jueves, 23 de mayo de 2019

22 DE MAYO DE 2019, NOVENA DE FERIA: TRIUNFÓ LA MODERNIDAD, TRIUNFÓ ROCA REY

Hoy, la mayoría de cronistas taurinos y aficionados que tienen a bien escribir de toros, empezarán por unanimidad hablando de Roca Rey y de su puerta grande. Supongo que será lo normal, ya que ha armado un lío gordo y la gente ha salido histérica de la plaza. Que no es por llevar la contraria, ni por tocar las narices, ni nada de eso. Dios me libre. Cada uno es libre y dueño de sus actos, por eso estas líneas de hoy empezarán hablando y estarán dedicadas a uno que lo ha sido todo en el toreo, y especialmente en Las Ventas. 

Sí, no puedo por menos que rendirle estas líneas a Manuel Jesús Cid Salas, en la última tarde de su carrera en Madrid. Tampoco hablaré de su tarde de hoy, si acaso de un buen recibo al primero, con verónicas a pies juntos rematadas con una bonita larga, y que no pasó de aseadito y sin complicarse demasiado ante dos toretes de Parladé noblotes y sosos. A Manuel Jesús, simplemente, darle las gracias por tanto. Que igual hay que retroceder en el tiempo un poco para revivir sus mejores tiempos, pero ahí quedó todo aquello y el aficionado, que tiene memoria, siempre lo recordará como momentos en que uno se aferra más a esta bendita afición. Manuel Jesús, MAESTRO, que la vida le vaya bonita.

Y una vez pasado el momento nostálgico cidista recordando viejos tiempos, toca ponerse serio y hablar de lo que ha transcurrido en esta tarde, noveno festejo de San Isidro y que le correspondió a Parladé mandar un encierro de seis adefesios que, además de adefesios y mal presentados, hiceron el conjunto de una infame corrida de ¿toros? faltos de fuerza, faltos de poder, faltos de pies, faltos de casta, faltos de emoción y faltos de cualquier condición que ha de tener un toro de lidia. ¿La suerte de varas? Bien gracias. Desapareciendo a pasos agigantados, pero de lujo. Gracias. ¿Para qué suerte de varas, si el toreo moderno se basa en la muleta única y exclusivamente? O mejor dicho, en el "destoreo". Que lo de toreo, propiamente dicho, le viene demasiado grande al tema. Sobre El Cid, prácticamente todo dicho. No hay más vuelta de hoja. Solo una última cosa, por si no quedó claro antes: gracias maestro. Y así toda la vida podría tirarme. 

Y sobre Alberto López Simón, ¿qué decir? Ciertamente, que progresa adecuadamente. En esta tarde por lo menos así lo ha demostrado, al cortar una oreja (la del segundo de la tarde), sin que en ningún momento el toro le haya levantado los pies del suelo. ¿Alguien recuerda alguna oreja concedida a este chico saliendo ileso del trance? Pues yo tampoco, y eso que lleva unas cuantas. Que lo de torear, y poder a los toros, y demás, ya si eso en otro momento. Quizás cuando las ranas críen pelo. Que no le dio un solo muletazo mandón y en redondo al pastueño y empalagoso animal ni casualmente. Que la faena se basó casi en su totalidad sobre la mano derecha, y que la única vez que tomó la zurda fue para dejar una serie de naturales que resultó ser poco asentada y prácticamente enganchada en su totalidad. Finalizó su labor con lo mismo de siempre y de todos, es decir con bernardinas. Que mató de estocada trasera y caída. Y que le dieron el despojo por... ¡¡Nada!! No toreó. No se puso en el sitio. Ni templó. Ni mandó. Ni siquiera dio más de dos naturales sin que el toro le punteara el engaño. Y de matar bien no hablemos, porque esta todo dicho. Y se le conceció la oreja. Pero el chico progresa, porque ya es capaz de cortar despojos sin voltereta de por medio. Eso es un logro. Aunque todos hubiéramos apostado un riñón a que en su quehacer al quinto mojón, con un poco que el toro le achuchara, se lo llevaban en volandas camino a la calle Alcalá. Y por él tampoco quedó: se fue a portagayola, intentó torear con el capote (otra cosa es que lo lograra), y cuando se fue muleta en mano hacia el bicho, este estaba ya rajado y no quiso saber nada de nada, ni siquiera muy cerrado en tablas. Toros tan descastados como este quinto pocos se han visto últimamente por aquí, y mira si hemos visto descaste, pero con tan pocas ganas de embestir, parándose en mitad del muletazo y quedándose a mirar las musarañas como si la cosa no fuera con él... Fue verdaderamente espantoso. Que López Simón, como es perro viejo en esto y sabe perfectamente que a poco que haga y con una oreja ya en el esportón el público de Madrid (que no aficionado) le va a empujar lo que haga falta para sacarlo en hombros; viendo que el toro no pasaba más allá del cuarto de muletazo, se pegó el arrimón encerrado en tablas, hasta tal punto de dejarse lamer la taleguilla por el pobrecito animal, que lo único que buscaba era irse de allí, a hacer algo mejor que lamerle la taleguilla a un tío. Sin cogidas López Simón ya es capaz de cortar orejas, pero lo de la puerta grande queda en otro nivel. Quizás más adelante... Quizás. ¡¡Quizás!! Del quizás intentamos vivir, pero ni que fuera agus ni mucho menos aire.

Y ahora sí que sí, el fenómeno Roca Rey. El unico que es capaz de colocar el cartel de "No hay billetes para hoy" allá por donde pasa. El torero de moda que tantas pasiones despierta allí donde va. El futuro mandón de esto le auguran. Puede ser. Es más, ya manda mucho más que otros. Y esta tarde ha acrecentado aún más su leyenda, aunque bien es verdad que no ha contado con la unanimidad de la plaza. "Porque no es español", dicen algunos, y a quienes no se les puede por menos que mandarles al carajo, por no decir otra. Es que no merece la pena detenerse a debatir ni medio segundo con el tipejo que suelta tal memez. "La gente no tiene ni idea de toros", pues miren, tal vez. Será eso, porque otra explicación... "Porque se le recrimina que solo lo hace ante lo de Domecq, y no se enfrenta a nada más", la forma de torear no tiene nada que ver con el toro. Sobre esto, veremos a ver dentro de una semana exac... Bueeeeenoooooo, si los adolfos quisieran... Pero no, no es nada de eso. Roca Rey le ha cortado las dos orejas a ese sexto toro de Parladé, que al igual que toda la corrida se quedó crudo, no se empleó y la casta la llevo muy justa. Pero eso sí, toreabilidad, dulzura, nobleza, afán por colaborar y todos esos matices que definen a la perfección el Toro Artista, para aburrir. Y Roca se valió de ello a la perfección, y además entendiendo al toro muy bien, dejándole su tiempo entre serie y serie, y dándole las distancias que pedía. Comenzó la faena desde los medios con algunos pendulazos de rigor, para continuar la faena con algunas series sobre la mano derecha que ya empezaron a poner al público en ebullición. Estas series de derechazos se caracterizaron por una retahíla de trallazos metiendo mucho pico y tirando al toro para fuera, de mano muy baja eso sí, pero sin llegar a enroscárselo ni una sola vez y siempre con la pierna retrasada. Agarró Roca Rey la mano zurda después, y las series de naturales que se fueron sucediendo no cambiaron mucho la tónica, a decir verdad, pero el público se volvía más histérico cada segundo que pasaba y a pasos agigantados. Que cada uno puede jalear y aplaudir lo que le venga en gana, faltaría más, pero de la misma manera hay quienes no tragan, o mejor dicho tragamos, con un toreo tan lineal, tan pefilero y con tan poco mando. Que igual será que las entendederas no nos llegan, o que en verdad lo de que los no españoles "no nos caen bien" es cierto y no nos hemos dado cuenta, o que la parienta no nos quiere y descargamos la frustración yendo a los toros. Vayan ustedes a saber. Pero el toreo puro, el de verdad de toda la vida, no se hizo presente en ningún momento, y eso hace mella en el ánimo de algunos. Que Roca Rey estuvo cunvre, ¿quién lo niega? Nadie. Pero en su estilo, que es el estilo de la Tauromaquia 2.0 tan poco clásica y apegada al toreo eterno. Y después de todo aquello, bernardinas también de rigor para finalizar y, eso sí, gran estocada en la suerte de recibir que cayó en buen sitio. Dos orejas, la plaza loca, y algunos que qué mas quisiéramos tragar con todo. 

Antes de todo esto, en su anterior turno, le echaron el titular para atrás por inválido y en su lugar salió un sobrero del Conde de Mayalde, de hechuras bastas y bien cebado. Soso como el solo, descastado y que se dejó sin más. Roca Rey no empezó bien con él: tres lances a pies juntos, telonazo para cambiarse el capote a la espalda y, en una de esas, el toro le echa mano y le propina una fuerte paliza de la que resultó corneado y con el vestido de torear hecho girones. Cosas de no saber ni qué significa el término "lidiar". Aguantó el tipo durante todo su turnl aunque visiblemente mermado. No fijó al toro, ni él ni sus peones (¿para qué están, solo para devolver los sombreros y las prendas durante la vuelta al ruedo?), ni tampoco lo dejó en suerte en el caballo en ningún momento, ni fue capaz de hacer llevar una lidia ordenada, así en este como en el sexto. ¡¡Vaya un lidiador!! Visiblemente mermado a causa del golpe, intentó tirar del pastueño animal pero en ningún momento la faena alcanzó las más mínimas cotas de triunfo. Algunas palmas de aliento por parte del bondadoso público, entremezcladas con las voces discordantes que venían a reclamarle la mala colocación, los trapazos, los enganchones, el no cargar la suerte, el excesivo uso del pico, y toda esa primorosa colección de modismos dospuntoceristas. Además, el bajonazo con el que acabó con el toro, fue para algo más que para sentirse avergonzado. 

A Roca Rey se lo llevaron en loor de multitudes camino de la gloria una vez finalizado el festejo, mientras que un grandioso torero, el cual por cierto sí sabe lo que es la verdadera unanimidad de Madrid, fue despedido con todo el respeto y afecto por parte de estos seres ignorantes y reventadores. Maestro, por si antes no lo dije, MIL GRACIAS POR TANTO. 

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