miércoles, 18 de mayo de 2022

MIÉRCOLES 18-MAYO-22, UNDÉCIMA DE FERIA: UN GRANO NO HACE GRANERO

Un grano no hace granero. Y un buen toro, un toro bravo y encastado, no hace de una corrida de toros una buena corrida de toros. Un optimista, en estos, casos diría que el toro de marras salvó los muebles, y también diría de esta corrida que le fallaron las fuerzas, pero que a los mismos toros, dotados de más poder, hubieran sido el conjunto de una corrida de toros cuanto menos entretenida. Eso como mínimo. Sin embargo, el pesimista diría que ese buen toro, aun haciendo disfrutar, no le hace olvidar que lo que ha visto han sido toretes blandos y pastueños sin más, y que es un problema muy grande para una ganadería verse así de fuerzas y de poder. Y así llevamos toda la feria, con las honrosas excepciones de El Pilar y de los Maños. Hoy le ha tocado el turno a Pedraza de Yeltes, que ha vuelto a decepcionar una vez más en Madrid trayéndose otra corrida de toros de censurable presentación, escasa de poder, aliviada en varas y excesivamente noble. Le faltaban fuerzas, ¡¡claro que le faltaban fuerzas!!, y de haberlas tenido hubiéramos sido testigos de uno de los encierros más completos de toda esta Feria de San Isidro. Pero el poder para empujar durante toda la lidia, de principio a fin y en los tres tercios, le ha faltado y el resultado ha sido el visto y anteriormente comentado.  

Por culpa de las nulas fuerzas que los pedrazas han derrochado, no hemos disfrutado de una buena corrida de toros, pero sí hemos saboreado al que, sin duda, será uno de los toros de la feria: Huracán fue su nombre, el 32 su bautismo de fuego y septiembre de 2016 su fecha de nacimiento. Un cinqueño en toda regla que hizo pelea de bravo en varas, tomando dos encuentros en los que colocó la cara abajo y metió riñones; y en el último tercio se comió la muleta, una muleta que en ningún momento le sometió ni le pudo. O mejor dicho, ese que la sujetaba. Jesús Enrique Colombo se llama, y se dejó ir un toro de bandera que bien le podría haber cambiado la vida y con el que podía haber tapado muchas bocas. Pero con su faena tan poco asentada, vulgar y carente de mando, se dejó ir el muchachito al toro con las orejas en su sitio y, de paso, la oportunidad de su vida. Una lástima.

Ahí anduvieron también, ante los inválidos de Pedraza de Yeltes, Domingo López Chaves y Javier Cortés, cada uno a su estilo y sin realizar nada que vaya a pasar a los anales de la Tauromaquia. López Chaves realizó dos faenas caldadas a las dos babosas que lidió, de esas faenas que se llaman faenas de enfermero, pasando a los animalillos sin demasiadas apreturas, a media altura y en línea para no exigirlos mucho y, de paso, que permanecieran en pie. Aseado sin más estuvo toda la tarde Domingo López Chaves, y excediéndose en demasía con sus dos faenas para la materia prima que tenía delante. Hay que saber cuándo es el momento de echar la persiana, y de paso matar con más decoro, pues el bajonazo con el que se quitó del medio al 4º fue de multa.

Javier Cortés cogió la vacante que dejó Diego Carretero, lesionado hace pocos días, gracias a la orejita (que no oreja) cortada hace una semana a un buen toro de El Pilar. Hoy se vio sin materia prima, y por ello tampoco pudo transmitir absolutamente nada en sus dos turnos, en los que al igual que su compañero que le precedió, estuvo en enfermero. Y al igual que este compañero que iba por delante suya en el cartel, alargó sus faenas más de lo necesario. La persiana...

Pedraza de Yeltes volvió a echar en Madrid una corrida excesivamente blandurria y pastueña, y van ya unas cuantas. Demasiado para una ganadería venerada por los aficionados que gustan del Toro-Toro, y que por cada año que pasa menor es su crédito entre estos. Más toros como ese bravo Huracán es lo que sí se espera, y no esos compendios de sosería e invalidez con los que, parece, se nos quiere acostumbrar en Madrid año tras año.

 

 

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