Que la peor corrida que hubiéramos visto en toda esta infumable feria hubiera sido esta de Fuente Ymbro. Cuántos cabreos, cuántas tardes de hastío y, sobre todo, cuánto aburrimiento nos hubiéramos ahorrado. Que la peor hubiera sido esta, y entonces el nivel ganadero no hubiera sido tan paupérrimo como el que se ha visto. No fue un corridón de toros el que se trajo Ricardo Gallardo, pues el castigo que se le dio en varas fue más bien aliviado y tampoco se emplearon ni pelearon como bravos. Pero los seis tuvieron que torear. Los seis ofrecieron embestidas como para reventar Madrid toreando y hasta hubo casta. ¡¡Brillante esto último, la presencia de la casta!!
Casta, qué bonita palabra. Los de Fuente Ymbro de hoy la tuvieron. No fue un encierro grandioso como el que lidió de novillos hace días, pero ni muchísimo menos fueron el petardo de cuarenta y ocho horas después de esa novillada. Tuvieron casta y que torear, pero bien es cierto que a costa de dejarlos crudos y, por ende, hacer de la suerte de varas un trámite. Pero al menos en la muleta sí sacaron una más que potable condición. Es cosa de ver el vaso medio lleno o medio vacío.
La corrida de Fuente Ymbro, esa que de haber sido la peor de esta feria nos hubiera ahorrado muchas paparruchas, tuvo también muy mala suerte. Y la tuvo desde el momento en que se cerró la terna encargada de estoquearla, sobre todo en lo referente a sus dos cabezas de cartel. A Rafael González, investido matador de toros en esta tarde, sí le abordó también la mala suerte en un día tan señalado para él, y es que se tuvo que ir a la enfermería con un cornalón que le infirió el toro de la alternativa casi en el epílogo de la faena de muleta, no pudiendo ni siquiera estoquear a ese toro. Se le retiró a la enfermería, no sin antes intentar estoquear al animal, pero tuvo que desistir ante la evidencia de que no estaba para estar ante el toro, con lo que tenía. Pronta recuperación para él y el deseo de que vuelva para rematar su día especial.
Mala suerte la de los cinco toros restantes de Ricardo Gallardo. Peor suerte, muy difícil. Juan Leal y Joaquín Galdós, Joaquín Galdós y Juan Leal: crimen y castigo para ambos el dejarse ir sin torear a esos toros, y de lidiarlos de la manera que los han lidiado. Orejas, ovaciones y aclamaciones aparte, claro. Joaquín Galdós ratificó, una vez más, que no está para esto de ninguna de las maneras. Un perfecto resumen de su actuación sería que la preciosa taleguilla de color blanco y plata que llevaba calzada, finalizó la tarde completamente pulcra, sin hallarse en ella ni un solo restregón de sangre proveniente de sus dos toros. Pulcra su taleguilla y todo lo contrario sus faenas, aceleradas y con muchos enganchones, y a todo eso se le añade esa falta de ajuste. ¡¡Cuándo se verá en otra igual, el mozo!!
A diferencia de Galdós, sí terminó con el vestido muy manchado Juan Leal, y eso es buena señal siempre porque suele significar que el torero que termina con el vestido lleno de sangre, de albero y hasta con algún jirón que otro, es porque se entregó toda la tarde y quiso ponerse de verdad. Nadie le puede discutir eso a Juan Leal, ni la entrega ni el valor del que siempre hace gala, esta tarde y otras ocasiones. Pero más allá del valor, de la entrega y de la gran voluntad por agradar, hay mucho más. Está por ejemplo darle la lidia adecuada a cada toro. Está el engancharlos con la muleta adelantada y correr la mano llevándolos en redondo. Está el cargar la suerte. Y están muchas mas cosas que Juan Leal, ni en esta tarde ni en otras ocasiones, ha demostrado. Tres toros estoqueó Juan Leal esta tarde (uno de ellos, el 6º, en lugar del corneado Rafael González), y a los tres les hizo exactamente la misma faena: cites muy encima de los toros, sin darles sitio ni dejarles que se vinieran con alegría ni que con ello se luciera su condición. Trallazos acortándoles el viaje a los toros. Trapazos vulgares espantándoles las moscas. El encimismo. El pegar el trapazo por la espalda para pasárselos por detrás. Los circulares. Los pendulazos. Las bernardinas dichosas. El toreo de rodillas y demás gestos populistas más propios del toreo cómico que de una lidia seria... Solamente consiguió darle algunos muletazos por el pitón izquierdo, al 2º, que verdaderamente llevaron un sello especial, bajando mucho la mano y llevándolos largos. Y fue a ese 2º precisamente al que le cortó la oreja. Con todo ello, además de dejárselos ir sin torear, tapó las buenas condiciones de los animales, ahogando las embestidas con esos cites tan encima. Una forma de lidiar toros de buena condición que siempre se recrimina desde diversos sectores de la plaza, y esta tarde no fue menos. Con menos arrojo se puede apañar uno si luego se lidia y se torea de verdad. Así lo han demostrado algunos toreros esta feria, y han conseguido con ello la unanimidad de la plaza.
Mala suerte la de los Fuente Ymbros con estos lidiadores, pero ni aun así se consiguió tapar del todo la buena condición que llevaron consigo estos toros. ¿Dónde hay que firmar para que, en la feria del año que viene, la peor fuera así?
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