sábado, 20 de mayo de 2017

NOVENA DE FERIA: PARA LA "PRENSA"

Corrida extraordinaria de la Asociación de la Prensa, la misma Prensa que insulta y vapulea a los aficionados, solo porque a estos no les da la gana tragar tanta bazofia.
La Prensa que tapa los innumerables esperpentos que se suceden en los toros día sí y día también.
La Prensa que se vende a las figuras y a los ganaduros de turno, y les cantan cosas bonitas hasta cuando están de pena.
La Prensa que no solamente calla, sino que además también, justifica el fraude.
Sí, esa "Prensa", a la cual en la tarde de hoy había que rendirle los honores que le son propios, con una moruchada del Puerto de San Lorenzo que, además, hizo que los berrendos en colorado de Florencio Fernández Castillo se emplearan a fondo. Seis ratillas de laboratorio los del Puerto, indignos de cualquier plaza de primera, de los cuales primero y quinto volvieron por donde salieron para ser apuntillados en la oscuridad del mueco, cuan vulgar ternera de carne, como castigo a su tetraplejía. Queda lejana y como un mero espejismo aquella tarde de primeros de octubre de 2016, cuando el Puerto de San Lorenzo lidió una aunténtica corrida de toros, de magnífica presentación y que tuvo casta y emoción por los cuatro costados. En tardes así es donde la afición crece y se reproduce, pero no en tardes  como las de hoy, donde los animalejos lisiados dieron mucha más lástima que admiración, pavor y emoción.
Para la "Prensa", tan enemiga de la casta por obra y mandato de sus amos de la cúspide de la Tauromaquia, una corridita de bueyes, que aquello de la casta es del siglo pasado y al torero no le permite expresarse.
Para la "Prensa", tan enemiga del trapío y la seriedad del toro de Lidia, esas seis ratillas de laboratorio, para que quepan en la muleta, para que se muevan y aguanten más los kilos, y así el maestro esté a gusto. 
Y si la gente se enfada, pues cosa buena para la "Prensa", así ya tienen a quien echarles la culpa si las cosas no salen bien.
Qué "Prensa" esta...

Sólo el último de la corrida dio complicaciones, pues se trataba de un animal que requería poder, dominio e inteligencia, cosa que Javier Jiménez, que estaba dispuesto a otra cosa que ya tenía pensada de mucho antes de vestirse de torero, no logró. Y por ello llegó el tremendo tabacazo que el pobre chaval se ha llevado en esta tarde, acabando Castella por mandar el toro a las manos de los matarifes. Ante la tercera ratilla de laboratorio, poco pudo brillar a causa del nulo juego que ofreció. A este le mató de una muy buena estocada.

La tarde languidecía entre el cabreo y sopor de la gente, hasta que en el quinto, que para ser lidiado tuvieron que salir al ruedo hasta tres animales, llegó Alejandro Talavante a cortar una oreja que no premió nada. Solamente torería, saber estar, compostura ante el toro, elegancia, retazos de verdad, inspiración, muletazos cargando la suerte... Es decir, nada de nada para los tiempos en los que corren. Porque hoy en día, no se premia nada que no sea el pegapasismo vulgar y chabacano, cosa que Talavante no hizo en ningún momento. No, Talavante toreó de verdad por momentos ante este quinto, sobrero tris del Conde de Mayalde, de embestida tontuna y escasa fuerza, pero que le sirvió a Talavante para demostrar que el toreo podría ser otra cosa distinta a lo que nos vende esa "Prensa" a través del guión preestablecido que les tiene impuesto los mandamases del toreo. Algunas fases de la faena toreó al hilo y remataba a los toros afuera, pero fueron momentos intercalados con muletazos con la mano derecha en los que tiró de la babosa del Conde de Mayalde y lo llevaba atrás, otros tantos con la zocata a pies juntos y dando el frente; remataba las series con cambios de mano o kikirikís que daban un aire de improvisación y personalidad como poca se ve a día de hoy, salía de la cara del toro con mucha torería, le andaba al toro que daba gusto verlo... ¿Que qué le faltó a la faena para ser de dos orejas? Más rotundidad quizás, pero ante una babosa que apenas transmitía lo más mínimo, imposible era estar más rotundo. Necesita toro Talavante, y con Talavante, necesita toro el toreo que, de esta forma, quiere realizar. Con una faena de estas a un toro de casta, manda Talavante a recoger cebollas a las tres cuartas partes del escalafón actual, incluídos por supuesto sus colegas, los figurines de porcelana. Y en realidad, con la faena de hoy, destapa Talavante las vergüenzas de muchísimos toreros, en especial de todos aquellos que han pasado por San Isidro en este año y no han logrado entusiasmar una pizca, aun llevándose despojos.
En el primero de su lote, sin noticias de Talavante ante la nula condición del torito del Puerto.
La figurita de porcelana Sebastián Castella abrió plaza con un sobrero de Buenavista nobilísimo y con más bondad que el Convento entero de las Carbonerass de Madrid. Muchísimos pases, como siempre, para acabar con los banderazos por arriba, por abjo, por delante, por detrás, hacia fuera, hacia fuera de nuevo, el pertinente arrimón, los circulares, el aviso sin haber entrado a matar, el personal haciendo un esfuerzo para no quedarse roque... Y con el cuarto, más de lo mismo. Qué visto estás, Sebastián.

En fin, que otra tarde más en esta feria de saldo ganadero, vergüenza, protestas y bueyes inválidos que ni la bonita actuación de Talavante ante el quinto logró tapar. Bochornosa tarde que rindió honores a la Prensa, esa Prensa mercenaria que tanta culpa tiene de los males de la Fiesta tapando y, además, justificando todo lo malo que vive el mundo del toro. Y por si fuera poco, aprovecha la más mínima ocasión para cargar contra el que paga.


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