viernes, 31 de enero de 2014

VUELVE UN MAESTRO, PERO...

Qué gran torero ha sido siempre, y qué gran birria de ganado ha elegido para volver...


Vuelve un maestro, José Miguel Arroyo Delgado, "Joselito". Será, parece ser, solo por un día y en la plaza francesa de Istres.
Vuelve un maestro, pero ¿con quien se medirá? Ese día dará la alternativa a un chaval llamado Cayetano Ortiz y, además, se verá las caras nada menos que con Morante de la Puebla. Todo un lujo.
Vuelve un maestro, un torero que nos hizo soñar el toreo, el verdadero toreo, el que nunca muere. Volverá a sus fueros ese capotito de vueltas moradas, todo un Cossío que sorprendía hasta al más puesto en materia, con una variedad pasmosa de lances y suertes. Volverá de nuevo a derrocharse elegancia y torería por los cuatro costados en el ruedo, a costa de ese pañuelito rojo que José llevaba en su esportón. 
Vuelve el toreo eterno para poner orden en tiempos en los que la monotonía y la vulgaridad reina en la tauromaquia, y en tiempos en los que aquellos que están al servicio de ambas quieren creerse algo importante.
Vuelve "Joselito", ¡¡qué alegría y que grata sorpresa!! Es solo por un día dice, pero de momento claro...  
Vuelve un maestro, pero oiga, ¿de quien serán los toros destinados para la ocasión? Vaya hombre, exclaman algunos, ya saltó el graciosillo de turno. ¿Qué más da eso, no tendremos bastante ya con ver de nuevo a José vestido de luces? 
Vuelve "Joselito" y es un lujo, sobre todo en tiempos que corren. Pero el hierro elegido no podía dejar más que desear. Y sí, rotundamente sí, la ganadería importa. Partiendo de la creencia, mi creencia, de que sin Toro nada tiene importancia y que el Toro es el Rey del espectáculo, no una comparsa. Y voy a ser realista, ¿quien recuerda un producto del señor Justo Hernández digno de llamarse Toro? Yo, desde luego, no lo recuerdo nunca. Y no lo recuerdo porque creo que nunca ha existido. Tampoco digo que llegue José en día tan señalado, 11 años y medio después de estoquear su última corrida, y mate una corrida de Miura o del Cura Valverde, pero... ¿no cabría algo de dignidad en el evento? 
Cada cual saque sus propias conclusiones, que yo saco las mías: 

SIN TORO NADA TIENE IMPORTANCIA

viernes, 24 de enero de 2014

REFLEXIONES DE UN AFICIONADO CANSADO

Somos cada vez más numerosos los aficionados que empezamos a estar verdaderamente fatigados y coléricos con el esperpento de Fiesta que nos toca padecer en los días que vivimos. El tema de la ausencia del G5 en Sevilla sigue trayendo cola (más lo que aun nos queda, que mucho me temo que es bastante). Ahora cada uno saca un comunicado para explicarse. Uno, hablando de buen trato por parte de Pagés pero solidaridad con los compañeros; otro, haciendo alarde de lo que todos sabemos: que la empresa antes citada es cuanto menos vergonzosa e injusta. Un tercero ha dejado caer vía twitter que también hay intenciones por su parte de "comunicar" (o expresarse, que para eso es figura del torero) lo que lleva dentro respecto al tema. Todo eso está muy bien, sí señor, pero ¿son estos señores los más capacitados para hablar de injusticias, falta de vergüenza, solidaridad y compañerismo y, sobre todo, de faltas de respeto? Miren, señores figuras del toreo (término muy denostado en los últimos tiempos), le voy a explicar las cosas con claridad:
Injusticia es que Javier Castaño y Cuadri se queden fuera de la Feria de la Magdalena 2014 después de ser los nombres más destacados de La Magdalena 2013, solo porque los de los comunicados sean reacios a ir a Castellón porque el supuesto ambiente torista que allí hay (en los últimos años, como ya han publicado otros blogs, allí se han lidiado toros herrados de Jandilla, El Parralejo, García Jiménez, Lagunajanda o José Luis Marca) no les permite estar a su gusto. 
Falta de vergüenza es, sin ir más lejos, lo que hicieron Julián el de Velilla y José Antonio el de La Puebla hace poco en Manizales, imponiendo esos pobres animales mutilados de pitones y con presencia más propia de una lagartija. O los ciscos que se montan en los corrales de cualquier plaza cuando ellos, junto el trío restante del G5, están anunciados en el cartel; o la vomitiva y denigrante mutilación de pitones y casta a las que somenten a los pobres animales a los que se enfrentan. Y podría seguir así hasta el fin de los tiempos...
Si se habla de compañerismo, que se utilice el mismo rasero para todos, no solo para los cuatro o cinco amigotes para cerrarse siempre los mismos carteles con el mismo ganado y los mismos matadores.
Y, por supuesto, está lo del respeto. A simple vista hay a quien le pueda hacer gracia ver a las figuritas de porcelana hablando de respeto, en el sentido más estricto de la palabra. Pues para otros, entre los cuales me incluyo, más que gracia nos parece más una broma de muy mal gusto. Cuando hablan de respeto, me imagino que no se referirán al mismo que tienen hacia los aficionados, esos que les sostenemos el chiringuito con nuestro paso por taquilla. El mismo que le tienen al Rey de la Fiesta, recortando sus pitones y obligando a sus lacayos ganaduros a seleccionar en pro de la nobleza bobalicona y en contra de la casta y la bravura. 
Ahora bien, señores del G5, una vez explicado todo punto por punto, les voy a sugerir qué hacer: déjense de comunicados echándose mierda los unos a los otros, porque si se empieza a remover mierda ustedes pueden ser los primeros perjudicados. No pidan respeto cuando ustedes son los primeros que no lo tienen, no pidan justicia porque si de verdad la hubiera ustedes, junto con sus ganaderos preferidos, estarían en su correspondiente casa y no pisarían un ruedo nada más que para hacer el TauroTour. Tampoco vayan de solidarios por la vida, porque no lo son más que cuando y con quien les interesa. Gánense el respeto de los aficionados enfrentándose a toros de verdad, con trapío y casta, de todos los encastes, y compartiendo cartel con los toreros que se ganen los puestos en las ferias. Ah, y gánense el sueldo en proporción de la gente que son capaces de llevar a la plaza. 
Aplíquense el cuento, si es que la Fiesta les importa de verdad. De seguir ustedes a su bola, queda todo dicho.