Existen dos clases de antitaurinos en el mundo. Por un lado, tenemos a aquellos que defienden a los animales de una manera un tanto grotesca:
Van de seres pacifistas por la vida que defienden a ultranza lo que ellos llaman "derechos de los animales", pero su realidad y modus operandi contrastan en extremo con su supuesta faceta...
... y es que atacan violentamente a los aficionados sin importarles siquiera que vayan acompañados por niños y niñas...
...colocan clavos en lugares donde en momentos posteriores se van a celebrar encierros...
...incendian plazas de toros incluso antes de que los aficionados las abandonen, hacen lo propio con la casa de algunos aficionados cuando incluso su familia está dentro (pregúntenle sino al famoso periodista francés André Viard)...
...profanan tumbas, agreden agentes de la autoridad, tachan a los aficionados y a los toreros de asesinos... En definitiva, una joyita de gente.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Y por otro lado, están los otros antitaurinos: los peligrosos para la integridad de la Fiesta:
Y estos llegan en forma de toreros que utilizan la imagen del Toro de forma despectiva y burlesca, desprestigiándolo como si de un guiñapo se tratara...
...ideales progresistas que mejor no tener en cuenta...
...ganaderos que convierten al Toro en un pobre animal indefenso sin maldad alguna, colaborador y con sus defensas manipuladas...
...empresarios que se preocupan más de su bolsillo que del bien de la Fiesta...
...y, por supuesto, periodistas vividores del cuento que todo lo callan y manipulan para que todo parezca fantástico y bonito.
A los primeros, deseamos que la justicia les ponga en su lugar lo más pronto posible. Dicho de otra manera, a la jaula con ellos.
Y a los segundos, un mensaje claro: VÁYANSE A LA MIERDA (o a ser posible, lo más lejos posible de nuestra Fiesta)