jueves, 6 de junio de 2024

5 DE JUNIO DE 2024, CORRIDA DE LA PRENSA: "TOROS SÍ, PERO TOREROS..."

    Vimos toros. ¡¡Gracias a Dios!! Hoy sí, vimos una corrida de toros con toros. Nos parecía imposible después de tanta mojiganga, pero también existen las corridas de toros donde se lidian eso mismo, toros. Ya casi se nos había olvidado lo que era eso, y ha tenido que ser el hierro de la A coronada, con su divisa azul y encarnada, la que nos vuelva a mostrar qué es una corrida de toros de verdad, con todas sus letras. 

       La corrida de Victorino Martín nos devolvió el gusto por ver una corrida de toros con toros de verdad. Toros con sus complicaciones, exigentes, de mejor o peor condición, bravos o mansos, encastados o más reservones... Pero ante todo, toros con interés y con mucho que torear. No será ni la mejor corrida que veremos en nuestras vidas, ni lo mejor que puede dar de sí esta bendita vacada; pero nos hace volver a la realidad de lo que es el Toro de verdad. Victorinos que lucieron imponente fachada,  tuvieron un comportamiento variado, y que se fueron al desolladero muy mal lidiados, peor picados y con las orejas puestas en su sitio. Eran para mucho más esos toros de Victorino Martín que para andar de la manera tan pésima que anduvieron esta tarde los dos señores que vistieron chispeante bordado en oro, así como las cuadrillas de picadores y banderilleros que les acompañaron. Muchos capotazos, telonazos más bien, de más. Puyazos muy fuertes y traseros, si no paletilleros. Muchas pasadas en falso a la hora de banderillear. Falta de entendimiento por parte de los matadores... Fue una tarde de toros, pero no la tarde de los lidiadores, fueran estos de oro, plata/azabache o castoreño. 

    Los seis toros que Victorino Martín se trajo a Madrid salieron cada uno a su padre y a su madre. Comportamiento de lo más variado e interesante, sin dejarse nada o casi nada en el tintero. Para abrir plaza tuvimos nada menos que a una de esas alimañitas que también han dado leyenda a esta ganadería: un animal que manseó en las tres varas que tomó, y que llegó a la muleta orientado, frenándose y mirando mucho a lo que había detrás de la muleta. Le siguió el polo opuesto, un toro que si bien se defendió bajo el peto, tuvo una excelente y encastada condición. El que hizo de tercero anduvo más justito de fuerzas y derrochó más suavidad, pero no por ello fue menos exigente ni muchísimo menos imposible para el lucimiento. Con cuarto y quinto la corrida pareció bajar el listón: un toro de embestida simplona y sosa fue el cuarto, y rajado desde el primer muletazo el 5°. Y de postre, el toro más completo de toda la corrida: el único que de veras se empleó con bravura en varas y regaló extraordinarias embestidas en la muleta, si bien los dos puyazos asesinos que recibió y la pésima lidia le hicieron venirse abajo demasiado pronto. 

    Así jugaron sus cartas los seis albaserradas de Victorino Martín. Jugaron las cartas y, de paso, ganaron la partida a sus respectivos matadores de manera incontestable. La tarde que echaron Paco Ureña & cía, y Borja Jiménez & cía ante semejante sexteto de toros, no da lugar a la amabilidad. Qué mala suerte la de estos seis toros al encontrarse de bruces con estos dos matadores, esos ocho banderilleros y aquellos seis picadores. ¡¡Qué mala suerte la de esos seis toros, tan mal picados, tan mal lidiados y tan desaprovechados!! La tarde de Paco Ureña, mala y decepcionante: ni le dio la lidia adecuada a la alimaña, ni se entendió con el toreable, ni supo sujetar al manso. Pases, muchos. Muchísimos. Firmeza, pues también pero a ratos. Vulgaridad, a raudales. El toreo, ni por asomo. Peor aún fue la tarde que echó Borja Jiménez, con los dos mejores toros de la corrida para más inri. Ni los entendió, ni los pudo, ni muchísimo menos supo aprovechar a esos dos toros, 2º y 6º, de condición tan exigente y con tanto que ofrecer. Lejos de una lidia ordenada y de sometimiento, a lo que buenamente se dedicó Borja Jiménez fue a pegar trapazos. Sin más. Trapazos y más trapazos, series muy largas de trapazos sin someter ni poder a los toros por abajo. Ambos toros humillaban y embestían con recorrido, pero para ello había que bajarles la mano y llevarlos largo, con las zapatillas bien asentadas y sin retirarles el trapo de la cara. En una palabra, someter a la casta; he ahí la exigencia de un toro de verdad. Pero fue la casta la que sometió a Borja Jiménez esta tarde, y volvió a sembrar de dudas los tendidos de Las Ventas. 

    Los toros, sí. Los toreros, ya no. Fueron los primeros los que sometieron a los segundos, y ni tan siquiera el pésimo trato que recibió la corrida fue óbice para que esta dejara en paños menores a todos y cada uno de los lidiadores que actuaron en esta tarde. Pero poco importa ya a estas horas: hubo una importante corrida de toros, y eso es lo que verdaderamente paga el precio de una entrada. 

1 comentario:

  1. Luis ,sigo con mucho interés tus crónicas que se acercan muchísimo a mi opinión de lo que veo.Creo que ser aficionado de a pié simplifica y acerca mucho la opinión a la realidad. No hay que deslumbrar a nadie con "conocimientos",no hay que esperar nada ni temer por nada,ni compromisos más o menos confesables.Esperemos,por otra parte que ese" huequecito" que ha producido en la lista de buenos aficionados para leer por estos medios ,se repare y podamos volver a disfrutarlo. Felicidades,amigo.Un abrazo fuerte.

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