Lunes 26 de mayo del 2014. 17º del abono de San Isidro. 28º
de la temporada. Dos horas de festejo. Tres cuartos de entrada.
Novillada picada. 3 utreros, 3 de Guadaira – de sangre,
Jandilla- (1º, 2º y 3º) y 3, remendando, de Montealto –de sangre, Domecq Díez (Algarra)
y Domecq Solís (El Ventorrillo)- (4º, 5º y 6º) para:
-ROMÁN (de azul
noche y oro), en sustitución a Martín Escudero.
1º) Estocada entera, atravesada y algo caída. Silencio.
4º) Estocada entera, pasada y atravesada. Silencio.
-GONZALO CABALLERO (de
catafalco y oro):
2º) Metisaca arriba con dos descabellos. Fuerte Ovación
5º) Estocada arriba, ligeramente caída, y dos descabellos. Silencio
-POSADA DE MARAVILLAS
(de azul rey y oro):
3º) Pinchazo en la suerte contraria, bajonazo a la natural y
tres puntillazos. Leves pitos.
6º) Estacada entera, trasera y
atravesada. Silencio.
-Presidencia: D. Julio Martínez Moreno debió devolver
el inválido 5º, al ver cómo perdía las manos con reincidencia después de pasar
sin pena ni gloria por el peto. No hizo cumplir el tercio de varas, al sacar
rápidamente el pañuelo blanco cuando varios de los novillos no habían sido ni
señalados.
-Cuadrillas y otros: Las
lidias fueron, como casi siempre, tema aparte. Abundaron los trallazos en la
brega, la falta de colocación a la hora de los quites en banderillas, la
ineptitud de los picadores y fue norma generar el no parar los novillos a su
salida. Por otro lado, Raúl Martí dejó un lucido y arriesgado par al cuarto,
dejándose ver y aguantando la embestida de un novillo que le apretaba hacia los
adentros. Mención de honor, como muchas anteriores tardes, merece el subalterno
de oro Curro Robles. Dio gusto verle bregar al segundo de la tarde, templando
las embestidas del novillo y siempre por abajo. Dejó un gran par, el tercero al
quinto novillo, dando ventajas al enemigo y saliendo de la suerte con torería. Curro
Robles recuperó la labor de dejar largo el capote, tumbado sobre el albero y
cogido de un extremo, para que el toro humillado se fijase en su capa, y así
Gonzalo Caballero pudo descabellar con mayor facilidad al quinto.
1º) Impostor (4),
de Guadaira: Negro de 475 Kg.
-Presentación: Bajito de presencia. Alto y largo de hechuras,
pero con cara de eral.
-Tercio de varas, por Justo Manuel Jaén: En la primera
entrada, el utrero recibió un puyazo largo y caído al relance, tapándole la
salida. Impostor sale blandeando. En el segundo encuentro, otra vez al relance,
el picador le acaricia con un picotazo cariñoso para que el utrero salga
crudito. Salió suelto de los dos envites.
-Condición y comportamiento: Mansote, blando y a la
defensiva, sacando genio en las afueras cuando Román, durante el trasteo, le
cambió los terrenos. De comportamiento bronco, se quedaba corto y soltaba
tornillazos después de un trasteo largo de trallazos. Fue parado por Gonzalo
Caballero durante su correspondiente quite al finalizar el primer tercio.
2º) Opresor (32),
de Guadaira: Castaño de 497 Kg.
-Presentación: Indigno para Madrid. Con cara de eral,
ensillado, atacado de peso y largo.
-Tercio de varas, por Agustín Romero “hijo”: En la primera
entrada, dio un picotazo trasero al relance sin meter las cuerdas. En la
segunda, picó en dos tiempos, cayendo sendos castigos traseros y saliendo el
utrero de este tercio sin haber recibido castigo real. Salió suelto del peto.
-Condición y comportamiento: Mansote, noble, descastado, sin
fijeza en los engaño, soso y de más a menos.
3º) Jipio (50),
de Guadaira: Castaño de 454 Kg.
-Presentación: Más serio por atrás que los anteriores, pero
con cara muy fea, al ser casi cubeto y bizco del izquierdo.
-Tercio de varas, por Antonio Palomo: Otro novillo que salió
crudo y penosamente lidiado, ya que, Antonio Palomo le recetó un primer leve
picotazo, trasero y caído al relance; y un segundo picotazo paletillero. En
ninguno de los dos el utrero apretó, tampoco el picador metió las cuerdas y de
ambas entradas salió suelto.
-Condición y comportamiento: Manso en varas; encastado, fijo, noble, pronto y repetidor en
los cites durante el muleteo. Se vino arriba en la muleta fiel a su sangre
parladeña. Una perita en dulce que embestía sin freno. Galopó hasta aburrirse
con tranco y codicia, aunque con una embestida algo descompuesta al no haber
sido ni parado ni templado. Se hizo dueño del albero durante el último tercio,
demostrando poder frente a la ineptitud lidiadora de Posada de Maravilladas,
que no supo acoplarse y estuvo siempre a merced del novillo. Jipio fue
ovacionado en el arrastre por buena parte de los asistentes.
4º) Halagado (40),
de Montealto: Castaño listón de 500 Kg.
-Presentación: Abrochado de pitones; largo y serio de hechuras.
-Tercio de varas, por Santiago Morales “Chocolate”: El
utrero entra sin haber sido parado y recibe, en el primer encuentro con el del
castoreño, un paletillazo y un picotazo trasero al rectificar. En la segunda
entrada recibió un picotazo trasero. El picador no metió las cuerdas de la puya
en ninguno de los encuentros.
-Condición y comportamiento: Manso, nobilísimo, pronto,
repetidor y blando. Embistió sin malicia, y, como el anterior, con ritmo y con fijeza
en la franela. También como el 3º, se vino arriba en el último tercio. Del peto
salió suelto y se dolió estruendosamente en banderillas. Como el primero, no
fue parado por Román de salida y Gonzalo Caballero consiguió realizar dicha
labor de nuevo en un templado quite después del tercio de varas. Fue aplaudido
al ser arrastrado por parte de los asistentes.
5º) Dormilona
(56), de Montealto: Negro salpicado de 486 Kg.
-Presentación: El más serio de la corrida y muy en el tipo
de Algarra respecto a sus hechuras.
-Tercio de varas, por Agustín Navarro: En la primera
entrada, el utrero recibió un puyazo trasero al relance y sin que el picador
apretase; y, en la segunda, un picotazo paletillero de leve ejecución. El
novillo salió suelto y demostrando muy blandura, perdiendo posteriormente
varias veces las manos. Debió ser devuelto por D. Julio Martínez Moreno.
-Condición y comportamiento: Manso acobardado e inválido.
Muy bronco, corto en sus embestidas y siempre a la defensiva.
6º) Zurito (57),
de Montealto: Negro de 491 Kg.
-Presentación: En hechuras, por debajo del utrero que se
debe lidiar en Madrid, debido a su terciado aspecto y su cara de eral.
-Tercio de varas, por Anderson Murillo: Mala labor de este picador
con galones, ya que no tocó al novillo en el primer encuentro de este con el
peto, dejando un picotazo al rectificar. En el segundo encuentro y con el
utrero parado entre las rayas, el picador le dio un picotazo trasero. El utrero
salió suelto de ambos encuentros y derrochando celo al soltar gañafones ante
los capotes de los peones cuando finalizó este tercio.
-Condición y comportamiento: Manso
geniudo, soso, descastado, mirón de salida y muy parado. Se dejó dar pases cual
carretón, yendo y viniendo, durante el trasteo, pero con total sosería. Cayó,
aguantando largo tiempo con el estoque dentro, al abrigo de las tablas.
Hoy se lidió en Madrid una novillada con utreros de dos
hierros del monoencaste que dio posibilidades para que tanto Román como Posada
saliesen triunfantes de su segunda cita en la feria. “¿Qué quieren estos
chavales para torear?”, comentaban buena parte de mis vecinos de abono al ver
cómo el tercer y cuarto del encierro se fueron al desolladero sin haber sido mínimamente
aprovechados. Chocaba ante nuestros ojos también la correcta conciencia de los
tiempos de La Lidia por parte de Gonzalo Caballero al realizar su labor
muleteril, frente a los aburridos, hasta la extenuación, trasteos de los dos
restantes espadas.
Román, novillero valenciano que va a tomar la alternativa en
menos de un mes, demostró que aún es pronto para hacerse matador de toros, ya
que no estuvo a la altura de sus dos novillos, sobre todo del 4º, que se fue
con las orejas puestas. Con su primero, un manso que sacó genio al no sentirse
cómodo en las afueras, tardó mucho en acoplarse. Decidió sacárselo a los medios
y el novillo únicamente se defendía, soltando constantes tornillazos. Con el
segundo de su lote, una perita en dulce que recibió dos leves caricias en el
peto, estuvo muy por debajo; y, de nuevo, se equivocó al querer comenzar la
faena tan en las afueras a un novillo aquerenciado. Poco a poco se fue
adaptando al ritmo duermevela de las embestida del novillo, pero adoptó siempre
una postura con la muleta falta de naturalidad y propia del llamado, irónicamente,
“Joselito de Velilla”. Román dio ocho tandas, como si con cuatro se quedase corto,
al más puro estilo julista. Despatarrado en el cite, embarcando y vaciando para
afuera con el pico de la muleta y más retorcido que el carácter de Cruella de
Vil, acabó siendo pitado por sus maneras ventajista antes de ir a por estoque,
estoque que, al volapié, Román dejó algo trasero respecto a la cruz del
novillo.
El único de los tres que estuvo en novillero fue Gonzalo
Caballero, siempre dispuesto a aprovechar su quite. Tanto fue así que, en los
dos utreros de Román, el novillero madrileño realizó labores lidiadoras que a
él no le correspondían, pero que ejecutó con temple y cierto gusto,
consiguiendo para los dos novillos de su compañero. En su primero, Gonzalo
Caballero dio las dos más asentadas y puras tandas muleteras de lo que llevamos
de feria. En la primera de éstas, se dobló por bajo y, con temple y gusto, se
hizo con un novillo que daba tornillazos y entraba a la muleta sin emplearse.
La segunda tanda fue de escándalo, ya que corrió la mano muy despacio, embarcando
al animal hacia dentro, asentando las zapatillas y sin moverse un ápice;
adoptando una postura tan erguida como torera al ver pasar el novillo cerca de
sus muslos. El novillo segundo se vino abajo pronto debido a su falta de casta
y fuerzas, y acabó con el utrero de una estocada arriba que el propio novillero
sacó con la manga de su chaquetilla en el momento de salir de la suerte del
volapié. En el quinto, ante un novillo muy parado, inválido y acobardado; quiso
plantarle cara en el tercio, dejándosela en la cara, pero el novillo entraba
descompuesto y salía, soltando derrotes y queriéndose ir al abrigo de las
tablas. Acabó su faena con un arrimón que a nada supo, ya que el marmolillo
nada tenía en su haber, y mató de otra estocada arriba, aunque tuvo que
utilizar de nuevo el descabello para que cayese, ya que la espada quedó algo
caída.
Posada de Maravillas es otro novillero, como Román, al que
los medios taurinos acompañan allá donde va, vitoreando cada una de sus faenas.
Esta tarde volvió a demostrar que está muy verde y carente de capacidades
lidiadores para hacer frente a novillos que exigen doblarse por bajo y un
macheteo por la cara. Se ha impuesto eso de que torear es solo dar pases
regulares abrochados con uno de pecho, y parece que cuesta mucho que los que
están empezando vayan asimilando que torear es mucho más que eso. Frente a su
lote, Posada estuvo fuera de combate en todo momento, al querer ir a la pelea
con un repertorio más que justito. En su primero, el novillo de la tarde se lo
merendó de principio a fin, ya que no supo plantar cara con la muleta a un
ejemplar que iba y venía sin pararse y con el hocico por abajo aunque
embistiendo algo rebrincado. Tuvo que volverse a colocar después de cada
trallazo y se pasó bailando por el albero todo el trasteo. Acabó, con esta
hermanita de la caridad herrada con la enseña de Guadaira, de un infame
bajonazo que provocó que el respetable le espetase una pitada con toda la razón
del mundo. Con el último de la tarde, uno de esos toros-carretón que tan acostumbrados
estamos ya de ver, llevó a cabo una faena de muleta inaguantable, en la cual no
dejó ni uno de ley. Esperemos que este novillero progrese y que los que le
acompañan le hagan ver que, aunque los medios taurinos digan que está hecho,
debe mejorar notablemente para pasar por Madrid con buenos resultados.
Y así acabó la tarde, bastante pronto y con un agridulce
sabor de boca. El futuro se ve negro, aunque esto suene muy agorero. Hoy hemos
visto dos novillos (3º y 4º) que, sin grandes complicaciones, tenían faena para
triunfar y no han sido aprovechados, como suele pasar. La mansedumbre y las
malas lidias poblaron el albero, como cada tarde, aunque creo que debemos tener
un poco de esperanzas, a ver si salen más novilleros de los que plantan cara,
como hizo Gonzalo Caballero durante toda esta tarde soleada con oleadas de
viento helador.
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