domingo, 15 de junio de 2025

15 DE JUNIO DE 2025: "IN MEMORIAM ET HONOREM"

 A don Victorino Martín Andrés ha ido dedicado el magno evento que se ha celebrado en la plaza de Madrid. Una corrida de toros que ha lucido el hierro de la A coronada y la divisa azul y encarnada que él mismo regentó desde los años sesenta hasta su fallecimiento en 2017. Una corrida de toros de juego excelente, encastada, con mucho que torear e interés. Una corrida de toros en memoria y honor de quien fue un gran ganadero, y que desde el cielo estará a buen seguro sonriendo, con esa sonrisa tan característica con la que nos mostraba sus muelas de oro, tras ver lidiarse sus toros esta tarde. Corrida In Memoriam et Honorem. ¡¡Viva don Victorino Martín Andrés!!

La corrida de Victorino Martín, en conjunto, fue una corrida que derrochó emoción y recordó a los buenos tiempos de esta ilustre vacada, luego de varios años un tanto oscuros. Una pena que el gran homenaje que los toros han tenido a bien de ofrecer a su criador, haya quedado empañado por un triunfalismo desbocado y el desfase de un público que ha perdido los papeles con muchas cosas. Y es que ha habido toros excepcionales, lo que siempre trae emoción; pero también ha habido muchos excesos en orejas, puertas grandes y hasta la vuelta al ruedo a un toro que, si bien tuvo una muy buena condición en la muleta, su comportamiento en varas fue bastante discretito. Efectivamente, se perdieron los papeles. Mejor dicho, la plaza de Madrid sigue su caída libre hacia un espectáculo triunfalista que no es capaz de diferenciar lo bueno, lo menos bueno, lo mediocre y lo malo. Ni por supuesto, es capaz de calibrar que las puertas grandes, las orejas y las vueltas al ruedo no pueden considerarse premios ni a trayectorias, ni a nada del pasado. 

Una vez hecha esta disertación sobre cómo a muchos se les fue de las manos, toca hablar de los seis toros que el heredero de don Victorino Martín Andrés se trajo a Madrid para rendirle Memoriam et Honorem. Hubo una primera parte de corrida en la que los toros dejaron por los suelos a los toreros. Tres toros esos tres primeros, cada uno a su padre y a su madre, que sacaron casta y buenas embestidas suficientes como para poner aquello bocabajo. Pero todo se consumió en una retahíla de puñaladas asesinas desde lo alto de esos descomunales caballos, malas lidias, capotazos de más y trapazos. El primer toro fue bravo en varas y, a pesar de los fortísimos puyazos que le sometieron, llegó a la muleta propiciando un puñado de buenas embestidas que el señor Paco Ureña tiró a la basura. El segundo manseó en varas, dándosele fuerte y en mal sitio; y su comportamiento en la muleta fue la de un verdadero encastado que cuando se le hacían las cosas bien, respondía con una embestida larga y humillada; y si se le trapaceaba, se defendía, achuchaba y tiraba derrotes. Como el señor Emilio de Justo hizo mayormente lo segundo, la cosa se quedó de aquella forma. El tercero recibió dos puyazos en todo lo alto por parte del gran Tito Sandoval, el único de todos los picadores que sí estuvo a la altura de las circunstancias; y su juego en el tercio de muerte fue el de un toro encastado que anduvo justito de fuerzas, pero propició una cuantas embestidas excelentes. Borja Jiménez, por si hace falta decirlo, anduvo muy por debajo; desconfiado, sin sitio ni recursos para mandar sobre esas embestidas.

    Fue con el quinto en el ruedo cuando la cosa comenzó a despendolarse e irse por los derroteros del triunfalismo, la locura y la sinrazón. Tras lidiarse en cuarto lugar al peor de toda la corrida, el peor entiéndase por simplón, soso y descastado (lo mismo que hizo su matador), sale en 5º lugar un toro que flojeó en varas y se le pegaron dos puñaladas trasera y en el brazuelo, respectivamente. Pero aguantó y se vino arriba cuando Emilio de Justo agarró la muleta para enfrentarse al mismo. Y ¡¡cómo se vino arriba!! Prontitud, casta, humillación y largura fueron los cuatro elementos principales de ese toro. Una muleta templada y unos pies asentados en el albero era todo cuanto necesitaban esas embestidas, pero delante estaba un torero escaso de temple y valor. O lo que es lo mismo, ahí anduvo Emilio de Justo. Y es ante este tipo de toros cuando queda verdaderamente al descubierto todo lo limitado que llega a ser este torero. Limitado en valor, en temple, en técnica... Así no se puede, y ciertamente no pudo. El toro se le fue completamente sin torear a Emilio de Justo, en una faena donde abundaron los enganchones, la falta de firmeza, los medios pases y los tirones. Pero con todo, siendo una de las peores tardes que ha dado Emilio de Justo en esta plaza, se fue a casa con una oreja en su poder. La culpable, además del despendole que hay en el público (que no afición), una estocada extraordinaria con la que remató a ese quinto toro. De las mejores que hayamos visto en las últimas semanas.

    El sexto fue el colofón a una buena tarde de toros. Qué toro ese sexto, qué embestidas, qué manera de humillar, qué casta, qué forma de repetir y de reponer... Pero claro, también hay que hablar del caballo: se le pica muy trasero en la primera vara y, aunque empieza defendiéndose, acaba metiendo la cara abajo; en la segunda vara, también trasera, cumple sin más. Hubiera sido grandioso verlo por tercera vez entrar, pero ni el matador ni la Presidencia tuvieron a bien conceder ese deseo. Quizás, el toro hubiera demostrado que verdaderamente sí fue bravo. O quizás no. Para eso está eso de la tercera vara. Como no lo vimos ni tampoco se palpó gran espectacularidad en los dos encuentros a los que fue, la postrera vuelta al ruedo se considera excesiva. Y ¿qué hubo de Borja Jiménez ante ese toro? Muchas cosas. Lo primero y principal, el corte de dos orejas. Luego, una faena basada mayormente en la mano izquierda, con muletazos de mano baja y corriendo la mano de manera excelente. Muletazos muchos de ellos aliviados, metiendo mucho pico y pasándose al toro por todo el área metropolitana hasta tal punto que el vestido acabó prácticamente impoluto, y sin una mota de sangre. Muletazos perfileros, la mayoría descargando la suerte. También hubo otros muletazo que valieron su peso en oro, pero fueron los menos. La faena la empieza Borja Jiménez con unos pocos pases de tanteo  y, cuando se percata de la buena condición, comienza a torear por naturales en redondo, llevando al toro sometido pero despegado y echándoselo para fuera; el último natural fue el mejor. De esa serie y de toda la faena. Un natural largo, lento y enroscándose al toro. Sigue con dos series más de naturales, muy templados y de mano baja, a la par que despegados y con la pierna siempre retrasada. Se la echa a la diestra, deja unos derechazos muy discretos. Pero como había toro suficiente para reventar el cotarro toreando por naturales, se la vuelve a echar a la zurda para dejar, esta vez, la serie más rotunda y de más verdad de toda la faena. Y no tuvo más. Hizo bien el matador en cortar en ese término la faena, no hacía falta más. Con unos muletazos genuflexos que desprendieron mucha torería, se cerró y cuadró al toro de cara a la estocada. Y esta ¿cómo fue? Tendida y caída. Pero no importó, porque el toro cayó rápido y, como eso de la colocación de la espada ya no se mira, las dos orejas cayeron. 

    Sobró la segunda oreja de Borja Jiménez. Sobró la vuelta al ruedo a ese sexto toro. Sobró la oreja también de Emilio de Justo y hasta llegó a sobrar la salida a hombros del heredero de don Victorino Martín Andrés. Lo que no sobraron fueron las ovaciones y reconocimientos a tan buena corrida de toros que se lidió para rendirle Memoriam et Honorem a tan grandioso ganadero. Como tampoco sobran todos los homenajes que se le puedan hacer. Que desde el cielo haya disfrutado tanto como los demás hemos disfrutado en la tierra. 



domingo, 8 de junio de 2025

8 DE JUNIO DE 2025, CORRIDA DE LA BENEFICENCIA: "POR CAPRICHO DEL ULTRAMORANTISMO"

La noticia es que Morante de la Puebla cruzó a hombros el umbral de la puerta grande de Las Ventas, por primera vez en sus veintiocho años como matador de toros. ¡¡Por fin!! Ya tienen los morantistas esa foto tantas veces soñada, cual Copa de Europa en las vitrinas del Santiago Bernabéu. ¿Se irán los morantistas a bañarse a la Cibeles? Quizás al Guadalquivir, o al Manzanares que pilla más a mano; y a buen seguro que más de uno no le vendría mal el chapuzón de marras. Por eso de que los vapores del whisky y del ginc-tónic se le vayan bajando. 

A Morante de la Puebla se le han sacado en hombros por la Puerta Grande tras cortarle una oreja al 1° y otra al 4°... ¿"Toros"? Bueno, quizás eso de llamar "toros", propiamente dicho, a semejantes semovientes sería desprestigiar la esencia del verdadero toro bravo. Pero así las cosas. Se palpaba en el ambiente las ganas que había de ver a Morante de la Puebla salir en hombros por la puerta grande de Las Ventas. No de hoy solo, también era cosa de hace unos días. Y hoy, por fin, el capricho del ultramorantismo se ha visto cumplido. Aunque se haya tenido que pagar un altísimo precio. ¿Alto precio? Más bien, bajo. Pero que muy muy muy bajo. Veamos... 

Sale el 1° y Morante, tras tantearle con algunos capotazos, deja dos verónicas atropelladas y a la vez muy jaleadas, y a continuación vienen otras dos que, esta vez sí, son extraordinarias. El toro lo pone difícil,  se va de cada capotazo y cuando el matador, por fin, vuelve a fijarle, deja tres chicuelinas muy salerosas y una serpentina. Al toro se le simula el castigo en varas y, tras una gran brega por parte de Curro Javier, llega a la muleta muy suavón y flojito, Morante comienza con unos ayudados por alto preciosistas, algunos remates y un pase de pecho sensacional. Continúan dos series de derechazos derrochando su característica esencia añeja, la primera liga los muletazos limpiamente pero  la siguiente es más atropellada. Con la zurda a continuación, deja naturales lineales metiendo mucho el pico, gastan poco sometimiento. Son rematados estos naturales con otro sensacional pase de pecho. Y la faena tiene poquito más. Con una estocada en buen sitio que provoca derrame, se quita de encima al toro. Una oreja para Morante de la Puebla, tras una faena preciosista y de mucho gusto, pero con muy pocos muletazos verdaderamente mandones.

Al 4° lo recibe Morante de la Puebla con desidia, no lo ve claro con el capote en ningún momento y lo deja en manos del peón rápidamente. Al toro le pegan en el caballo sin opción a alivio, anda muy flojo de fuerzas y de casta. Morante empieza a sacarle muletazos en los que, de nuevo, el toreo no aparece por ningún sitio. Sí su gracia, pero con solamente gracia no se torea. Lo pasa a media altura con la derecha, y muchos resultan atropellados además. Pero va a ser cuando Morante se la eche a la zurda, cuando va a llegar la verdadera hecatombe: tres naturales ESPELUZNANTES, llevando ahora sí al toro muy sometido, y rematando detrás de la cadera, que son rematados con un molinete en el que resurgió Belmonte, y otros dos molinetes invertidos de lo más salerosos. Tres naturales que han sido lo mejor de Morante de la Puebla no solo en toda la feria, sino en sus últimos años en Madrid; y, por descontado, unos naturales que NADIE, absolutamente NADIE en la actualidad, es capaz de dar. Podría haber seguido el matador con la misma mano, pero optó a partir de aquí cambiar a los derechazos, y moverse de nuevo por los fangosos terrenos de los trapazos atropellados, y los detallitos añejos. La faena, más allá de esos naturales, no tuvo nada más. "Nada más", entiéndase, trascendente. Pero había ganas, muchas ganas de ver a Morante de la Puebla en hombros por Madrid. El capricho había que cumplirlo, a costa incluso de mandar al garete el poco prestigio que le queda a esta plaza. Y aquí llega la verdadera chacota: bajonazo infame, de efecto fulminante por cierto. Con una buena estocada, quizás se hubiera aceptado el debate de esa segunda oreja. Pero con semejante bajonazo, no hay discusión posible: sobraba a todas luces. No, no cabe discusión. Pero el ultramorantismo, cual secta satánica y movida por un fanatismo exagerado, se pasó por el arco del triunfo el prestigio de Madrid, el bajonazo, y todo lo demás. Y el Presidente, reglamento en mano, no tuvo más remedio que conceder semejante despojo. El que le abría de par en par la puerta grande a José Antonio Morante Camacho por primera vez en su carrera. Enhorabuena sea, pues, a los ultramorantistas. La foto lucirá en el salón de su casa con más flamancia que su propio retrato de boda.

¿Querían ver torear con el capote, pero bien bien de verdad, en esta tarde? Pues ahí quedaron las verónicas con las que Fernando Adrián recibió al 2°. Verónicas lentas y de manos muy bajas, con enorme estilo y ganando terreno hasta los medios. Si llega a ser Morante, la plaza sale ardiendo. Pero no, tan solo se trataba de Fernando Adrián, y tan solo se le contestó con algunos oles tibios. Hasta ahí puede llegar el fanatismo. Por lo demás, Fernando Adrián hizo poca cosa más durante toda la tarde. Despojos aparte, claro. Su faena al 2°, del que recibió otra oreja verbenera, derrochó vulgaridad a raudales. Muchos medios pases por ambos pitones, descargando siempre la suerte y muy retorcido. Muy por debajo Fernando Adrián del buen toro que tuvo enfrente, lo que no fue óbice para que, después de una estocada tendida y trasera, se le pidiera el despojo. Con el 5°, nada de nada por su parte. 

La tarde de Borja Jiménez, ni fu ni fa. Ante dos toretes que no tuvieron a absolutamente nada, se dedicó a pegar pases con mucha desgana y contagiado de la sosería de sendos animalejos que le cupo en mala suerte. Y es que lacorrida de Juan Pedro Domecq, salvando a ese 2° toro que sacó buenas embestidas, no tuvo absolutamente nada. Ni trapío, ni presencia digna, ni fuerzas, ni casta, ni nada de nada. La suerte de varas, como siempre, fue simulada; y dentro de este apartado, destacar el gran puyazo (mejor dicho, picotazo) que Tito Sandoval propinó al 6°. Y aun así, los animales llegaban a la muleta moribundos y muy venidos a menos. Lo de Juan Pedro, una vez más, dando su nota.

La salida a hombros de Morante de la Puebla fue, además de barata barata, apoteósica. Calle Alcalá arriba se lo llevaban los aficionados, con intención de llevarlo hasta el Wellington en hombros, cosa que no ocurrió finalmente. Se dice, a modo de justificación, que la puerta grande premia más una trayectoria que otra cosa. ¿Una puerta grande para premiar una trayectoria? No, las puertas grandes solamente están para premiar grandes faenas; ya hay otros modos de premiar una trayectoria. Y la de este grandioso torero, uno de los mejores de la historia, no merecía ser premiada con semejante parodia. 


viernes, 6 de junio de 2025

6 DE JUNIO DE 2025, VIGESIMOQUINTA DE FERIA: "NI JUDAS SE ATREVIÓ A TANTO"

   Pongámonos en contexto: corrida del señor Conde de Mayalde. Corrida con mucha carne y pitones, que resultó ser descastada, floja, bobalicona y, por ende, auténticamente infumable. Infumable de principio a fin, sin salvación alguna. Y ante semejante bodrio de toros, El Fandi, ¡¡El Fandi, nada menos!!, un confirmante de alternativa llamado Ismael Martín, y otro matador de reciente alternativa llamado Samuel Navalón; dos toreros estos últimos de sobra conocidos en esta plaza durante sus andanzas como novilleros, y que no daban mucha opción al optimismo. ¿Qué podía salir mal ahí?

   Pero hablando de optimismo, hay que reconocer que la corrida del señor Conde de Mayalde sí traía cierto halo de esperanza. La culpable, una novillada lidiada en esta misma plaza hace escasos días,  novillada aquella que embistió y ofreció una buena tarde de toros. ¡¡Tururú!! El beso de Judas fue aquello, un beso traicionero que nos trajo a padecer, como Jesucristo, una auténtica Pasión. 

   Pero ni siquiera Judas se atrevió a tanto. Juntar esos seis toros con una terna de semejantes trazas, es es la peor traición que se le puede hacer al sufrido aficionado de Madrid. Lo del Conde de Mayalde no sirvió absolutamente para nada. O sea, para nada estrictamente taurómaco; pues otra cosa son ya lo de la carne, los solomillos, los guisos de rabo de toro, y demás. Los seis, del primero al último y pasando por segundo, tercero, cuarto y quinto, no ofreció nada que mereciera la pena. Totalmente inválidos y desprovistos de fuerzas siquiera para mover una pluma, sin la más mínima gota de casta, mansos como bueyes y bobalicones como ovejas. Y haciéndose cargo de su lidia y muerte, para añadirle más gasolina a la lumbre, los tres señores antes comentados. Los cuales, vinieron a hacer lo que buenamente saben y pudieron.

  ¿Y qué es lo que sabe hacer el bueno de David Fandila? Pues, pues... Bueno, siempre se ha dicho que lo suyo era lo de las banderillas y demás. Pero es que, al parecer, ni eso. El Fandi se personó esta tarde en Madrid con toda su farándula y sus maneras, y no siquiera sus acólitos (que los tiene y a buen seguro estaban por ahí, desperdigados por el tendido) le hicieron el menor caso. Nada con el capote, pésimo con las banderillas (como siempre, carreritas para arriba y carreritas para abajo, clavando finalmente a penca pasada); auténtico sopor con la muleta, y una buena estocada al 4°. Lo de siempre: El Fandi no pinta nada en Madrid. 

   Ismael Martín vino a confirmar la alternativa, y el hombre, por poder, ni pudo hacer lo que sabe.  Que a saber qué será, por cierto. Ismael Martín no pudo hacer nada ante un lote que no ofreció ni media arrancada. Anduvo animoso toda la tarde, intentó agradar en quites (y así quedó, solo en el intento), también intentó agradar en banderillas (y de nuevo volvió a quedar solo en el intento); y con la muleta, para variar, volvió a quedar en el intento. No pudo. Ni pudo ante el 1°, ni pudo ante el 5°, sobrero de la misma ganadería; y el cual llegó incluso a echarse antes de la estocada. Tuvo que ser apuntillado, ante la imposibilidad de levantarlo. No fue lo que se dice la tarde soñada para Ismael Martín. 

   Samuel Navalón también anduvo animoso toda la tarde y con ganas de llamar la atención. A base de portagayolas, quites que no llevaron a ninguna parte, toreo de rodillas, pendulazos, arrimones, encimismo, bernardinas... Y todas esas bonanzas le sirven en cualquier lado, pero en Madrid la historia es otra. Y por ello no fue capaz de animar el cotarro. Dejando aparte, naturalmente, al paisanaje que se trajo en autobús. En lo que es el toreo fundamental, muy poco que rascar. O nada. Ni por los toros que le tocó lidiar, ni por maneras. 

  Semejante bodrio, candidata al premio de la peor corrida de toda la Feria, lo mejor que dio de sí es que acabó. ¿Qué sentido tenía anunciar un cartel como tal? Ni Juas se atrevió a tanto. 

jueves, 5 de junio de 2025

5 DE JUNIO DE 2025, VIGESIMOCUARTA DE FERIA: "JANDILLA BARRE A THE MAESTROS"

    Alguien de ahí abajo debería a empezar a pensarse muchas cosas. Pero que muchísimas. Sobre todo, después de dar cuenta de una corrida de Jandilla que, sin ser excepcional de bravura ni un derroche de casta, sacó ejemplares que se prestaron al toreo. Sí, se dejaron torear los toros de Jandilla. Se dejaron con nobleza, dulzura, cierto tranco de emoción y buenas embestidas. No se empleó la corrida en el caballo, aunque tampoco mansearon bajo el peto; y el sumo cuidado que los picadores emplearon para no meter mucho las cuerdas, echó el resto para que la corrida acabara por venirse arriba en el último tercio. Vamos, que la corrida fue muy discreta en varas, se quedó cruda y se dejó torear. Lo que viene siendo el llamado "medio-toro". Quien viniera a ver toros bravos y poderosos en varas por parte de una corrida de Jandilla que lidiaban las figuras, una de dos: o no sabía muy bien a lo que venía, o se ha equivocado de día. Vimos toros que se prestaron al toreo de muleta, y eso ya es algo. Otros días, ni eso. Es cosa de ver el vaso medio vacío o medio lleno.

    Así las cosas, ante una corrida de Jandilla que tuvo que torear, volvió a quedar bien en Madrid (toreando, que no matando) Borja Jiménez; y sucumbieron estrepitosamente Sebastián Castella y, sobre todo, José María Manzanares II El Guapo. La buena faena de Borja Jiménez al 3º y, sobre todo, la buena condición de algunos de los toros que a ambos les cupo en suerte,  barrió esta tarde a los dos The Maestros, ya en manifiesta decadencia y con la jubilación llamando a su puerta. ¿Cuándo se levantarán del sofá y abrirán? Mañana es tarde. 

    Borja Jiménez estuvo bien, efectivamente, ante ese buen 3º de Jandilla. Lo toreó con suavidad y buen estilo a la verónica, y se esmeró en dejarlo en suerte en el caballo con elegancia. No se le picó apenas y se dejó pegar los dos picotazos, por lo que a la muleta llegó alegre y con tela que cortar. Su matador se dobló con mucha torería para sacarlo a la segunda raya, y hubo doblones verdaderamente mandones. A continuación lo torea Borja Jiménez sobre el pitón derecho, dejando dos series de muletazos llevándolo por abajo y llevándose al toro hasta el final, trazando un semicírculo. Muletazos muy mandones, de figura erguida y cargando la suerte, que es como se debe torear. Porque torear sin cargar la suerte, es cualquier cosa menos torear; y este torero lo ha hecho esta tarde, por lo que se puede decir que ha toreado. A esas dos buenas series con la derecha, le sigue una de naturales que rebosa las mismas cualidades de toreo mandón hasta el final y mano baja. Pero a partir de aquí, el toro echó la persiana. Siguió el matador sobre la mano zurda, sacando muletazos muy obligados y de buen corte, pero ya sin la rotundidad de los anteriores. Y, con buen acierto, el matador también echó la persiana. No había nada más que hacer ahí, salvo ponerse a pegar bernardinas, circulares, trapazos encimistas y demás monsergas de esas que tan poco gustan en Madrid. Y como Borja Jiménez es chico listo, lo único que hizo fue cerrarse al toro andándole por la cara con torería, y dejando entre medias otro derechazo extraordinario. Buena faena, una faena que culminada con una gran estocada hubiera sido de oreja irreprochable. Pero hete aquí que pegó un bajonazo infame, con derrame incluido, y aunque hubo petición mayoritaria que fue atendida por la Presidencia, la cosa quedó un tanto deslucida por ese infame bajonazo... 

    Borja Jiménez toreó bien, realizó una faena en su justa medida con tres series de muletazos rotundas (dos por la derecha y una de naturales), una más de naturales que se quedó en poco por la nula condición del toro en ese momento, algunos detalles más para cuadrar al toro, y ya. El toro no tenía más. ¿De dos orejas? Faltó ahí mucha más carnaza toreando por naturales, para tal cosa... En el toreo, la mano de los billetes es la zurda. De siempre. ¿Y por qué tienen la manía estos toreros de empezar sobando a los toros por el pitón derecho, robando así embestidas que bien podrían ser empleadas en armar un fuerte escándalo toreando al natural? Imaginemos, por un momento, que en lugar de dos series rotundas con la derecha y una con la zurda, hubieran sido tres series del mismo corte por naturales... ¡¡Estaríamos hablando de otra cosa, seguro!! Pero no... El torear al natural, por desgracia, hoy en día tiene nula trascendencia. Este punto y la espada, asignaturas pendientes para Borja Jiménez de cara al futuro. 

    Luego viene lo de The Maestros, que es para hacérselo mirar pero bien mirado. A Sebastián Castella le cupo en suerte un toro, el 1º, de embestida suavona, justito de fuerzas y con suficiente nobleza como para haber andado de otra manera diferente a como estuvo. Ese toro, con más poder en los pies, hubiera sido extraordinario. Así las cosas, Castella se embarulló en una larga y vulgar faena, rebosante de enganchones y carente de temple. Tuvo también en su mano uno de los toros de la tarde, que fue el 4º. Un toro, mejor dicho otro medio-toro que se quedó sin picar y que se vino arriba en el último tercio para regalar un buen puñado de buenas embestidas. Embestidas que Sebastián Castella desaprovechó, en una faena (su archiconocida monofaena) comenzada por estatuarios, continuada por infinidad de series de medio-muletazos metiendo mucho pico, y el clásico arrimón cuando el toro ya está paradote y con la lengua rozando el albero. Lo mismo de siempre por parte de Sebastián Castella. Y eso, hace veinte años (sus mejores tiempos) cuajaba; ahora, ya es más difícil que cuele... Definitivamente, al escalafón le va haciendo falta una purga de toreros ya muy vistos. Una purga que debería empezarse no con Sebastián Castella, sino con el otro The Maestro. 

    Porque la tarde que ha ofrecido José María Manzanares II El Guapo, ataviado para más inri con un curioso terno negro bordado en tonos cobrizos, es para llevársele a casa y retenerlo allí ya de por vida. Qué digo la tarde. ¡¡La feria que ha dado!! La feria de este año, sí; y la del año pasado también; y si nos ponemos, la del anterior, y el anterior y... Y que Manzanares está para irse. Daba entre una mezcla de lástima y de hastío verlo ataviado con ese traje de Conde Drácula, paseándose por el ruedo con esa desidia, esa indolencia, esa actitud de como si la cosa no fuera con él... Solo faltaban ahí los músicos del Titanic tocando el Réquiem de Mozart, y ya hubiéramos tenido el cuadro al completo. Horrible todo, desde ese vestido en el que se había metido para venir a pasar el cepillo por Madrid un año más, hasta sus "faenas" a sendos toros de Jandilla. Uno, el 2º, con un buen pitón izquierdo y al que no quiso ni ver. Otro, el sobrero del mismo hierro, que vino a sustituir al 5º (que se descordó tras estamparse de salida contra un burladero); un toro este sobrero de condición reservona y flojo tanto de casta como de fuerzas. Ni con la espada, ese punto fuerte que siempre le ha caracterizado, ha conseguido estar siquiera decoroso este hombre en la tarde de hoy.

    La corrida la cerró Borja Jiménez ante un toro que se movió soltando mucho la cara durante casi toda la faena. Y si se dice casi es porque en ese comienzo de rodillas toreando en redondo, el toro metió la cara de maravilla y hasta se tomó la licencia de hacer el avión. Una vez en pie, el matador no acertó en ningún momento a someterlo de la misma manera. ¿Un toro verdaderamente a la defensiva, o es que no hubo acierto ni buena mano por parte de su matador? Sea como fuere, la faena trascurrió sin pena ni gloria, con un Borja Jiménez entregado pero sin sacar muletazos limpios; y culminando, de nuevo, con otro infame bajonazo.

    Analizadas todas las vicisitudes, no hay más remedio que redundar en la primera frase: alguien de ahí abajo debería a empezar a pensarse muchas cosas. 

miércoles, 4 de junio de 2025

4 DE JUNIO DE 2025, VIGESIMOTERCERA FERIA: "LAS OPORTUNIDADES SON PARA EL VERANO"

    Las oportunidades, así como las bicicletas de las que escribió el genial Fernando Fernán Gómez, son para el verano. O al menos, en lo que estrictamente taurómaco que concierne a la plaza de Madrid. Las oportunidades debieran ser para el verano, nunca en pleno San Isidro. La infumable corrida de los lagunajandas que lidiaron y estoquearon Manuel Escribano, Joselito Adame y Alejandro Peñaranda, lo ha corroborado. 

    Empezó a barruntarse tal cosa desde el día en que fue anunciada semejante terna ante tal ganado, y la desbandada de abonados y público no han hecho si no darle la razón a este argumento. Que no han sido pocos, dicho sea de paso. Y sea dicho de paso también, han salido ganando aquellos que se han quedado en casa echados la siesta, o han preferido irse de paseo por el Retiro, o a tomarse un helado. 

    Las oportunidades, en la plaza de Madrid, son como las bicicletas: para el verano. Un cartel de semejantes trazas en plena feria de San Isidro, con una ganadería que hace años que no asoma por aquí y con algunos matadores sin acreditar mérito suficiente, estaba abocado a protagonizar una tarde infumable. Y, por desgracia, lo ha sido. Infumable, con todas sus letras. 

  Los toros de Lagunajanda sirvieron, sin más. Sirvieron a costa de hacer de la suerte de varas un simulacro. Sirvieron para el toreo de muleta, sin excesiva casta y sí rebosante de nobleza. Sirvieron, con cierta sosería y alarmante falta de fuelle. En definitiva, que la corrida sirvió para haber estado mejor de lo que anduvo la terna que se las vio con ella. Hubo, además, tres ejemplares que se movieron con dulzura y buenas intenciones: 2°, 5° y 6°. 

    La corrida cubrió el expediente con cierta dignidad y cumpliendo parte de su parte, valga la redundancia. Tan solo parte, pues aunque en la muleta sí hubo ejemplares que se prestaron, en varas se quedaron crudos y sin emplearse con la más mínima bravura. Eso a lo que siempre se le ha dicho "el medio-toro". Peor anduvieron los toreros, incapaces de sacarle el más mínimo partido a una corrida bondadosa y que se les prestó al toreo. No anduvo fino Escribano, muy vulgar en sus dos turnos y con dos faenas demasiado atropelladas. Ni necesita este torero oportunidades, ni los carteles de verano son su sino; más bien, sus lides están en otro tipo de corridas, con más fuelle y mucho más que lidiar. Mató, además, muy mal.

    Joselito Adame será figura del toreo en su país y toda esa mandanga que nos quieran vender. Pero venir a la feria de San Isidro requiere mucho más, y ese "mucho más" no está en Joselito Adame. Si se quiere recuperar, o mejor dicho lanzar a este torero al circuito de la temporada española empezando por Madrid, para eso está el verano. Para las oportunidades. Pero nunca en San Isidro. Claro que a estas alturas, ¿qué va a relanzar Joselito Adame a este lado del Atlántico? Un torero ya de sobra conocido, muy visto y que otorga poca confianza... Su tarde ante los dos toros de Lagunajanda que ha sorteado, como las demás: vulgar, pegapasista, infumable y extremadamente aburrida. Al 5°, al menos, lo mató de una buena estocada.

    A Alejandro Peñaranda se le hizo hueco en plena feria para confirmar una alternativa que tomara el verano pasado. Oportunidad benévola o no, su tarde ha sido cuanto menos discreta. Muy pocas cosas ante el toro de la confirmación, que duró muy poco y ante el cual soltó la misma soflama pegapasista que los demás, bernardinas incluidas. Más le duró y más se le movió el 6°, ante el cual compuso una faena de muchos pases. Muy firme y todo eso, pero muleteando sin alma, sin ajuste y no ofreciendo más que vulgaridad. Mucho más ruido hizo el paisanaje que se trajo bajo el brazo, el cual le vitoreó todo cuanto hizo. Incluidos los enganchones y la estocada caída que dejó para la posterioridad. Y hasta se le pidió la oreja; una oreja que, de manera acertada, se denegó desde la Presidencia. Ni faena, ni petición mayoritaria...

   La tarde, de oportunidades pero sobre todo de relleno, fue infumable. Ni se aprovecharon las buenas embestidas de algunos ejemplares, ni hubo brillo con el capote, ni entre las cuadrillas dejaron capotazos ni pares de banderillas que quedaran en la retina. Ni qué decir tiene que entre los del castoreño tampoco hubo lo que se dice brillantez. ¿Quieren dar oportunidades? Muy bien, el verano está para ello. 









martes, 3 de junio de 2025

3 DE JUNIO DE 2025, VIGESIMOSEGUNDA DE FERIA: "LOS ESCOLARES YA SON CATEDRÁTICOS"

    Los escolares fueron, en realidad, catedráticos. Seis señores catedráticos de la Casta, que hicieron que la afición de Madrid recuperase el gusto por el Toro. Un gusto, por cierto, olvidado durante los últimos días por obra y (ninguna) gracia de ganaderías que, de impartir cátedra, solamente lo hacen en moruchez y aburrimiento. 

    Los escolares se presentaron a su cátedra con sus mejores galas y muy bien preparados por su mecenas, don José Escolar Gil. Alguno, en verdad, tenía cierta apariencia de un prescolar; si bien, cuando una vez en el púlpito empezó a impartir cátedra, tal asunto quedó en un segundo plano. Cada cual de los seis dio su propia conferencia, siendo todas ellas radicalmente distintas. No se parecieron ninguna entre sí, pero todas se pronunciaron en el nombre de la Casta. Y el auditorio quedó plenamente convencido, más que satisfecho y emitió el veredicto de un aprobado general, con muy buena nota además. 
    
    Pero para continuar hablando de esos seis escolares que ya son catedráticos, hay que mencionaren en este término a los examinadores. Plantearon exámenes de lo más complicados, con algunas cuestiones de muy difícil solución y, en ocasiones, hasta hechas con excesiva maldad. Como si el único interés fuera que los aspirantes quedaran mal, solamente por  propia comodidad y conservadurismo. Igual es que a los examinadores, con la supuesta etiqueta de maestros, les vino demasiado grande el compromiso. Los escolares, categóricamente, le dieron un señor rapapolvo a sus maestros. Así las cosas, al importante corridón de toros que don José Escolar Gil se trajo a Madrid, le faltó precisamente lidiadores y picadores verdaderamente comprometidos con la causa. La causa de la Casta, entiéndase. No se puede estar peor picando, banderilleando y lidiando una corrida de toros. 

    El primer catedrático se hizo llamar Tostonero. Se pensó mucho eso de ir al caballo; y cuando el picador le plantó la puya, por dos veces, en sitio trasero, respondió defendiéndose. Le fueron suministrados cantidad de capotazos y hubo que entrar hasta cuatro veces para dejarle las banderillas de mala forma. Ya en la muleta demostró estar orientado por el pitón derecho, pero por el izquierdo embistió con mucha más claridad y recorrido. Su maestro, llamado Esaú Fernández, se limitó a trapacearlo de mala manera. Medios muletazos, sin tirar de la embestida hasta el final y haciendo que el toro se le quedara a mitad del muletazo. Así es imposible.

    Castellano II fue el nombre del segundo catedrático. La tesis que este señor planteó fue complicada tal vez. Manso en varas y muy agarrado al piso, de nuevo se le pegaron muchos y muy malos capotazos. Llegó a la muleta reservón y agarrado al piso, pensándose mucho qué decir desde el púlpito. Y cuando por fin se arrancaba, medía mucho y tiraba tornillazos. Gómez del Pilar anduvo por la labor de pegarle pases. Y a un toro así, eso es como quien pretendiera resolver una ecuación de segundo grado hablando de sujeto, predicado, complemento directo y adverbios. 

    Al nombre de Chatarrero respondía el tercer aspirante a impartir cátedra. Acaso en homenaje a otro Chatarrero, aficionado a los toros y gran frecuentador del tendido de esta plaza, que igualmente podría impartir cátedra, pero en su caso sobre "variedad de encastes". En fin, que a ese 3º le organizaron una auténtica carnicería en el segundo puyazo: muy trasero y barrenando con saña. A lo que, por cierto, contestó defendiéndose. ¿Son mansos por naturaleza, o a la fuerza de lo mal que les hacen las cosas? He ahí la cuestión. Tras este infame tercio de varas, el toro llegó a la muleta embistiendo con bondad y sin hacer extraños. Miguel de Pablo lo trató como si de una alimaña se tratara: muy inseguro, tomando excesivas precauciones y sin confiarse ni una sola vez. 

    El cuarto se llamó Sereno, y ¡¡vaya toro!! En varas fue de "muy a menos" a "algo más". Hasta tres veces acudió al caballo: en el primero se rajó tras sentir el hierro, en el segundo se empleó con un pitón y, en el tercero, metió la cara abajo aunque no terminó de emplearse con suficiente presteza. Además, salió suelto. Pero el toro llegó muy noble, franco y con excelente embestida a la muleta. Y al bueno de Esaú Fernández, tal y como estaba cantado, el toro se le fue sin torear. Dos series de derechazos con la figura muy retorcida, sin pisar los terrenos adecuados y rematando los medios muletazos fuera; otras dos de muletazos con la zurda que derrocharon las mismas trazas de pegapasismo y vulgaridad; y un cierre de faena tocando un palo que casi nunca vemos: bernardinas. Muy original Esaú Fernández. Dio además un mitin con el descabello.

    A Calentito, el quinto catedrático, Gómez del Pilar le cortó una oreja tras realizar una lidia bastante más comprometida que lo visto hasta ese momento. Otra cosa es que anduviera a la altura de ese exigente animal, aunque la voluntad que derrochó nadie la discute. El matador pone tres veces al caballo al toro, y este se emplea con poder y echando la cara abajo en las dos primeras varas. Sin embargo, la cosa cambió en la tercera: es aquí cuando el toro empieza a escarbar y a pensarse mucho eso de regresar por tercera vez; y cuando por fin, tras desentenderse varias veces y tener que volverlo a poner otras tantas, el toro decide acudir al caballo, responde defendiéndose bajo el peto. Una pena. Víctor del Pozo le puso dos excelentes pares de banderillas, verdaderamente lo mejor de toda la tarde (y lo único bueno destacable) por parte de los de luces. Ya en la muleta el toro fue encastado y exigente. La madre del cordero en esa embestida era acertar a bajar la mano y llevarlo largo. Someter, que se dice; y Gómez del Pilar no llegó a someterlo. El toro contestaba a esos trapazos con derrotes y parones a mitad del muletazo, pero cuando se le conseguía llevar largo por abajo, embestía como un tren. La propuesta de Gómez del Pilar fue una faena que se basó en la firmeza y en los trapazos, además de una media estocada en el sitio que bastó por sí sola. Y se le cortó una oreja, pedida con amplia mayoría de pañuelos. Valiente y entregado Gómez del Pilar, pero ese toro mereció mucho más que firmeza.

    Y la cátedra se clausuró con el señor Conducido, toda una pintura de toro que hizo aparecer la famosa psicosis entre los de luces. Ya en el recibo capotero, se vio al pobre Miguel de Pablo pasando un mal rato. Por ese recibo y viendo cómo embestía ese toro, se barruntaba que en varas iba a volver a haber carnicería... Y así fue: Antonio Prieto, picador a quien se le debería inhabilitar de la profesión de por vida, plantó un primer puyazo trasero y un segundo, sin exagerar, en las costillas . Y en ambos encuentros, además de no rectificar, se le apretó en exceso. Y claro, el toro acusó semejantes puñaladas durante el resto de la lidia. Pero no menos acusaría la infame brega, rebosante de telonazos y de entradas para ser banderilleado. Y aun así, el animalito llegó a la muleta con ganas de ofrecer pelea. Grande, pero muy grande le vino todo a Miguel de Pablo. Sin ideas y limitado de recursos y oficio, se le vio pasar un mal rato durante toda la faena de muleta. Hasta el punto de serle propinada una fuerte voltereta, por suerte sin consecuencias graves aparentes. 

    La corrida de don José Escolar Gil ha sido, hasta el momento, la de la feria. Una corrida pésimamente lidiada por unas cuadrillas que no han sabido muy bien a qué venían; muy mal picada y sin ser aprovechada. A Miguel de Pablo le vino muy grande todo, y Esaú Fernández se empeñó en darle la razón a quien pensaba que sobraba de esta feria de San Isidro. Gómez del Pilar, más allá del valor y la voluntad por lucir a ese 5°, tampoco anduvo de lo más acertado. 

    Que sea enhorabuena pues a ese ganadero. 
    

domingo, 1 de junio de 2025

1 DE JUNIO DE 2025, VIGESIMOPRIMERA DE FERIA: "EL FUNCIONARIADO DEL PEGAPASISMO"

     La terna llegó, soltó su soflama pegapasista ante una corrida infumable (otra más) de El Parralejo, y ya si eso vuelva usté mañana. Es lo que se puede conocer como el funcionariado del pegapasismo, y en cuyas filas a buen seguro que están alistados Miguel Ángel Perera, Fernando Adrián y Tomás Rufo. O lo que es lo mismo, esa terna que, en la tarde de hoy, soltó la soflama pegapasista ante una corrida infumable (otra más) de El Parralejo. 

     El funcionariado del pegapasismo es ese que festejo tras festejo, tarde tras tarde, feria tras feria, temporada tras temporada..., se planta en la plaza vestido de torero, realiza su faena (una monofaena ya premeditada) consistente en una hermosa retahíla de pases que son un derroche de vulgaridad; y si cuela, bien. Oreja, u orejas (y hasta rabo a veces, por no hablar de los indultos), y todos tan contentos. Y si no cuela, pues berrinche momentáneo y mañana será otro día y otra feria. 

     La soflama no coló en la tarde de hoy para Miguel Ángel Perera ni para Fernando Adrián. Ambos, hicieron lo que buenamente saben: pegar pases. Le pegaron muchos pases a esa corrida infumable (otra más) de El Parralejo. Pases que conformaron cuatro faenas infumables y alargadas sin sentido alguno. Pases. Pases sin orden ni concierto, como quien se va a jugar al golf por primera vez en su vida y, desde cuarenta o cincuenta metros, le da a la bolita apuntando al agujero. ¿Y si cuela, qué? Pues eso, que no les coló ni a Miguel Ángel Perera ni a Fernando Adrián en esta tarde. 

    A punto estuvo de colar para Tomás Rufo, ya en último momento. De hecho coló, si bien un pinchazo antes de una estocada, lo dejó en "lo que podría haber sido". Con el 3° pegó su infumable soflama y nadie le echó cuentas, pero con las mismas trazas ante el 6° sí le hicieron caso. ¿Que cómo lo hizo? Pues muy sencillo: yéndose a comenzar la faena en los terrenos de los tendidos 4 y 5, donde el público no está tan acostumbrado a que las faenas se desarrollen a su vera. Y si a eso se le añade que hubo unos cuantos autobuses venidos desde la provincia de Toledo (casualmente de donde es oriundo el renombrado Rufo), y cuyos pasajeros plantaron sus posaderas en esos tendidos, la guinda está puesta en el pastel. Es de primero de tauromaquia, lo de llenar los tendidos de paisanos y hacer las faenas en los tendidos 4 y 5 de la plaza... ¡¡Pardillo el que no lo haga!! Así las cosas, Tomás Rufo se fue a soltar su soflama pegapasista a esos terrenos de la plaza. La misma soflama que en el 3°. Exactamente calcado a lo que hizo el miércoles pasado (la tarde de Morante, para poner en contexto la situación); igualito que lo que aconteció en su primera tarde (la del famoso toro Frenoso, de Victoriano del Río, también por contextualizar). No se sabe muy bien cómo ni de qué manera, pero a veces cuela y a veces no. Hoy sí coló, pues ni tan mal para él. Bendito público de aluvión, el que se deja caer en esta plaza de cuando en cuando... 

    La faena de Tomás Rufo al 6° no dejó nada relevante. Lo normal, vaya: un conato de toreo hincado de rodillas, para comenzar (por dos veces se tuvo que poner en pie), y series, a continuación, de medios muletazos por ambos pitones. Sin ponerse en el sitio, sin llevarlos hasta el final, sin rematarlos atrás, sin cargar la suerte... Pero se le jaleó, y a buen seguro que una oreja perdió por pegar un pinchazo previo a una buena estocada. Que se le llegó a pedir, pero el señor Presidente mantuvo la compostura y denegó semejante despojo. Algunos, haciendo gala de no tener a nadie al volante, llamarán al Presidente "prevaricador" (cómo están las cabezas, oiga). Pero la realidad es que a eso se le llama "preservar el buen nombre de la plaza de Madrid". 

    Y, efectivamente, la corrida de El Parralejo fue infumable. Otra más de esta misma ganadería, que se empeña en no dejar en mal lugar a quienes la ven venir desde lejos. Si por una parte está el funcionariado del pegapasismo, por el otro estarían aquellas ganaderías que son algo así como "funcionariado de relleno". Véase, esas ganaderías que, a pesar de sus innumerables petardos, siguen viniendo año tras año. A rellenar huecos, claro está. Ganaderías comoditas y a las cuales nadie pone reparos. Nadie vestido de luces, se entiende. Los encargados de pagar su entrada, mucho; si bien, estos son el último mono en esta historia, y su opinión no sirve. El Parralejo envío en esta tarde otra corrida a Madrid muy mal presentada e impropia de esta plaza; completamente descastada, inválida y de carácter bobalicón. Y, naturalmente, a estas horas seguro que ya tendrán reseñada otra corrida para la feria del año que viene. Así las cosas.