La corrida de Baltasar Ibán iba cuesta abajo y sin frenos. La decepción y el desencanto se habían apoderado de los tendidos cuando era arrastrado el 4° toro, y no tenía pinta el asunto de remontar. Pero estamos en Madrid, y en Madrid somos expertos en remontadas en el último instante. Los toros de Baltasar Ibán no estaban cumpliendo las expectativas en cuanto a juego y fachada: el primero, dentro una condición de mansedumbre, sacó cierta casta y el mexicano Calita pasó un trago ahí delante; no acertó nunca a llevarlo por abajo y el toro acabó defendiéndose de tanto trapazo. El segundo anduvo muy justo de fuelle, de casta, de poder y, por supuesto, de bravura. El tercero, también manso y saliendo distraído de cada muletazo, si bien con nobleza suficiente como para que una muleta más poderosa le hubiera metido en el canasto; y el cuarto, reservón y con el freno echado desde el primer momento.
Camino de una gran decepción de corrida nos encontrábamos cuando el tablillero se plantó en los medios y nos mostró lo que se venía: Bastonito, n° 35, 592 kilos de peso y nacido en febrero de 2020. Y claro, con ese nombre ¿cómo iba a fallar? Pues no falló, y la tarde correspondiente a este 12 de mayo de 2024 quedará reservada a la historia de la plaza de Madrid, como también quedó registrada en esos anales la del 7 de junio de 1994. Saltó al ruedo Bastonito, negro salpicado de capa, y en el recibo capotero de Francisco de Manuel no pasó nada relevante. Lo relevante vino cuando fue puesto en suerte en la primera vara, y el toro se arrancó como un tren hacia la montura para empujar con buen tranco y derroche de bravura. Francisco de Manuel lo saca y, tras un quite por chicuelinas que ni fu ni fa, lo vuelve a colocar de lejos, ante lo cual el toro volvió a arrancarse con la misma presteza y a empujar con la cara abajo. Y cambio de tercio, ¿para qué ponerlo una tercera vez, aunque se le hubiera dado con el regatón? No se sabe muy bien qué se les pasaría por la cabeza a los banderilleros en el segundo tercio para banderillear de una en una, pero la psicosis se apoderó de ellos y protagonizaron un vergonzoso tercio de banderillas. ¿Será por eso de "Dios te libre de un toro bravo"? La cuestión es que, efectivamente, se trataba de un toro bravo, con todas las letras, y como no podía ser menos esa bravura mostrada bajo el peto fue ratificada en el tercio de muleta. Dotado de una embestida muy pronta, encastada y de clase desbordante, Bastonito se merendó la muleta de su matador en cada arrancada, y no dejó nunca de embestir. Un gran toro, a fin de cuentas, que ya entra en las quinielas para llevarse todos los premios de la feria. Un toro bravo llamado Bastonito, y de la ganadería de Baltasar Ibán. ¡¡Si es que no podía fallar con ese nombre!!
Con la emoción a flor de piel tras este delirante quinto acto en el que Bastonito fue único amo y señor, las aguas regresaron al cauce de la mansedumbre, la decepción y el mal estilo de la mano del toro 6°. Otro toro manso, efectivamente, que se defendió del castigo en varas (muy medido), y de los trapazos a los que su matador le sometió. Y es que la corrida de Baltasar Ibán no cumpliría con las expectativas generadas ni por asomo, peso sí lo hizo ese toro de nombre Bastonito que se lidió en 5° lugar, y que hizo honor s su nombre.
Pero hablando de cumplir expectativas y demás, ¿qué pasa con la terna de matadores que trenzó el paseíllo para medirse a esta corrida? ¿Cumplió la terna las expectativas generadas en torno a ellos? Pues dependiendo de a quién se le pregunte, claro. Si se le pregunta a cualquiera que tuviera confianza en el buen hacer de Calita, de Francisco de Manuel y/o de Álvaro Alarcón, seguramente que no. Que no cumplió las expectativas. Pero si se le pregunta a quien pensara que el cartel era muy flojito y le podría venir grande el compromiso... Pues oiga, ahí queda eso. ¿Para qué hacer más leña del árbol caído? Calita, el hombre, paso un mal trago con el complicado aunque no imposible toro primero, y se embarulló en una especie de "quiero y no puedo" con el reservón cuarto. A Francisco de Manuel no le libró Dios del toro bravo esta vez, y bien que lo sentiría el hombre. Bastonito fue arrastrado al desolladero con las orejas en su sitio, bajo una gran ovación y gritos de "se va sin torear". Queda dicho todo. Álvaro Alarcón, ese chico menudito que tanto gustó aquí de novillero el día de su presentación, de expectativas también sabe mucho. Y las habría esta tarde en torno a él, pero no parece haberlas cumplido. Su primer toro mereció mucho más que esa hermosa colección de trapazos a la que fue sometido. Al último le pegó poco en el caballo, y puede que en este pecado llevara la penitencia, posteriormente en la muleta, de que el animal embistiera demasiado rebrincado y con la cara muy suelta. Con más pena que gloria lo mandó al desolladero.
No conviene engañarse a sí mismo: la corrida lidiada con el hierro de Baltasar Ibán en la tarde de hoy, 12 de mayo de 2024, ha sido mala, sin paliativos, y decepcionante. Muy decepcionante. Y, a partir de aquí, cada uno podrá ver el vaso como mejor le convenga: medio lleno o medio vacío: un grandioso toro salva los muebles de un mal encierro, o ni siquiera el dedo que fue Bastonito es capaz de tapar el sol de una mala corrida de toros. Pero quizás pueda haber término medio, sí: Bastonito trajo la emoción que tan solo llevan consigo los toros bravos; y los cinco restantes (a saber, Camarita, Saltillo, Barberito, Sartenero y Santanero, nombres ilustres de la casa todos ellos y que también evocan grandes recuerdos), trajeron la decepción.
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