Muchas cosas (y no todas buenas) ocurrieron el la tercera novillada del llamado Ciclo de Encastes Minoritarios. La primera, la buena presentación y preciosa lámina que lucían los vazqueños de Concha y Sierra, quienes no dieron un juego lo que se dice brillante pero algunos resultaron noblones y se dejaron en el último tercio.
Segundo, el arrojo y ganas de ser alguien en el toreo de Jesús Chover, quien dio una vuelta al ruedo a la muerte de su primer oponente simplemente por estar en novillero en los dos primeros tercios. Porque lo que es con la muleta aun echándole ganas y disposición no terminó de entenderse con ninguno de sus dos novillos. Con el capote estuvo muy bullidor y variado, teniendo incluso un pique con Ivan Abasolo en el tercer novillo. Faroles de rodillas, gaoneras, galleo por chicuelinas para llevar al toro al caballo... si es que incluso fue generoso de dejar a distancia a su primer novillo para lucirlo en el caballo, cosa que es muy de agradecer. Con las banderillas, yo recomendaría a muchos de "los mayores" a que se fijasen en la manera que tiene este chico de dejarse ver y andarle con torería a los toros hasta provocar su arrancada y clavar cuadrado en la cara, tanto de fuera a dentro como de dentro a fuera, y partiendo las banderillas por la mitad y colocarlas cortas exponiendo tanto que en un par al cuarteo de dentro hacia fuera se llevó un buen golpe sin consecuencias. Desgraciadamente, mientras intentaba dar muerte al sexto desesperadamente porque el tiempo pasaba, sufrió dos arreones que le costaron sendas cornadas. Y a partir de aquí viene lo más lamentable del festejo, que fue ver como unas cuantas... ¿personas podríamos llamarlos? se dedicaron a gritar ¡¡toro, toro!! y a jalear la desgracia en señal de regocijo. En algunos blogs he leido que eran guiris, pero lo cierto es que bien cerquita de donde yo estaba sentado había unos cuantos niñatos que hablaban un acento castellano bastante conseguido... vamos, que eran tan españoles como la madre que los cagó. Bueno, al menos seguro que por aquí no volverán en su vida. Mejor...
Por otro lado, Ángel Puerta firmó algún natural estimable con el noble segundo, áunque no consiguió que aquello tomara vuelo y se quedó en nada. Por su parte, Ivan Abasolo, aun siendo el más placeado se mostró inseguro, medroso y sin recursos para hacerse con sus dos novillos.
Total, otra más que aunque no fue una maravilla, sí se saldó con varios ejemplares que pudieron ser más aprovechados de los que realmente fueron (como el 3º, 4º y 6º), y con un novillero que vino a la Primera Plaza del Mundo a darlo todo y ganarse el respeto de los aficionados y las ganas de volver a verlo más placeado (o por lo menos es mi caso).
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