viernes, 16 de mayo de 2025

16 DE MAYO DE 2025, SÉPTIMA DE FERIA: "EL MUERTO DE SAN LORENZO Y LA VENTANA DEL MUERMO"

El Puerto de San Lorenzo y la Ventana del Puerto. La Ventana del Puerto y el Puerto de San Lorenzo. Dos hierros y divisas. Dos procedencias, Atanasio-Lisardo y Aldeanueva. Un mismo ganadero. Y una misma filosofía: la crianza del morucho de carne, que no del toro de lidia. El Puerto de San Lorenzo y la Ventana del Puerto, tanto monta, monta tanto. Viejos conocidos de los aficionados, pues no faltan ni un solo año a su cita con la plaza de Madrid. Y que no falten estos toros nunca, que no falten... Porque al fin y al cabo, ¿qué sería de una feria de San Isidro, o de una feria de Otoño, sin el clásico petardazo del Puerto de San Lorenzo y sus primos de la Ventana? Se quedaría coja la feria, sentiríamos que nos falta algo y hasta acabaríamos padeciendo síndrome de Estocolmo. Una feria de San Isidro sin esa divisa encarnada y amarilla, esas hechuras bastas, esos muermos mansos y amoruchados. Sin ese grito de "Bummmmmm, petardo", mientras atardece en Madrid. Sin esos Yegüeseros, Cubas, Cartucheros Langostas. Los Cigarrones, Cigarreros, Pitillitos. Los Carasucia, Carafea, Caraseria. Los Billeteros y Billetitos...Si hasta las reatas clásicas de la casa nos sabemos al dedillo, y es que son como de la familia. Se les ha cogido cariño, a pesar de todo. Y gritaremos desde el tendido eso de "Bummmmmm, petardo", pero con cariño, eso sí. Si es que es imaginarse por un momento un San Isidro sin estos del Puerto de San Lorenzo y de La Ventana del Puerto, y uno ya empieza a padecer ese síndrome de Estocolmo antes referido. ¡¡Por muchos años más, estos dos hierros por aquí!!

Un año más, tarde infumable de estas dos vacadas fusionadas en un mismo ente, y de la mano del mismo ganadero. Y mal empezó la cosa desde que por la mañana le echamos el ojo a la hoja del sorteo y vimos que no se iba a lidiar entera, que había dos remiendos de Victoriano del Río y que... ¿He dicho "mal empezó la cosa"? Al contrario, al contrario. Frenoso, n° 95, fue uno de los remiendos de Victoriano del Río y en qué buena hora. Salío en 5° lugar, y tras una hora y media de mansedumbre, moruchos y tedio, nos hizo revivir el encanto de la bravura. ¡¡En qué buena hora se echaron para atrás algunos de los toros titulares!! 

Frenoso fue un toro extraordinario y bravo. Discreto en varas: se arrancó con alegría en los dos encuentros y no manseó, pero en la primera vara se dejó pegar sin más, y en la segunda solo empujó con un pitón. ¿Por qué no se le dio la oportunidad de ir al caballo por tercera vez? El toro de Pedraza de Yeltes, que sí fue tres veces al caballo, fue de menos a más y su mejor pelea la realizó en la tercera vara. ¿Y si este toro hubiera sido de las mismas trazas? Nunca lo sabremos, por desgracia. De esa guisa fue Frenoso en varas, y en la muleta se vino totalmente arriba. Qué forma de embestir la de ese toro de Victoriano del Río, alegre, humillado y con su casta. Un señor toro con el que Fernando Adrián estuvo... ¿Cómo estuvo Fernando Adrián? He ahí una ecuación de difícil planteamiento y peor solución. Pues Fernando Adrián, efectivamente, estuvo. Estuvo asentado en el suelo. Estuvo que le dio sitio y le acertó a bajar la mano, cosa que hizo ver bien de verdad al toro. Estuvo templado por momentos y hasta llegó a sacar muletazos mandones. Pero... ¿Pero? Sí, rotundamente sí. Muchos "peros". Pero realizó una faena con altibajos. Realizó una faena que comenzó de manera electrizante con el dichoso pendulazos de rodillas desde los medios, un pendulazo que fue ajustadísimo. Lo siguiente fueron tres series de muletazos muy asentados y de mano baja. Algunos fueron largos y mandones, pero otros (muchos, a decir verdad) no fueron rematados y quedaron en el "medio muletazo". Muletazos todos ellos citando perfilero, con el pico, descargando la suerte y llevando al toro hacia fuera, prácticamente sin mandar y solamente limitándose a acompañar la embestida del toro. Esos fueron los derechazos, pero toreando al natural la cosa empeoró: dos series que ni fu ni fa, sin más. Y vuelta a la derecha para dejar otra serie ligada y que derrochó las mismas cosas que las anteriores. Las bernardinas como colofón, y varios pinchazos con los que perdió, a buen seguro, un triunfo gordo. En estos tiempos que corren, le hubieran pedido las dos orejas sin duda alguna. ¿Merecidas? Pues es que en Madrid una faena con vaivenes y sin terminar de cuajar con la mano izquierda... Pues como que no. Por eso se ha dicho "en estos tiempos que corren", tiempos estos de triunfalismo, rebajas, baratijas, regalos y despojos. 

Con Frenoso y esa faena de Fernando Adrián empezó y acabó una corrida infumable de toretes mansos, descastados, bobalicones, inválidos y demás retahíla de lindezas que caracterizan al infumable torito postmoderno. Y ante ellos, además de Fernando Adrián, también estuvieron José María Manzanares II El Bello y Pablo Clazeyritmo Aguado I, El Educador de los güenos afisionaos. El Bello, a lo suyo con dos babosas que fueron carne de matadero: telonazos a media altura y pasándose al toro por todo el área metropolitana. Y todo hay que decirlo: mató bien a sus dos toros.

Con Pablo Clazeyritmo Aguado I, El Educador de los güenos afisionaos, la cosa habría que empezar a delimitarla. ¿Qué es lo que este buen hombre entiende por eso se que un toro debe tener "clase y ritmo"? Y a partir de ahí, ya hablaríamos. Por lo pronto, la respuesta no es halagüeña, viendo cómo se recreó esta tarde con esa babosa floja, descastada y simplona (de Victoriano del Río, por cierto) que salió en tercer lugar. Sus muletacitos a media altura, con altos vuelos de plasticidad y gracia en la figura, gustándose bien, recreándose en cada muletazo, en los remates y adornos... ¡¡Cómo disfrutó ese torero ahí delante con el torete!! Si por un momento hasta pareció que se lo iba a llevar a casa para continuar con la mandanga preciosista. Pues seguramente que se había encontrado con su ideal de "clase y ritmo" Pablo Aguado esta tarde. Pero claro, en Madrid no todos estamos lo suficientemente educados como para paladear ese preciosismo tan infumable. Ese pegar pases a un pobre animalito que no puede ni con su alma... Ese... Esa farsa. Y es que sin toro, nada tiene importancia. Y da la siniestra sensación de que lo que se entiende por Toro, y lo que  Pablo Clazeyritmo Aguado I, El Educador de los güenos afisionaos, entiende por "clase y ritmo", están en las antípodas la una de la otra. Pues nada, que eso es Pablo Aguado. Ni mas ni menos. 

El Muerto de San Lorenzo y La Ventana del Muermo, un año más en la feria de San Isidro. Y un gran toro de Victoriano del Río, haciéndonos emocionar por unos instantes. En Otoño, de seguro, los tenemos aquí otra vez. Y que no falten. 

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