En Madrid estamos que lo regalamos. Como en esos comercios que van a echar el cierre y cuelgan el cartel de "liquidación, todo a mitad de precio". ¿Tal vez será eso, que Las Ventas va a cerrar en verano y hay que aprovechar? ¿O será el efecto contrario, que hemos estado tanto tiempo cerrados (y encerrados) y hay que hacer regalitos a todo aquel que se nos ponga por delante? Pueden ser cualquiera las dos cosas, y eso aderezado con que la murga de feria que llevamos (murga es la palabra más elegante que se me ocurre en este instante) también hace de las suyas, hace de esto una jaula de grillos. Y cada tarde que pasa, peor.
Verdaderamente, en Madrid estamos que lo regalamos, sea lo que sea. Orejas, puertas grandes, pañuelos azules, aplausos y hasta elogios a picadores que pican trasero o que, directamente, no pican. ¡¡Si será por regalar!! Pero que estos acontecimientos, que hay que decir que es cosa de días anteriores y no solamente de hoy, no nos tapen la realidad: Ricardo Gallardo se trajo casta debajo del brazo y, por consiguiente, un encierro más que correcto. A la decimosexta, y uniéndolo a lo de la segunda y la tercera (Los Maños y El Pilar, respectivamente), fue la vencida. ¡¡Ya era hora!!
Sí, buena novillada de Fuente Ymbro. No magnífica, ni sobresaliente, ni de vacas que dicen ciertos estómagos agradecidos que mejor no mencionar. No. Buena a secas, que si lo comparamos con todo lo que llevamos tragado en los últimos quince días sí, fue magnífica, sobresaliente y de vacas. Pero como las comparaciones son odiosas, mejor no recurrir a ellas. Ricardo Gallardo se trajo un encierro variado de presencia y de juego que no aburrió y que sacó algunos animales verdaderamente interesantes, algunos hasta se tomaron la licencia de emplearse en varas y hasta uno, el 6º, fue un novillo de bandera. Hubo ejemplares bravos en varas, hubo casta, hubo toros para empacharse a torear y hasta hubo un novillo malo por inválido, el 1º.
Y ante tal novillada, tres chiquillos que mostraron de todo y que se llevaron muchas orejas. Demasiadas. Una se llevó Manuel Diosleguarde, novillero con la alternativa ya planificada para verano en Santander, y que no hizo cosas ante sus dos novillos que vayan a quedar para el recuerdo. O al menos, como algo diferente a toda la vulgaridad que llevamos arrastrada desde hace semanas. Pero ahí anduvo el hombre, realizando dos faenas calcadas y mondadas a sendos novillos que fueron la noche y el día: el 1º, un novillo sin fuerzas que quería pero, por poder, no podía ni con su alma; y el 4º, con más poder y que, por ello, ofreció mucho más que torear. A ambos novillos les aplicó el mismo destoreo perfilero y marcando las afueras que tanto gusta a día de hoy, estando mucho más relajado y a gusto en el 1º por su floja condición; y con más apuros ante el 4º, que le tocó la muleta mucho más y al que no consiguió templar. La oreja se la cortó al 1º tras una estocada entrando recto y de muy buena ejecución, verdaderamente lo mejor de su actuación de largo y con el mérito añadido de que el novillo le puso en apuros varias veces al quedarse distraído con las gentes del callejón (muchas menos que en días anteriores por cierto) y haciéndole cuadrarse varias veces. Seguramente esa estocada fue lo que hizo asomar los pañuelos tras un trasteo que no tuvo excesiva repercusión.
Cosas de la vida, a Jorge Martínez, segundo en discordia, no se le concedió oreja. Y no sería porque no hubiera petición suficiente para ello ni porque no hiciera más méritos que se han hecho esta tarde para cortarse otras orejas. Dio miedo ver a Jorge Martínez esta tarde y no porque derrochara excesivo arrojo, sino por la mezcla explosiva que causó la casta de sus dos novillos y su evidente falta de oficio. Dos novillos encastados con su dosis de mansedumbre y, por ende, complicados; y con los que se requería una buena colocación y una muleta más experta que los llevara muy sometidos. Con el 2º, siempre muy encima y fuera de sitio, sufrió una voltereta y varias coladas, optando por quitárselo del medio más pronto que tarde ante el naufragio que estaba sufriendo ante tal ejemplar. El 5º también tuvo mucho que torear y verdaderamente se vio Jorge Martínez sin recursos ni ideas para volver a someterlo. Volvió a sufrir diversos achuchones, pero nunca volvió la cara y por cada susto que se llevaba, con más altanería volvía a la cara del novillo. Y ya al final, consiguió sacar algunos muletazos por el lado derecho y hasta algún natural que de verdad llevaron el poderío por bandera. Fueron pocos muletazos así, y la larga faena del chiquillo quedó muy por debajo de la condición de su oponente, pero solamente por la actitud que derrochó, por esos poquillos muletazos que sacó, porque verdaderamente demasiado hizo para el oficio que mostró tener, y porque antes de él se habían concedido dos orejas de liquidación por cierre, no se comprende la tozudez de la Presidencia al negar una oreja que tenía más valor que las cortadas por Manuel Diosleguarde y Álvaro Alarcón en primer y tercer lugar. Dio una vuelta al ruedo muy aclamada y gran bronca a la Presidencia, la cual da igual por quién esté representada, no hay tarde en que no se dé la nota en el palco.
Y el protagonista rotundo de la tarde, Álvaro Alarcón, se llevó el lote y, desde luego, no desaprovechó tal oportunidad. Se preocupó de poner en suerte a sus dos oponentes, algo de verdad extraordinario de ver en los novilleros actuales, y fue así cómo se vieron dos novillos que empujaron de verdad en el caballo y contemplamos dos buenos tercios de varas. Además, ambos animales resultaron encastados en la muleta, los mejores y más claros de toda la novillada. Al 3º, Alarcón lo pasó a media altura siempre y echándoselo para fuera en todos y cada uno de los muletazos, trazando diversas series de muletazos sin que mostrara ningún guiño al toreo clásico. Bueno, en realidad fue la misma tónica toda su tarde y ante sus dos novillos. Ningún muletazo en redondo, ningún muletazo sin echar la pierna atrás, ningún muletazo sin citar perfilero… Pero gustándose mucho por momentos, ese ponerse bonito que entra por los ojos con demasiada facilidad. Sus dos estocadas, además, fueron de efecto fulminante (que no buena colocación) y eso aceleró más el flamear de pañuelos blancos solicitando las orejas. Una al 3º, con petición mayoritaria; y dos al 6º, la segunda cuanto menos generosa. Fue precisamente ese 6º el mejor de toda la novillada, pero no dejó de ser excesiva la vuelta al ruedo póstuma que se le dio. ¿Casta? Para dar y regalar. ¿Empujó en varas? Por supuesto. ¿El defecto? Que solo se empleó en el caballo con un solo pitón, y eso no deja de ser "emplearse a medias".
Así es, Madrid está que lo regala. Perero regalados no han sido las ovaciones a un subalterno por su buen hacer toda la tarde con capote y banderillas. Ese fue Andrés Revuelta, un banderillero que está toreando mucho este mes de mayo y que está echando buena feria. Bien por él.
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