miércoles, 17 de mayo de 2023

17 DE MAYO DE 2023, SÉPTIMA DE FERIA: BENDITAS "COMPLICACIONES"

Esto va de según cómo se mire. Se puede hablar, por un lado, de "complicaciones". Y por otro lado se puede hablar de "casta" (bonita palabra, por cierto). Pero al final, complicaciones y casta son dos caminos que llevan a Roma. Benditas sean, pues, esas "complicaciones" de las que hablan los estómagos agradecidos de la tele y de los panfletos oficiales en días como hoy. Eso es que hubo un encierro que sacó casta. Y con la casta ya se sabe: el aburrimiento se esfuma, los vendedores de pipas se quedan mirando las musarañas, y el interés se hace presente. 

Así las cosas, la desigual novillada de Los Maños se trajo consigo esta tarde a Madrid eso mismo: casta. Y también, mansedumbre. Porque la novillada de Los Maños, además de encastada, fue mansa. Se rajó pronto, salió despavorida de los caballos en su totalidad y se defendió debajo del peto, teniendo que calificarla por ello como una "mala novillada". Pero una mala novillada con mucho, muchísimo que lidiar y, por supuesto, que torear. Nada de esos toretes bobalicones y de carácter sosón, que van y vienen, y que hay que "cuidar" durante toda la lidia. No. Lo de Los Maños eran toros de verdad, malos toros pero, al fin y al cabo, toros. 

Y ante una novillada mansa, encastada, con mucho que lidiar y mucho que torear, tres novilleros (Diego García, Christian Parejo y Mario Navas, con 34, 24 y 20 novilladas, respectivamente, en 2022) dedicados a pegar pases. No se les puede pedir otra cosa a una generación de novilleros, se llamen como se llamen, que tan solo han aprendido a pegar pases y a andar por la plaza como si estuvieran levitando. Ni lidiar, ni darles sus terrenos, ni hacerles las faenas en su justa medida, ni nada de nada. Solamente pegar pases. La clásica monofaena ya prefabricada desde sus tiempos en la Escuela, que quizás sí les sirva para cortar orejas y rabos ante el torere bobalicón y en las plazas de Villamediana de Abajo o Valdecascote de la Sierra. Pero no en Madrid, ni mucho menos ante una novillada que pidió el carnet. Si normalmente no saben estar bien ni cuando les sale el novillo bueno, ¿cómo pedírselo cuando los novillos les exigen los papeles? 

Un ejemplo de todo ello es Diego García y el novillo primero de la tarde. Novillo este alejado de lo que fue en sí la novillada, pues derrochó la bondad de una carmelitana y una manera de embestir empalagosa. El novillo embistió, y embistió y no paró de embestir; mientras que Diego García no paró de pegar pases, pases y pases. Pasecitos muy despegado, y corriendo la mano a medias y hacia fuera. A eso, en una palabra, se le llama destorear. Ni qué decir tiene que pasó de puntillas, y si este es el resultado ante un novillo de este calibre, ¿qué más pedirle?

Otro ejemplo es el de Christian Parejo ante el novillo segundo. Primero, por comenzar la faena por estatuarios ante un novillo orientado y que requería poderle por abajo; siendo el resultado el único posible: voltereta al segundo mantazo. Repuesto el novillero, continuó la faena. Y también los disparates: un viento considerable soplaba, y los papelillos quedaron postrados en los terrenos del tendido seis. Paralelamente a este suceso, el manso solamente buscaba las tablas. Y el novillero, empecinado en pegar pases en los medios. Incomprensible. Con todas esas dificultades, Christian Parejo anduvo muy firme. Quiso hacer el toreo, siempre citando de frente y corriendo la mano en redondo. Pero, por unas cosas o por otras, se equivocó de terrenos. ¿Nadie en el callejón que aconseje a los chavales? No, definitivamente no puede entenderse algo así. 

La mansada continuó, y todo lo que se añada sería redundar. Los tres novilleros, faltos de recursos y de ideas para hacer frente a semejante encierro, sucumbió y la estoqueó como buenamente pudo. No sin más sobresaltos: Mario Navas se llevó otro fuerte porrazo capoteando de salida al sexto, y tardó en reponerse todo lo que duró el tercio de varas y de banderillas. Esta vez no se dio coba el novillero ya que, mermado físicamente por el fuerte golpe, optó por abreviar. Y, aunque no merecía tal cosa el encastado novillo, se entiende dadas las circunstancias.

Y junto a los tres pegapases, seis picadores que se dedicaron a pegar cuchilladas muy traseras y caídas; secundados a su vez por un hatajo de peones que hicieron de su santo y seña las lidias desordenadas, las pasadas en falso y el clavar solo una banderillas. La excepción fue Curro Javier, que le sopló dos pares extraordinarios al 5º y anduvo aún mejor lidiando al 2º. La novillada de Los Maños fue mala por mansa, pero tuvo casta y, por ello, ni aburrió ni mereció el trato que se le dio por parte de los de luces, ni el que se le seguirá dando después de lidiada. Y es que hoy en día, novilladas así "no sirve para torear", ni "para expresarse", y "quitan la ilusión a los chavales". Pues menos montalvos, juampedros, parralejos o valdefresnos, y más de estas. Y en las escuelas taurinas, menos enseñar a pegar pases y a florituras, y más enseñar a lidiar.

4 comentarios:

  1. Casta mala,mansos sin humillar y orientados y fuertes para novilleros que vienen sin oficio pues hoy no es como antes que venían con 50 novilladas y dos o tres temporadas así no se ayuda a los novilleros

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  2. Con esas novilladas no pueden salir toreros nuevos hay que hechar novilladas buenas y bonitas

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  3. Me gustaría que tres matadores de los 15 primeros del escalafón de matadores se hubiesen enfrentado a estos novillos, seguro que más de uno hubiesen do al corral.

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