sábado, 5 de octubre de 2024

5 DE OCTUBRE DE 2023, QUINTA DE LA FERIA DE OTOÑO: "EMPATE A CERO"

La cosa del mano a mano entre los dos grandes triunfadores de San Isidro, quedó en empate. Un empate a cero muy ramplón, rebosante de vulgaridad y que cuando traspasó la línea del ecuador, empezó a hacerse bola. Y la bola, terminó por atragantar de aburrimiento y hastío las gargantas del kiosko. Empate a cero ramplón y con el goal average en negativo por parte de los dos señores que hicieron el paseíllo. En una tarde como tal, en la que dos toreros que han triunfado recientemente se iban a ver las caras vis a vis, lo que se espera es competencia, rivalidad, duelos a cara de perro... Pero nada de eso ocurrió en toda la tarde. Fernando Adrián y Borja Jiménez, Borja Jiménez y Fernando Adrián, se presentaron en Madrid a cubrir el expediente sin más, con aseo y sin grandes alardes. Como el funcionario que ficha a las 9 de la mañana, cumple los objetivos fijados y a las 3 en punto marcha a casa sin mirar atrás. Más allá de las portagayolas (que las hubo), de los quites (que también hubo), del toreo de rodillas, y los pendulazos, y los arrimones y demás cucamonas, no hubo competencia alguna por ver quién de los dos es mejor. Que, al fin y al cabo, es de lo que se ha tratado toda la vida eso de los mano a mano en los toros. Cada uno cubrió su turno de quites sin dar réplica alguna y menos lucimiento aún, más por aquello de "si hay que ir, se va", que por la cosa de quedar por encima del rival. Cada cual se plantó delante de cada toro por puro trámite, soltaron sus respectivas soflamas, y hasta luego Lucas. Y el resultado de todo esto acaba por condensarse en algo más de dos horas interminables con las posaderas apoyadas en el duro tendido, y poco más que meros detallitos de pinturería que llevarse a la boca. 

Fernando Adrián y Borja Jiménez se las vieron y desearon con una corrida de Victoriano del Río que no será ni mucho menos la mejor que vayamos a ver en nuestras vidas, ni de esta ni de cualquier otra ganadería. Pero tampoco la peor, qué diantres. La corrida fue para andar mucho mejor de lo que anduvieron con ella ambos matadores: se dejó torear, hubo un toro, el 1°, que ofreció arrancadas emocionantes y hasta algunos toros cumplieron más que de sobra en varas. Lo suficiente como para desear verlos en un tercer encuentro, cosas que nunca sucedió. ¡¡Para colmo!!

Fernando Adrián anduvo como alma en pena durante la tarde. No supo ni cómo ni por dónde meterle mano a ese encastado (aunque manso) toro 1°, que acabó ganándole la partida por goleada. El toro cantó la gallina al sentir el hierro por segunda vez, y el matador cometió el error de no ponerlo de nuevo para recibir un puyazo en regla. Tampoco anduvo el matador muy despejado al iniciar el trasteo con telonazos por alto, cuando el toro pedía a voces que se le hiciera todo por abajo. Siguió la faena por el camino de los trallazos a media altura cerrado en las rayas de picar, sin atreverse el matador a abrirse más para ver qué ocurría. El toro, como era de esperar, acabó defendiéndose. Mucho más claros y dulces para el torero fueron los toros 3° y 5°, ambos "castigados" con sendos picotacitos, y también con la casta justa. Sin pena ni gloria, y sí lleno de vulgaridad, se desarrolló la faena al 3°. Pero ante el 5° sacó el matador todo su arsenal de cucamonas y guiños a la galería: comienzo de faena de rodillas, con pendulazo y achuchón incluidos; trallazos fuera de cacho, coladas y sustos por no llevar al toro embebido en la muleta, el arrimón de rigor y, para finalizar, lo que nadie hace: bernardinas. Pero torear, lo que se dice torear... Pues eso ni se vio, ni tampoco se esperaba. El fallo a espadas se llevó por delante un despojo más que seguro. 

Borja Jiménez recibió a sus tres toros a portagayola, y hasta se permitió el lujo de torear elegantemente a la verónica al 2° una vez con las zapatillas pisando el albero. Fue este toro uno de esos que cumplió en el caballo, aunque se le dosificó mucho el castigo en las dos varas que tomó. Una pena que el bueno de Borja se apresurara a cambiar el tercio con dos picotazos. La faena tuvo dos momentos de interés: la primera serie, con la diestra y toreando con mucho gusto; y el cierre, con algunos naturales a pies juntos también de muy buen gusto y unos doblones torerísimos para cerrarlo. Y entre medias, mucha paja. Series de muchos muletazos y que muy poco decían. El toro se dejó sin más, y quizás lo que menos le convino fueron esas series de ocho o diez muletazos. También se falló con la espada y se perdió otro posible despojo. Y en esos pocos detalles que lucieron durante esta faena, terminó la tarde de Borja Jiménez. Sus dos faenas a los toros 4° y 6° no tomaron relieve en ningún momento. Dos toros estos que, como el resto, se dejaron torear, y con los que se requería mucha más garra y sentimiento que el que puso el matador. Por cierto que ese 6°, fue otro toro con el que hubo ganas de verlo en un tercer puyazo. 

El "mano a mano de triunfadores" acabó en un canto a la vulgaridad y a la desgana. Entre los de luces, animaron el cotarro Curro Javier en banderillas y en la brega; y José Antonio Barroso y Manuel Jesús Ruiz picando de maravilla a 1° y 6°, respectivamente. Hubo también por ahí un sobresaliente que cumplió con profesionalidad toda la tarde, pero ninguno de los matadores tuvo a bien invitarle a realizar un quite. Y luego, se llenarán la boca hablando de "los valores del toreo", el "respeto", el "compañerismo en el ruedo" y todas esas palabras tan bonitas que la gente del toro pronuncia y no demuestra en hechos. 

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