El maestro Gregorio Tébar toreando el pasado sábado una becerra en el campo
(desconozco autoría de la foto, aludidos pónganse en contacto por privado)
Qué gusto le da a cualquier aficionado a los toros escuchar una palabras coherentes, sensatas y sinceras. Hoy, en Tendido de Sol, el programa de toros de Onda Diamante (98.4 FM, los lunes a las 12:00 h), nos han llegado y, sin duda ninguna, han sido sinfonía para nuestros oídos. A Gregorio Tébar Pérez, "El Inclusero" en los carteles, solo con haberle escuchado esta mañana y sin necesidad de intercambiar palabras, se le presume un luchador de la vida, honesto, sencillo, de corazón tan humilde como sincero, e independiente. Y soñador, tanto como para andar pensando, a sus 70 primaveras, en hacer el paseíllo en su Alicante durante la próxima feria de Hogueras para celebrar el cincuenta aniversario de su doctorado.
No he tenido la suerte de ver torear al maestro Inclusero pero, si cierto es aquello de que "se torea como se es", este hombre debe de torear como los propios ángeles. Uno de esos que tiempo atrás dignificó la tauromaquia cuando pisaba la arena, y que ahora no la dignifica menos cuando abre la boca y habla de toros:
De las crónicas que me hacía Joaquín Vidal solo me salían enemigos. Él se limitaba a escribir lo que veía, sin importarle ni el carné de identidad, ni de torero, ni en qué grupo estaba.
Llevo ya dos años preparándome para torear este año en Alicante, durante la feria de Hogueras, con motivo de mi L aniversario de alternativa. Estamos en contacto con los responsables para ver si se puede llevar a cabo, porque yo físicamente estoy. Si no, no estaría.
Cada vez que torea en Madrid, Carlos Escolar "Frascuelo" tendría que estar subvencionado por el gobierno de Madrid, porque es un fuera de serie.
Hay figuras que podrían ser grandes toreros, pero los imperativos y los grandes problemas que deben imponer los empresarios no les dejan. Entonces se convierten en figuras, pero no pasan de ahí, no van más allá. Se han perdido por ser figuras y no van a llegar a ser toreros de culto como lo son Frascuelo o Juan Mora. Las figuras no tienen ese don.
Otro torerazo para mí, que además es figura, ese es Morante de la Puebla. Un torerazo que tiene la suerte de ser figura. algo rara habis.
El toro de ahora, con ese volumen, da mucho miedo. El de antes era más liviano, repetía más y repartía más cornadas y más leña. El de ahora reparte menos pero se pasa un trago delante de ese pedazo de toro.
El toro lo que tiene que hacer es embestir y repartir cornadas, así pillarían más cacho otros toreros. Tendría más emoción todo.
Fíjate si las figuras pudrieran ser un poquito más románticos y dijeran "ponerme a fulano que dicen que torea como Dios". Entonces Frascuelo podría torear seis corridas al año con ellos, el Inclusero podría estar toreando todavía, Juan Mora también... Esto sería otra cosa.
Ser torero por libre es una ruina. Así se va día a día, tarde a tarde... Es muy difícil entrar donde el circuito está restringido. Por eso digo de repartir un poco más el pastel a otros toreros. Sería muy hermoso.
¿Cómo es posible que un hombre que no torea, vaya en cualquier momento a Madrid y haga prácticamente lo más artístico de la temporada? ¿Qué pasa, que les da miedo a las figuras y a los apoderados y no quieren? Si ese hombre tiene algo innato, ¿cómo le vas a cortar las alas? Déjale que se manifieste.
¿Una plaza? Madrid, Las Ventas, la plaza de toros más fácil del mundo. Ese es el sitio ideal para ir con la verdad, y con torear ya vale.
Tú imagínate si el gran y admirable José Tomás tuviera afición, fíjate lo que digo, AFICIÓN; porque en lo que a convocatoria se refiere él es el gran jefe, pero luego no se impone una ley a la hora de decir "estoy rico de esto y voy a ir a ayudar a los míos, a ciertos toreros y voy a levantar esto que está muy mal". Por su parte es un egoísta, abandona a los suyos totalmente. Parece que tiene un negocio: va con el zurrón, se lo llenan y se marcha. ¿Y por qué no deja que le vea todo el mundo, refiriéndome a la televisión?
Si va Simón Casas y dice "voy a poner al Inclusero en Alicante porque me da a mí la gana", voy a salir ahí a acabar con todos. Y si me ponen a José Tomás, el primero que me llevo por delante.
¿Respeto? Te voy a contar de qué va el respeto de ahora: Me encuentro de vez en cuando con alguna figura y veo que me saluda de una manera que solo le falta ponerme la alfombra roja, igual que si yo fuera un semidios. Y ya te mosqueas, dices "pero bueno, ¿a qué viene esto? Si luego se da la vuelta y no es ni capaz de preguntar dónde estoy, cómo estoy, si querré torear...".
Como aficionado, yo veo todas las corridas que puedo, ahora mismo por ejemplo estoy enganchado a lo que pasa en México. Y es muy complicado, porque resulta que sale un chaval que está empezando, y ya ha aprendido todo lo que no debe aprender nunca de las figuras, que es la pierna atrás y la escondo cada vez más, me retuerzo más... ¿Y entonces sabes qué es lo que hago? Que automáticamente apago la televisión o el ordenador.
El público ha maleducado a las figuras, y las figuras han caído en la trampa. Antes no ocurría, antes eso de dar patadas en el suelo para provocar la arrancada del toro o esconder la pierna era inconcebible.
El aficionado, ya solo con ir a la plaza, pagar y seguir protestando, tiene un mérito enorme y les doy todas las gracias del mundo. Gracias a Madrid, a la Monumental de Las Ventas, a la afición de Madrid en definitiva, se mantiene todavía un poquito el respeto al toreo.
Ojalá Madrid, pero Madrid es impensable porque es muy complicado. Pasa que, como dice el refrán, la suerte tiene nombre y apellidos. Y yo nunca he tenido nombre y apellidos en los despachos.
Qué alegría sería un 15 de agosto en Madrid, con Frascuelo y... y... y qué coño, el Pana. ¡¡Y llenamos la plaza!!
No menos interesante es una exposición de Antolín Castro que salió a la palestra durante la tertulia con el maestro al hablar de los públicos actuales en los toros: Los públicos no imponen nada, son las figuras quienes imponen a los públicos, y en ese terreno han impuesto un tipo de toreo avalado por una crítica absolutamente vendida a los poderosos, y lógicamente han conformado un producto que es el que se vende y es el que los asistentes a una corrida de toros compra. Solamente aquellos que son aficionados y que se mantienen en cualquier plaza del mundo, son los que han pretendido (y digo que han pretendido porque hablo en pasado), exigir que las cosas se desarrollasen por un cauce, digamos, natural, porque el toreo es natural, sin ningún tipo de retorcimientos. Entonces esa verdad que se ha ido exigiendo desde distintos ángulos y desde distintos aficionados lo que se ha ido haciendo es lógicamente perdiendo. ¿Por qué? Pues porque se ha ido imponiendo una mayoría aplastante que ha dicho que no, y no solo eso, sino que encima dicen que se callen a los que intentan protestar. Las figuras naturalmente se sienten más cómodas sin ser exigidos, y de ahí viene el toreo moderno, un toreo que no deja de ser absolutamente descafeinado.
Larga vida maestro, nos vemos en Alicante el próximo mes de junio. Mucha suerte.