sábado, 7 de mayo de 2016

PRIMERA DE FERIA: COMO SE PREVEÍA, PETARDO DE VALDEFRESNO

Seamos positivos, que la Feria acaba de empezar y el optimismo aún está presente (a ver cuánto dura): el insufrible y lamentable bodrio con el que la ganadería de Valdefresno ha abierto San Isidro también lleva aparejado algo positivo: que la primera de feria nos servirá para ir adaptándonos a lo que va a haber tarde tras tarde, salvo honrososas excepciones, en la exprimera Plaza del mundo. Animalejos no mal presentados ni de mal juego. Peor, peor que mal presentados y de pésima condición. Qué digo peor, ¡¡una escombrera!! La ganadería de Valdefresno es una escombrera. Qué asco de ganadería, decían unos. Qué basura de toros, decían otros. Qué aburrimiento, decían los de más allá. Que les den por saco a los toros que yo me voy a por otro ginc-tónic, decían los grandes aficionados. Qué guapo es Abellán, nena; decían las féminas...
Y es que la Plaza de Madrid es una plaza fiel a sus tradiciones. ¿Qué es tradición en el primer festejo de feria, empezar con una tarde tediosa, para ir anunciando lo que se les viene encima a esta buena gente que se deja su dinero en la taquilla? Pues toma Valdefresno para abrir boca, que otra cosa no, pero de borregadas indignas de llamarse corridas de toros, saben un rato. Y así vamos allanando en camino para tardes venideras. ¡¡Anda que no se lo montan bien estos de Taurodelta!! Si los truhanes, para devolver el cumplido, me juego el dedo índice derecho a que, a estas horas, ya tiene apalabrada una corrida para 2017 con los Fraile. Lo dicho, plaza de tradiciones.
Ni tercios de picas medianamente aceptables, ni lidias dignas de especial mención (salvo la buena brega de Ramón Moya al primero), ni un mísero detallito de calidad... Y eso por no hablar de la casta, aunque esta sea ya una causa perdida usualmente.
De la pésima corrida de Valdefresno solo puede mediosalvarse de la quema el nobilísimo cuarto, también de buena presencia, el cual en el recibo capotero osó a tener pies y hacer sudar a su matador que, descompuesto, mandó a sus picadores, tanto al de turno como al que guardaba puerta, a que se ganaran el jornal con él. Y vaya si se lo ganaron, como que trabajaron más que sus otros cuatro compañeros de montura juntos, por esta tarde y por las del resto del año. Después de esto, el animalito no se vino abajo, pues siguió embistiendo con franqueza y sin hacer extraños en la muleta de Abellán, quien aunque creyera y le hicieran creer (el ginc-tónic, que hace milagros) que estaba bordando el toreo, su faena no pasó de vulgar, retorcida y ventajista. Si hasta le pidieron la oreja y todo, afortunadamente sin llegar a desatarse la histeria colectiva:
-Ay pero mira chica, ¿ese no es el guaperas que salía en Televisión Española hace un par de años, bailando con la Obregón y con la Esteban?
-Ay nena es guapísimo, estoy in love con él, con lo bien que bailaba y lo potente que está...
-Pues yo pienso pedir que corten la oreja para él, que con lo buenorro que está y lo bien que bailaba, a mí me vuelve loca...
-Joooo tía pero no sé... Parece que por ahí hay quien le protesta, le dicen no sé qué de crúzate, y ponte derecho, y...
-Que me da igual, que yo pienso pedirle la oreja y se acabó, que me encanta ese tío...


Del resto de la corrida apenas merece reseñarse nada más. Daniel Luque, del que un servidor ya perdió la cuenta de los toros que le quedan para ser figura, dio muchos pases a sus dos toros y alargó hasta la extrema unción sus dos quehaceres. Y no sé el resto de aficionados, pero este humilde juntaletras no recuerda nada de nada de nada de nada de nada de... Que otro día será, cuándo no se sabe, pero seguro que será.
Y positivo es, ironías aparte, el regreso en el día de hoy de un torero que hace un año por poco no lo cuenta. La ovación más sincera y unánime de la plaza fue para él nada más romperse el paseíllo, en señal de memoria y de alegría por tenerlo aquí vestido de luces otra vez. Este tipo de cosas engrandecen la Fiesta. Luego, ante un lote infumable e indigno hasta para hacer albóndigas, Saúl Jiménez Fortes mostró tanta voluntad y ganas de agradar al personal como vulgaridad, frialdad y una irritante incapacidad lidiadora, tanto por su parte como por la de sus peones.  También, otro día será.

La Feria quedó inaugurada, y con un colosal petardo, para ser fieles a la tradición venteña. Hasta el domingo.

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