La isidrada 2012
ya es oficial, y mucho se ha comentado durante las últimas semanas de las
ausencias de Ponce, José Tomás, Juan Mora y, sobre todo, la polémica de El
Juli. De todas éstas, la única que verdaderamente me escuece es la de Juan
Mora. Y no es que no tenga ganas de ver al torero de Galapagar, pero su
ausencia en Madrid es ya una costumbre y una tradición, por lo que nada nuevo
con respecto a lo sucedido en los últimos años. Lo de Mora es diferente, según
Uranga se ha quedado fuera por decisión propia del torero, porque pedía matar
corridas que ya estaban apalabradas y parece ser que no le convenía. A ver si
para otoño podemos disfrutar de su torería y pellizco…
Cuatro ausencias
destacadas, cuatro. Las que más están dando de qué hablar, las que más polémica
están suscitando. Pero yo miro y requetemiro los carteles y echo mucho de menos
a un torero madrileño de cuya ausencia no he leído ni oído nada aún. Me refiero
a Javier Cortés. Un torero que en su época novilleril dio muy buenas tardes de
toros y que se cerró la Puerta Grande en más de una ocasión por culpa de esa gran
cruz que arrastra desde siempre llamada estoque, un torero que en su
confirmación hace 2 años estuvo dignísimo, un torero que el año pasado pechó
con 4 toros imposibles y dio la cara, un torero que... En fin, uno que puede
ser alguien importante y al cual los señoritos empresarios sacrifican en
beneficio de mediáticos circenses, sobrevaloradísimos Luques, pegapasistas y
toscos Pinares y Tenderos, repetitivos y aburridores a más no poder como el dúo
Castella-Perera… y así hasta un largo etcétera. No me digan que éste torero no hubiera
quedado bien, por ejemplo, con la de Baltasar Ibán o Peñajara en lugar de Rubén
Pinar, o en la de Torrestrella o Adolfo cubriendo el puesto de un Juan Bautista
que ya cansa de tanto verle por aquí naufragar. No hubiera pasado absolutamente
nada si la empresa hubiese prescindido del cartel mediático (ganadería incluida)
para programar una corrida de Moreno Silva (o Flor de Jara, o Dolores Aguirre,
o Miura…) y haberle podido dar una tarde más a Rafaelillo (todavía sigo sin
entender porqué este pedazo TORERO viene una tarde), compartiendo cartel con
otro buen torero madrileño que es Fernando Cruz y, como no, cerrando la terna Javier
Cortés.
Aunque no todas
las ausencias son tan desagradables. Las de Ponce y, sobre todo, del “Todopoderoso
Don Julián”, sinceramente, me la soplan. También Garcigrande, una ganadería que
no nos la quitábamos ni con agua caliente y que por fin éste año se queda en
casita (bueno, y el pasado también si tenemos en cuenta el descalabro mañanero
de aprobar un único toro de 14 posibles). Y no, no me olvido de Capeíta, otro
que en los últimos 6 años ha sido un fijo en la Feria a costa de haber contado
con el señor empresario como padrino de pila bautismal, y que anda por México
diciendo que está triunfando; pues quédese por allí Señor Pedro, si total ¿para
qué va a venir a Madrid, para pasar un mal trago y de paso hacérnoslo pasar a
los que pagamos? Ni hablar hombre, así es mejor para todos.
La suerte está echada,
feliz San Isidro a todos.