¿Había muchos toros como estos, que daban la impresión de ilidiables, y en realidad no lo eran?
Muchos. Me preguntaréis: "¿Es que quieres que vuelvan a los ruedos aquellos toros?". Mi respuesta rotunda sería: ¡¡Sí!! Aquellos toros -junto con otros más nobles- daban la tónica de lo que la Fiesta debe ser. Descubrían la importancia de un torero, y el público vivía en toda su intensidad la grandeza del toreo. Los aficionados que no se reconfortan con estas sensaciones son culpables de la decandencia actual de nuestra Fiesta.
MARCIAL LALANDA
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