Todos los años la misma frasecita que comenzó hace ya mucho tiempo como chanza, pero que al final ha acabado convirtiéndose en una triste realidad, y que dice algo así como "El Puerto de San Lorenzo, Fuente Ymbro y Adolfo Martín lidiarán en la feria de Otoño, da igual cuando usted lea esto". Que igual Fuente Ymbro siempre da pie a esperar cosas buenas sobre ella (o casi siempre, teniendo en cuenta su discretísimo paso por San Isidro). Que igual sobre Adolfo Martín, uno que gastase cierto optimismo en su manera de ser, puede esperar algo grande pensando también en lo que este hierro dio de sí el pasado mes de mayo; si bien es verdad que aquel situado en el polo opuesto al optimista (los realistas bien informados, que se suele decir), tomaría más en cuenta su historial de hace unos cuantos años atrás a esta parte. Y sobre el Puerto de San Lorenzo (o la irregularidad hecha ganadería de lidia), solo queda encomendarse a toda la corte celestial para que la de esta vez sea la encastada.
También está el tema de que si "falta este torero o el otro", y que "este no pinta nada ahí, ya podían haber puesto a fulano en su lugar", etc., etc., etc. Si ya de por sí la feria de Otoño es un serial corto y en el que hay pocos puestos, al incluirse una encerrona y un mano a mano en ella los puestos vacantes se reducen aún más y, por consiguiente, es más complicado que llueva a gusto de todos. Las figuras, salvo Perera, ni están ni se les espera en fechas que no sean mayo/junio. Como si desaparecen también por esos meses, qué gaitas.
Por otra parte, seguro que muy pocos aficiondos habrán dejado de preguntarse por qué falta en los carteles la gran sensación de esta temporada, que no es otro que Pablo Aguado. Ya se sabe que se habló hace algunas semanas de un posible mano a mano entre este torero y uno de la Puebla, pero no tardó el proyecto en irse al garete. Buen intento de Simón, pero el de la Puebla no está tan chalado como para dejarse caer por Madrid a estas alturas, y menos en Otoño. Es de cajón pensar que se habrá contado con Pablo Aguado desde un primer momento para tenerlo en esta feria, dado el año que ha echado y la expectación que ha generado por todas las plazas donde ha toreado, pero por lo que quiera que haya sido no le ha debido de cuadrar el asunto a las partes.
¿Y Diego Urdiales, matador de toros siempre muy esperado en Madrid? Tampoco habrá debido de cuadrar ni de cuadrarle a él mismo.
¿Y qué pasó con David de Miranda, gran revelación de San Isidro?
¿Y Gonzalo Caballero, que dejó buenos detalles de toreo en mayo antes de ser corneado de forma aparatosa? Sí, le tendremos el día 12 de octubre, y además al lado de Eugenio de Mora, que le cortó otra oreja en aquellas fechas a un toro de El Ventorrillo.
Y por supuesto, también se echa mucho en falta a Román, y no solo porque haya ganas de verlo reaparecer en la plaza donde un toro de Baltasar Ibán por poco se lo lleva para siempre, sino porque a lo largo de este año, tanto antes como después de aquel día, se le ha contemplado como un torero mucho más depurado y de técnica mejorada. Ojalá ese día nos llegue pronto.
También está el tema de que si "falta este torero o el otro", y que "este no pinta nada ahí, ya podían haber puesto a fulano en su lugar", etc., etc., etc. Si ya de por sí la feria de Otoño es un serial corto y en el que hay pocos puestos, al incluirse una encerrona y un mano a mano en ella los puestos vacantes se reducen aún más y, por consiguiente, es más complicado que llueva a gusto de todos. Las figuras, salvo Perera, ni están ni se les espera en fechas que no sean mayo/junio. Como si desaparecen también por esos meses, qué gaitas.
Por otra parte, seguro que muy pocos aficiondos habrán dejado de preguntarse por qué falta en los carteles la gran sensación de esta temporada, que no es otro que Pablo Aguado. Ya se sabe que se habló hace algunas semanas de un posible mano a mano entre este torero y uno de la Puebla, pero no tardó el proyecto en irse al garete. Buen intento de Simón, pero el de la Puebla no está tan chalado como para dejarse caer por Madrid a estas alturas, y menos en Otoño. Es de cajón pensar que se habrá contado con Pablo Aguado desde un primer momento para tenerlo en esta feria, dado el año que ha echado y la expectación que ha generado por todas las plazas donde ha toreado, pero por lo que quiera que haya sido no le ha debido de cuadrar el asunto a las partes.
¿Y Diego Urdiales, matador de toros siempre muy esperado en Madrid? Tampoco habrá debido de cuadrar ni de cuadrarle a él mismo.
¿Y qué pasó con David de Miranda, gran revelación de San Isidro?
¿Y Gonzalo Caballero, que dejó buenos detalles de toreo en mayo antes de ser corneado de forma aparatosa? Sí, le tendremos el día 12 de octubre, y además al lado de Eugenio de Mora, que le cortó otra oreja en aquellas fechas a un toro de El Ventorrillo.
Y por supuesto, también se echa mucho en falta a Román, y no solo porque haya ganas de verlo reaparecer en la plaza donde un toro de Baltasar Ibán por poco se lo lleva para siempre, sino porque a lo largo de este año, tanto antes como después de aquel día, se le ha contemplado como un torero mucho más depurado y de técnica mejorada. Ojalá ese día nos llegue pronto.
Fuente Ymbro tiene para novillada y corrida, y de esta forma será como completará su sextete (como don Paco Gento en Europa) este año en Madrid. Para la novillada de Otoño, tradicionalmente se han anunciado a los tres novilleros más destacados del año en Madrid. Pues bien, ahí está Tomás Rufo, flamante ganador del Certamen de Novilladas Nocturnas que se celebró en el mes de julio. Flanqueado en el paseíllo por El Rafi y Fernando Plaza, los cuales también quedarían en su momento como los más destacados del año. Se supone, vaya.
Para la corrida de Fuente Ymbro hay un cartel de los llamados "fuertes", con El Cid, Emilio de Justo y Ginés Marín. Que sí, que todos pensamos en primavera que aquella sería la última vez que veríamos a El Cid en Madrid, pero al parecer no se le quedaría en aquel entonces buen sabor de boca para despedirse de la afición que tanto le quiso, quiere y querrá por los restos. Y la verdad es que a este torero, si algún día le entrara la ventolera y le diera por pedir la Luna, habría que ir y dársela aunque costara la vida en ello, pero quizás a muchos aficionados lo que menos les apetecía en este instante es verlo de nuevo por Madrid, tal y como está su estado artístico y teniendo en cuenta además que hay otros nombres en el escalafón que generen más apetencia de ver...
Estará acompañado en la que será su última tarde en Madrid (supuestamente, porque visto lo visto uno ya no sabe qué puede pasar) por Emilio de Justo, uno de esos que precisamente sí genera apetencia de ver; y Ginés Marín, que aun llevándose algunos despojos en el esportón durante San Isidro, no terminó de convencer de manera unánime. A ver si esta vez sí, porque de él todavía se esperan cosas grandes.
Estará acompañado en la que será su última tarde en Madrid (supuestamente, porque visto lo visto uno ya no sabe qué puede pasar) por Emilio de Justo, uno de esos que precisamente sí genera apetencia de ver; y Ginés Marín, que aun llevándose algunos despojos en el esportón durante San Isidro, no terminó de convencer de manera unánime. A ver si esta vez sí, porque de él todavía se esperan cosas grandes.
La corrida del Puerto de San Lorenzo tiene como su gran aliciente al fino Juan Ortega, con ese corte artístico que tanto gusta en Madrid. También vendrá a torear ese día el francés Juan Leal, quien no es lo más ortodoxo ni puro que hayamos visto nunca, pero quizás también mereciera estar este Otoño tras jugársela en San Isidro y acabar tan aparatosamente corneado. Lo que no se termina de comprender, por muchos esfuerzos que intentemos hacer, es la inclusión en el abono de ¡¡Daniel Luque!! ¿Cuáles son sus méritos para figurar, además de asegurar que le quedan "dos toros para ser figura"? No habría más toreros en el escalafón, no.
Adolfo Martín cerrará, como es habitual, el abono. Y lo hará con una terna que conocen bien esta sangre: López Chaves ha completado un año muy provechoso para él en ese circuito de las llamadas "duras", y además entusiasmó a parte del personal ante los de Celestino Cuadri el pasado San Isidro, por lo cual y consiguiente presencia justificada. Curro Díaz y su plasticidad tienen algunos adeptos en Las Ventas, y Manuel Escribano volverá a Madrid tras otro espeluznante tabacazo en San Isidro, de parte precisamente de un adolfo.
Pero la madre del cordero de esta feria, la crême de la crême de toda la cartelería programada para esos dos fines de semana en Madrid, se concentra en dos tardes: una, el primer fin de semana con un vis a vis; y la otra, el segundo fin de semana de la mano de una encerrona. Y en ambas, ganaderías diferentes. Victoriano del Río, Núñez del Cuvillo y Juan Pedro Domecq/Parladé son las
elegidas para el careo en el que se medirán Miguel Ángel Perera y Paco Ureña.
Para algunos, un mano a mano entre dos grandes triunfadores de San Isidro. Para otros, la mentira y el destoreo chabacano frente a la pureza y la verdad del toreo eterno. Para los de más allá, un vis a vis de dos grandes toreros ante ganderías de garantías, que se suele decir; y para los de la otra punta, un acontecimiento donde faltará el actor principal de esto: el Toro (salvo accidente genético indeseado, que también suelen ocurrir en ocasiones, y al que los ganaderos ponen como remedio inmediato una barbacoa con la vaca y el semental que engendraron al accidente). Sí, será este enfrentamiento entre estos dos toreros un acontecimiento programado con sentido y que tendrá interés para el aficionado, pero la elección del ganado deja mucho, muchísimo que desear. ¿De verdad no había otra cosa, sobre todo más allá de la bazofia juampedrera/parladeña que tantos dolores de cabeza provocan a la afición de Madrid año sí y año también? Lo dicho: esperando milagro genético.
Y por otro lado, la encerrona de otro triunfador de San Isidro: Antonio Ferrera. Siempre se agradecen este tipo de gestos por parte de cualquier matador, encerrarse con seis toros y nada menos que en Madrid, pero... ¿De verdad Antonio Ferrera está para seis toros en Madrid? Por interés que pueda generar en la afición (eso se verá ese mismo día en taquilla, con el aliciente además de que la corrida es fuera de abono), por estado anímico y psicológico, por repertorio, por interpretación del toreo... Y también, faltaría más, por el ganado elegido: las antes mencionadas Núñez del Cuvillo, Juan Pedro Domecq/Parladé, Victoriano del Río y Adolfo Martín, a las cuales se les agrega Alcurrucén y Garcigrande/Domingo Hernández.
Esto es lo que hay, y se parecen a las lentejas: o las comes o la dejas. Pues habrá que comérselas, aunque sea por gula. Pero al guiso le falta contundencia, imaginación y mucho más sabor.
elegidas para el careo en el que se medirán Miguel Ángel Perera y Paco Ureña.
Para algunos, un mano a mano entre dos grandes triunfadores de San Isidro. Para otros, la mentira y el destoreo chabacano frente a la pureza y la verdad del toreo eterno. Para los de más allá, un vis a vis de dos grandes toreros ante ganderías de garantías, que se suele decir; y para los de la otra punta, un acontecimiento donde faltará el actor principal de esto: el Toro (salvo accidente genético indeseado, que también suelen ocurrir en ocasiones, y al que los ganaderos ponen como remedio inmediato una barbacoa con la vaca y el semental que engendraron al accidente). Sí, será este enfrentamiento entre estos dos toreros un acontecimiento programado con sentido y que tendrá interés para el aficionado, pero la elección del ganado deja mucho, muchísimo que desear. ¿De verdad no había otra cosa, sobre todo más allá de la bazofia juampedrera/parladeña que tantos dolores de cabeza provocan a la afición de Madrid año sí y año también? Lo dicho: esperando milagro genético.
Y por otro lado, la encerrona de otro triunfador de San Isidro: Antonio Ferrera. Siempre se agradecen este tipo de gestos por parte de cualquier matador, encerrarse con seis toros y nada menos que en Madrid, pero... ¿De verdad Antonio Ferrera está para seis toros en Madrid? Por interés que pueda generar en la afición (eso se verá ese mismo día en taquilla, con el aliciente además de que la corrida es fuera de abono), por estado anímico y psicológico, por repertorio, por interpretación del toreo... Y también, faltaría más, por el ganado elegido: las antes mencionadas Núñez del Cuvillo, Juan Pedro Domecq/Parladé, Victoriano del Río y Adolfo Martín, a las cuales se les agrega Alcurrucén y Garcigrande/Domingo Hernández.
Esto es lo que hay, y se parecen a las lentejas: o las comes o la dejas. Pues habrá que comérselas, aunque sea por gula. Pero al guiso le falta contundencia, imaginación y mucho más sabor.