domingo, 2 de junio de 2024

2 DE JUNIO DE 2024, VIGESIMOPRIMERA DE FERIA: "RUINAZA DE YELTES"

Lidió Pedraza de Yeltes, lidió una ruina de corrida. Una ruinaza, más bien. Fue la tarde de Ruinaza de Yeltes, qué decepción. Otra más, y además desde por la mañana ya se barruntaba malos aires: no pasó entera, y se remendó con un toro de Torrestrella. Y por la tarde, ese mal presagio se tornó en la ruina total, se mire por donde se mire: mal presentada, mansa, floja, descastada y sin nada positivo que aportarnos. Si no había toros para sacar dos corridas, ¿para qué viene a Madrid dos tardes, ganadero? Gracias, pero de petardos ya andamos bien servidos en los últimos días. 

Fue la tarde de Ruinaza de Yeltes, y también una tarde de sustos y sobresaltos. Francisco José Espadas e Isaac Fonseca fueron aparatosamente cogidos por sus respectivos segundos toros, y Juan Leal acabó matando cuatro toros esta tarde. Pero no todo fue negativo, pues Isaac Fonseca dejó la estocada de la feria ante el 3°, una estocada que, por sí sola, le valió una oreja de indiscutible peso. Se está empezando a ver a un Isaac Fonseca mucho más reposado que en su etapa de novillero, y eso agrada. Ahí queda la tarde que ha dado, andando fácil y aseado con el capote, sin perdonar quites, dándoles sitio a los toros y queriendo torear bien de verdad. Su faena al 3°, el torito que más se prestó al toreo, fue prueba de ello. No fue una faena rotunda y sí plagada de altibajos, pero llegó a dejar muletazos extraordinarios, muy especialmente al natural. Gustó en esos muletazos Isaac Fonseca, aunque no terminara de convencer su faena ni de apurar las dulces embestidas de ese toro, pero la grandiosa estocada con la que culminó, entrando recto y dejándola en el sitio, fue más que sobrada para llevarse esa oreja. ¡¡Así se mata a los toros, señores!! Espoleado salió el torero para vérselas con ese remiendo de Torrestrella en 6° lugar. Muy complicado ese toro, con una embestida brusca y orientado; y planteamiento de faena inadecuado por parte del matador: lo suyo hubiera sido machetear por bajo al inicio, en lugar de dejárselo venir de lejos sin probatura alguna. Al rematar con un pase de pecho, se echó al toro demasiado encima y llegó el grave percance, dejando así su obra inacabada. Se le desea lo mejor.

A Francisco José Espadas también lo evacuaron a la enfermería en el prólogo de su faena al 5°, tras una feísima voltereta que le produjo una fuerte conmoción. En su anterior turno, se las vio ante un sobrero de Chamaco que, de haber azulejo al toro más feo de la feria, seguro que sería candidato indiscutible al premio. Feo por fuera, pero aún más feo por dentro. No tuvo nada ese sobrero, y Francisco José Espadas no tuvo opción alguna de triunfo. Pero cometió uno de los peores pecados que un torero puede cometer en Madrid: pasarse de faena ante un toro que no tiene nada. Una cosa es justificarse, y otra muy distinta es que ante un toro así se llegue a escuchar un aviso, aviso que no llegó lo que se dice por atascarse con la espada. Pronta recuperación para él.

Juan Leal, lo dicho: cuatro toros tuvo que estoquear. Los dos de su lote, simplones como ellos solos y que salían mirando a las musarañas de cada muletazo. Y el matador, tan simplón o más que sus dos oponentes. Tampoco es de recibo que se pase de faena ante dos bueyes de carreta como tales. Intentó faena ante el toro que mandó al hule a Espadas, pero las protestas del personal le hicieron desistir. No era momento de lucirse y lo mató con aseo, el mismo con el que estoqueó al 6°, esta vez sin intentar faena. Juan Leal es un torero valiente, sin duda. Pero nada más. Su técnica, si es que se le puede llamar así, es muy limitada, y ello le hace quedar a merced de los toros en cada muletazo que da. Y en Madrid, eso no gusta nada: eso no es el toreo.

En la tarde de los Ruinaza de Yeltes y de dos fuertes percances, Isaac Fonseca dio la estocada de la feria. Y Raúl Ruiz, una lección de torería y buen hacer lidiando al 3°. Y es que, a pesar de que la tarde no sea lo que se dice brillante, siempre quedan en el recuerdo hechos por los que ha merecido la pena ir a los toros.



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