Ciento sesenta y ocho (168). Cifra que puede resultar, así de primeras, insignificante e intrascendental. Pero si se analiza calmada y profundamente, en realidad guarda detrás mucho más significado que un simple número. Si se cuenta en días, ciento sesenta y ocho (168) son los días que han pasado desde aquel apoteósico 7 de octubre de 2018, fecha de una tarde culmen en nuestra plaza de Madrid por obra gracia de dos toreros y un ganadero. Desde aquel suceso, imborrable de nuestra mente, han sucedido más acontecimientos tanto dentro como fuera del planeta taurino, hemos cambiado de año, se ha iniciado una nueva temporada... Y nos hemos plantado en este domingo 24 de marzo de 2019, día en que Las Ventas ha iniciado su nueva temporada taurina, precisamente con la misma ganadería que protagonizó aquella apoteosis hace ciento sesenta y ocho (168 días) y tres novilleros que, se supone (y solo se supone) que son la cúspide de la novillería actual y futuros mandones de esto. Dios nos pille confesados.
Iluso de aquel iluminado que viera lo del 7 de octubre del 2018 algo así como una revolución, o mejor dicho una contrarrevolución. Igual creíamos que el magisterio clásico de Diego Urdiales y la no menos importante labor lidiadora y no exenta de torería por parte de Octavio Chacón, pondrían a cavilar a lo largo del largo invierno a las nuevas generaciones de esto de la tauromaquia, haciéndoles llegar a la conclusión de que hay vida más allá de pegar pases, citar al hilo, esconder la pierna, meter el pico, los pendulazos de pie y de rodillas, pegar esos circulares, las bernardinas y todo ese montón de amaneramientos que acumula la nefasta tauromaquia 2.0. Ilusos, más que ilusos.
Por lo menos, en lo que respecta a los tres caballeros que esta tarde han inaugurado la temporada en Madrid, ha quedado demostrado que ellos no han cavilado lo más mínimo acerca de aquel 7 de octubre de 2018, y que prefieren seguir apegados a esa vulgar Tauromaquia 2.0. Si a ellos les sirve, pues bien por ellos. Enhorabuena. Y si a parte de los que se sienten en el tendido también les sirve, felicitaciones también para ellos. A otros cuantos, desde luego, no nos da por tragar con esto a sabiendas de que hay mucha vida más allá de los modernismos hoy tan al uso.
La terna que ha abierto la temporada de Las Ventas, formada por Rafael González, Ángel Téllez y Francisco de Manuel, ha bien podría editar con lo de esta tarde un completísimo manual de Tauromaquia 2.0, Nivel Avanzado. Los dos primeros, con sus faenas calcadas las unas de las otras, de hoy y de otros días, han pasado de puntillas y apenas han despertado el más mínimo interés entre el personal. Francisco de Manuel, por su parte, lleva poco más de un año como novillero con picadores, demostrando en muchas ocasiones que él sabe torear alejado de los vicios modernos y apegado a las buenas maneras, pero bien es verdad que quizás le ha venido todo un pelín rápido. Como está de moda decir ahora en el mundo del fútbol, le falta cocción. O taurinamente hablando, le falta mucho poso a su toreo. Le falta quizás aprender que el capote no sirve para pegar esos telonazos que tanto mal le hacen a los toros, sino que se utilizan para recoger cuidadosamente y con suavidad a los toros, llevarlos por abajo, enseñarlos a embestir y tratarlos con cariño; y luego ya se puede hablar de torear de capa finamente. Le falta quizás (y sin quizás) que alguien de su entorno más íntimo le coja frente a frente y le diga: "Mira niño, no pongas banderillas más en tu vida, porque vaya desastre. Tienes tres banderilleros para algo". De hecho, es muy probable que haya ocurrido algo así una vez terminado su quehacer ante el tercero, pues en el 6º toro ha sido su cuadrilla la que se ha hecho cargo del segundo tercio. Le falta a Francisco de Manuel, quizás, andar más reposado corriendo la mano; tirar de los toros con más suavidad. Le falta alcanzar el secreto del temple. Y eso le llegará con entrenamientos, rodaje y mentalización. Le ha faltado esta tarde eso que sí ha tenido otras veces, que es colocarse en el sitio y no quedarse tantas veces fuera de cacho. Tiene tiempo y maneras el muchacho para pulir las cosas, y si lo consigue seguro que funcionará. Una oreja, muy baratita, del tercer novillo le ha sido otorgada, ejemplar este que tenía cosas dentro; y ha sido desbordado por el encastado sexto, el mejor novillo de la tarde.
De la novillada de Fuente Ymbro decir, simple y llanamente, que las hemos visto y veremos mejores. Y que también las hemos visto y veremos peores. Solo es cuestión de ver el vaso medio lleno o verlo medio vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario