viernes, 1 de mayo de 2020
HISTORIA DE LA GOYESCA DEL 2 DE MAYO
El mes de mayo ha llegado, pero por desgracia no será este un mes de mayo típico para nadie. La difícil coyuntura que atraviesa el mundo ha frenado en seco nuestra rutina y, aunque ya parece que vislumbramos algo de luz al final del túnel, aún nos queda mucho camino por recorrer hasta llegar a la normalidad más absoluta en todos los sectores. Por supuesto, el mundo del toro no ha sido ni mucho menos ajeno a esta situación, y la temporada ha quedado indefinidamente suspendida hasta nueva orden. No hay toros en ningún sitio y la situación que al mundo del toro se le ha echado encima es para salir corriendo, pero esa tristeza que ofrece el ver animales de lidia acabando sus días en el matadero y no en el ruedo, ferias suspendidas y plazas de toros cerradas a cal y canto, sumada a la ya de por sí desgracia del COVID-19, no nos borra a los aficionados la memoria. Y esa memoria tan puntiaguda que tenemos los aficionados a los toros tampoco nos impide recordar que hoy, sábado, es 2 de mayo. Y no, el 2 de mayo no es un día cualquiera en la historia de España ni, por supuesto, lo es tampoco para el calendario taurino.
Tal día como hoy, 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se levantó en armas contra el invasor francés, y por ello en Madrid y toda su autónoma se viene conmemorando tan heroico hecho con un gran día de fiesta y celebraciones varias en honor a aquellos héroes de hace exactamente 212 años. Celebraciones entre las que se encuentra, como no podía ser menos, una corrida de toros en la plaza de Madrid. Pero la del 2 de mayo no es una corrida cualquiera en Las Ventas, pues desde hace algunos años a esta parte la corrida tiene la particularidad de que tanto los lidiadores como el personal de la plaza (monosabios, areneros, mulilleros, chulo de toriles, tablillero, calero e incluso hasta el timbalero y los clarineros hace años) van enfundados en ternos que simulan a aquellos que se estilaban en la época de don Francisco el de los toros.
En Las Ventas, famosas fueron las corridas goyescas que organizaba el Círculo de Bellas Artes allá por los años sesenta/setenta, pero nada tenían que ver con la conmemoración del 2 de mayo de 1808. Ni tan siquiera se celebraban en aquella fecha. La institucionalizada corrida goyesca que organizaba el Círculo de Bellas Artes fue paulatinamente desapareciendo hasta que en 1996, coincidiendo con el 250 aniversario del nacimiento del genial pintor de Fuendetodos, la Comunidad de Madrid tuvo a bien de organizar para el día 2 de mayo de 1996 una corrida goyesca, la cual no pudo resultar más apoteósica. Aquel 2 de mayo, Joselito se encerró con seis toros de diferentes ganaderías y dio una de las mejores tardes de toros que ha vivido Las Ventas en toda su historia. El éxito fue tal, que a partir de entonces la goyesca del 2 de mayo se convirtió en toda una institución en la temporada de Las Ventas, y que suponía un preludio perfecto a la cercana feria de San Isidro. En realidad, este festejo suponía el plato fuerte de la llamada "miniferia de la Comunidad de Madrid", compuesta por dos o tres novilladas, generalmente con novilleros de postín, y la corrida de toros goyesca. Antes de aquel año de 1996 ya se venía celebrando esa "miniferia de la Comunidad de Madrid", y durante algunos años (concretamente desde 1989) el plato fuerte de esa miniferia se encontraba también en el 2 de mayo, pero con la celebración de una corrida concurso de ganaderías que, por algunas temporadas (no muchas) se convirtió en otra institución dentro de la temporada madrileña. Pero dado el gran éxito que obtuvo la goyesca del año 1996, la Comunidad de Madrid organizó para 1997 otra corrida de similares trazas con un cartel de auténtico lujo: toros de Juan Pedro Domecq, Victorino Martín y Samuel Flores que fueron lidiados en mano a mano por César Rincón y Enrique Ponce (este último salió a hombros tras cortar una oreja a sus correspondientes toros de Juan Pedro Domecq y de Victorino Martín). La goyesca del 2 de mayo en Las Ventas siguió en su camino de clara consolidación en los tres años siguientes con carteles de máximo interés sobre el papel, si bien es verdad que el resultado artístico de todas fue nulo: en 1998 y ante tres toros de Atanasio Fernández y otros tantos de Alcurrucén se las vieron César Rincón, Enrique Ponce y José Tomás; en 1999 Espartaco, Eugenio de Mora y Manuel Caballero estoquearon tres de Los Bayones y tres del Puerto de San Lorenzo en un festejo que el rejoneador Leonardo Hernández abrió a caballo ante un toro de Flores Tassara; y en 2000 de nuevo Leonardo Hernández abrió una tarde en la que se estoquearon tres toros de Joaquín Barral y tres del Puerto de San Lorenzo por Uceda Leal, Eugenio de Mora y Miguel Abellán.
Aquellos primeros años de goyesca hubo buena acogida por parte del público y del aficionado, y aunque sus dos primeras ediciones se saldaron con tardes triunfales, después vinieron, como queda visto, tardes tediosas de toros en las que lo único que destacaban eran los ternos goyescos que lucían los actuantes. Por ello, en 2001 la Comunidad de Madrid, organizadora del festejo, decidió darle una vuelta de tuerca y volver al formato anterior, programando una corrida de toros que, sin dejar de ser goyesca, fue una concurso de ganaderías entre seis toros de Guadalest, Hernández Pla, Conde de la Corte, Celestino Cuadri, Conde de la Maza y Adolfo Martín. Lo que vino siendo apostar por el Toro, actor principal de la función y denostado en anteriores ediciones; y a partir de ahí, que se apuntara ante ellos el que tuviera los suficientes arrestos. Como es lógico, aquel 2 de mayo de 2001 ninguna figura del toreo del momento optó por vestir terno goyesco en Las Ventas, y al final fueron Luis Francisco Esplá, Zotoluco y Juan José Padilla quienes hicieron los honores. Decir de aquella tarde que el único toro que se portó como cabía esperar fue el 6º, de Adolfo Martín y nombrado Malagueño, el cual ofreció una buena pelea en varas (4 puyazos en los que peleó con bravura) y una encastada embestida en el tercio de muleta. Por cierto que Juan José Padilla fue abroncado una vez terminó su labor.
Poca historia tuvieron los dos vis a vis programados en ediciones siguientes: el de 2002 protagonizado por Luis Francisco Esplá y Luis Miguel Encabo en la lidia de toros de Alcurrucén y de Carlos Núñez; y el mano a mano de 2003 entre Antonio Ferrera y El Fandi con toros de Alcurrucén. Quizás fuera la goyesca del año 2004 una de las más emotivas de cuantas se han vivido, junto con la de 1996 en que Joselito dio una apoteósica tarde y la del año 2015 en que Morenito de Aranda bordó el toreo eterno. Aquel 2 de mayo de 2004 hizo el paseíllo en solitario Uceda Leal quien, vestido de un elegante terno goyesco de color marfil y bordado en pasamanería azabache, lidió y estoqueó seis toros, por este orden, de Lozano Hermanos, Núñez del Cuvillo, Victorino Martín, Alcurrucén, Los Recitales y Puerto de San Lorenzo. Uceda Leal dio aquella tarde una bonita tarde de toros y buen toreo, cortando dos orejas (una al 1º y otra al 6º) que le permitieron salir a hombros en tan importante día. A una deslucida corrida del Conde de la Corte en 2005 que estoquearon Fernando Cepeda, Uceda Leal y Fernando Robleño, le siguió una extraordinaria corrida de Adolfo Martín en 2006, tarde en que se lidió el famoso toro Mulillero, bravo y encastado de principio a fin y al que Luis Miguel Encabo lució sin reservas y lidió con solvencia, si bien no le terminó de sacar partido. Tardes para el olvido fueron las posteriores de 2007 y 2008; dos encierros, a cada cual más infumable, de Victorino Martín y de Valdefresno, respectivamente, y en las que las correspondientes ternas de espadas (Uceda Leal, López Chaves y César Jiménez la primera; y Uceda Leal de nuevo, El Cid y Sebastián Castella en la restante) pasaron en silencio. Un resultado más artístico se cosechó el 2 de mayo de 2009, día en que tanto Diego Urdiales como Luis Bolívar cortaron una oreja cada uno a los toros de Carmen Segovia. La tarde la completaron Miguel Abellán y el rejoneador Javier San José, que abrió plaza ante un toro de Murube que le hirió cuando intentaba descabellarlo.
¿Qué rascar de los años posteriores? Muy poca cosa, en verdad. La goyesca empezaba por aquel entonces a entrar en decadencia, la plaza ya no se llenaba como antes, el ambiente era mucho más frío y los carteles, aunque siempre con alicientes no terminaban de estar rematados para que el público acudiera en masa a la plaza. Iván Fandiño, en 2011, cortó una oreja luego de buena actuación ante un toro de Carriquiri al que mató de una gran estocada; en 2012 Morenito de Aranda cortó una oreja tras detalles de bisutería fina, aunque de aquella tarde siempre quedarán grabado en la retina de los aficionados el soberbio tercio de banderillas que protagonizó Luis Carlos Aranda. Diego Urdiales firmó una gran actuación ante una complicada corrida de Alcurrucén en 2014, pero sin duda una de las mejores tardes goyescas vividas fue, como se ha mencionado anteriormente, en 2015. Aquella tarde, Morenito de Aranda cuajó una faena sensacional al toro Frutero, de Montealto, del que le fueron concedidas las dos orejas. López Simón también le cortó una oreja a cada uno de sus toros, aunque no hubiera el menor atisbo de buen toreo por ningún lado; mientras que Ángel Teruel fue herido por su primer toro, no pudiendo matar ninguno. En 2016 se quiso conmemorar el vigésimo aniversario de la apoteosis de Joselito en esta plaza vestido de goyesco, pero no anunciando al torero, sino al ganadero. Y lo único destacable que sucedió aquel 2 de mayo de 2016 fue que José Miguel Arroyo hizo bueno el axioma de que ningún torero triunfa como ganadero. Un año después, en 2017, se programó un mano a mano imposible de superar, al menos para el aficionado de Madrid: nada menos que Diego Urdiales y Paco Ureña, ante toros de El Torero, Victoriano del Río y José Vázquez. Y aunque no hubiera faenas ni triunfos rotundos (solamente Paco Ureña cortó una oreja, y fue al 6º), la tarde se desarrolló entre numerosos detalles muy toreros y de indudable bisutería de ley, como de ley fue la oreja que un año después, 2018, cortó Javier Cortés a un toro de La Reina, después de una heroica actuación y en la que resultó herido.
Hoy, 2 de mayo de 2020, en los chiqueros de Las Ventas deberían haber aguardado seis toros de El Ventorrillo, y en las sillas del hotel tres ternos goyescos para que Uceda Leal, Morenito de Aranda y Javier Cortés se los enfundaran e ir a dar cuenta de esos toros de El Ventorrillo. Pero los avatares del destino han querido que este 2 de mayo lo pasemos en casa recordando momentos a los que seguro, dentro de no mucho tiempo, se unirán muchos más.
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