"Cerró plaza un novillo de La Interrogación que entró hasta 4 veces al caballo y en las que fue a más en cada una de ellas". Fue el novillo más completo, sin ser un ejemplar de premio. Ojalá volvamos a ver -más pronto que tarde- ejemplares de este hierro en nuestra plaza, a poder ser con una corrida completa. Lo merecen.
El tema de la novillada concurso que ha cerrado esto de los "Encastes Minoritarios" (Encastes Marginados diría yo) no hay por donde cogerlo. Uno no puede darse con un canto en los dientes cuando se hacen las cosas extremadamente mal. Empezando por el tema ganadero, que aunque los novillos a lidiar eran de esos encastes que tanto ansiamos ver, al fin y al cabo novillos eran, cosa que en un concurso de ganaderías no puede tomarse en serio ya que, como toda la vida ha pasado, los ganaderos presentaban al concurso sus mejores galas. ¿Va a traer pues un ganadero, por muy Madrid que sea, lo mejor de su casa o mejor dicho lo que él cree que mejor tiene como novillo? Rotundamente no, se lidiaría ya como toro, eso si no quedó en casa padreando. O eso creemos más de uno, pero ya se sabe que los que aflojamos en taquilla últimamente andamos un poco mal de la cabeza. Tampoco es normal que se para menesteres de tanta relevancia como una concurso, se acartele a novilleros sin la experiencia y, sobre todo, la preparación suficiente como para lidiar novillos que les van poner en aprietos.
En la plaza nos acordábamos de Cerro, Caballero, Román o Ritter. Es decir, tíos que llevan muchas más novilladas a sus espaldas y, por tanto, supuestamente deberían estar lo suficiente preparados para parar a los toros de salida, dejarlos en suerte, poderles, saber qué tipo de lidia necesita cada uno. Nada de eso: esos novilleros antes nombrados no quieren ni oír hablar de grises ni patas blancas, por lo que hay que recurrir a los chavalines que dada la situación económica y el egoísmo de algunos "mayores" que quieren llevárselo gasta en los pueblo, torean poco y no disponen de oficio, y para colmo de males en las escuelas ratonerías todas las que ustedes quieran, pero poder a los toros, lidiarlos y conocer las peculiaridades de cada encaste, cero patatero. Y menos mal que los novillos de hoy tampoco eran un derroche de bravura y casta, porque sino esto hubiera acabado peor.
Vayamos por partes: Un novillo de Juan Luis Fraile ha abierto el telón de la tarde. Buena presencia lució el graciliano, quien tomó tres varas en las que cumplió sin mucho afán. En la muleta quedó muy noble y con cierta castita, aunque para el picante que derrocha este encaste yo diría que muy por debajo de la situación. Muchos nos acordamos del corridón que este ganadero lidió hace mes y medio en Cenicientos, lo que hizo mayor nuestra desilusión al arrastre del novillo.
Sánchez Cobaleda lidió casi con toda probabilidad su último producto en esta plaza. Fue en segundo lugar, un novillo de impecable presentación que fue aplaudido de salida. Su primera arrancada al caballo fue alegre y pronta, cosa que hizo que muchos nos frotáramos las manos, pero fue un espejismo, ya que en la segunda vara el animal cantó la gallina de manera descarada y en la tercera, donde no iba ni a tiros, el picador hubo de tirarse, literalmente, encima para darle un buen puyazo en el que el animal tiró muchas cornadas, como buen manso que era. La lidia que recibió fue pésima y eso hizo que la casta del manso se tornara en genio, por lo que el vega-villar se hizo amo y señor del ruedo, cosa excesiva para un novillero que el año pasado solo actuó dos tardes. Bastante hizo Jesús Fernández con salir del trance sin cornada, aunque la voltereta sí se la llevó.
El de Moreno Silva lidiado en tercer lugar fue una gran decepción. Le dieron cera en la primera vara y en la segunda le costó mucho entrar, para luego no emplearse. No transmitió nada en la muleta, demostrando muy poca casta y sin hacer ningún honor al hierro herrado a fuego en su nalga. Poco pudo hacer Alberto Escobar.
El de Manuel Quintas lidiado en cuarto lugar fue asesinado por el picador en terrenos de toriles con el beneplácito de Francisco Pajares. Aún así se arrancó como un tren y empujó lo suyo en la segunda, pero para entonces el mal hacer de algunos ya había dejado muy mermado al novillo, lo que provocó que se aplomara en la muleta. Brona monumental para el novillero, quien no pareció importunarle mucho que su picador le dejara sin toro.
Durante la lidia del quinto, de Paloma Sánchez-Rico de Terrones, se escucharon las únicas palmas de la tarde dedicada a alguien de luces. Y es que el picador Antonio García no quiso pegar al novillo cuando fue dejado al relance, ejecutó la suerte de varas con enorme ortodoxia y, además, sus dos puyazos cayeron en buen sitio. El bonito gamero-cívico se dejó pegar y manseó. En la muleta fue ahogado en la corta distancia, fruto de ello fueron los aires protestones y lo corto que se quedaba en cada muletazo.
Cerró plaza un novillo de La Interrogación que entró hasta 4 veces al caballo y en las que fue a más en cada una de ellas. El picador estuvo muy poco acertado picando al coquilla, el cual tuvo una buena pelea en varas y sobre todo en la muleta, donde además de meter la cara de lujo, sacó nobleza y casta que terminó por volver loco a Alberto Escobar, quien estuvo perdido y completamente desordado. Buen novillo aunque le faltó un punto más de celo en varas y de fiereza en la muleta para terminar por llevarse el premio al mejor novillo de la concurso.
De los novilleros no sería justo hacer sangre de ellos por su escaso bagaje (5 tardes en 2012 entre los tres), pero tampoco es cosa de eximirlos. Pajares, pegapases frío y vulgar que además se pasó de frenada con el cuarto; Jesús Fernández, demasiado hizo con el de Cobaleda y no acabó de entender al quinto; y Escobar, con pocas opciones en el tercero, tampoco se entendió con el sexto, el mejor de la novillada.
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