Una vez finiquitado este desastroso mes de toros, nos toca hacer balance de lo ocurrido. Viendo el panorama desolador que esta feria ha dejado tras de sí, dan ganas de meterse en el catre y no despertar hasta dentro de 50 años. Ni un solo triunfador rotundo,ni una sola Puerta Grande (pero Grande de verdad), ni una sola faena de dos orejas, ninguna corrida completa y de carácter extraordinario, muy pocos toros fenomenales, aún menos toreros que hayan despertado ilusión... Y, para colmo de males, el señor empresario ahora se mete a pitoniso y predice que a esto le quedan dos telediarios. Deje usted de lloriquear y póngase manos a la obra para levantar esto, que en su mano están las ilusiones de miles de personas aficionadas a este noble arte que es el toreo, y si su situación económica no es lo suficientemente solvente como para estar al frente de la gestión de la Plaza de Madrid, tenga un mínimo ya no digo de afición, cosa de lo que cada día está más claro que carece a raudales, sino de dignidad humana, vergüenza y respeto por los que sí somos aficionados, y quítese de donde está, que nos está haciendo mucho daño, tanto usted y su hijo como sus dos socios, Simón Casas y Toño Matilla. Por favor, deje paso a alguien que sea capaz de hacer todo lo humanamente posible por traer a la primera plaza del mundo las cabezas de camadas de Miura, de Moreno Silva, de Cebada Gago, de Victorino Martín, de Alcurrucén, de Baltasar Ibán, etc. Haga usted el favor de dejar paso a alguien con la suficiente afición y dignidad de no dejarse engañar de ganaderos que venden sus presuntos toros a precio de saldo para ahorrarse los cuartos, tales como Los Recitales, Martelilla, Jandilla, Pereda, Juan Pedro Domecq, El Montecillo, etc. Por favor, deje paso a alguien que tenga los cojones suficientes para prescindir de toreros que no pintan nada tales como El Cid, Luque, El Capea, Tejela, El Fandi, Juan Bautista, Finito el de Sabadell, o Serafín Marín. En definitiva señor Martínez Uranga, ¡¡váyase!! Váyase porque es usted un veneno mortífero para la Fiesta de los toros. No tiene afición a los toros por ninguna parte, está demostrado. Usted solo tiene afición por los billetes, y si son violetas mucho mejor. Su sitio pues no es la Fiesta, su sitio está en un estanco echando la primitiva o el quiniegol, o en Pasapalabra o Atrapa un millón. Usted, su hijo, Matilla y Casas. Los cuatro. Y, de paso, llévense a sus secuaces los periodistas.
Bueno, a lo que iba, esta feria ha sido un desastre, pero seguro que la del año que viene la hará mucho mejor. Ya llevamos algunos años en esa tónica. ¿Qué se puede destacar de manera positiva en este penoso mes? Lógicamente y para empezar con el mejor pie posible, el memorable espectáculo que la cuadrilla de Javier Castaño protagonizó en las dos tardes que se vistieron de luces, culminada con una vuelta al ruedo histórica. Este fue el acontecimiento de la feria, el de mayor trascendencia, el de mayor emoción, el que puso a la plaza de acuerdo de manera unánime. Unánime no fue la única Puerta Grande (chica) del ciclo. Alejandro Talavante venía de dar un petardo muy sonoro la semana anterior y pudo desquitarse, a costa de los del clavel y el baja tú, muy a gusto. Dos orejas de un manso encastadito por dos naturales y una estocada. Ah, y un porrazo por un fallo infantil, que eso también hace mucho, y eso que son fallos.
Alberto Aguilar tuvo una gran actuación, en mi opinión no merecedora de salida a hombros, el domingo 26, pero sinceramente no acabó de convencerme con la de Escolar ni con la de Adolfo. No obstante, mantiene alto su crédito como buen torero que es. En otoño le esperamos con los brazos abiertos.
Iván Fandiño fue el autor de la mejor faena de la feria, con todos los honores. Fue a un toro de Parladé que se quedó sin picar y que consecuentemente sacó nobleza y un punto de casta. Aun así, un toro que se queda sin picar, ni es buen toro ni es nada. Fandiño y Aguilar son los únicos toreros que han estado bien de verdad esta feria. Otro torero que sale muy reforzado y con un prometedor verano por delante es Joselito Adame. Pero, sintiéndolo mucho, no puedo hablar bien de este torero mexicano. Eso de esconder la pierna y de torear hacia afuera no va conmigo, lo siento. Ni conmigo ni con las reglas del toreo clásico. Dicen que es joven y que tendrá tiempo para pulirlo, pero no creo en esa teoría y ¿por qué? Pues por la sencilla razón de que ha palpado que esas chabacanerías le valen para triunfar en Madrid y el chaval pasará olímpicamente de mejorar.
Figuras como Perera, Castella y Manzanares también tocaron pelo esta feria. El pelo de los despojos que cientos de ignorantes claveleros les tuvieron a bien de agasajar, obviamente. Eso sí es ejemplo de chabacanería, trampas, ventajismo, engaño, triquiñuelas y baratijas. De vergüenza.
La tarde tarde del 19 se cortaron 3 orejas, una por coleta. Silveti fue más que por toreo por el mérito de aguantar toreando mientras caía el diluvio universal, y Juan Bautista dio buenos muletazos. Pero lo que realmente sorprendió aquella tarde fue el buen toreo de capote de Juan del Álamo, al cual le tenemos aquí este domingo y esperemos lo refrende. Con la muleta solo demostró ser uno más.
Otra sorpresa muy grata de la feria fue ver como Antonio Ferrera volvió a retomar algo muy perdido y tan necesario en el espectáculo: saber llevar los galones de director de lidia. Desde tiempos del gran Esplá no se veía algo parecido. Donde habremos llegado que cuando llega alguien a retomar algo tan primario de la lidia, hasta nos alegramos.
Y luego están los toros. Mi podium de honor lo forman
Bustillo 11 (José Escolar),
Marinero (Adolfo Martín), y
Brigada (Celestino Cuadri). A este último nos lo asesinaron en varas y nos lo taparon durante el resto de la lidia, pero seguro que en otras manos hubiera sido, con enorme diferencia sobre los dos antes mencionados, el toro de la feria. Qué pena que solo sea un supuesto y no una realidad. Poco más.
Sirvieron algunos toros de Escolar, de Adolfo, de Parladé, de Alcurrucén, de Pedraza de Yeltes, de Montealto, e incluso de Victorino Martín, pero nadie supo por donde meterlos manos, ni tampoco es que fueran buenos toros. Simplemente, tenían su lidia y sus orejas para cortar. A estas horas, todas ellas estarán guisadas con alubias. Hasta aquí, la primera parte de mis sensaciones de San Isidro 2013. Ya habrá más tiempo de seguir hablando más detenidamente de otros matadores y encierros, tanto para bien como para mal. Para terminar, dejaré de manera simbólica mis premios:
TRIUNFADOR: Desierto.
MEJOR FAENA: Iván Fandiño.
MEJOR TORO: Marinero (Adolfo Martín).
MEJOR GANADERIA: Desierto.
MEJOR BREGA: Marco Galán.
MEJOR PAR DE BANDERILLAS: Fernando Sánchez.
MEJOR PICADOR: Tito Sandoval.
TORERO REVELACION: Joselito Adame.