domingo, 14 de mayo de 2017

TERCERA DE FERIA: BORREGOS Y POLÉMICAS, PERO SIN RASTRO DE CASTA NI TORERÍA

Pasan los días, pasan los festejos, se van lidiando las corridas... Y a uno, que a cabezón no le gana nadie, no se le quita del melón la infeliz idea que le lleva persiguiendo desde que las mulillas arrastraron al último toro de La Quinta que se lidió el primer día de feria: cuántos días no nos íbamos a terminar acordando del encierro enviado a Madrid por don Álvaro Martínez Conradi. Porque aquellos toros mansos, al menos, tuvieron su castita. Pero es que los mansos que les han sucedido en días siguientes, ni eso. En la tercera de feria, nuevo capítulo de borregos mansurrones, descastados, flojos y exasperadamente malos. Así fueron los seis mojones con cuernos que don Moisés Fraile, ganadero de El Pilar, presentó en Madrid en la tarde de hoy.
¡¡Qué despropósito de tarde!! ¡¡Qué despropósito de toros!! ¡¡Qué despropósito de toreros!! Sí, también los toreros fallaron esta tarde, porque aun siendo la corrida del Pilar una aunténtica mojiganga, algún ejemplar ha salido que ha ofrecido posibilidades para estar con otro aire y poder dejar cosas buenas en el ruedo. Por ejemplo, el toro que abrió plaza, que regaló un puñado de embestidas que Urdiales, inseguro, desdibujado y fuera de sitio durante toda la faena, tiró por el sumidero. También el quinto, el toro más claro y boyante del encierro, caído en manos de David Mora, que no está lo que se dice para trotes, precisamente. El animal no se comía a nadie, ni tampoco hizo un feo en toda la lidia, pero Mora tomó unas precauciones exageradas. Se alargó mucho la faena, y Mora dejó media estocada antes de coger el descabello y comenzar con el festival de golpes de verduguillo hasta que se le agotó el tiempo y el Señor Presidente hizo asomar por tercera vez el pañuelo blanco para comunicar al matador que se retirara al callejón.

Del resto de la corrida, poco más que comentar. Urdiales quedó inédito ante el tetrapléjico cuarto, al que se quitó de enmedio sin mucho tardar; y Mora tuvo en segundo lugar a un marrajo más para lidiar y poder que para ponerse bonito pegando pases, la cual era su intención. Pero allí, ni una cosa, ni por supuesto la otra. A este toro Ángel Otero le plantó un par de banderillas que difícilmente se verá superado a lo largo de la feria. Y José Garrido, otrora componente del cartel, pasó de puntillas ante el peor lote de la tarde. Sobre esto último, quizás, tendría que estarle muy agradecido a su picador Curro Sanlúcar, quien se cargó al tercer toro de dos marronazos en las paletillas, quedando el pobre animal lisiado y sin apenas poder tenerse en pie. A estas horas, la propuesta para sanción hacia este sujeto ya estará siendo tramitada. Y no será la única propuesta para sanción que se ha remitido a la Autoridad Gubernativa en la tarde de hoy, pues por lo que ha comentado en su perfil de Twitter el Señor Presidente de la corrida, don Jesús María Gómez, también hay premio gordo para el puntillero de la plaza. ¿Motivo? Salir a apuntillar al toro de los tres avisos. La bronca que se montó en la plaza por ello fue de órdago, pero... ¿Qué dice el Reglamento sobre esto? Según el artículo 81, "transcurridos diez minutos desde que se hubiera ordenado en inicio del último tercio, si la res no ha muerto, se dará por toque de clarín, de orden del Presidente, el primer aviso; tres minutos despues, el segundo aviso; y dos minutos más tarde, el tercero y último, en cuyo momento el espada y demás lidiadores se retirarán a la barrera para que la res sea devuelta a los corrales o apuntillada. Si no fuese posible lograr la devolución de la res a los corrales, o el que sea apuntillada, el Presidente podrá ordenar al matador que siga en turno al que hubiera actuado, que mate la res, bien con el estoque o directamente mediante el descabello, según las condiciones en que se encuentre aquella". Lo que se interpreta como que antes de ser apuntillado, se ha de intentar devolver al toro al corral. Y la verdad es que los cabestros saltaron al ruedo con el toro ya apuntillado, por lo que se puede decir que la irregularidad ha existido y la actuación del Presidente a la hora de proponer para sanción es correcta; pero no es menos cierto también, siendo un poquito justos, que el toro estaba ya amorcillado en el burladero del 8 y de ahí hubiera sido muy difícil moverlo, mucho menos de punta a punta de la plaza. En cualquier caso, la Autoridad Gubernativa decidirá lo que crea conveniente, y el puntillero tendrá su derecho a recurrir la sanción.



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