viernes, 3 de octubre de 2014
UN FINO Y PREVISIBLE PESTIÑO
Decíamos ayer de la novillada de Fuente Ymbro, que si hubiera alguien tan incrédulo como para pensar que no había cosa peor, volviera mañana (o sea, hoy), que se iba a enterar de lo que vale un peine. Y vaya si se ha enterado, ya lo creo que sí. Baste con decir que de los diez toros que han saltado al ruedo esta tarde, ninguno se ha ido sin besar el suelo, y algunos incluso antes de entrar al caballo. Los tres cuvillos lidiados, tal para cual todos: sosos, descastados, mansos y desesperadamente tontorrones, es decir, lo que se preveía. El sobrero de Juan Pedro ni siquiera recibió del montado, y con su trote cochinero y bondad añadida, hubo que tragarlo. El sobrero de Bohórquez, amén de que nos hizo levantar sospechas fundadas de que estaba destinado a alguna de rejones, también fue devuelto por inválido, y en su lugar salió un sobrero de El Torero con una nobleza y una toreabilidad que más quisieran hasta en los sueños de la cumbre del toreo, pero de la cual su matador no se ha enterado. Y el sobrero que hizo de sexto, de El Risco, perfecto para las carretas de El Rocío.
Si hablamos de toreros en lugar de toros, la cosa no va a mejor. De Finito de Córdoba, del cual el programa de mano aseguraba que está en uno de sus mejores momentos, podemos decir lo mismo que en sus dos actuaciones en los últimos 16 meses: ha venido a cobrar, pero a cobrar pasando muchísimo miedo. No está para trotes este señor. Por cierto, me gustaría conocer en persona al que redacta el programa; un gran tipo para tomarse unos cubalibres juntos y echarse unas risas, sí señor.
Lo de Iván Fandiño es fidelidad a los modernismos imperantes. Un día nos ilusionó con buen toreo y buenas palabras, que por cierto, se las ha llevado el viento, pero su "toreo" es cada vez más ventajista, más retorcido y menos ajustado.
Y Daniel Luque, que pasaba por allí como quien va barriendo las calles o leyendo la prensa, a lo suyo: torturar a la parroquia con esas faenas tan largas y tan insustanciales. No hay más que se pueda decir, ni de este señor, ni de los otros dos, ni de la ganadería, ni de la tarde en general, salvando la magnífica actuación de Miguel Martín y Pedro Lara con banderillas y capote en el quinto, respectivamente.
¿Que se podía esperar de un cartel así? Que los mandamases de la Fiesta, junto a sus periodistas lameculos y "afisionaos" palmeros, nos sigan poniendo como ejemplo carteles así. Verán la gracia que nos va a hacer a todos...
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