La corrida a tres y tres, tres del Puerto de San Lorenzo y tres de Fuente Ymbro, embistió. De principio a fin. No fue un corridón de toros que derrochara bravura ni se empleara bajo la grúa, perdón, el caballo; pero sacó casta. Hubo ahí mucho que lidiar, primero; y luego que torear. Complicada y muy exigente, pero no imposible para realizar el toreo. Y el interés, qué duda cabe, estuvo garantizado en todo momento.
Tres toros del Puerto de San Lorenzo -1º, 2º y 6º- y otros tantos de Fuente Ymbro -los que restaron- que salieron cada uno a su padre y a su madre. No fueron bravos en varas, como tampoco durante el resto de la lidia. Sacaron complicaciones a base de casta y mansedumbre, y en conjunto hicieron una corrida de toros que espantó el aburrimiento y el hastío que se apoderó del personal a lo largo de las tardes anteriores. Y ante esta vaina sucumbieron Uceda Leal y Fortes, en paralelo a un nuevo "sí" rotundo que Víctor Hernández se llevó de la afición de Madrid.
Embistieron los seis y embistió Víctor Hernández, que le cortó una oreja al 3º y fue herido por el 5º al realizar un quite por tafalleras, llevándose así una cornada en el gemelo que le impidió salir a lidiar el 6º. La tarde de este torero en Madrid le ratifica como uno de los grandes valores a tener en cuenta de cara al año que viene, pues anduvo muy centrado, valiente, sincero y con ánimo de salir a torear bien de verdad. Y de hecho toreó, pues trazó un buen puñado de naturales ante el complicado 3º -quizás, el que más de toda la corrida- que llevaron el sello de la pureza y de la verdad. Se quedó crudo en varas ese toro y llegó a la muleta reservón y complicado. El torero comienza con unos estatuarios y algunos remates que tuvieron cierto calado, para continuar situado en la segunda raya del tercio con dos series por la derecha que ni fu ni fa. Muy poco centrado y sin colocarse Víctor Hernández en esos derechazos, pero el asunto cambió radicalmente al echarse la franela roja a la zurda. Con el toro ya muy venido a menos, el matador va dibujando una serie de naturales pegados de uno en uno, muy ceñido con el toro, colocado en el sitio de la verdad y bajando mucho la mano. La tecla idónea del toro fue precisamente esa: la de pegarle los muletazos de uno en uno. Y es por ello por lo que cogió vuelo la faena en este momento y siguió a continuación subiendo hacia arriba: tres naturales más, rematados con un gran pase de pecho, que rezumaron torería, sinceridad y mucho poder. Otra serie a continuación de mayor irregularidad, pues el toro ya anda pidiendo la muerte, pero hay un par de muletazos que destacan por encima del resto. Y a matar, no sin antes cuadrar al toro con naturales de frente con el mismo trazo y buen estilo. Exprimió de esta forma Víctor Hernández al toro y, de paso, aumentó su magro crédito que ya de por sí tenía desde el mes de mayo. Una estocada medio palmo desprendida pero entrando bien, le hicieron pasear una de las orejas más de verdad que se han cortado durante toda la temporada en esta plaza. Para la temporada que viene es uno de los mejores colocados.
Víctor Hernández triunfó ante esta corrida, mientras que Uceda Leal y Fortes tuvieron una tarde de lo más discreta. Hasta desafortunada por momentos, aunque ambos dejaron sendas estocadas al 4º y 5º, respectivamente, por las que se ganaron grandes ovaciones. Uceda Leal se vio, de buenas a primeras, lidiando tres toros. Ante el 1º consiguió esparcir algún que otro pétalo de esa flor que lleva por bandera, y que es el toreo añejo. Dos verónicas por el pitón derecho y una media verónica con los que recibió a ese toro, además de un trinchezaro y algún que otro pase con la derecha, fue todo cuanto le realizó a ese toro del Puerto de San Lorenzo, que mereció menos dudas y mayor rotundidad. Buen pitón derecho el de ese toro, y que José Ignacio no terminó de aprovechar. También merecieron mucho más los toros 4º y 6º, de Fuente Ymbro y Puerto, respectivamente. Dos toros exigentes y nada fáciles, con los que Uceda Leal no anduvo a gusto ni dispuesto en ningún momento. O, como se suele decir en terminología más torera, "no los quiso ni ver". Al menos dejó una de sus estocadas ante ese 4º.
También de Fortes se esperaba mucho más en esta tarde, pero la sensación fue de desilusión. Dejó tres magníficas verónicas por el pitón derecho en un quite al 1º y una estocada al 5º por la que algunos le solicitaron dar la vuelta al ruedo. La cual, por cierto, acabó por darse. Lo demás por su parte dejó mucho que desear, pues no estuvo a la altura de sus dos toros en ningún momento. No quiso nada con el manejable y manso 2º, pues anduvo siempre muy fuera de sitio, sin acople y sin mandar sobre esa óptima embestida. Al 5º le tragó Fortes algunas coladas, quedando así una faena más valiente y esmerada; pero pocos fueron los muletazos limpios y poderosos que ahí dejó. Ni con uno, ni con otro. Otro día será para él.
Esa corrida de tres más tres -seis- y uno de luces que se llamó Víctor Hernández, mantuvo el interés e hizo que la afición recobrara el gusto por esto de los toros, después de unos primeros días de ferias que fueron, digamos, complicaditos. Y entre medias, muy meritorios los pares de banderillas que dejaron Raul Ruiz y Yelco Álvarez. Y es que cuando lo que se lidia es una corrida de toros, aunque mala, el aburrimiento y el hastío son lo único que falta. Afortunadamente para todos.
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