Qué gran torero ha sido siempre, y qué gran birria de ganado ha elegido para volver...
Vuelve un maestro, pero ¿con quien se medirá? Ese día dará la alternativa a un chaval llamado Cayetano Ortiz y, además, se verá las caras nada menos que con Morante de la Puebla. Todo un lujo.
Vuelve un maestro, un torero que nos hizo soñar el toreo, el verdadero toreo, el que nunca muere. Volverá a sus fueros ese capotito de vueltas moradas, todo un Cossío que sorprendía hasta al más puesto en materia, con una variedad pasmosa de lances y suertes. Volverá de nuevo a derrocharse elegancia y torería por los cuatro costados en el ruedo, a costa de ese pañuelito rojo que José llevaba en su esportón.
Vuelve el toreo eterno para poner orden en tiempos en los que la monotonía y la vulgaridad reina en la tauromaquia, y en tiempos en los que aquellos que están al servicio de ambas quieren creerse algo importante.
Vuelve "Joselito", ¡¡qué alegría y que grata sorpresa!! Es solo por un día dice, pero de momento claro...
Vuelve un maestro, pero oiga, ¿de quien serán los toros destinados para la ocasión? Vaya hombre, exclaman algunos, ya saltó el graciosillo de turno. ¿Qué más da eso, no tendremos bastante ya con ver de nuevo a José vestido de luces?
Vuelve "Joselito" y es un lujo, sobre todo en tiempos que corren. Pero el hierro elegido no podía dejar más que desear. Y sí, rotundamente sí, la ganadería importa. Partiendo de la creencia, mi creencia, de que sin Toro nada tiene importancia y que el Toro es el Rey del espectáculo, no una comparsa. Y voy a ser realista, ¿quien recuerda un producto del señor Justo Hernández digno de llamarse Toro? Yo, desde luego, no lo recuerdo nunca. Y no lo recuerdo porque creo que nunca ha existido. Tampoco digo que llegue José en día tan señalado, 11 años y medio después de estoquear su última corrida, y mate una corrida de Miura o del Cura Valverde, pero... ¿no cabría algo de dignidad en el evento?
Cada cual saque sus propias conclusiones, que yo saco las mías:
SIN TORO NADA TIENE IMPORTANCIA