domingo, 1 de octubre de 2023

1 DE OCTUBRE DE 2023, 2ª DE OTOÑO: MUCHO ARROZ Y POCO POLLO (O NADA)

Mucho arroz y muy poco pollo. Más bien nada pollo, y todo arroz. O lo que lo mismo, le vino grande la novillada de Guadaira a una terna de novilleros que, por unas cosas u otras, se la dejaron ir sin torear. Y es que los novillos de Guadaira, con sus cosas y sus cualidades (las buenas y las que no lo fueron tanto), mantuvo el interés toda la tarde e hizo que nadie se aburriera. Y hasta podría haber más que servido para que los tres "aspirantes a" (lo de "a", cualquiera sabe cómo sigue viendo el percal) hubieran salido de la plaza dejando una grata impresión. Pero no, más bien puede decirse que a la terna en cuestión, compuesta por Álvaro Burdiel, Alejandro Peñaranda e Ismael Martín (este último nuevo en esta plaza), le vino grande el compromiso. 

No fueron gran cosa en el caballo. Ni mucho menos, pues todos llevaron como denominador común la mansedumbre y la falta de entrega bajo el peto. A algunos incluso se les alivió el castigo y pasaron al segundo tercio con tan solo dos picotacitos de nada. Pero se vinieron arriba en la muleta y, con sus complicaciones, hicieron el conjunto de una novillada de lo más interesante. Complicaciones, sí. ¡¡Bendita palabra!! Es lo que debe ser el toro bravo, novillo en este caso: un animal que venda cara su piel. 

La oportunidad pasó en vano, como el tren que pasa y no se coge, y hay que esperar al próximo (si lo hubiera, que a veces ni eso). A Álvaro Burdiel, por ejemplo, se le pasó mientras se entretenía en eso de "componer la figura". Mucho gusto y mucha esencia, sí. Pero también los hay pegapases con gusto, y en esta tarde Burdiel demostró ser uno de esos. Tuvo al primer novillo, que se dejó torear; y al cuarto, que tuvo un pitón derecho de ensueño. Pero ahí no pasó nada del otro jueves. Aseo, pulcritud, mucho alivio, aún más "ponerse bonito"... Pero ante todo, una actuación de auténtico pegapases. Con mucho gusto, eso sí. Pero, al fin y al cabo, pegapases. Y pegar pases, no es torear, por muy bonito que se ponga uno. Fin de la cita. 

Alejandro Peñaranda venía a esta cita avalado por sus actuaciones veraniegas en esta plaza, durante las cuales parece ser que quedó muy bien. Será verdad, pero en esta tarde lo que se vio fue a un novillero pegapasista, otro más, y excesivamente vulgar. Le cayó en gracia un lote con algo más que "algunas posibilidades de triunfo", y muy especialmente el importante novillo quinto. Y ahí quedó eso... ¿Un novillero con proyección? Pues seguramente, pero no fue lo que demostró esta tarde a través de dos faenas tan vulgares y despegadas como largas. 

Ismael Martín, nuevo en esta plaza, puso más fibra en su actuación. Pero eso no quita para que al hombre aún se le vea muy verde y con mucha falta de rodaje. Ese novillo tercero tuvo mucha casta y le puso en apuros durante toda la lidia. Tras banderillearlo él mismo, con tres pares a penca muy pasada y que cayeron en muy mal sitio (lo de banderillear está claro que no es su fuerte), se fue sin probaturas a los medios para dejárselo venir y comenzar a darle trallazos sin mando ni concierto. El novillo iba a más, se colaba si se le dejaba el más mínimo resquicio y levantó los pies del suelo en varias ocasiones a su matador. Cosas de la casta. Demasiado para un chaval que solamente ha actuado en ocho novilladas. Al descabellar a este mismo novillo, sufrió un fuerte golpe en el brazo derecho que le hizo pasar a la enfermería para no volver a salir. Al sexto, el más parado de toda la novillada, se lo quitó de encima Burdiel prontamente.

Mereció otro trato la novillada de Guadaira, y no solamente por parte de los de a pie. La actuación de los picadores fue, una vez más, de cárcel. Ni uno picó en el sitio, y eso tampoco ayudó al buen desarrollo de la novillada. Los tres chavales se la dejaron ir, pero lo más preocupante fue el lamentable uso de la espada por parte de los tres. Y es que unos pocos bajonazos llegaron a contabilizarse. Si se desea llegar arriba, más vale mejorar. 



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