otra más de este desaguisado ganadero que está convirtiendo esta feria de San Isidro en una de las ferias más infames que se recuerdan (y ya era complicado superarse). La lluvia también estuvo presente desde la lidia del primero, lo que hizo más desapacible la tarde. Y para colmo, José Garrido se fue a la enfermería con una cornada en la pierna derecha que le propinó el tercer adolfo, mientras lo muleteaba con la derecha. Y en estas que salió el quinto toro, y junto a él Fernando Robleño. El verdadero artífice del MILAGRO DE TOREAR.

No fue, ni mucho menos, un gran toro ese quinto. Ni siquiera "bueno". Simplemente, se dejó con nobleza y propició un puñado de buenas arrancadas en el último tercio; no sin antes recibir un par de picotazos de parte del picador de turno. El medio-toro una vez más. Pero esta vez, a diferencia de la inmensa mayoría de tardes, ahí hubo un torero que sí supo sacarle todo el partido que tenía, y obró con él y junto a él el milagro de torear. Y no hay más. Dándose por aludido Fernando Robleño de las condiciones de ese toro, lo sacó sin probaturas a la segunda raya, en los terrenos del tendido 7. Y allí, agarra el trapo rojo con la mano zurda y comienza el milagro: dos series de naturales que fueron SOBRENATURALES, enganchando al toro muy delante y llevándolo hacia atrás muy sometido. Parar, templar y mandar. Sin más. Robleño quería más, y se echó la muleta a la diestra para dejar una serie de derechazos con buen aire pero sin dejar la misma impronta, y que fue rematada con un pase de la firma que duró una eternidad. Y volvió la faena a la zurda, esta vez con otro puñado de naturales, algunos mejores que otros, en lo que fue la última serie de la faena. No había más, el medio-torete ya iba muy a menos y la faena estaba más que hecha. ¿Hacía falta más? Se fue Robleño a por la espada y, tras cuadrarse en suerte natural, pasó lo de siempre: pinchazo que tiró por la borda las dos orejas. Porque aquellas dos series de naturales, tan rotundos y sinceros, merecían las dos orejas de haber sido rubricados con una buena estocada. Pero todo se fue al traste, aun siendo este pinchazo sucedido por una buena estocada a la que hizo falta un golpe de descabello. A cambio, dio Robleño dos vueltas al ruedo clamorosas, las que le exigió la afición de Madrid tras firmar la que seguramente será faena de la feria. 

Fernando Robleño hizo el mejor toreo de lo que va de feria, pero no se justifica así otro gran escándalo ganadero. Sería como tapar el sol con un dedo. Había que ser demasiado optimistas para creer en que la corrida de Adolfo Martín, productora de grandes esperpentos año sí y año también, podía arreglar un poco este desaguisado ganadero que llevamos viviendo en las últimas fechas. Demasiado optimistas, o es que ya vale cualquier cosa a la que aferrarse cual clavo ardiendo. Desde luego que aquel al que se le hubiera pasado tan brillante idea por la cabeza, habrá salido feliz en el día de hoy. 

Román se estrelló contra dos mulos de Adolfo, y también contra el sobrero de Pallarés que sustituyó al toro sexto. Anduvo muy firme una vez más Román, y voluntarioso. Pero nada más, y es que de donde no hay no se podía sacar. 

¿Llegará el día en que se le dé a la vacada de Adolfo Martín un merecidísimo descanso de esta plaza? Ya son muchos años que no cuela la monserga de que Adolfo Martín es un ganadero "del gusto de Madrid", por no hablar de otra monserga aún mayor: la del "torismo". 

sábado, 27 de mayo de 2023

27 DE MAYO DE 2023, DECIMOSEXTA DE FERIA: EL FESTIVAL DE LA INVALIDEZ

Más inválidos, esta vez cortesía de la vacada de El Pilar. Más que la feria de San Isidro, pareciera que se le quiere rendir tributo a la invalidez y a la falta de fuerzas en los toros de lidia. Quizás sería el momento de cambiarle el nombre a esta insufrible feria de San Isidro 2023, y bautizarla como el "Festival de la Invalidez". Y con la falta de fuerzas en los toretes de El Pilar, así como los cuvis y victorianos de ayer, los lisardianos de hace un par de días o los algarras de hace tres (y así hasta el principio de los tiempos, salvo alguna que otra honrosa excepción), llegó lo de siempre: el pertinente cabreo de quien paga por un espectáculo íntegro, y le dan chatarra pura. 

Eso fueron los siete pilares que saltaron al ruedo: chatarra pura. Porque siete adefesios de El Pilar fueron a los que les tuvimos que ver el pelo durante las más de dos horas y media que duró este suplicio de "corrida" (por llamarlo de alguna forma). Siete, de los cuales dos volvieron al corral, el toro tercero y su sustituto. Y el segundo sobrero, con el hierro del Conde de Mayalde, pues que tampoco. Tarde de toros sin toros, otra más y a nadie parece caérsele la cara de vergüenza. Será que andan demasiado ocupados en contar los billetes que hacen su botín.

También les tocó verles el pelo, desde más cerca eso sí, a una terna compuesta por Diego Urdiales, Pablo Aguado y Francisco de Manuel. Si tras lidiar semejante chatarra se han ido igual de asqueados a casa, bien por ellos. Tiene fácil solución: el año que viene, que exijan la corrida de don José Escolar Gil, y también el que se incluyan divisas de la talla de Dolores Aguirre, Miura, Celestino Cuadri o Torrestrella, entre otras. Pero si después de tal descalabro siguen solicitando las mismas ganaderías, son igual de partícipes en el atraco que Plaza1 y el señor Abellán perpretan cada tarde. Tanto si es la terna de esta tarde, como las de los últimos días. Y no hay más.

Viendo a Diego Urdiales pasearse de esa manera, cual alma del purgatorio en pena, se duda sobremanera de que al año que viene le vayan a entrar ganas de solicitar esas divisas. Anda mal Urdiales de un tiempo a esta parte, y esta tarde se manifestó de nuevo en dos actuaciones en las que tomó exageradas precauciones. Y todavía le queda otra tarde más...

A Pablo Aguado le viene más al pelo eso de que sin toro nada tiene importancia. Igual podría plantearse eso de matar otros toros, sobre todo si quiere que su extraordinaria torería sea del todo apreciada. Al menos aquí en Madrid, porque ya sabemos que en otros sitios (empezando por Sevilla) lo de hoy le hubieran valido orejas. Pero qué menos... Y es que anduvo inspiradísimo, especialmente toreando con el capote al toro primero de Urdiales, y al primero suyo. Dejó buenas verónicas, cargadas de esa naturalidad tan de la escuela sevillana, pero que no fueron redondeadas ante la nula condición de aquello a las que se las pegó. Y en especial, dos medias verónicas que pararon los relojes, una para rematar un quite a su primer toro y otra para dejar en suerte en el caballo al mismo toro. Ante ese mismo toro también dejó ramalazos de su torería con la muleta, tales como un comienzo de faena inspirado. Una torería ya casi extinguida en el siglo XXI, tiempos estos de vulgaridad y chabacanería. Pero no había toro, y todo le quedó reducido a la nada. Todo eso, a un toro de verdad.

También debería aplicarse el cuento en ese aspecto el incipiente Francisco de Manuel. Sin toro nada tiene importancia. Y se agradece su firmeza ante el sobrero de Mayalde, y también el esfuerzo de lidiarlo y hasta estoquearlo de maravilla tras el fuerte golpe que le propinó al comienzo de faena. Pero lo dicho, sin toro nada tiene importancia. Porfió, como ha quedado dicho, ante ese sobrero derrochando firmeza y buenas formas por momentos, pero todo quedó reducido a la nada. Contagiado por el mal devenir de toda la tarde, se paseó ante el toro sexto en una faena vulgar y muy despegada que rubricó, esta vez, malamente con la espada.

Al buen toreo con el capote de Pablo Aguado (y también de Diego Urdiales, que firmó buenas verónicas en un quite a su primero), se le unieron los dos buenos pares de banderillas al sexto de Juan Carlos Rey. Pero ni con ese puñadito de detalles se enfrían los ánimos que deja una nueva muestra del "Festival de la Invalidez". 


26 DE MAYO DE 2023, DECIMOQUINTA DE FERIA: ATRACO A LAS SIETE

Eran las siete menos un minuto de la tarde. El cielo, encapotado enterito y muy oscuro, presagiaba otro fuerte chaparrón (ya había caído bien de agua algunos minutos antes). La plaza de Las Ventas, llena a reventar y los toreros, preparados para salir a hacer el paseíllo. Pero lo que primero salió y por la puerta de atrás fueron dos individuos vestidos de negro, con un pasamontañas oscuro que les cubría la cara, y portando varias bolsas de basura llenas de dinero. Corrían calle Alcalá hacia arriba. Dicen las malas lenguas que se trataban de Simón Casas y de Rafael Garrido, que acababan de perpretar un atraco a mano armada y huían con el botín. De hecho, llevan varios atracos en los últimos días. Desde que empezó la feria, prácticamente. 

Caían chuzos de punta mientras Casas y Garrido ponían pies en polvorosa (mañana volverán, no nos cabe duda), y lo que vino durante las dos horas y media siguientes, es de sobra conocido por todos: un nuevo saldo ganadero que, para colmo, volvió a tener que ser remendado. Se anunciaba en el cartel la fórmula "3+3": tres cuvis y otros tantos de Victoriano del Río. La ganadería de Cuvillo, por tener, no tiene toros ni para una mojiganga en Villamediana del Río, pero sí o sí tenían que meterla en San Isidro. Aunque fuera con calzador. Y el calzador se trató, nada menos, que de ese "3+3" y en compañía de los toros de Victorino del Río y su particular Corte Inglés, para todas las ocasiones (hoy, la ocasión era para corrida de figuras, y así salió el asunto). Pero ni por esas le dio al ganadero de Cuvillo para cumplir con el expediente, y acabó sorteando al mediodía dos animalejos que ya me dirán cómo sería el rechazado o los rechazados. Para mear y no echar ni gota. Lo de Victoriano del Río sí "cumplió", por decir algo, y sorteó sus tres animales titulares además del remiendo, perteneciente a su sucursal Toros de Cortés. Y entre todos formaron un conjunto de novillejos impresentables, de pitones más que sospechosos y, para colmo, flojuchos, descastados y mansos. ¡¡Para colmo!! 

Los atracadores, véase Simón Casas y Rafael Garrido, no actuaron solos. Fueron cooperadores necesarios los ganaderos por tener la desfachatez de traer esos toros, los toreros por anunciarse con ellos como si fueran becerristas; Presidencia, asesores y veterinarios por no evitarlo, y por supuesto el señor responsable del Centro de Asuntos Taurinos, don Miguel Abellán Hernando. Entre todos forman algo así como una oresunta organización criminal en la que cada uno tiene bien definido su rol, y dedicada acometer atracos y estafas. El lugar de los rateros es la cárcel, y no una plaza de toros o un sillón en la Administración pública.

Del devenir de la corrida, no merece la pena hablar lo más mínimo. Ya está todo dicho. Casi dos horas y media de intenso cabreo que ni siquiera la fuerte lluvia caída durante la lidia del primero supo enfriar. Todo lo contrario. Uno a uno desfilaron los seis animalejos reseñados entre ganaderos y veedores de una parte y de otra, con todas sus carencias y ninguna virtud. La terna, véase Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante y Ginés Marín, paseándose ante la infamia y siendo partícipes de la misma. Los que caben en un autobús, protestando vehementemente ante tal escarnio. Y los del cubata, sin podérselo tomar a gusto por culpa de la lluvia intermitente, si bien no les faltaron los vivaespañas de rigor a lo largo de la tarde. Se quiso pasar durante unos instantes la monserga gracias a dos grandiosos pares de banderillas de Curro Javier y los no menos provechosos capotazos de Javier Ambel, que firmaron muy buena actuación ante el 4° mojón. 

Cuando Madrid parece haber tocado fondo, llega otra pantomima al día siguiente para demostrar que aún se puede ir mucho más allá. Ya no solamente es que estén presentando toretes que bien podrían colar en una novillada. Al final, eso hasta puede resultar lo de menos si luego el juego de los toros es sensacional. Pero es precisamente este el pecado: el juego que están dando la inmensa mayoría de los toros lidiados deja muchísimo que desear en cuanto a fuerzas, casta y bravura. Y eso no es cosa de "que no hay toros en el campo", ni "la pandemia", ni "el Batán y el agua tratada de Madrid", ni de la guerra de Ucrania, ni demás gaitas. Seleccionen pensando en la casta y no en la comodidad de los toreros, y ya veríamos si otro gallo cantaría. A contar cuentos a otro sitio. 


jueves, 25 de mayo de 2023

25 DE MAYO DE 2023, DECIMOCUARTA DE FERIA: TARDE DE COGORZAS Y VERBENA, QUE NO DE TOROS

Volvían figurillas a Madrid, y con ellas la farándula en los tendidos, los ríos de ginebra y de whisky, los vendedores de bebida que no dan abasto, los biiieeeeeeennnnnnnnjjjjjj rezumando alcohol y al primer trapazo que se precie, los vivaespañas, los cállategilip***, las colas kilométricas que se forman en la puerta de los aseos entre toro y toro... Si es que las figuras son lo más parecido que hay al caballo de Troya, que te cuelan de todo. De todo, menos de una cosa: TORO. Las figuras traen muchas cosas consigo, pero nunca TORO. Pero, a fin de cuentas, ¿quién quiere ver TORO teniendo un buen cubata en la mano, y tres toreros tan famosos, tan guapetes y tan bien vestidos? Lo del TORO no es que sea ya secundario, sino terciario, cuaternario y así hasta llegar a un millón. 

Los habemos que, en los toros, solamente le damos a la botella de Solán de Cabras. Y así nos va, que las penas provocadas por este tipo de tardes tan infames se nos quedan flotando. No así los que le dan a la de Ballantines o Beefeater, que a pesar de tragarse un mojón de tarde la mar de hermoso, salen bien contentos y con la sensación de haber echado una buena tarde, pero no de toros. De otras muchas cosas, sí. De toros, nasti de plasti.  

Lo de las dos divisas titulares, lisardianos de El Puerto de San Lorenzo y su sucursal domecq de La Ventana del Puerto, dejó los mismos argumentos que el de Valdefresno con el que se remendó la corrida a las 12 del mediodía, y el sobrero de El Vellosino: la nada. Nada de casta, nada de bravura, nada de fuerzas, nada de emoción, ni nada de nada. Los hubo que hicieron entonar esa cantinela que taaaaaanto gusta hoy y que viene a decir "ze ha dejao con muzha claze", o "ese toro con un poquito más de fuerza, hubiera sido de lío gordo". Y hasta cuela y todo. Y lo peor, se quedan tan panchos. Pero ni con esas frases hechas son capaces de tapar las verdaderas carencias del medio toro flojo y tontorrón. ¿Qué es eso de que un toro se deje, así a secas?

El primero fue un remiendo de Valdefresno, y además uno de esos de "ese toro con un poquito más de fuerza, hubiera sido de lío gordo". Toma, y si un tigre de bengala diera besos en lugar de zarpazos, sería una mascota estupenda para sacarlo todas las tardes al parque y tirarle la pelotita. El segundo, del Puerto de San Lorenzo, tuvo el honor de ser el primer toro de esta Feria al que se le muestra el pañuelo verde, y en su lugar salió un mansazo de El Vellosino que no tuvo ni gota de casta, y sí mucha bobaliconería. Los lidiados como tercero, cuarto y sexto lugar fueron de la Ventana del Puerto, y dejaron más pena que gloria sobre el ruedo por su falta de fuerzas y de casta. Y el quinto, la joya de la corona: "ze ha dejao con muzha claze", pero del caballo ni hablamos. 

Y ante este compendio ganadero, se las vieron tres toreros famosos, guapetes y muy bien vestidos. Nada menos que José María Manzanares y su pasarela Cibeles (para gusto y deleite de las fans), Emilio de Justo y el Huracán de los Andes, Roca Rey (que esta vez ni huracán ni nada). Chemari, a lo suyo: ni se despeinó. Hubiera sido una lástima. Tampoco sus dos "toros" le pusieran en muchos apuros ni le hicieran sudar, pero tampoco anduvo muy por la labor. Al primero lo trató como el toro requería: todo a media altura y acompañando la embestida. Y eso le puede servir en esas plazas de Dios donde tantas orejas y rabos corta, pero en Madrid... ¡¡Ay amigo!! Al cuarto, tras probarlo por ambos pitones sin mucha convicción y refrendar que se trataba de un marmolillo, se lo quitó rápido de encima y sin necesidad de porfiar. Y bien que hizo.

A Emilio de Justo, después de vérselas con el mansazo sobrero con el que pasó sin pena ni gloria, le fue adjudicado el regalito de la tarde. Otro más, y es que este torero tiene suerte en los sorteos. Y se le volvió a aplaudir mucho a Emilio de Justo, y se le volvió a jalear todo lo que hizo, y hasta si llega a matar a la primera, aunque hubiera sido de un bajonazo, le cae una oreja (dos ya hubiera sido más complicado, hoy no se sentaba don Eutimio en el palco). La faena de Emilio de Justo, tras probarlo con doblones por el lado derecho que sí gastaron buen estilo, se fundamentó sobre el pitón derecho: tres series de medios muletazos (¿por qué no corre la mano hasta el final?) muy bien ligados, pero haciendo gala de un ventajismo obsceno: hubiera cabido un autobús entre el torero y el toro. Con gran parte de la plaza muy metida en la faena, se echa la muleta a la zurda, pero decae la faena considerablemente. El toro embiste bien por ese pitón, pero Emilio no le coge el aire al toro y vuelve rápido a la diestra, dejando algunas series más de derechazos igual de despegados y de mal rematados que vuelven a meter en vereda a la plaza. Y como colofón, pinchazo y estocada baja que le hicieron perder premio. 

Al Huracán de los Andes se le vio espesito y a disgusto hace algunos días, pero en el día de hoy se le vio exactamente igual, además de chabacano, retorcido y pegapases. Tuvo enfrente dos animalitos muy faltos de fuerzas, de casta y de todo, a ambos les soltó su soflama de trallazos hacia fuera, su encimismo, las bernardinas pues también, que no falten... Y a casa a descansar, que mañana será otro día. Había ganas de ver a Roca Rey de nuevo, más incluso que las ganas del propio Roca Rey por quedar bien en esta tarde. Pero de nuevo, el que se haya gastado un buen dinero en esta tarde (entre las entradas y los cubatas) para ir a ver a Roca Rey... Pues mañana se levantará, además de con un resacón del quince, con un solemne cabreo. 

La tarde fue una tarde más de toros sin toros. Y cuando el Toro falta, nada tiene importancia. La Feria de San Isidro 2023 ya ha pasado su ecuador, y Toro lo que se dice Toro, se ha visto en muy pocas ocasiones. Y, por supuesto, por allí no había figurillas ni su histriónico caballo de Troya que convierte la plaza de Madrid en una verdadera verbena. 


miércoles, 24 de mayo de 2023

24 DE MAYO DE 2023, DÉCIMOTERCERA DE FERIA: MAL ACABA LO QUE MAL EMPIEZA

La que traen, entre unos y otros, desde el día de ayer con el cartelito de marras. Primero, que si la corrida de Luis Algarra prevista inicialmente parece que se cae, ahora no, ahora sí, ahora viene de camino a Madrid una bueyad..., perdón perdón, una corrida de Valdefresno. Luego, a poco rato del sorteo, que no hay nada claro y se siguen rumoreando cosas. Y, al final, cuatro animales del hierro titular más dos remiendos de Montalvo. Sí, Montalvo. Se entiende que nos quedamos con ganas hace algunas fechas de seguir disfrutando de esta vacada, y nuestra insigne empresa Plaza1 nos ha recompensado con ello. Simón y Rafa, siempre pensando en la felicidad del aficionado y del abonado. Y entre medias, que si el Batán para arriba, el Batán para abajo, el agua de aquí que está muy tratada y lleva mucho cloro, que los animales no están cómodos... Ni Berlanga hubiera tenido tanto ingenio para imaginar semejante disparate. 

¿Que cómo salió el asunto que tan mal empezó? Pues como tenía que salir, ni más ni menos. Porque lo que mal empieza, mal acaba. Se empezó mal, primero, desde que se pensó hace meses que una corrida de Luis Algarra quedaría muy bien en plena feria de San Isidro. Pero la cosa, susceptible de empeorar, empeoró sobremanera conforme avanzaban las horas previas a la corrida. Y como colofón, los dos remiendos de Montalvo. Dos remiendos, dos. Número redondo que, si llega a sumar uno más, provoca estampida masiva de público y de euros en los bolsillos de Plaza1 (por eso de que con la mitad de una corrida rechazada se tiene derecho a devolución). Menuda tragedia si se llega a rechazar un toro más de la ganadería titular, ¿verdad, don Simón?

Con este panorama, los ánimos caldeados y la casa sin barrer, se inició el paseíllo. Uno a uno fueron desfilando por delante de nuestras pupilas los seis toretes sorteados al mediodía entre El Payo, Román y Francisco José Espadas. Y, por lo menos, si la corrida hubiera salido buena pues aquí paz y después, gloria. Pero la corrida, buena buena, lo que se dice buena... Pues no, va a ser que no lo fue. Los cuatro toretes de Algarra bien hubieran hecho en seguir el mismo camino que sus hermanos de camada rechazados, y quedarse en casa a la espera de acabar sus días en otro sitio que no fuera Madrid, en plena feria de San Isidro nada menos. Como tantísimos otros ejemplares que no muestran otra cosa que no sea falta de fuerzas, de casta, y sí muy sobrados de tontorronería para ir y venir sin más. Francisco José Espadas, espada (valga la redundancia) más novel de la terna, fue el único de la misma que se las vio con un lote íntegramente algarreño. Tanto El Payo como Román, se las vieron con uno y uno, y al final la cosa anduvo como cada uno la quiera ver. Ahí va la mía.

Lo de El Payo pareció más unas vacaciones por Madrid a gastos pagados. "Vengo a Madrid unos días, me entretengo en pasear y conocer, entre visita y visita a museos y monumentos me cuelo en un vestido de seda y oro y me dejo caer por Las Ventas, mato dos toros sin complicarme la vida, pongo el cazo para que me lluevan los euros, y a México", Y no hay nada más, señoría. Salvo que mientras El Payo andaba de paseo por Las Ventas, en el sofá de sus correspondientes domicilios se encontraban viendo los toros por la tele Rafaelillo, Manuel Escribano o David de Miranda, entre otros. Anda que no.

Román, con su tetrapléjico algarreño que salió en segundo lugar, hizo una faena de enfermero al más puro estilo torero de Chiva. Solo que claro, Román no es Quique. Tuvo toro, muchísimo más toro, en quinto lugar. Un toro de Montalvo que sacó más pies y malas ideas, un toro al que convenía lidiar y someter con firmeza. La tuvo Román, tan valiente como acostumbra, pero alejado de poder con el toro y templar las correosas embestidas del animal. Todo fueron trallazos, muchos enganchones y el arrimón de rigor, pero el toro se fue sin torear. Sin torear, y sin una oreja. La que paseó Román después de una faena en la que estuvo por debajo del toro, pero que culminó con una muy buena estocada, entrando bien y de buena colocación.

También le pidieron oreja del tercero a Francisco José Espadas, y seguro se la hubieran pedido del sexto. Pero en uno no hubo mayoría de pañuelos, ni una estocada de buena colocación, ni la distancia suficiente para que los mulilleros se ganaran el aguinaldo de la tarde (el toro cayó en la misma puerta de arrastre, mira que es mala suerte). Y en el otro, lo que hubo fue  un deficiente uso de lo que lleva en el apellido. Francisco José Espada también anduvo muy voluntarioso toda la tarde en hacer lo que buenamente sabe: el toreo postmoderno de trallazos hacia fuera y pierna retrasada, muletazos cambiados por la espalda, las bernardinas, el encimismo, los retorcimientos y todas esas bondades que en Madrid, como mínimo, destapa la división de opiniones. Si hay que valorar la tarde de Francisco José Espadas dentro de ese concepto, habría que decir que estuvo bien. Algunos dirían incluso que estuvo cunvre. Pero si hubiera que hacerlo dentro de los cánones ortodoxos del toreo, habría que decir que Francisco José Espadas anduvo con un estilo tan valentón y voluntarioso como vulgar en sus modos. 

Otro día más en la oficina. Saldos ganaderos, animales descastados e inválidos, picadores que no aciertan a colocar la puya en todo lo alto ni por equivocación, José Chacón dando un recital en la brega, público benévolo... Y nos lo queremos perder.

martes, 23 de mayo de 2023

23 DE MAYO DE 2023, DUODÉCIMA DE FERIA: CUANDO MARZO MAYEA...

"Cuando marzo mayea, mayo marcea", dice el refrán. Hace dos meses andábamos por la calle en mangas de camisa y bermudas. Y ahora, casi finales de mayo, tenemos días de fresquete, viento molesto (que se lo digan, sino, a muchos de lo toreros que están desfilando por Madrid en estos días) y hasta lluvia. Como si estuviéramos  en el mes de marzo. No, no es el cambio climático (o como quiera que llamen a ese invento con el que algunos y algunas se están haciendo de oro), sino que cuando marzo mayea, mayo marcea. Así ha sido siempre, y así será por los restos. 

El día de hoy ha sido desapacible, y no solamente en lo estrictamente meteorológico. También fue una tarde desapacible en lo taurómaco. Nos tocaba esta tarde una novillada de Montealto y tres novilleros con muy buena pinta, por lo que la ilusión acompañó de camino a la plaza. Más, incluso, que en muchos días en que se anuncia una corrida de toros (verás tú mañana amigo, que para colmo nos van a colar una de Valdefresno sustituyendo la corrida de Luis Algarra). Pero el gozo en el fondo de un pozo, y que de ahí no salió ni saldrá. La novillada de Montealto fue una mansada que no anduvo muy sobrada de fuerzas ni de casta, y los tres novilleros pues tampoco es que se afanaran gran cosa en animar el cotarro. Fuimos a la plaza con frío, pero ilusionados; y salimos con más frío aún (algunos, los del tendido, incluso mojados) e indiferentes con lo visto. Una pena, pero así las cosas. 

Hubo, entre la ristra de mansos, un novillo que ofreció buen juego en la muleta y fue un derroche de buenas embestidas para que alguien ratificara lo que tanto y tan bien se habla de él. Pero el novillito en cuestión se marchó al desolladero sin torear y con las orejas puestas, y Sergio Rodríguez se afanó, simplemente, en pegar pases. Y también, en que nos surgiera la misma inquietud de siempre: ¿qué más necesitan estos chicos para torear?

Los dos Jorges, Molina y Martínez, también anduvieron a lo suyo durante la tarde. Faenas muy largas, más de lo necesario, y muy pocas cosas que dijeran algo allí arriba, en los tendidos. Ambos, y con ellos la inmensa mayoría de novilleros y de matadores que hoy colman el escalafón, debieran aprender el momento en que hay que irse a por la espada. El veterano, Martínez, tiene su alternativa a la vuelta de la esquina, y durante su etapa de novillero ha demostrado con creces que de él puede emanar un gran torero en un futuro no muy lejano. Sacó a relucir, por momentos, sus buenas maneras ante los dos novillos que le cupieron en suerte, pero todo quedó muy venido a menos después de tanto pase y tanto sobar a los novillos.

Con fresquito y empapados de lluvia y de desilusión, la plaza quedó vacía a eso de las nueve y media de la noche. Mañana, más marceo y... Que viene Valdefresno. Sálvese quién pueda.






domingo, 21 de mayo de 2023

21 DE MAYO DE 2023, UNDÉCIMA DE FERIA: ENTRE LA HETERODOXIA Y LA CHABACANERÍA, SALIÓ EL TOREO

"¡¡Así hay que traer las corridas presentadas a Madrid!!", gritó un aficionado desde el tendido cuando la tarde tocaba a su fin. Sin duda, la corrida de Fuente Ymbro fue una perfecta muestra de lo que debiera ser el toro de Madrid: bien hecho, musculado y muy desarrollado desde la punta de los pitones hasta la penca del rabo. Un espectáculo de trapío a fin de cuentas que, si hubiera desarrollado más casta y poder, ya hubiera sido la repanocha. Le sobró mansedumbre a la corrida y le faltaron más fuerzas a algunos ejemplares, y casta en conjunto. Pero, una vez dicho esto, saltaron al ruedo toros que tuvieron qué torear. 

Viendo la terna anunciada, no era de extrañar que la corrida de Fuente Ymbro viniera tan imponente de presencia. Ya son muchos años los del viejo Gallardo en estas lides, y de sobra es conocido por los aficionados de todos los lugares que en su casa hay toros para todos los gustos: desde corriditas más apañadas para los figurines del destoreo postmoderno, hasta verdaderos torazos para agradar a los aficionados exigentes. Y ante estos últimos, que se anuncie quien quiera. O quien le convenga. Y esta tarde, ante estos seis galanes de impresionantes hechuras, les convino, como no podía ser de otra forma, a tres toreros no muy sobrados de oportunidades: Adrián de Torres (que vino a sustituir al convaleciente David Fandila), Juan Leal y Leo Valadez. La cosa estaba cantada de antemano y a nadie le sorprendió. 

La actuación de la terna ante semejante plantel fue de lo más variopinta y a nadie dejó indiferente. Al fin y al cabo, eso es lo bonito de la Fiesta, el no pasar dejando sembrada la indiferencia en el ruedo. Y, con ello, la controversia en los tendidos. Tuvieron la culpa de todo ello la heterodoxia de uno, la chabacanería y pegapasismo del siguiente, y el toreo del que resta. Adrián de Torres trajo la heterodoxia, y con ello se ganó una vuelta al ruedo tras estoquear al toro abreplaza que, si llega a caer esa estocada arriba en lugar de desprendida, hubiera habido mayoría aplastante de pañuelos para evitar que el Presidente negara la oreja (acertadamente por cierto, dados todos esos extremos). Tuvo Adrián de Torres en ese toro primero  de Fuente Ymbro un animal que pasaba, pero no de cualquier forma. Tuvo casta ese animal y, como tal, no era la tonta del bote. Había que someterlo por abajo y tocarle con firmeza al momento del embroque, cosas que no sucedieron. El resultado fue que estuvo a merced del animal durante toda la faena, repleta de sustos y de los "ay" de rigor. Pero derrochó firmeza y valentía, no dio lugar a las ventajas y se puso muy de verdad. Y es a partir de aquí donde entra en juego esa heterodoxia que caracteriza el concepto de Adrián de Torres: su cabeza no está en torear bien de verdad, sometiendo a los toros por abajo y tirar de ellos en redondo; sino en pasarse a los toros cuanto más cerca mejor, sin importar si es mediante mantazos o muletazos más mandones. Y esa declaración de intenciones ya se vio desde un apretadísimo quite por chicuelinas a ese toro primero, que terminó como el rosario de la aurora. O sea, con el matador por los aires con un tremendo golpe. Pasó a la enfermería tras ser arrastrado el toro, y en el cuarto no pasó nada de especial interés. La excepción a la norma, su manera de interpretar la suerte suprema: estocada recibiendo de gran ejecución al primero (lástima que fuera desprendida), y estocada algo trasera pero de magnífica ejecución al cuarto. 

La chabacanería y el pegapasismo lo trajo Juan Leal. En sus manos cayó uno de los dos mejores toros de la corrida (quinto), y su soflama fue lamentablemente larga y cargante. Mantazos muy despegados, vulgaridad, encimismo, y hasta otro ratito. No merece la pena comentar más, sobre todo porque hay que hablar de la extraordinaria tarde que ofreció Leo Valadez. Se llevó una oreja del exigente toro tercero, que ofreció muy buenas arrancadas por el pitón derecho. Y de hecho se impuso el torero mexicano por ese pitón a base de muletazos muy poderosos y rematados atrás, rematando la faena de una forma tan poco ortodoxa como son las manoletinas de rodillas. Y, como colofón, estocada tirándose con todo. Pero no solamente fueron esos muletazos los que hicieron buena la tarde de Leo Valadez, también su disposición por hacer el toreo, el no perdonar un quite y, al hilo de esto, lo variado que estuvo con el capote: delantales, chicuelinas, criolinas, caleserinas y lopecinas. Se agradece que un torero nos traiga tanta variedad de suertes con el capote, es por desgracia una rara habis en la actual tauromaquia postmoderna, que no se sale de los quites por chicuelinas y gaoneras. Definitivamente, este torero merece más oportunidades.

También pusieron el toreo, entre la heterodoxia y la chabacanería, dos excelentes banderilleros: Rafael González lidiando con maestría al toro sexto, y sobre todo la completísima tarde (otra más) de Curro Javier. Gran brega al primero y enormes pares de banderillas al cuarto. Vaya feria está echando este torero. 

sábado, 20 de mayo de 2023

19 DE MAYO DE 2023, NOVENA DE FERIA: TARDECITAS DE TOROS DESENFRENADAS, MAÑANITAS IBUPROFENADAS

¿Quién dijo "vamos a los toros"? Mejor será decir "vámonos de copas, y lo que surja". Y ese "lo que surja", ya puede ser una corrida de ¿toros?, una pasarela de moda, un botellón con los amigos... O todo a la vez. Y a vivir, que son dos días. 

Lo de corrida de toros es muy relativo, porque si de algo carecen muchas tardes de toros, es precisamente de eso. De TOROS. Animalitos a modo, inválidos perdidos, sin casta y tontorrones, sería una definición mucho más adecuada. Toros, lo que se dice toros, se han visto por aquí desde que empezó la feria en dos ocasiones, y por supuesto durante esos días no había ni figurillas del toreo ni el glamour que estas despiertan en los tendidos. Lo lidiado de Jandilla, un asquete de ostentosa consideración que no lo salva ni las buenas embestidas del toro cuarto. Indigno de llamarse "corrida de toros", y más dignos de haber sido devueltos al corral por no tenerse en pie. Pero así las cosas, nos hemos tragado uno por uno a los inválidos, que como no podía ser de otra manera han recibido dos refilonazos de nada en el caballo. ¿Que quién presidía? Se llama don Eutimio Carracedo Pastor, y parece haberse empeñado, el buen hombre, en que los pocos que caben en un autobús le vociferen eso de "¡¡fuera del palco!!", en cada ocasión que el hombre sube para allí. Bochornoso lo de este señor una vez más.

No se vieron toros, pero sí se vio lo mas parecido que puede haber a un pase de modelos, con tres toreros guapetes y extraordinariamente vestidos de torero. También se pudo disfrutar de unos buenos ginctonics, ya fuera en los bares del interior de la plaza o en el mismo tendido, y al terminar la corrida seguir la juerga en la infame discoteca de los pasillos de la plaza. Y de hasta una puerta grande, la de Sebastián Castella tras desorejar al toro cuarto. Mañana los cuerpos estarán resentidos, pues la resaca será mítica. Y los ibuprofenos cotizarán a precio de oro. Pero mereció la pena, ¡¡claro que sí!! Aunque toros, lo que se dice toros, no se haya visto... Pero no importa, ¿quién dijo que el toro tuviera importancia?

A Sebastián Castella le bastó con su faena de siempre para encandilar a la concurrencia y que esta se volviera loca. Se plantó ante ese toro cuarto que, a diferencia del resto, sí se dejó hacer y regaló embestidas con emoción. El medio-toro en estado puro: entre algodones en los primeros compases de la lidia, simulación de la suerte de varas, y posteriormente una máquina de embestir en el tercio de muleta. Al menos este sí se vino arriba y, como ya se ha referido, dejó buen juego en el último tercio. Y ante este buen ejemplar, soltó Castella su monofaena de toreo postmodernista y comenzada por estatuarios, continuada por muchos muletazos por el lado derecho y unos pocos, muy pocos pero a decir verdad magníficos, por el izquierdo (se echó en falta más rotundidad por ese lado, el que determina el estado de la cuestión). Y cuando el animalillo ya no dio para más, pasó a la acción con su soflama encimista. Todo ello culminado con una buena estocada. Y dos orejas, y a correr. Y la gente, encantada. Pues genial, no todo era beber cubatas.

Otros cuántos (y también otras cuantas, no vayan a leernos los tarados/taradas/tarades tan preocupados por la "igualdad"), también vinieron a ver al guapísimo y portentoso Manzanares. Y si hubiera toreado, mejor que mejor, pero no fue el caso. No tuvo material Manzanares, pero tampoco es que andara con actitud por justificarse ante los que pagan sus buenos cuartos por ir a verle. Claro que ¿qué más dará? Con verlo darse un paseo por el ruedo, ya tienen pagada la entrada. Claro que sí. Todos contentos, no todo iba a ser inflarse a cubatas.

Y, por supuesto, los hubo que tienen especial predilección por ver a Pablo Aguado, pero de nuevo el gozo en un pozo. Ni toros para Aguado, ni nada de nada. ¿Y si probaran, así por proponer algo, a anunciarse con una de don José Escolar Gil el año que viene? Por eso de que igual si encuentran material para mostrar sus magníficas cualidades, y tal.

No hubo toros, que es el gen de la emoción y lo que de veras le da importancia a la Fiesta. O eso piensan, al menos, los que caben en un autobús. Para el resto, mientras no falten los ginctonics, los Ballantines con cola y el discotequeo posterior, que le quiten lo bailao. Y la resaca del día posterior.

jueves, 18 de mayo de 2023

18 DE MAYO DE 2023, OCTAVA DE FERIA: QUÉ GANICAS DE APLAUDIR

Tras dos días de asueto, brindado por la llamada "jornada de descanso" y una novillada a la que los güenos afisionaos no asisten (el hígado y la caja de ibuprofenos acaban agradeciéndolo), volvió la farándula a la plaza de Madrid. Una farándula que siempre se traen bajo el brazo las figurinas. Una farándula en forma de glamour, gente guapa de clavel en la solapa y ginctonic en mano, el olor a Channel y a Gurkha Black Dragon, los bieeeeeennnjjjjjjj a cualquier trapazos que se precie, el vivaespaña de rigor cuando la tarde ya languidece y la ginebra empieza a hacer estragos, y todas esas bonanzas tan típicas de una tarde de toros en las que están acartelados los grandes de ahora. 

Y también volvió el medio toro de las figuras, ese sin remate, con pitones que dan lugar a las dudas, descastado, tontorrón y que no molesta. Esta vez nos tocó una mojiganga, otra más, marcada a fuego con el hierro de la familia Lozano, y cuanto más tiempo pasaban cualquiera de los seis mojones de esta tarde delante de nuestra vista, más echábamos en falta toros como los de don José Escolar Gil lidiados el domingo. O, sin ir más lejos, como los de la novillada de Los Maños. Hubiera sido curioso que, por una de esas equivocaciones inverosímiles, a alguien se le hubiera ido la mano en esta tarde y hubiera aparecido por toriles esos seis ejemplares de Los Maños para que hubieran pechado con ellos Morarte, nuestro don Julián y el incipiente nuevo valor del pegapasismo vulgar, Tomás Rufo. Y que la fantasía del Toro-Toro hubiera echado el resto. Pero así las cosas, nos hemos comido un nuevo saldo ganadero que ha sido cortesía de Morarte y nuestro don Julián. Qué le vamos hacer.

Tampoco faltaron las ganas de aplaudir. ¡¡Qué ganicas hay de aplaudir!! Y de verse cortar orejas, y de ver a los toreros en volandas camino a la calle Alcalá... Si es que están las entradas muy caras (la guerra de Ucrania, que dirían los miembros del insigne Gobierno que preside Grazie Antonio), y pagar ese pastizal para irse a casa a dormir la mona, de vacío, debe de joder bastante... Aunque no haya ocurrido nada especial como para ser digno de llevarse premio, pero uno ya se va a casa con el cuerpo arreglado si se ha visto pasear una oreja o una puerta grande. Quien no se consuela es porque no quiere. Se le aplaudió a Morarte un quite por verónicas que ni fu ni fa, corriendo el trapo un tanto acelerado y siendo punteado el capote, pero que hizo retumbar los bieeeeeennnnjjj hasta en la Puerta del Sol. La media verónica con la que cerró ese quite, de frente y despaciosa, sí lo mereció. Y en esto y dos derechazos que pararon los relojes, ligados a uno de pecho que todavía se está terminando de rematar, consistió una tarde más de Morante en Madrid. Al primero lo mandó asesinar con dos cuchilladas infames de parte del tocado por el castoreño, y con la muleta se limitó a quitarle las moscas y quitárselo de enmedio más pronto que tarde. Al cuarto, el del quite que ni fu ni fa y los dos derechazos ligados al de pecho, le porfió más. Pero el animalejo no daba para mucho, y esos pocos muletazos quedaron diluidos en la nada que vino después. 

También hubo muchas ganicas de aplaudir y jalear a nuestro don Julián. Y se le aplaudió y jaleó, vaya si sí. Nuestro don Julián se volvió a plantar en Madrid para soltar su soflama ante dos toretes que tenían poca cosa dentro, y a los que acabó por robar, que se dice por ahí, muletazos meritorios. Pero claro, ese estilo del que nuestro don Julián lleva haciendo gala un cuarto de siglo, es el "pero". Esa fea manera de estirar el brazo para echarse al toro fuera, ese abuso del pico y esos cites perfileros y escondiendo la pierna... A ambos toros le hizo lo mismo, y ambos eran de la misma condición: de esos que nadie daba un duro por ellos. Pero nuestro don Julián tiró de ellos, y al toro segundo incluso llegó a darle tres derechazos ligados de mano muy baja y rematando atrás. Les sacó su faena, soltó su soflama, sus acólitos jalearon, sus detractores le protestaron, y una buena colección de pinchazos haciendo gala del infame julipié se llevó todo.

Con estas trazas en el público y un toro tercero que se hartó de embestir, se encontró el incipiente nuevo valor del pegapasismo vulgar, Tomás Rufo. Pero no fue suficiente para evitar ser pitado cuando abandonó la plaza. Fue el único toro de toda la corrida que se empleó en la muleta (no tendrá nada que ver que se le hayan simulado los dos picotazos que se llevó). Gran toro en la muleta fue este tercero, pero a Tomás Rufo le vino muuuuuy grande el compromiso. Con un toro así y todas esas virtudes que le son atribuidas, era para haberse ido de la plaza en hombros y en verdadera figura del toreo, pero ha preferido esta tarde quedar como un vulgar pegapases, incapaz de imponerse a ese torazo que fue el tercero de Alcurrucén. Y ante el sexto, otra babosa más que pasaba sin ton ni son, más de lo mismo.

Un grano no hace granero, y por eso ese buen toro de Alcurrucén no tapa el tremendo petardo ganadero de esta tarde. Un petardo ganadero patrocinado por la familia Lozano y los figurines del toreo. Se sabía que íbamos a echar de menos en no pocas ocasiones corridas como la de don José Escolar Gil y la novillada de Los Maños (con sus cosas buenas y sus cosas malas). Y los pronósticos se están cumpliendo más de lo deseado. 


miércoles, 17 de mayo de 2023

17 DE MAYO DE 2023, SÉPTIMA DE FERIA: BENDITAS "COMPLICACIONES"

Esto va de según cómo se mire. Se puede hablar, por un lado, de "complicaciones". Y por otro lado se puede hablar de "casta" (bonita palabra, por cierto). Pero al final, complicaciones y casta son dos caminos que llevan a Roma. Benditas sean, pues, esas "complicaciones" de las que hablan los estómagos agradecidos de la tele y de los panfletos oficiales en días como hoy. Eso es que hubo un encierro que sacó casta. Y con la casta ya se sabe: el aburrimiento se esfuma, los vendedores de pipas se quedan mirando las musarañas, y el interés se hace presente. 

Así las cosas, la desigual novillada de Los Maños se trajo consigo esta tarde a Madrid eso mismo: casta. Y también, mansedumbre. Porque la novillada de Los Maños, además de encastada, fue mansa. Se rajó pronto, salió despavorida de los caballos en su totalidad y se defendió debajo del peto, teniendo que calificarla por ello como una "mala novillada". Pero una mala novillada con mucho, muchísimo que lidiar y, por supuesto, que torear. Nada de esos toretes bobalicones y de carácter sosón, que van y vienen, y que hay que "cuidar" durante toda la lidia. No. Lo de Los Maños eran toros de verdad, malos toros pero, al fin y al cabo, toros. 

Y ante una novillada mansa, encastada, con mucho que lidiar y mucho que torear, tres novilleros (Diego García, Christian Parejo y Mario Navas, con 34, 24 y 20 novilladas, respectivamente, en 2022) dedicados a pegar pases. No se les puede pedir otra cosa a una generación de novilleros, se llamen como se llamen, que tan solo han aprendido a pegar pases y a andar por la plaza como si estuvieran levitando. Ni lidiar, ni darles sus terrenos, ni hacerles las faenas en su justa medida, ni nada de nada. Solamente pegar pases. La clásica monofaena ya prefabricada desde sus tiempos en la Escuela, que quizás sí les sirva para cortar orejas y rabos ante el torere bobalicón y en las plazas de Villamediana de Abajo o Valdecascote de la Sierra. Pero no en Madrid, ni mucho menos ante una novillada que pidió el carnet. Si normalmente no saben estar bien ni cuando les sale el novillo bueno, ¿cómo pedírselo cuando los novillos les exigen los papeles? 

Un ejemplo de todo ello es Diego García y el novillo primero de la tarde. Novillo este alejado de lo que fue en sí la novillada, pues derrochó la bondad de una carmelitana y una manera de embestir empalagosa. El novillo embistió, y embistió y no paró de embestir; mientras que Diego García no paró de pegar pases, pases y pases. Pasecitos muy despegado, y corriendo la mano a medias y hacia fuera. A eso, en una palabra, se le llama destorear. Ni qué decir tiene que pasó de puntillas, y si este es el resultado ante un novillo de este calibre, ¿qué más pedirle?

Otro ejemplo es el de Christian Parejo ante el novillo segundo. Primero, por comenzar la faena por estatuarios ante un novillo orientado y que requería poderle por abajo; siendo el resultado el único posible: voltereta al segundo mantazo. Repuesto el novillero, continuó la faena. Y también los disparates: un viento considerable soplaba, y los papelillos quedaron postrados en los terrenos del tendido seis. Paralelamente a este suceso, el manso solamente buscaba las tablas. Y el novillero, empecinado en pegar pases en los medios. Incomprensible. Con todas esas dificultades, Christian Parejo anduvo muy firme. Quiso hacer el toreo, siempre citando de frente y corriendo la mano en redondo. Pero, por unas cosas o por otras, se equivocó de terrenos. ¿Nadie en el callejón que aconseje a los chavales? No, definitivamente no puede entenderse algo así. 

La mansada continuó, y todo lo que se añada sería redundar. Los tres novilleros, faltos de recursos y de ideas para hacer frente a semejante encierro, sucumbió y la estoqueó como buenamente pudo. No sin más sobresaltos: Mario Navas se llevó otro fuerte porrazo capoteando de salida al sexto, y tardó en reponerse todo lo que duró el tercio de varas y de banderillas. Esta vez no se dio coba el novillero ya que, mermado físicamente por el fuerte golpe, optó por abreviar. Y, aunque no merecía tal cosa el encastado novillo, se entiende dadas las circunstancias.

Y junto a los tres pegapases, seis picadores que se dedicaron a pegar cuchilladas muy traseras y caídas; secundados a su vez por un hatajo de peones que hicieron de su santo y seña las lidias desordenadas, las pasadas en falso y el clavar solo una banderillas. La excepción fue Curro Javier, que le sopló dos pares extraordinarios al 5º y anduvo aún mejor lidiando al 2º. La novillada de Los Maños fue mala por mansa, pero tuvo casta y, por ello, ni aburrió ni mereció el trato que se le dio por parte de los de luces, ni el que se le seguirá dando después de lidiada. Y es que hoy en día, novilladas así "no sirve para torear", ni "para expresarse", y "quitan la ilusión a los chavales". Pues menos montalvos, juampedros, parralejos o valdefresnos, y más de estas. Y en las escuelas taurinas, menos enseñar a pegar pases y a florituras, y más enseñar a lidiar.

lunes, 15 de mayo de 2023

15 DE MAYO DE 2023, SEXTA DE FERIA: DESPUÉS DE LS TORMENTA SIEMPRE LLEGA LA CALMA

Después de la tormenta siempre llega la calma. La tormenta fue una tormenta de casta y de emoción que trajo consigo ayer la corrida de don José Escolar Gil. La calma tomó el relevo hoy, día grande de Madrid, de la mano de los toros de El Parralejo y José Vázquez ( la cual hubo de remendar con dos toros, 1° y 2°, al no pasar la criba veterinaria el encierro que presentó El Parralejo inicialmente). Y con la calma llegó también el aburrimiento, el hastío, el cabreo, los bostezos, los cabezazos sobre el hombro del vecino de abono, y todas esas bonanzas que ocurren cuando la tarde acaba cuesta abajo y sin frenos. Y ni tan siquiera las buenas actuaciones de algunos banderilleros (destaca la tarde completa de Javier Ambel y algunos pares prendidos por Curro Javier y Juan Carlos Rey) evitaron su caída al abismo. Los dos descomunales animales herrados con el mítico 9 abrieron plaza, haciendo gala de una mansedumbre estridente. Los de El Parralejo, por su parte, anduvieron escasos de fuerzas y de casta, piedras angulares que sustentan la buena condición del Toro-Toro. Y ante ellos, tres toreros empeñados en pegar pases, pases y más pases. La vulgaridad por bandera, y del saber cuándo y cómo hay que cortar a tiempo, ni hablar del peluquín. ¿Es necesario alargar taaaaaanto las faenas de muleta, cuando no hay el más mínimo sentido? ¿Es necesario una tarde de hasta 7, nada menos que 7 avisos, de los cuales algunos llegaron antes de que el matador de turno se perfilara con la espada? ¿Es necesario ser tan cansalmas? 

La corrida del día del Patrón fue un pestiño por todos los factores comentados, y ni tan siquiera salvó los muebles Miguel Ángel Perera ante el nobilísimo ejemplar que salió en cuarto lugar. El toro, con la misma casta que el resto de la corrida pero dotado de una nobleza empalagosa, se dejó hacer sin más; y Perera le hizo. ¿Qué fue lo que le hizo? Una faena marca de la casa: muletazos ligados de mano baja y haciendo gala del excelente sentido del temple que este torero posee, pero muy despegados, llevando al toro en línea y echando siempre el pie atrás. Toreo postmoderno en estado puro y que enarbola al gran público, pero siempre deja mucho que desear entre los aficionados que gustan del toreo que se basa en cargar la suerte y torear en redondo. Tras algunas series de derechazos muy jaleadas y no alcanzar las mismas cotas por el zocato, no quiso dejar de rematar la faena con otro clásico de su repertorio: las bernadinas. Y con tres pinchazos y una estocada baja, mandó a la carnicería a tan bondadoso ejemplar, perdiendo una oreja por culpa de ese fallo con los aceros. 

El nuevo fenómeno mexicano, Isaac Fonseca, se plantó esta tarde en Las Ventas para confirmar su alternativa. Y lo hizo con la misma actitud de siempre: arrolladora y rebosante de ansia por agradar a la parroquia. Otra cosa fue que anduviera acertado y afortunado ante sus dos toros. El de José Vázquez fue manso de solemnidad, pero embistió con temperamento y ofreció mucho más de lo que Fonseca fue capaz de sacarle, y el de El Parralejo apenas se sostenía en pie, y carecía de sentido alargar el trasteo todo lo que lo alargó. Ante ambos ejemplares, lo mismo: trapazos. Ni más ni menos. Trapazos acelerados, muchos enganchones y muy pasado de revoluciones desde que sus toros pisaron la arena hasta que fueron arrastrados. La evolución de Isaac Fonseca, una vez doctorado en Tauromaquia, deberá pasar por muchas cosas, pero principalmente por bajar esas revoluciones y basarse más en el toreo que en el bullicio y el toreo populista. 

Ángel Téllez despachó su tarde, y también su feria, con otra actuación que dejó más pena que gloria. Pena y, sobre todo, decepción. Se esperaba mucho de Ángel Téllez durante estos días, y por varias causas, no rompió el buen toreo que sí mostró la pasada temporada. Dos corridas que no le han embestido, un fortísimo percance durante su primera tarde que le dejó visiblemente mermado, y otro fuerte golpe veinticuatro horas antes de hacer su segundo paseíllo en Madrid, esta vez sucedido en Orgaz (Toledo), y que le causó una lesión en el hombro izquierdo de la que no está totalmente recuperado. Por ello, su actuación el día del Patrón de Madrid ha vuelto a dejar muchas dudas. Ante mejores toros y en mejor condición física se le espera.

La tarde del Patrón fue para el olvido, y dejó para la posterioridad la calma tras esa tormenta de casta ocurrida 24 horas antes en el mismo ruedo. Y es que ya se sabe, sin Toro, nada tiene importancia. 

domingo, 14 de mayo de 2023

14 DE MAYO DE 2023, QUINTA DE FERIA: ESCOLAR ES MUCHO ESCOLAR

Don José Escolar Gil es mucho ganadero. En Madrid, Pamplona, toda Francia, el Valle del Tiétar o allá donde quieran comprarle sus toros. No en todos sitios los quieren, porque en otros sitios son más partidarios del toreo güeno y, para ello, se necesita del toro güeno. Lo que cría don José Escolar Gil no es el toro güeno ni posibilita eso del toreo güeno, también llamado "se torea mejor que nunca", y que las figuras se hinchan a hacer por ahí delante del medio toro flojo y tontorrón. Lo que cría don José Escolar Gil es, a fin de cuentas, el Toro. Ni más ni menos. El Toro puede ser de mejor o peor condición, pero siempre le da importancia a todo lo que se le haga y, por ello, no deja indiferente a nadie. Mucho menos provoca aburrimiento. Si se le hacen las cosas bien, lo agradece; y si se les hace mal, no lo consiente y lo demanda. Por eso el Toro requiere, primero, lidiadores con la bragueta suficiente para vérselas con él; y, posteriormente, lidiadores cualificados, que los sepan entender y les hagan las cosas bien en todo momento. Por desgracia, no siempre sucede, y ello distorsiona con una verdad incuestionable: cuando en la cabeza del cartel aparece el nombre de un ganadero que tiene a bien criar el Toro (tal que don José Escolar Gil, sin ir más lejos) desaparecen, como por arte de magia, nombres como los de José Antonio Morante Camacho, Julián López Escobar, Andrés Roca Rey, Miguel Ángel Perera Díaz o José María Dolls Samper (a quien sus amigos y allegados conocen como Manzanares). Cosas del Toro.

Un año más, nos trajo don José Escolar Gil seis señores toros a Madrid para cumplir su expediente anual con una plaza que le respeta y venera. Seis señores toros muy bien presentados, rematados y ofensivos, a los cuales tuvimos el gran privilegio de paladear durante los días de atrás en el Batán. Y que luego, saliendo cada uno a su padre y a su madre, hicieron el conjunto de una corrida de toros con mucho interés. No fue una corrida que derrochara toda la bravura que se desea, y especialmente la corrida fue mansa en varas. Ninguno de los seis se empleó en el caballo, algunos se defendían cuando sentían el hierro en toda la mitad del espinazo, y otros directamente se dormían bajo el peto y se dejaban pegar sin más. Perola corrida sacó casta, y vaya si la sacó. Claro que igual esa condición que les hizo a algunos defenderse, habría que preguntarse si no fue por lo mal que anduvieron con ellos los seis picadores (ninguno picó en el sitio adecuado, fueron todo cuchilladas en mitad del espinazo y, más que menos, metiendo el palo con saña), así como los peones encargados de la lidia. 

Sobre cómo anduvo la terna ante la importante corrida de don José Escolar Gil, es harto complicado de hablar. Una terna experimentada ante este tipo de corrida y compuesta por Domingo López Chaves, Fernando Robleño y Gómez del Pilar, fue la elegida. Por parte de esta terna, hubo de todo. La de López Chaves ha sido su última tarde en esta plaza antes de decir adiós a la profesión a final de esta temporada, y con el que seguramente ha sido el lote más complicado de la tarde, anduvo como pudo. El primero, un toro resevón, incierto y muy mirón, hizo sudar al veterano matador de Salamanca hasta tal punto de que llegó a levantarle los pies del suelo. Solventó la papeleta con oficio y honradez, pero poco más sacó. Feo, pero que muy feo fue que ordenara a su picador masacrar, literalmente, al toro cuarto, propinándole dos puñaladas traseras y muy fuertes con las que el animal acabó muy parado e imposibilitando cualquier opción de triunfo. ¿Y si se le hubiera dosificado el castigo en su justa medida? A lo mejor estaríamos hablando de otro toro. A lo mejor...

Fernando Robleño, en contrapartida, cargó a sus espaldas con el lote que ofreció más. Y Robleño, que también es mucho Robleño (para lo bueno y para lo malo), despertó grandes ovaciones. Y también, algunas protestas y alzamientos de ceja motivados por el poco convencimiento de sus dos quehaceres. El toro segundo, buen ejemplar, tuvo prontitud y claridad en su embestida, pero había que andar firme con él, tocarle con suavidad y correr la mano con largura. A Robleño le costó una barbaridad pegarle una serie de muletazos rotunda, tanto que esta fue la última de toda la faena. Todo lo anterior fueron pases muy movidos y pegándole un feo tirón al mitad del muletazo que le hacía al toro cabecear y quedarse a mitad del viaje. Cuando al matador le daba por bajar la mano y correr la mano hasta el final, el toro respondía con una embestida de mucha calidad, pero no fue esa la tónica habitual de la faena y todo quedó, como se ha dicho antes, en una serie con la mano derecha antes de perfilarse para entrar a matar. Y ante el toro quinto, lo cierto es que fueron tres cuartas partes de lo mismo. No tuvo la misma viveza ese quinto que el toro anterior, pero sí la bondad suficiente para acudir con presteza a cada muletazo y seguir las telas hasta donde le fuera marcado. Y de nuevo, el quehacer de Robleño se basó en pegarle telonazos sin asentar las zapatillas, realizando lo más destacado muy al final, con algunos naturales sueltos verdaderamente mandones pero que supieron a muy poco. Y a ambos toros, como suele ser típico de Fernando Robleño, los pinchó y, por ello, se perdió tocar pelo.

Para López Chaves fue el lote menos agraciado, para Robleño el más completo en cuanto juego, y en lo que respecta a Gómez del Pilar, le correspondió el mejor toro de toda la corrida: el tercero. Un toro de embestida sobresaliente, encastado y colocando la cara de tal forma que hizo surcos en la arena con el morro. Pero, a su vez, le bastaron dos picotacitos en el primer tercio para ir arreando, y como tampoco la pelea bajo el peto fue gran cosa, todo quedó en un buen toro para la muleta. Y nada más. Y por ello, la vuelta al ruedo que se le concedió al animal tras su lidia fue cuanto menos exagerada. ¿Qué será de esto el día que salga un toro bravo en varas y luego, en la muleta, embista con la misma condición? La plaza de Madrid está totalmente desnortada, y es cuanto menos preocupante. Pero aquel toro tuvo muchísimo que torear y su matador anduvo ante él, siendo benévolos, correcto. Sin más. Series sobre la mano derecha aseaditas y de poca rotundidad, una, ¡¡tan solo una!!, con la zurda que no dijo nada (con el pitón izquierdo de escándalo que tenía el animal, Dios santo) y muy poco más. Y una buena estocada para culminar, y una oreja. Sí, una oreja a un toro de dos, un toro que llevaba un cortijo en cada pitón y con el que cabía haber apostado muchísimo más, sobre todo con la mano izquierda (la de los euros). No lo vio así Gómez del Pilar, y el animal se fue al desolladero habiendo sido superior a su matador. Nada que se pareciera al último acto de la corrida, un animal que fue troceado en un primer puyazo asesino y que acabó dando el mismo juego (inválido y descastado) que cualquier domecq al uso que tanto gusta a esos mismos que no se acartelan con ganaderías como la de don José Escolar Gil, para entretenerse en hacer esa paparrucha del se torea mejor que nunca (o como se diga). 

Con los escolares volvió el Toro. Merecieron mucho mejor trato durante la lidia, y muy especialmente por los seis señores tocados por el castoreño. Con más corridas de estas, en detrimento de los toritos a modo para que las figurillas disfruten una barbaridad, así como de la dichosa discoteca post-festejo y el pertinente cubateo, se solucionarían muchos de los males que afloran. Que así sea. 

sábado, 13 de mayo de 2023

12 DE MAYO DE 2023, TERCERA DE FERIA: VIENTO Y PODEDUMBRE JUANPEDRERA

Hay cosas que nunca cambian en la vida, y tradiciones que permanecen impertérritas. Y una de ellas, es la pertinente traca de marca Juan Pedro Domecq con la que los aficionados de Madrid somos agasajados de año en año. ¿Hasta cuándo habrá que seguir aguantando tanta chacota por parte de este ganadero y de los empresarios que compran sus toros? Se les acabó el crédito hace tiempo, y con ello se agotó la paciencia de quienes aguantamos año tras año la podredumbre de la que hacen gala los juampedros. Da lo mismo que la maten las figuras o tres toreros más modestos, en todos los casos dejan la misma impronta: está para irse derechita al matadero y dejar de dar la murga. ¿Cómo puede cometerse la indecencia de dejar fuera de todas las ferias a otras vacadas con mucho más interés, en beneficio de este auténtico mojón? En fin...

La corrida de Juan Pedro Domecq vino esta vez bien presentada de principio a fin: ofensivos por delante, rematados por detrás y hechuras muy bonitas; pero tan podridos por dentro como de costumbre, sin poderío ni pies, haciendo de la suerte de varas un simulacro, descastados, tontorrones y, en definitiva, siendo la antítesis del toro bravo. O siendo el "toro artista" en todo su esplendor. Según se mire. Y con la podredumbre juampedrera, otro invitado no menos indeseable: el viento. Un viento molesto y frío que sopló durante toda la corrida, y que hizo de ella un espectáculo todavía más deslucido aun si cabe. Y así fue como se dio al traste con una de las ternas más interesantes de toda la feria, con tres toreros en un momento extraordinario. Había ganas de ver el buen momento que atraviesa Daniel Luque y, sobre todo, de palpar el cambio espectacular que ha dado este torero en los últimos tiempos. Un toreo mucho más asentado, clásico y ejecutado con gusto, lejos de esa irritante vulgaridad de la que hacía gala en sus primeros tiempos. Y sí, se pudo comprobar ese grado de madurez, aunque en pequeñas dosis, durante el primer acto del festejo. Un quite inspirado y un inicio de muleta a base de telonazos por arriba, sin rectificar un milímetro de terreno y rematado con un trincherazo de cartel, fueron el preludio a una faena muy meritoria en la que consiguió darle algunos muletazos por el lado derecho muy mandones y gustándose el torero, destacando especialmente una serie rotunda y de mano baja, con el toro muy metido en la muleta y obligándolo a rematarse los derechazos atrás. El toro no dio para más, y aunque el torero porfió con la mano izquierda y dejó conatos de buen toreo, todo quedó en la nada "gracias" al juampedro. Y hasta ahí la tarde de Daniel Luque. Y también del resto. Ni Ángel Téllez ni Francisco de Manuel tuvieron oponentes, ni el viento les permitió confiarse del todo, ni tampoco anduvieron demasiado inspirados como para dejar en la posterioridad algo meritorio. Por unas cosas o por otras, la actuación de ambos fue cuanto menos floja, tomando muchas precauciones durante toda la tarde y demasiado embarullados en faenas alargadas más de la cuenta, además de vulgares.

Meritorio fue que Ángel Téllez fuera capaz de salir a lidiar y estoquear sus dos toros después del tremendo palizón que se llevó cuando intentaba el quite al primero. No estaba el asunto como para echarse el capote a la espalda, y el resultado fue que un golpe de viento lo dejó al descubierto en el segundo capotazo y el toro se lo llevó por delante de muy fea manera. Conmocionado y visiblemente mermado, fue evacuado rápidamente a la enfermería, de donde no salió hasta que llegó el cuarto acto de la corrida. Y así, Luque actuó en primer y tercer lugar, Téllez en cuarto y sexto, y Francisco de Manuel hizo lo propio en segundo y quinto. Ambos, tanto Téllez como Francisco de Manuel, realizaron faenas muy similares que consistieron en una buena retahíla de muletazos metiendo pico con mucho descaro y de trazo perfectamente lineal, muy desconcertados toda la tarde y faltos de confianzas por las fuertes rachas de viento. Ambos dispondrán de otra oportunidad a lo largo de los próximos días para desquitarse y, de paso, demostrar que fue cosa de las inclemencias. O eso se espera al menos.

Y para el año que viene, ¿otra corridita herrada a fuego con el antiguo hierro de Veragua y luciendo las cintas encarnadas y blancas? Seguro que a estas horas Plaza1 ya tiene reseñado un encierro en el campo, pero Madrid y el toreo en general merece un laaaaaego descanso juampedril. 

jueves, 11 de mayo de 2023

11 DE MAYO DE 2023, SEGUNDA DE FERIA: TOROS Y PARRANDA, MALA COMBINACIÓN

Tres orejas cortadas y un toro premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. La tarde de los garcichicos (hoy más que nunca) se puede resumir en esas pocas palabras, y cualquiera que no haya estado en la plaza o no haya seguido la corrida por televisión podrá pensar que se ha vivido una tarde memorable. Tremenda, realmente ideal para presumir en Instagram con un posado sacando el ruedo de fondo y el cubalibre en una mano. A los toros se va hoy en día a eso: al postureo, a dejarse ver, a echarse unos cuantos lingotazos de ginebra, a ver cómo se cortan orejas... Y una vez terminado todo, a continuar el jolgorio en la infame macrodiscoteca que nos han montado en los pasillos de la plaza. Lo de si los toros son más o menos bravos, y los toreros pueden con ellos y hacen las cosas bien, es ya secundario. ¿Qué más dará? La parranda se ha apoderado de la plaza de Madrid (un año más), y con ella el triunfalismo barato, los aplausos a lo vulgar, las concesiones a lo mediocre y los tendidos colmados de beodos que en pocas horas ya no recordarán nada, aunque siempre les quedará el precioso selfie que se ha sacado sujetando el ginc-tónic, o acompañando al matador que es sacado en hombros. 

Pues así está esto. La corrida de Garcigrande estuvo mal presentada. En el mejor de los casos, hubo ejemplares que parecían hijos de muchas novilladas celebradas durante los domingos de abril (sí, aunque más de uno se sorprenda, en abril también hay toros en Madrid). En el peor de los casos, hubo algún que otro ejemplar que no era digno ni de ser lidiado en una plaza de talanqueras. Pero hubo toros que embistieron, y vaya si lo hicieron. Hubo, para ser exactos, dos toros de alta nota en la muleta, pero solamente en la muleta. Prohibido hablar del caballo, que eso es de la Edad de Hierro. Fueron, por tanto, lo que siempre se han llamado dos "medio-toros", y para colmo uno de ellos, el quinto, premiado con la vuelta el ruedo. Y ambos animales de tan importante condición en la muleta y en ningún momento más, cayeron a las 12 del mediodía, papel de fumar mediante, en las mismas manos. Y el interesado se fue en hombros tras cortar dos orejas, que pudieron ser tres si no llega a entretenerse en pinchar al toro segundo, y todos tan contentos. Bueno, todos todos, lo que se dice todos, va a ser que no... Porque las dos orejas cortadas por Emilio de Justo a ese toro quinto levantaron ampollas, y bien mirado no es para menos. La faena no fue para nada rotunda: hubo un comienzo poderoso por abajo y con tres derechazos gustándose mucho el matador, a los que siguió una serie con la mano derecha muy acelerada y sin pasarse al toro por la faja. Vio el matador que el toro tenía muy buenas cualidades por el pitón izquierdo, por lo que la siguiente serie fue sobre esta mano y el toro le desbordó. Más asentado en la siguiente, logra dar un último natural ligado a un trincherazo de oro con quilates, pero que no lograron maquillar los muletazos acelerados y sin mando que les precedieron. La mano diestra vino a continuación y, aunque el torero se gusta en todos, no se pone en el sitio nunca y siempre remata fuera y no da el muletazo completo, pues le quita el engaño de la cara demasiado rápido. Y la faena, además de unos doblones sin ningún fuste como epílogo, no tuvo nada más. Se vio a Emilio de Justo muy por debajo de un toro encastado que fue una máquina de repetir. Salvo algunos destellos consistentes, sobre todo, en los pases de pecho y el natural ligado al trincherazo antes comentado, a la faena le faltaron series de muletazos más rotundas, en las que el torero tirara del toro hasta el final y colocado en el sitio. Porque si de algo importante carecieron esos muletazos de Emilio de Justo fue precisamente de esas dos virtudes: colocación y hondura. Y la espada, como entró entera y tumbó al toro sin necesidad del descabello, ¿qué más da si cayó baja? Dos orejas y puerta grande verbenera. Dos que no fueron tres si la espada hubiera entrado a la primera en el toro segundo, aunque hubiera sido en la paletilla del animal. Mal estuvo ante este buen toro Emilio de Justo, aunque bien es verdad que en esta ocasión el viento le jugó malas pasadas. Poco asentado, sin ponerse en el sitio y rematando los muletazos a mitad de viaje pegando un feo latigazo. 

Con otra orejita de verbena fue premiado Tomás Rufo tras estoquear al toro tercero, en una faena plagada de vulgaridad, muletazos aliviados y rematada con una estocada que cayó arriba pero algo trasera. Y, para colmo, sin petición mayoritaria. Con un público tan, digamos "enfervorizado", y un presidente excesivamente benévolo (en qué andaría pensando este buen hombre desde que por la mañana aprobó algunos de los toros), milagro fue que la faena de Tomás Rufo al toro sexto no calara para, como mínimo, llevarse el rabo y una pata del animal. Pero así fue, el toro de Garcigrande salió noblote sin más, y el jovencito matador se dedicó a pasarlo con la misma vulgaridad que en su faena anterior, pero ante la indiferencia esta vez de los asistentes. ¿Estarían algunos durmiendo la mona ya? 

Más allá de esos dos toros, la corrida de Garcigrande careció de mayor interés. Simplón y pastueño sin más fue el lote de Tomás Rufo, y descastado el que le cupo en suerte a Morante de la Puebla. Porque también anduvo por allí Morante de la Puebla esta tarde, aunque su nombre no haya sido reflejado hasta el momento. Nos preguntábamos algunos esta mañana con cuál de los dos Morantes nos íbamos a encontrar en esta tarde, si el genio inspirado y tocado por las musas, o el papanatas de "er zuelo eztá mu duro", la pendiente, "er toro de Madrí ez mu grande y no me deja ezprezarme", y toda su retahíla de monsergas. La respuesta es evidente, y no hace falta ni decirla. Inhibido totalmente de la lidia en sus dos toros, sus dos "faenas" (si acaso se les puede llamar así) consistieron básicamente en unos pocos mantazos para espantar las moscas y, como colofón, sendos sainetes con espada y descabello (hasta 26 golpes de verduguillo se le llegaron a contar en el toro primero). En otros tiempos, el señor José Antonio Morante Camacho hubiera pasado la noche en la Dirección General de Seguridad tras semejante actuación. 

Y tras aprobarse una corrida impresentable para Madrid, regalar una puerta grande tras una faena irregular y culminada con un bajonazo, regalar otra oreja más sin petición mayoritaria y conceder una vuelta al ruedo póstuma a un toro que solamente fue bueno en la muleta, ¿cabría solicitar el cese inmediato del señor Presidente de la corrida? La respuesta es tan obvia como lo es la respuesta a la pregunta "con cuál de los dos Morantes nos hemos encontrado hoy". 





miércoles, 10 de mayo de 2023

10 DE MAYO DE 2023, PRIMERA DE FERIA: PACIENCIA, QUE NOS QUEDAN 24

Paciencia, que todavía nos quedan veinticuatro tardes más (incluidas las dos tardes de rejones, durante las cuales muchos optamos por descansar). Dosifiquemos las emociones, que todavía queda mucha tela que cortar. Dosifiquemos los cabreos, el aburrimiento, el hastío, las protestas, las decepciones, la expectación y, por supuesto, los "biiiiieeeeennnnnnjjjjj", las aplausos a la vulgaridad, los ginc-tónic (y con ellos los ibuprofenos a la mañana siguiente), las horas de rave en la bendita discoteca, los "vivaespañas", los "cállategilip***" y toda la parafernalia. Paciencia, que todavía quedan veinticuatro tardes y, aunque vendrán mejores, también las habrá peores que esta primera corrida en la que los toros de La Quinta no han estado a la altura.

¿Qué se esperaba de La Quinta? Además de un trapío más acorde a la primera plaza del mundo, la palabra mágica de siempre: casta. Y de casta fue precisamente de lo que adolecieron en buena parte los seis santacolomas de esta tarde. Le faltó casta y mucho más fuelle a la corrida de La Quinta, pero aun con esas no se puede decir tampoco que esta fuera imposible para el toreo, ni que no se pudiera haber estado mejor, y ni muchísimo menos disculpar a los tres toreros que han tenido a bien anunciarse con tan señalada ganadería. De una cosa a la otra va un mundo.  Por todo lo cual y consiguiente, no se puede decir que el nuevo doctor en Tauromaquia haya tenido mala suerte en fecha tan señalada para él. Álvaro Alarcón, pulcramente vestido de blanco y oro (como mandan las buenas costumbres en quienes toman la alternativa así ataviados) se llevó un lote asequible para dar el aldabonazo, pero le han faltado muchísimas cosas para ello. El de la alternativa fue bravo en el caballo y tuvo en sus pitones una faena con los muletazos justos (no más de quince) para hacer saltar la liebre. Pero el chico se embarulló y, aunque logró momentos sueltos de muy buen hacer por naturales, no terminó de acoplarse. Como tampoco se acopló a la nobleza y dulzura del que cerró tarde, embarullándose de nuevo en una faena larga y vulgar.

De manera paralela, los dos maestros de ceremonia anduvieron cada uno a lo suyo. A nuestro don Julián le correspondió el lote más vulgar y que menos dijo de toda la tarde. Con un lote así, mostró dos caras: la cara A y consistente en una de esas lecciones suyas de (des)toreo poderosísimo ante su soso primero, un animal por el cual ni el más optimista  hubiera dado un duro. Pero don Julián, a base de porfiar, acabó sacándole muletazos tan mandones como llenos de sus abusos de siempre: que si el pico, que si el cite perfilero, que si el esconder la pierna... Y ante su segundo toro, la cara B de nuestro don Julián: faena corta y aliviadita en la que no dijo nada de nada. Tampoco es que mereciera mucho más el susodicho ejemplar corrido en 4º lugar, por lo que se agradece la brevedad. Pero hablando de merecer, ¿merecieron más los dos toritos con los que el famoso y tan cacareado "Huracán de los Andes" se las vio en esta, su primera tarde del abono? Dos toros que no fueron gran cosa, que iban y venían sin más, pastueños, nobles, toreables y toda esa ristra de calificaciones similares... Pero en esta tarde, si hubo alguien que de veras dosificó, ese fue Andrés Roca Rey. Dosificó esfuerzos, buena actitud, ganas de agradar y, por el contrario, le sobró vulgaridad, apatía, desgana... No fue la tarde de Andrés Roca Rey, y ello se manifestó en dos faenas tan laaaaargas y plagadas de chabacanería, como acompañadas de impotencia y de no querer. No es difícil deducir que quien en esta tarde se haya dejado sus buenos cuartos en venir a ver a Roca Rey, habrá salido de la plaza con un disgusto formidable. El mismo consejo para ellos: que dosifiquen.

Con lo que no sería conveniente dosificar es con las ovaciones a las cosas bien hechas de verdad, y en esta tarde una ovación así la escuchó José Chacón por su magnífica brega al 1º y, sobre todo, dos sensacionales pares de banderillas al 6º.