Los toreros de la tarde también volverán, aunque dentro de un mes escaso. Los tres, por distintos motivos, lo merecen.
Eugenio de Mora llegó a torear muy bien al natural. Hizo una bonita faena en cuarto turno en la que intercaló finísimo destoreo por la derecha con unos bellos naturales. Solo faltó que hubiera toro delante, así hubiera dejado de ser un simulacro. Cortó una oreja.
Pepe Moral se topó de bruces con dos asquerosas babosas que besaron más el suelo que el Papa cuando pisa Tierra Santa. El chaval quedó inédito y poco pudo hacer, salvo matar tan bien como lo hizo al segundo.
Víctor Barrio tiene un algo dentro, lo hemos visto. Pena que ayer no lo sacara. No se lo permitió la tercera sabandija, que se pasó más tiempo en el suelo que en pie. El último, cosas de la vida, fue el único que no mostró síntomas de invalidez, pero fue al que más se protestó para que regresara al corral. Si no fuera porque esta plaza tiene seriedad y rigor, me hubiera dado por pensar que querían que los cabestros tiraran del toro simplemente por... Manso. El animal recibió un puyazo en toda regla (fue el único de la corrida que recibió tal honor) y llegó con nobleza a la muleta. Barrio le plantó cara en las tablas, en una faena donde salió el Víctor Barrio retorcido y ventajista en vez de aquel chaval que vimos en Valdemorillo hace poco toreando la mar de bien. Finalmente, dio la vuelta al ruedo.
Otro día será.
No hay comentarios:
Publicar un comentario