Oliva Soto, gitano de Camas que va de torero de pellizco y de sentimiento, contó con el lote con más aptitud para tal menester, pero lo suyo fue quedarse al hilo del pitón y dar trallazos y trallazos desde la periferia sin mando ni acople, más centrado en ponerse bonito que en otra cosa. No obstante, se conoce que hubo a quien le gustó el elegante postureo y destoreo de Oliva, pues se les tributó unas cariñosas (y leves, sea dicho de paso) palmas que con todo su morro salió a saludar, provocando así los pitos y protestas de los ignorantes que no vemos por ningún lado el embrujo de este torero.
Del chaval que confirmaba la alternativa, la verdad, no se qué decir. Bueno si, que le han engañado. Y que se cagó por la pata abajo cuando palpó la casta del 5º de Carriquiri, al cual no tuvo ningún tipo de escrúpulo de ordenar su asesinato en el segundo puyazo. Y aun así, el toro aguantó dos series en la muleta dando guerra a su matador, que vuelvo a decir que alguien muy capullo le ha engañado colocándole en un gremio que no es el suyo.
Y Esaú Fernández, también de Camas, buen toreo no demostraría, pero trampas y ventajas un rato, la verdad. Y mucha caradura. Con el 3º, el más malo de la corrida, no tuvo muchas opciones, aunque demostró también gran incompetencia lidiadora al ser incapaz de meterlo en el caballo. Lo más descollante llegó frente al noble y boyante sobrero de Aurelio Hernando, con el que sacó todo su arsenal de toques hacia fuera, retorcimientos y pico que los catedráticos de tauromaquia del "baja tú" jalearon con fervor, mientras los ignorantes que reclamamos la pureza del toreo le recriminábamos sus ratonerías. Y encima, con toda su cara dura y toda la jeta del mundo, va y da la vuelta al ruedo.
En resumen, la corrida de Carriquiri, de buena presentación, no fue maravillosa pero dio opciones a tres toreros que no supieron aprovecharlas.
Bien chicos, seguir asi.
ResponderEliminarVenteño