miércoles, 4 de junio de 2025

4 DE JUNIO DE 2025, VIGESIMOTERCERA FERIA: "LAS OPORTUNIDADES SON PARA EL VERANO"

    Las oportunidades, así como las bicicletas de las que escribió el genial Fernando Fernán Gómez, son para el verano. O al menos, en lo que estrictamente taurómaco que concierne a la plaza de Madrid. Las oportunidades debieran ser para el verano, nunca en pleno San Isidro. La infumable corrida de los lagunajandas que lidiaron y estoquearon Manuel Escribano, Joselito Adame y Alejandro Peñaranda, lo ha corroborado. 

    Empezó a barruntarse tal cosa desde el día en que fue anunciada semejante terna ante tal ganado, y la desbandada de abonados y público no han hecho si no darle la razón a este argumento. Que no han sido pocos, dicho sea de paso. Y sea dicho de paso también, han salido ganando aquellos que se han quedado en casa echados la siesta, o han preferido irse de paseo por el Retiro, o a tomarse un helado. 

    Las oportunidades, en la plaza de Madrid, son como las bicicletas: para el verano. Un cartel de semejantes trazas en plena feria de San Isidro, con una ganadería que hace años que no asoma por aquí y con algunos matadores sin acreditar mérito suficiente, estaba abocado a protagonizar una tarde infumable. Y, por desgracia, lo ha sido. Infumable, con todas sus letras. 

  Los toros de Lagunajanda sirvieron, sin más. Sirvieron a costa de hacer de la suerte de varas un simulacro. Sirvieron para el toreo de muleta, sin excesiva casta y sí rebosante de nobleza. Sirvieron, con cierta sosería y alarmante falta de fuelle. En definitiva, que la corrida sirvió para haber estado mejor de lo que anduvo la terna que se las vio con ella. Hubo, además, tres ejemplares que se movieron con dulzura y buenas intenciones: 2°, 5° y 6°. 

    La corrida cubrió el expediente con cierta dignidad y cumpliendo parte de su parte, valga la redundancia. Tan solo parte, pues aunque en la muleta sí hubo ejemplares que se prestaron, en varas se quedaron crudos y sin emplearse con la más mínima bravura. Eso a lo que siempre se le ha dicho "el medio-toro". Peor anduvieron los toreros, incapaces de sacarle el más mínimo partido a una corrida bondadosa y que se les prestó al toreo. No anduvo fino Escribano, muy vulgar en sus dos turnos y con dos faenas demasiado atropelladas. Ni necesita este torero oportunidades, ni los carteles de verano son su sino; más bien, sus lides están en otro tipo de corridas, con más fuelle y mucho más que lidiar. Mató, además, muy mal.

    Joselito Adame será figura del toreo en su país y toda esa mandanga que nos quieran vender. Pero venir a la feria de San Isidro requiere mucho más, y ese "mucho más" no está en Joselito Adame. Si se quiere recuperar, o mejor dicho lanzar a este torero al circuito de la temporada española empezando por Madrid, para eso está el verano. Para las oportunidades. Pero nunca en San Isidro. Claro que a estas alturas, ¿qué va a relanzar Joselito Adame a este lado del Atlántico? Un torero ya de sobra conocido, muy visto y que otorga poca confianza... Su tarde ante los dos toros de Lagunajanda que ha sorteado, como las demás: vulgar, pegapasista, infumable y extremadamente aburrida. Al 5°, al menos, lo mató de una buena estocada.

    A Alejandro Peñaranda se le hizo hueco en plena feria para confirmar una alternativa que tomara el verano pasado. Oportunidad benévola o no, su tarde ha sido cuanto menos discreta. Muy pocas cosas ante el toro de la confirmación, que duró muy poco y ante el cual soltó la misma soflama pegapasista que los demás, bernardinas incluidas. Más le duró y más se le movió el 6°, ante el cual compuso una faena de muchos pases. Muy firme y todo eso, pero muleteando sin alma, sin ajuste y no ofreciendo más que vulgaridad. Mucho más ruido hizo el paisanaje que se trajo bajo el brazo, el cual le vitoreó todo cuanto hizo. Incluidos los enganchones y la estocada caída que dejó para la posterioridad. Y hasta se le pidió la oreja; una oreja que, de manera acertada, se denegó desde la Presidencia. Ni faena, ni petición mayoritaria...

   La tarde, de oportunidades pero sobre todo de relleno, fue infumable. Ni se aprovecharon las buenas embestidas de algunos ejemplares, ni hubo brillo con el capote, ni entre las cuadrillas dejaron capotazos ni pares de banderillas que quedaran en la retina. Ni qué decir tiene que entre los del castoreño tampoco hubo lo que se dice brillantez. ¿Quieren dar oportunidades? Muy bien, el verano está para ello. 









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