domingo, 26 de mayo de 2019

25 DE MAYO DE 2019, DUODÉCIMA DE FERIA: EL VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO, SEGÚN SE MIRE

Una más que añadir a la colección. O una menos para acabar. Como con el vaso, dependiendo de si se ve medio lleno o medio vacío. Así podría analizarse también la corrida que ha echado Pedraza de Yeltes en esta tarde. Un señor que vea el vaso medio lleno diría que la corrida ha empujado en varas, unos más y otros menos, pero que por lo general se ha empleado. Seguiría diciendo que ha habido algunos toros que se han prestado al toreo, y que otros, como por ejemplo el lote de Octavio Chacón, tenían buenas intenciones de embestir pero que la falta de fuerzas de la que han hecho gala les ha deslucido bastante. En cambio, quien vea el vaso medio vacío diría que a la corrida le ha faltado básicamente casta, poder y pies, y que efectivamente ha habido toros que se han prestado al triunfo pero les faltaba más picante.

Por otro lado, es miy posible que ambos coincidirán en varias cosas: primera, lo mal presentada que estaba la corrida, con ejemplares escurridos y feos. Segundo, que sí, que efectivamente la corrida ha sido interesante en el primer tercio, y que además esta tarde los picadores, por lo general, han señalado los puyazos en buen sitio y no han cusado los estragos de otras tantas tardes. Coincidiría también en lo bien que han estado los banderilleros de Juan Leal con los palos. Marco Leal, hermano del matador, le sopló al 3° un espectacular par por el cual tuvo que saludar una ovación; y en el 6° Agustín de Espartinas y Manuel de los Reyes hicieron lo propio tras cubrir un buen tercio de banderillas. Y por supuesto, y sin que quepa duda de ello, la coincidencia más exacta entre la opinión de unos y de otros llegaría al hablar de la terna de esta tarde y de lo mal que han andado con ella, despojos aparte. ¡¡Vaya tardecita la que han dado entre los tres!! La corrida de Pedraza no habrá sido un derroche de poder y de casta, pero de ahí a que haya sido imposible para conseguir el mínimo lucimiento, hay un mundo. O dos. Y tres, y cuatro, y cinco, y... No solo que no haya sido imposible, es que ha habido toros de triunfo. Y la terna, lejos de valerse de ello y dar una bonita tarde de toros, ha aburrido más que un cura dando el sermón. Cierto es que Juan Leal, espada con menos antigüedad del cartel, ha sido el único en conseguir despertar pasiones varias en los tendidos, aunque sin convencer a la totalidad de la parroquia. Juan Leal, lo ha demostrado muchas veces ya y hoy no ha vuelto a ser menos, es un torero tan dotado valor como carente de técnica y del más mínimo estilo artístico, rebasando incluso en muchas ocasiones la línea que separa lo serio de lo tremendista. Solo pudo lidiar el primero de su lote (tercero de la tarde), animal  que hizo buena pelea en varas aunque salió suelto de la segunda vara. Se le vio al animal mucha clase y recorrido durante la lidia, y más aún cuando el matador se fue a los medios para comenzar la faena de rodillas. El toro acudió con alegría y repitió como una locomotora mientras que Juan Leal lo pasaba de muleta una y otra vez y sin hacer amago de levantarse cuando se veía apurado. Meritorio mucho, ortodoxo ya menos. Una vez en pie y cogida la muleta con la mano derecha, vuelve a darle sitio en la primera serie de derechazos y el toro sigue embistiendo con un buen tranco, pero el matador se embarulla en una serie de derechazos en los que el animal le desborda y no consigue someterlo. Y a partir de aquí, nos quedamos sin ver más toro, porque empezó el matador a acortar cada vez más y más las distancias hasta meterse, literalmente, entre medias de los pitones, y basar el trasteo en el encimismo, los telonazos y la vulgaridad. Y el toro, asfixiado, comenzó a defenderse aunque no dejó de acudir a cada muletazo al que el matador le citaba. Aun así el matador se vio superado en todo momento por el encastadito ejemplar, y en una de esas le llegó a echar mano y pegarle una cornada en la zona anal. Visiblemente dolorido, volvió a la cara del toro para seguir por la misma tónica del encimismo, pero sin que en ningun momento apareciera el menor atisbo de toreo. Y para culminar, estocada que enterró a la primera y que volvió loca a parte de la concurrencia (quien en su mayoría no calibra en su colocación, como fue el caso que cayó trasera), petición mayoritaria y despojo. Le fue entregado por el alguacilillo y sin pasearla siquiera se metió a la enfermería para ser atendido de la grave cornada, no volviendo a salir para estoquear al último. Pronta recuperación para él.

Octavio Chacón era esperado con ilusión esta tarde por la afición de Madrid, que acabó con el gozo en un pozo. Es este un torero que necesita Toro-Toro para ser capaz de relucir sus cualidades lidiadoras y poderosas, justo lo que esta tarde se le volvió de espaldas. Tanto los dos de su lote como el que mató por Juan Leal sacaron nobleza y afán por embestir bien, pero la evidente falta de fuerzas que arrastraban les hizo quedar en prácticamente nada. Octavio estuvo toda la tarde desempeñando con corrección sus tareas como director de lidia, preocupado de parar a sus toros y de dejarlos en suerte en varas, pero ante tres toros como se han descrito realizó la misma faena: pases siempre a media altura y sin obligar al toro en exceso, despegadito siempre y, lo que es peor, alargando las tres faenas hasta el limite, lo que hizo que la gente acabara cansada, hastiada de tanto pase vulgar y pidiéndole la hora al matador. No ha sido esta la mejor tarde de Octavio Chacón, desde luego.

Tampoco fue la tarde, ni tampoco la feria de Javier Cortés. Si ya en la corrida de La Quinta en la que tomó parte hace algunos días se le vio perdido y por debajo de la situación, en esta tarde ha vuelto a dejar las mismas sensaciones de no estar. Y ante el lote más claro de la tarde. El segundo fue un toro noblote que acudía presto a cada muletazo aunque con el defecto de salir del muletazo con la cara alta. No era fácil, pero Javier Cortés consiguió con muy buena técnica tirar de él y conseguir meterlo en el canasto. Aunque tuvo su mérito, una cosa fue eso y otra muy distinta que los muletazos fueran de mano baja, mandones de verdad y rematados atrás, cosa que nunca sucedió, y la faena acabó sumergida en un mar de trallazos con la figura muy retorcida, metiendo mucho el pico y descargando la suerte. Más de lo mismo ante el quinto toro, quizás el animal que mejor embistió de toda la tarde y el que tuvo más claridad. Cortés, de nuevo, volvió a embarullarse entre mil y un trapazos olvidándose por completo del parar-templar-mandar-cargar. El animal se fue sin torear y así cerró este torero su decepcionante feria.

No habrá sido esto lo que todos esperábamos de Pedraza de Yeltes, pero tampoco ha sido ni mucho menos lo peor con lo que ha venido a Madrid. Nos quedamos con que de momenton ha sido lo que mejor ha embestido al caballo en toda la feria. De largo, vamos.


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