El caso es que el pasado sábado día 26 de diciembre, junto con mi pareja y un grupo de buenos amigos, acudí al campo bravo extremeño a visitar la finca Las Tiesas de Santa María. Y el día, además de ser muy productivo y bonito, personalmente me sirvió para reflexionar in situ sobre muchas cosas.
Sobre las 10 de la mañana llegamos a la finca y, mientras esperábamos a ser recibidos por Félix, el mayoral, nos dio tiempo a conocer la misma plaza de tientas, con sus correspondientes dependencias, donde con tanto cuidado y esmero el gran Victorino Martín Andrés forjó su leyenda a base de selección.
El mayoral no tardó mucho en recibirnos, y acto seguido, nos invitó a subir al vehículo que nos haría llegar hasta el cercado donde uno de los vaqueros nos aguardaba con el tractor y la tolva cargada de alimento para los animales, pues le íbamos a acompañar en su faena diaria.
Una vez subidos en la tolva, el vaquero nos adentró en los entresijos de Las Tiesas y nos presentó a las madres y sus becerros, futura gloria de la Fiesta; a algunos ejemplares del hierro de Monteviejo, a los sementales, a los novillos, a las corridas de menor rango preparadas para este 2016... Y como lo mejor se suele quedar para el final, por último nos llevó al cercado donde pasta la cabeza de camada. Veintitrés toros preparados para las plazas de Sevilla, Bilbao y por supuesto Madrid, según palabras del propio vaquero.
"Si aquí vinieran los del PACMA se quedarían flipados", comentó alguien al comienzo de la visita.
"Los del PACMA, y los 219 181 iluminados que les votaron el pasado 20-D", dije yo para mis adentros.
Y todo ese pensamiento me acompañó durante toda la visita, y aun hoy, días después, me sigue removiendo las entrañas. Porque los del PACMA, Partido Antitaurino Contra Maltrato Animal, con sus 219 181 votantes, demasiado sabrán qué es eso de una ganadería de bravo.
No. Definitivamente no me imagino yo a ninguno del PACMA enfundándose el mono y las botas de goma una mañana de Navidad o de Año Nuevo para acercarse al campo a faenar, a mover a los animales, a echarles de comer, y demás. Ni en Navidad, ni cualquier día del año la verdad, pero hablo de Navidad porque, como bien nos dijo el mayoral y creo conveniente resaltarlo, ni en días tan señalados la gente de campo descansa. Merecen un enorme reconocimiento por ello.
Tampoco me imagino yo a los del PACMA y a sus 219 181 votantes manteniendo de su propio bolsillo la ganadería, atendiendo a la vez otros negocios cuya existencia es imprescindible para el sustento y mantenimiento de una vacada.
Ni qué decir tiene sobre el mantenimiento del fenotipo en cada encaste y cada sangre. Me dan carcajadas el hecho de imaginarme a los del PACMA y a sus 219 181 votantes, en el hipotético caso de que esto se prohíba y decidieran hacerse con ganado para mantener la especie, seguir seleccionando conforme a las particularidades de cada sangre y siendo fieles al fenotipo de cada encaste, todo ello a la par que se esquiva la consanguinidad.
Bueno, ¿y eso de quitarle por unos instantes el becerro recién nacido a su madre para ponerle las pertinentes vacunas y la correspondiente identificación que dicta la normativa europea?
¿Y los saneamientos? ¿Y las vacunas? ¿Y las curas cuando suceden las inevitables peleas en el campo? ¿Y el mantenimiento del ecosistema? ¿Y la limpieza de cercados, corrales, abrevaderos, etc.?
¿Quién con dos dedos de frente sería lo suficientemente inocentón como para pensar que el PACMA, con sus 219 181 votantes y otros ilustres animalistas como Jorge Javier Vázquez, Dani Rovira, Alberto Garzón, Risto Mejide, Amaral, Pablo Iglesias o Karmele Marchante, estarían dispuestos a todo lo expuesto anteriormente? Pues eso...
Suena a tópico, pero el mayor ecologista y el que mayor amor desprende hacia el toro bravo son los propios ganaderos y los empleados que para él trabajan. Ellos son los que viven por y para los animales las 24 horas de los 365 días del año, sin domingos ni festivos, jugándose la vida constantemente, pasando frío en invierno y calor en verano y viviendo muchos sinsabores y muchos disgustos. Lanzo de nuevo el órgano a esos 219 181 votantes del PACMA: ¿Serían capaces de todo esto? Pues entonces callen y froten su boca a la hora de hablar de esto que, como ven, merece un enorme respeto.
NOTA: Muy agradecidos a la hospitalidad y el afecto que en todo momento nos mostraron los empleados y empleadas de la ganadería. Les deseamos lo mejor y que todo vaya sobre ruedas.
La piara de guarros propiedad del vecino nos dio la bienvenida en la entrada
Amanece en Las Tiesas de Santa María
Algunos ejemplares con el hierro de Monteviejo
Vaya con el vega-villar
Que haya provecho, galanes
Que somos unos sádicos y unos asesinos, dicen por ahi...
Las madres almorzando
En este marco incomparable vive el toro bravo
Que le digan al tal Jorge Javier que tiene que ir a quitarle el becerro recién nacido a una de estas señoritas para proceder a la vacunación. Pues eso... "Saaaalvaaaameeee"
¿Se imaginan a Dani Rovira o al salvapatrias Mejide manteniendo todo esto? Yo ni por asomo...
Como para decirle a alguno de esos perroflautas veganos que tienen que levantarse un domingo a las 7 AM a echar de comer a estas señoras y sus correspondientes vástagos...
Más guapas que la Macarena
El amigo más fiel y valiente de la casa
Para 2016
Otros dos para 2016
Más para 2016
Ante ustedes, la cabeza de camada
Otros cuantos galanes reseñados para lugares punteros
El nº 38 y el nº 54, reseñados como cabeza de camada. Dos galanes que, esperemos, vengan a la capital del Reino.
El nº 48 del guarismo 2, también en la cabeza de camada. Apuntado queda...
Otra del nº 48
Allá por mayo nos volvemos a ver. En vosotros confiamos...
El museo del gran Victorino está lleno de trofeos y recuerdos. Orgulloso puede estar de su obra
Belador, orgullo de la casa
TEXTO: Luis Cordón Albalá
FOTOGRAFÍAS: Maria José Domínguez Díaz y Cristina Monreal Fernández.