Qué mal le sienta al figurín de turno y a toda su prole de palmeros de la prensa y de la "afición" eso de que no le den orejas. Tanto, que si se muerde la lengua se envenenan. Desde las famosas gafas del tunante de la Puebla, al lío de hace unos días en Bilbao con el Juli, pasando por el "triunfalismo" y los "puristas" del bocachancla de Puebla de Prior, y desembocando en las censurables palabras de Gonzalo Caballero el pasado San Isidro hacia el presidente de turno por no conceder un despojo que, por si hace falta decirlo, ni merecía ni pidió la mayoría. ¡¡Viva la modestia y la autocrítica, qué leches!!
El colmo de este asunto llegó el pasado miércoles en Bilbao, cuando el famoso don Matías, después de llenarse de gloria por la mañana al aprobarles a esta banda una becerrada indigna de plaza de primera, niega, después de un "faenón" al uso rematada con una estocada de infame colocación y peor ejecución, la segunda oreja al señor Julián López Escobar, áleas El Juli. ¡¡Qué circo, qué bochorno, que espectáculo más lamentable, qué asco de todo!! Julián, que va de salvapatrias por la vida parece ser, se cubre de gloria y afirma alcachofa en boca que "está la cosa como para llevarle la contraria a la gente". Lo que faltaba por oír. Él impone gatadas de sus cuatro o cinco hierros favoritos allá donde pisa, casualmente todos lucen unos pitones que levantan algo más que sospechas, hace y deshace carteles a su antojo, se burla descaradamente de la Tauromaquia con ese destoreo tan... tan... tan... bueno, ahí lo dejamos; y del cómo mata el polluelo de Velilla, ya ni hablamos. Pero oigan, que a ningún presidente se le pase por la cabeza negarle despojos, y que a ningún aficionado se le ocurra decir una palabra de ello, porque si no arde Troya. ¡¡Váyanse ustedes a la mierda ya y métanse la palabra "respeto", que tanto les gusta, por donde les quepa!!
La cosa no termina aquí. No pasó ni una hora del final de la corrida y ya estaban los pesebreros de los portales y las revistas dando la nota. Sí, esos que están muy tranquilitos cuando Julián y su banda de figurines pega pataletas a la Tauromaquia con las andanzas anteriormente descritas. Pues esos, los que tapan y hasta justifican el fraude del Toreo 2.0, se rasgan las vestiduras porque a un presidente le da un ataque de seriedad. ¿Seriedad? Cuántos estragos no causa esta palabra a los amantes del modernismo que nos está llevando al purgatorio.
Bueno, y a todo esto, el aficionado, ¿qué pasa con él? Ese aquí solo sirve para dejarse los billetes en la taquilla. Mejor sería que no tenga la mala idea de llevarles la contraria. Pero lo cierto es que los que amamos la verdadera Fiesta, cada día estamos más hartos, más cansados y más cabreados de este circo. No nos preocupa para nada el auge de políticos animalistas (y animalazos), porque si sus acciones pasan por desmantelarles todo el tinglado a toda esta basura de gente, bienvenidos sean.
Que dejen de tomarnos por gilipollas, y luego ya veremos si seguimos defendiendo la Fiesta.
PD.: A todo esto, Rafaelillo sigue fuera de la mayoría de las ferias, lo que refleja claramente que esto es de todo menos serio.
Chapo!
ResponderEliminarEs lo q hsy, mientras las Autoridadrs no tomen medidas, cada temporada los Taurinos subiran el lidton de las Corruptelas
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