domingo, 8 de mayo de 2022

DOMINGO 8-MAYO-2022, 1ª DE FERIA: QUÉ GANITAS TENEMOS DE VER CORTAR OREJAS

Qué ganitas tiene este año el personal de ver cortar orejas. Bueno, en realidad qué ganitas ha tenido siempre el personal clavelero de regalar orejas, a diestro y siniestro y a todo aquello que se mueva y respire. Pero este año esa deriva orejil se va a agravar en exceso. Cosas de haber estado en lo más profundo de la cueva durante dos largos años, y no haberle podido dar al aplauso fácil, al cubata, a la ginebra, al pañuelo blanco, al biiiiennnnnmnnjjjjjjjjjjj y hasta a la madre que compró a Panete. Están los toreros que se frotan las manos ante este panorama, y no es para menos. Ya se ha visto en los primeros festejos del año en Madrid, y se ha refrendado peligrosamente en Sevilla, donde además de la ginebra también se le da al rebujito y al fino. El público clavelero ha salido por fin de la cueva y se empezará a plantar, desde esta misma tarde, en sus aposentos de granito, cubalibre en mano, pañuelo blanco impoluto preparado para salir a pasear (o flamear) a la más mínima ocasión, y garganta perfectamente afinada para entonar su amado biiiiennnnnmnnjjjjjjjjjjj. Pero que no cunda el pánico, que lo de esta tarde solamente ha sido un pequeñísimo avance de lo que aguarda en días venideros. Aún no han venido las figuras, ni los toreros guapetes que se descalzan en mitad de faena, ni los pases de modelo, ni los toritos a modo...

Sí, hay muchas ganas de aplaudir y de dar orejas. Y si no, que le pregunten al señor Daniel Luque y, sobre todo, al señor Álvaro Lorenzo. Al primero se le ha aplaudido mucho y le han pedido el despojo tras estoquear al marrajo de Montalvo que salió en 4º lugar, pero se tuvo que conformar con dar la vuelta al ruedo con las manos vacías tras ponerse el Presidente en un sitio, aunque haya sido una sola vez en dos horas y media, y negarse a sacar el pañuelo. A Álvaro Lorenzo le han dado una orejita muy pero que muy baratita tras estoquear al 6º, pero si hacemos un ejercicio de objetividad era mucho más merecedor de oreja Daniel Luque que Álvaro Lorenzo. De Madrid a Lima. ¿Qué se le ha pasado al Presidente por la cabeza (o qué le habrán dicho)? Eso solo lo sabe él, pero se ha cubierto de gloria. La faena de Daniel Luque al 4º de Montalvo, un mansurrón que huía de todo lo que se le ponía por delante, tuvo su mérito sobre todo en el comienzo, porque tras algunos muletazos de tanteo en los que el animal salía de najas sin querer saber nada, el matador se arremangó y, con tres doblones por el lado derecho sometiendo mucho al animal por abajo, consiguió meterlo en el canasto. Siguió con algunos muletazos por el lado derecho muy trabajados y de mucho poder, dejándole la muleta muy bien puesta en la cara y tirando del animal. Ya tenía al toro metido en el canasto, no sin mérito, pero fue echarse la muleta a la mano izquierda y comenzar toda la parafernalia de muletazos perfileros hacia fuera, y escondiendo la pierna descaradamente. La faena fue larga y de los muchos pases que Luque trazó, ninguno llevaba aroma a toreo de verdad; y fue una pena, porque se puede decir que se sobrepuso a las complicaciones del manso y consiguió poderle, pero pasa que cuando un torero se coloca tan fuera de cacho, no echa la pierna adelante y torea hacia fuera es imposible tomarle en serio. Y se le pidió la oreja, a pesar de la estocada caída que dejó para la posterioridad; pero el Presidente, en un ataque de rigor que le entró, se guardó el moquero blanco para otra ocasión.

 

A Álvaro Lorenzo sí que se le otorgó el despojo tras estoquear al 6º y, además, se llevó el lote de la tarde. Ya había dispuesto en tercer lugar de un toro de Montalvo con muchísimo que torear, duro de patas y encastado; pero el hombre no supo ni por dónde meterle mano. También tuvo lo suyo ese 6º, que creó una especie de psicosis en el tercio de banderillas y acabó sufriendo varias pasadas en falso, y otras cuantas para serle colocadas, de una en una,  solamente tres banderillas. Y el presidente cambió de tercio, y se quedó tan fresco. El animal esperaba demasiado a los rehileteros y luego se arrancaba a traición, pero en estos casos ¿a nadie se le ocurre banderillear a la media vuelta? Cuántos tercios de banderillas clamorosos no se habrán vivido en Madrid, y ante toros muchísimo más complicados, utilizándose ese recurso. O banderilleando al sesgo.  Pero a la par que creaba psicosis en los banderilleros, el toro mostraba una embestida larga y de mucha calidad en el capote de Andrés Revuelta, que estuvo francamente bien en la brega. La sensación en el tendido es que había toro, y no se estaba mal encaminado al pensar así. Álvaro Lorenzo comenzó la faena sobre las rayas de picar en terrenos del tendido 9, ligando trallazos sobre la mano derecha y sin sobreponerse a las buenas embestidas del toro. Tras ese conato, se la echa a la zurda y, pegando otros tantos trallazos sin conseguir domeñar al animal, sufre una aparatosa voltereta que se traduce en una cornada de 15 cm, no impidiéndole continuar la lidia. El toro tiene muchísimo que torear, pero su matador no consigue estar por encima. Se van sucediendo las series de muletazos por ambos pitones y en ningún momento asoma el menor atisbo de toreo, tan solo trallazos que han sido precedidos de cites perfileros y sin echar el pie adelante. Tampoco se percibe que el torero haya estado por encima del toro, más bien al contrario, pero no importa, la parte de sombra sobre todo está encantada con la faena, y está dispuesta a que esta vez sí haya oreja. La espada entra hasta los gavilanes, pero queda trasera. No importa, ha entrado y el toro no ha tardado en caer; ¿qué si se ha ido atrás? Flamean los pañuelos y se concede un despojo de verbena.

 

Y con este público tan verbenero, ¿qué le pasó al bueno de Alberto López Simón para no llevarse ni un triste mendrugo de pan a la boca? Tan dado él a llevarse casquería cada tarde que pisa Madrid... Parece que no hubo voltereta de rigor, y eso en este torero es igual a nada. Tirando de estadística, cada oreja y cada puerta grande que este hombre se ha llevado a la boca por Madrid no ha sido sin llevarse un porrazo, y como esta tarde no lo hubo, pues no hay nada que rascar. Y salvo por ese pequeño detalle, cierto es que sus faenas fueron calcos perfectos de lo que ha hecho siempre en esta plaza, con o sin puertas grandes. Nada, absolutamente nada diferente a lo que acostumbra: faenas interminables de pegapasismo vulgar y chabacano, esos muletazos acelerados y que consisten básicamente en un feo latigazo hacia fuera, para posteriormente pegarse el arrimón y, si se tercia (que se terció en el 2º), las bernardinas que nadie ejecuta para terminar una faena. 

La corrida de Montalvo, penosamente presentada, tuvo de todo a excepción de bravura, y mucho sorprendieron los dos toros que compusieron el lote de Álvaro Lorenzo por su casta y temperamento. Los dos primeros, babosas inválidas que debieron morir en la oscuridad que caracterizan los dominios de Florito (otro acierto más del señor usía, dejar ese par de inválidos en el ruedo); mansurrón aunque con sus "teclas que tocar" el 4º, y pastueño que se dejó sin más el 5º.

 

Paciencia con lo de las orejas regaladas, aún quedan la friolera de 28 tardes por delante, y la verbena y el jolgorio que siempre traen consigo los toreros guapetes que, dicen, son figuras, aún no ha llegado.

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