Se va Julián, y además en volandas por la puerta grande. Sí, se va Julian. De hecho ya se ha ido, pero... Y el infame presidente, señor don Eutimio Carracedo Pastor, ¿pa cuándo? He ahí la cuestión.
Se llevaron a Julián por la puerta grande, los dos pañuelos que hizo asomar Eutimio le otorgaron ese derecho. Eutimio, y usted ¿pa cuándo? Dos orejas le dieron a Julián, las del 5º toro. Su último toro en Madrid. Una faena que ni fú ni fá, plagada de las cosas de Julián y mal rematada con su clásico julipié, el cual para colmo cayó trasero y atravesado. Eutimio, y usted ¿pa cúando?
La faena de Julián a ese 5º toro no fue cosa del otro mundo, no. Ni mucho menos. Comenzó con algunos pases de tanteo para sacárselo a los medios, donde Julián remató con un latigazo hacia abajo con el que, se supone, quería imitar al trincherazo, y que hizo que el animalito doblara. A dos series de derechazos pasándose al toro lejos y echándoselo fuera, le suceden muchos pases (porque eso hizo Julián, pegar pases, que no torear) por el lado izquierdo. Nada del otro mundo, pero Julián tenía a gran parte de la plaza en su bolsillo. Vuelve a una serie de trallazos con la mano derecha, pero hete aquí que en el cambiado de mano para rematar dicha serie surge la despaciosidad y el dominio. ¡¡Por fin!! Uno bueno, anda que no. Y sigue la faena con la mano zurda, y aparece de nuevo la nada. Y con la nada, algunos biiiiiieeeeeeeennnnnnnnnnnjjjjjjjjjjjj, cual oveja balando. Algunos muletazos son atropellados, otros no llegan ni a muletazos, pues se quedan en el "medio-muletazo". Pero ahí quedó la cosa. Muy al final, ya en el epílogo de la faena y destacando entre otra maraña de trallazos y hasta un feísimo cabezazo propinado en el lomo del toro cuando pasaba, destacan otros dos naturales de mucho dominio y tirando del toro hacia atrás. Y el julipié, y la estocada atravesada y algo trasera, y el delirio colectivo, y los gritos de "mulilleros peseteros" recriminando las malas artes de los susodichos para llevarse la propina, y Eutimio dando que hablar, y Julián paseando por el redondel dos despojos que si se hubiera quedado en uno (y por ser su último día) hubiera sido mucho más correcto. Eutimio, y usted ¿pa cuándo?
Antes y después de Julián y Eutimio, no ocurrió gran cosa en la plaza. La corrida del Puerto de San Lorenzo (remendada con dos ejemplares de su sucursal marca Domecq, 2º y 3º), salió como nos tiene acostumbrados esta vacada: flojita, pastueña, descastada y mansa. Una joya de corrida, vaya. Uceda Leal regó el albero de esa torería añeja y, por desgracia, ya muy pasada de moda. Esa manera de hacer el paseíllo, ese saber estar en la plaza, esos andares ante el toro, ese gusto con el que ejecuta los muletazos... Anduvo bien e inspirado ante el pastueño y soso primero, y breve ante el marrajo que salió en 4º lugar, un ejemplar digno de haberle sido dedicado el pañuelo rojo y seis palitroques de color negro, con los arpones un poco más largos que de lo normal... ¿Por qué no? El toro correteaba de punta a punta de la plaza, pasó hasta seis veces por jurisdicción de ambos picadores para salir huyendo despavorido cuando sentía el palo, ningún capote consiguió sostenerle y apenas fue sometido a castigo. Para algo están las banderillas negras, se supone. Cumplieron con decoro los banderilleros en el segundo tercio, y Uceda Leal, tras probarlo con brevedad, lo pasaportó rápido al desolladero. No hacía falta más. Julián estuvo animoso con el capote ante el 2º, toreando con cadencia a la verónica, galleando por chicuelinas y entrando en quites. Con la muleta, no anduvo especialmente porfión: había poco toro, al que pasó por la mano derecha en unas cuantas series de muletazos, y tan solo una con la zurda. Y hasta le pidieron despojo, pero Eutimio se mantuvo en su sitio esta vez. Solo hubiera faltado, con cuatro pañuelos mal contados en el tendido. Eutimio, y usted ¿pa cuándo?
Los dos toros de embestidas más claras y mayores opciones, cayeron en las manos de Tomás Rufo, digno aspirante a ser el nuevo don Julián. Mal, pero que rematadamente mal, con el 3º, en una faena donde el no ponerse en el sitio y (des)torear retorcido fue lo mejor que se puede decir sobre ella. Destacó banderilleando a este toro Sergio Blasco. Y más de lo mismo ante el toro 6º, otro animalito que regaló algunas buenas embestidas y con el que comenzó la faena de un modo muy electrizante y no menos meritorio: de rodillas, toreando en redondo y dando muletazos verdaderamente buenos. Pero ya de pie, la cosa cambió... Siguió la falta de apreturas, los trallazos hacia fuera, el abuso del pico y otra estocada desprendida. Y hubo petición, de muy dudosa mayoría por cierto. Y también estaba don Eutimio en su sitio. ¿Que si la eutimiada se materializó? Quién lo duda, a estas alturas...
Au revoir, Julián. Que la suerte te acompañe en tu retiro. Y, de paso, llévate a Eutimio contigo.
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