Nada, que no hay forma. No le vemos a la vacada de El Parralejo echar en Madrid una corrida no ya buena, sino medianamente aceptable, que más o menos entretenga y no crispe los ánimos del personal por su obstinada falta de fuerzas, de casta y, por ende, de emoción. ¿Qué pasa con El Parralejo en Madrid? ¿Por qué en otros sitios sí (o eso dicen) y en Madrid nunca? Ni en novilladas ni en corridas de toros.
La tarde del San Isidro, el día grande de Madrid, parece que los ganaderos de El Parralejo quisieron rendirle tributo al Santo Labrador mandando una corrida de bueyes, de esos a los que Isidro colocaba a tirar del arado para labrar sus tierras. Pero con muchísima menos fuerza, entre esos seis toros de hoy no hubieran tirado ni de un arado de los que Isidro, con tan solo dos de sus bueyes, labraba fanegas. Y así, con semejantes corriditas de lisiados que van y vienen sin molestar, y que permiten a los toreros la cosa del expresarse, el crear jarte y no sé cuántas paparruchas más hechas posibles por ganaduros sin afición y alentadas por los mamarrachos de la tele, es como se vacían las plazas de afición y la verbena toma el poder absoluto. Porque así es, que a pesar de lo infumable que resultaron los toreres de El Parralejo, entre medias hubo tres animalicos que se prestaron al jarte. Para ser exactos, toreables y sin molestar resultaron 1°, 5° y 6°. Pero de ahí a que la corrida tuviera emoción y casta, hay un par de mundos o tres. O más.
El Parralejo, en realidad y pensado fríamente, no causó un chasco. En el fondo se esperaba algo así, aunque siempre queda la cosilla del a ver si hoy... Pero habrá que seguir esperando. Para chasco, el que muchos sí nos llevamos a casa tras el percance de Ginés Marín ante el marrajo 3° y que, a pesar de poder mandárselo por sí mismo a los carniceros, le impidió salir a matar el 6°. Se fue a la enfermería entre aplausos de respeto, los mismos que, tras romperse el paseíllo, se le tributó en memoria de su actuación el pasado 12 de octubre.
Con Ginés Marín en el hule siendo tratado, Curro Díaz y Álvaro Lorenzo se entretuvieron en pegar pases y cortarles una oreja cada uno al 5° y al 6°. La verbena, el festivaleo y las ganas que hay de verse cortar despojos, sea como sea, lo hicieron posible. A Álvaro Lorenzo, en el 5° bomboncito de El Parralejo, realizó una faena tan vulgar como aliviada, entre pasecitos fuera de sitio y descargando la suerte en todos y cada uno de los telonazos que se inventó. Varias series de muletazos por sendos pitones, algunos muletazos resultaron verdaderamente templados y de mano baja, pero eso en Madrid no basta. No se puede estar ante el toro, y menos en Madrid, haciéndose gala de una chabacanería tan pronunciada, con esos modos tan ventajista citando con la cadera, retrasando la pierna y echándose al toro fuera en todas los muletazos. Pero en Madrid, desde hace algún tiempo, todo vale, con tal de que se peguen pases. Para colmo, mató de estocada trasera, y la orejita fue concedida.
También se le concedió otra orejita, tan de verbena como la anterior, a Curro Díaz tras matar al 6°, en el lugar de Ginés Marín. Curro, venerado por cierta parte de la afición de Madrid, realizó una faena también por ambos pitones a la que le faltó muchísima rotundidad, verdad y mando. Eso sí, haciendo gala de una estética preciosista que le puede dar para regalar a espuertas. No consiste en torear eso de ponerse bonito a secas, pero sí regala mucho la vista. Curro Díaz anda sobrado de eso, y también de un temple que más quisieran mucho; pero todo se pierde cuando los cites son como para dejar pasar al Metro entre medias, y se echa la pierna tan atrás. Hubo más mando en los muletazos por el lado derecho que por el izquierdo, pero en ningún momento a Curro Díaz le dio por ponerse en el sitio y pegar los mismos muletazos bien colocadito. La estocada con la que se lo quitó de encima, al menos, fue buena; y orejia para Curro Díaz que el alguacilillo tuvo que ir a buscar al desolladero corriendo los 50 metros lisos; y dándole allí una gran alegría a los mulilleros, que arrastraron al toro sin percatarse de que el pañuelo había asomado gracias a sus malas artes. Sí, finalmente hoy se verán con dos aguinaldos en vez de con uno... Así salen de pobres seguro.
Del resto de la corrida, nada mas mereció la pena. Curro Díaz volvió a dar una lección de un preciosista toreo ventajista ante el torito que abrió plaza, que mereció mucho más, y con el 4° buey nadie le echó cuentas; lo mismo que Álvaro Lorenzo ante el 2°, un sobrero herrado con el antiquísimo 9 que diferenciaba la mítica vacada de Aleas, y que resultó ser un trozo de carne con patas y cuernos. Sí cabe destacar una buena tarde por parte de algunos banderilleros: Lipi, Andrés Revuelta, Óscar Castellanos y Alberto Zayas anduvieron muy bien con los palos, y les fue reconocido.
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