"Nada" fue el caso de Sergio Sánchez. Ni bueno ni malo ante el novillo que abrió plaza, con el que recetó una faena con muletazos de acompañamiento y aliviados, muchos de ellos atropellados; así como contagiados de la sosería con la que embistió ese novillo. Aunque la verdad sea dicha, lo mató de una buena estocada. Y unas pocas cosas malas, o muy poco optimistas siendo amables, fueron las que dijo Sergio Sánchez ante el cuarto. Desentendido de la lidia, incapaz de poner al novillo en suerte a la grúa, perdón, al caballo; indolente durante la faena de muleta, y pésimo esta vez su uso de la espada.
Emiliano Osornio, mexicano que vino esta tarde a Madrid acompañado de cierto ambiente tras una -dicen- colosal faena en la tarde anterior en Arnedo, fue el único de los tres que sí dijo cosas buenas. Muy pocas pero, a fin de cuentas, menos da una piedra. Personalidad y elegancia es mayormente lo que resume esas cosas buenas que dijo Emiliano Osornio durante esta tarde. Se le vio durante el segundo novillo que tiene tendencia a rematar los muletazos detrás de la cadera. O sea, que quiere torear. Y así fue cómo dejó una buena serie de muletazos sobre la mano derecha, y algún que otro muletazos más de forma aislada. Eso sí, en el conjunto de una faena larga y de mucho sobeteo. Ante el quinto novillo volvió a dejar, a ratos, la impronta de esa personalidad. Muy pinturerito y demostrando una vez más que, más allá de todo eso, quiere torear de verdad. Pero el problema de Emiliano Osornio es que anda muy verde aún y con muy poco oficio. No hay más vuelta de hoja: habrá que seguir el progreso de este novillero.
Ignacio Candelas no dijo nada bueno en toda la tarde, y sí varias cosas "nada optimistas". A Ignacio Candelas, digamos, le falta un larguísimo camino por recorrer si de veras su sueño es llegar a algo en esta su actual profesión. La tarde de este novillero, con muy poco bagaje a sus espaldas, se resume en un mar de dudas, descomposición, falta de recursos y, sobre todo, de oficio. Mal ante el tercero, con el que anduvo muy encimista y atropellado en los muletazos. Y lo del sexto novillo podía haber tenido cierto perdón dada la infame condición del novillo, pues este llegó al tercio de muerte muy agarrado al piso y sin posibilidad alguna. A buen seguro, la primera vara que el picador le plantó en mitad del espinazo desde su grúa, perdón, caballo, tuviera algo que ver en ello. No se excedió ahí delante Ignacio Candelas, y bien que hizo. Pero todo ello podría tener una disculpa si, tras dejar unos cuantos pinchazos y ninguna estocada, no hubiera agarrado el descabello. ¡¡Hay que estoquear a los toros!! ¿Nadie por el callejón que se lo haga saber? ¿O solo están para bramar bieeeeeeeeeeennnnnnnjjjjjjjjjjj cuando la ocasión se tercia?
No fue una novillada de triunfo la de López Gibaja. Pero una cosa es eso, y otra muy distinta el quedar tan por debajo de tal situación. Y eso es lo que precisamente les ocurrió, sobre todo, a Sergio Sánchez y a Ignacio Candelas. El rincón de pensar es su lugar para los próximos días.
¿Hubo algo que rescatar en una tarde como tal? Aparte de la personalidad de Emiliano Osornio, un par de banderillas que Víctor del Pozo dejó plantado en el morrillo del tercero. Y no hay más.
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