De sobra son conocidas las múltiples trabas, muchas de ellas ridículas, que tienen que pasar las corridas y novilladas para que sean aprobadas completas en Madrid. Que si el peso, que si el tamaño, que si este tiene los pitones así o asá...
Dicen los ganaderos que para venir bien a Madrid, hacen falta tener preparados un mínimo de ocho toros, cosa que para las ganaderías que disponen de camadas largas no suelen suponer generalmente un problema demasiado grande (y si llegara a suponerlo, no tardarían los figurines en aparecer por allí salvándole el culo al ganadero en el último instante). Pero para ganaderías cortas las cosas son mucho menos amables aún para lidiar en Madrid, y si además a esto se le suma las condiciones de volumen y peso que algunos encastes llevan consigo, se le da otra vuelta de tuerca más a un asunto demasiado trabado de por sí.
Por suerte para esos ganaderos y también para los aficionados, en los últimos tiempos ha surgido un modo de facilitar que este tipo de ganaderías lidien sus toros en Madrid y los aficionados disfrutemos de unos hierros sobre los cuales muchos ya habíamos perdido toda esperanza en verlos en corrida de toros en la capital del Reino. Me refiero, claro está, a los desafíos ganaderos. Que hombre, no digo yo que no sea mucho mejor una corrida de toros con seis ejemplares de Hoyo de la Gitana; otra con otros seis de Juan Luis Fraile, más con seis de Raso de Portillo, seis de Valdellán, y así hasta recorrerse toda la cabaña brava. Pero ante las dificultades ya mencionadas, los desafíos ganaderos se convierten en un comodín muy apetecible para resarcirse de ver en Madrid estos hierros. ¿Que tales ganadería no dispone de toros suficientes para completar corrida en Madrid? Pues no es el mayor de los problemas, se completa una corrida entera con dos hierros diferentes, tres y tres, y el percal no deja de ser atractivo, ni mucho menos.
Los desafíos ganaderos de este pasado mes de septiembre lo confirman, siendo al final todo un oasis en un desierto de monotonía y ganaderías birriosas que tanto ha predominado en los últimos años. No solamente por el disfrute que supuso ver ganaderías que, por unas cosas u otras, ni en los mejores sueños hubiéramos podido disfrutar en Madrid con corrida de toros completa esta temporada (y algunas, en muchas temporadas); sino por la seriedad que se les ha dado y la buena organización de la que han dispuesto. Desafío en el sentido más estricto de la palabra, declarándose premiados el mejor toro, el mejor matador, el mejor picador, el mejor peón de brega y el mejor rehiletero. Para ello fue imprescindible darle a la suerte de varas todo el valor que merece, y en este sentido los toreros, gracias a los cielos, lo tomaron en serio. La Lidia completa volvió a adquirir sentido y todos los hombres de luces tuvieron la oportunidad de adquirir protagonismo, cosa que por desgracia solamente se le viene dando al que calza la taleguilla bordada en oro. Brillaron picadores como Juan Melgar, Ismael Alcón, Félix Majadas, Francisco José Agudo o "Patilla"; sobresalieron las colosales maneras capoteras de Iván Aguilera o Raúl Cervantes, por supuesto no faltaron Fernando Sánchez y Ángel Otero a sus citas con los palos; los matadores se prestaron, más que menos, a que todo ello fuera posible y a lucir a sus toros, destacando especialmente en este sentido a Gómez del Pilar ante Asustado, el bravo de Palha que tanto nos emocionó. Y lo mas importante de todo: hubo Toro. Quizás nos falló Hoyo de la Gitana, de la cual esperábamos muchísimo más, pero el resto de ganaderías respondieron y el comportamiento de sus ejemplares se asentaron sobre ese pilar fundamental de la Tauromaquia que es la casta.
Ante la difícil situación que viven muchas ganaderías para poder completar encierro en Madrid, y que además se extiende a los aficionados deseosos de ver ciertos hierros en esta plaza, se planta el modo de los desafíos ganaderos como un comodín muy atractivo para darle mucho más interés no solamente a la temporada madrileña, sino también al resto de plazas. Por muchos motivos, pero sobre todo por el amplio abanico que se abre a la hora de seleccionar el ganado.
En Madrid esta temporada ha salido bien, por lo que se espera que en temporadas venideras se amplíe aún más este tipo de festejos y podamos disfrutar de otras ganaderías que no lo tienen demasiado fácil para completar una corrida con seis toros en Madrid, caso de Pereira Palha, Miguel Zabayos, Valdellán, Prieto de la Cal, Vinhas, Felipe Bartolomé, Concha y Sierra, Raso de Portillo, y tantísimas otras ganaderías que tanto bien hacen a nuestra maltrecha Fiesta inhibiéndose de todas las paparruchas esas del borrego artista y apostando por el Toro de verdad.
Siempre, eso sí, que los franceses y sus ostentosas ganas de hacer las cosas bien de verdad nos lo permita, claro.
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