Vaya fachada y qué lustre más hermoso lució la novillada de Daniel Ramos lidiada ayer en Madrid. Qué gustazo daba ver lo bien puestos que estaban. Como debe ser aquí en Madrid, que para eso estamos en Madrid y eso no es ninguna tontería. Naturalmente, como las comparaciones son odiosas, es injusto que tres chavales que como aquel que dice están curtiéndose se tengan que enfrentar a seis tíos como los que los figurones contemporáneos no han olido en su vida, pero si esto fuera serio, esta debería ser la nota habitual: novilladas con trapío de corrida de toros en Madrid, que para eso es Madrid; y sin que ninguno de esos novillos parezca el padre de las buenas criaturas de Dios que lidian los "mayores". Pero como esto va a peor, es al revés y encima los que rechistamos somos los malos.
Una vez los novillos en el ruedo y después de paladear su buena presentación, demostraron que fueron unos buenazos y no pusieron en grandes aprietos a los tres niños. Los dieron cera en el caballo como si por ello fueran a quedarse más chiquitos, pero no porque fueran unas piezas; y todos unos mansos con poquita casta y sí mucha nobleza. Vinieron a verse las caras con ellos Mazzantini, Javier de Prado y Alejandro Fermin.
La tarde estaba desapacible y alcanzó su punto más alto cuando con las cuadrillas desfilando por el ruedo rendíamos gloria eterna a José Cubero Sánchez y Manuel Laureano Rodríguez Sánchez en silencio, y con un vendaval que hacía imposible la lidia y barruntando tormenta. Llovió fuerte al salir el primer novillo y el viento seguía soplando fuerte, cosa que pareció importarle poco a Mazzantini, que se hizo respetar ante este primer novillo noble y con un punto de casta y al que, con toda la mala climatología que tuvo que aguantar, le consiguió dar algunos muletazos arrebatados que demostraron buenas formas del novillero cordobés. Pasó sin pena ni gloria ante el noble y soso cuarto.
Con el segundo en el ruedo, la cosa se tranquilizó un poco, pero seguía lloviendo y no dejó de hacerlo prácticamente en todo el festejo. Ahí estuvo Javier de Prado, ese chico que ya ha venido por aquí en más de una ocasión y que lo único que ha mostrado ha sido ineptitud y unas formas un tanto circenses. Poco ha cambiado, salvo que ahora ya no banderillea, y el lamentable espectáculo que montaba en el segundo tercio ahora lo tienen relegado sus peones, que tampoco es que lo mejoren. Lo malo de esto viene cuando el chaval se cree (y le hacen creer) que ha inventado el toreo, o algo parecido. De templar no hablamos porque esa palabra no debe de estar en su vocabulario. De torear en la periferia sin mancharse el vestido, el chaval tiene un máster. De dejarse ir sin torear dos peras en dulce que no mordían, tres cuartas de lo mismo. Bueno, y la espada... ¡¡Ay la jodía espada, si casi se deja vivo al quinto!! Qué hermoso quedaba verle cuartear y meterles la espada en cualquier lado a los dos pobres animales que le tocó en suerte. Y qué hermoso quedaría verle la próxima vez en su casita sin que a nadie se le ocurra traerlo otra vez a torear a Madrid. Ni a ver un festejo siquiera, porque las habladurías dicen que el niño se pone hecho un basilisco cuando sube al tendido y a alguien de su alrededor le da por protestar. Así va España...
Lo de Alejandro Fermín, verdaderamente, no sé por dónde cogerlo. Ni lo de sus paisanos tampoco. Flaco favor le hacen los halagos que le llegarían después de la novillada. Lo suyo hubiera sido que, al terminar la novillada, alguien fuerte de su entorno le hubiera cogido en banda ya en el hotel y le hubiera dicho: "Mira niño, el toreo es otra cosa diferente a lo que tú has hecho hoy. Eso de tirar la muleta al suelo y ponerte muy cañí con el toro, y los circulares esos que pegabas, y las puñeteras manoletinas, y los desplantes de rodillas, y tal y cual, está muy bien cuando lo haces en la plaza portátil de un pueblo en fiestas, donde la mayoría son peñistas que llevan con el cubata en la mano todo el día y te aplaudirán cualquier chuminada que hagas. Pero en Madrid, la historia cambia mucho, porque allí también recibirás aplausos de tus amiguetes del pueblo a los que has regalado entradas, y también te aplaudirán cuatro o cinco personajillos engominados que, al igual que los peñistas de los pueblos, no han soltado en gin - tónic en todo el día; pero aquí en Madrid hay gente que se toma la Tauromaquia como algo serio y no les sirve para nada todo el circo que has montado esta tarde. A esos señores, que al principio te parecerán ogros pero si les cautivas con lo que exigen son unos buenazos, les van los toreros que cargan la suerte, que se colocan en el sitio, que mandan por bajo en la embestida y, sobre todo, que matan de maravilla. Y tú, pipiolo, hoy no has hecho nada, absolutamente nada de eso, que aunque no te lo creas, tiene muchísimo más mérito que el tremendismo que tú te gastas. Así que aplícate el cuento. Ah, y como vuelvas a pegarte una vuelta al ruedo después de un bajonazo como el que le has pegado al tercero... ¡¡Qué digo vuelta al ruedo!! ¡¡Como se te ocurra salir a saludar las cuatro palmas de los de tu pueblo después de liarla con la espada, me marcho de la plaza y te quedas tú solo!! Porque, como bien has observado, te has echado encima a los aficionados que se dejan su sueldo en esto porque les importa mucho, y te han pegado una bronca que te has ganado con todas las de la ley. Así que amiguete, ya te puedes espabilar" .
Pero nada de eso le habrá llegado a los oídos a este chico. Le habrán dicho que ha estado cunvre, que tiene musho jarte, que este es el camino, que tiene maneras, que los cuatro pitos han sido de cuatro talibanes que disfrutan reventando a los toreros... y unas cuantas joyitas más de ese estilo. ¡¡Y el pobrecillo se lo habrá creído y todo!! De verdad, mal camino por el que le llevan de estas maneras.
Y así se finiquitó una tarde que nos la dieron San Pedro y a San Pablo jugando a los bolos, viendo que en el ruedo pasaban pocas cosas interesantes. Aunque de tanto en cuando tenían que parar y admirar la belleza de los novillos de Daniel Ramos, que solo quedaron en eso: belleza y fachada.
lunes, 31 de agosto de 2015
sábado, 29 de agosto de 2015
NOS TOMAN POR GILIPICHIS
Qué mal le sienta al figurín de turno y a toda su prole de palmeros de la prensa y de la "afición" eso de que no le den orejas. Tanto, que si se muerde la lengua se envenenan. Desde las famosas gafas del tunante de la Puebla, al lío de hace unos días en Bilbao con el Juli, pasando por el "triunfalismo" y los "puristas" del bocachancla de Puebla de Prior, y desembocando en las censurables palabras de Gonzalo Caballero el pasado San Isidro hacia el presidente de turno por no conceder un despojo que, por si hace falta decirlo, ni merecía ni pidió la mayoría. ¡¡Viva la modestia y la autocrítica, qué leches!!
El colmo de este asunto llegó el pasado miércoles en Bilbao, cuando el famoso don Matías, después de llenarse de gloria por la mañana al aprobarles a esta banda una becerrada indigna de plaza de primera, niega, después de un "faenón" al uso rematada con una estocada de infame colocación y peor ejecución, la segunda oreja al señor Julián López Escobar, áleas El Juli. ¡¡Qué circo, qué bochorno, que espectáculo más lamentable, qué asco de todo!! Julián, que va de salvapatrias por la vida parece ser, se cubre de gloria y afirma alcachofa en boca que "está la cosa como para llevarle la contraria a la gente". Lo que faltaba por oír. Él impone gatadas de sus cuatro o cinco hierros favoritos allá donde pisa, casualmente todos lucen unos pitones que levantan algo más que sospechas, hace y deshace carteles a su antojo, se burla descaradamente de la Tauromaquia con ese destoreo tan... tan... tan... bueno, ahí lo dejamos; y del cómo mata el polluelo de Velilla, ya ni hablamos. Pero oigan, que a ningún presidente se le pase por la cabeza negarle despojos, y que a ningún aficionado se le ocurra decir una palabra de ello, porque si no arde Troya. ¡¡Váyanse ustedes a la mierda ya y métanse la palabra "respeto", que tanto les gusta, por donde les quepa!!
La cosa no termina aquí. No pasó ni una hora del final de la corrida y ya estaban los pesebreros de los portales y las revistas dando la nota. Sí, esos que están muy tranquilitos cuando Julián y su banda de figurines pega pataletas a la Tauromaquia con las andanzas anteriormente descritas. Pues esos, los que tapan y hasta justifican el fraude del Toreo 2.0, se rasgan las vestiduras porque a un presidente le da un ataque de seriedad. ¿Seriedad? Cuántos estragos no causa esta palabra a los amantes del modernismo que nos está llevando al purgatorio.
Bueno, y a todo esto, el aficionado, ¿qué pasa con él? Ese aquí solo sirve para dejarse los billetes en la taquilla. Mejor sería que no tenga la mala idea de llevarles la contraria. Pero lo cierto es que los que amamos la verdadera Fiesta, cada día estamos más hartos, más cansados y más cabreados de este circo. No nos preocupa para nada el auge de políticos animalistas (y animalazos), porque si sus acciones pasan por desmantelarles todo el tinglado a toda esta basura de gente, bienvenidos sean.
Que dejen de tomarnos por gilipollas, y luego ya veremos si seguimos defendiendo la Fiesta.
PD.: A todo esto, Rafaelillo sigue fuera de la mayoría de las ferias, lo que refleja claramente que esto es de todo menos serio.
El colmo de este asunto llegó el pasado miércoles en Bilbao, cuando el famoso don Matías, después de llenarse de gloria por la mañana al aprobarles a esta banda una becerrada indigna de plaza de primera, niega, después de un "faenón" al uso rematada con una estocada de infame colocación y peor ejecución, la segunda oreja al señor Julián López Escobar, áleas El Juli. ¡¡Qué circo, qué bochorno, que espectáculo más lamentable, qué asco de todo!! Julián, que va de salvapatrias por la vida parece ser, se cubre de gloria y afirma alcachofa en boca que "está la cosa como para llevarle la contraria a la gente". Lo que faltaba por oír. Él impone gatadas de sus cuatro o cinco hierros favoritos allá donde pisa, casualmente todos lucen unos pitones que levantan algo más que sospechas, hace y deshace carteles a su antojo, se burla descaradamente de la Tauromaquia con ese destoreo tan... tan... tan... bueno, ahí lo dejamos; y del cómo mata el polluelo de Velilla, ya ni hablamos. Pero oigan, que a ningún presidente se le pase por la cabeza negarle despojos, y que a ningún aficionado se le ocurra decir una palabra de ello, porque si no arde Troya. ¡¡Váyanse ustedes a la mierda ya y métanse la palabra "respeto", que tanto les gusta, por donde les quepa!!
La cosa no termina aquí. No pasó ni una hora del final de la corrida y ya estaban los pesebreros de los portales y las revistas dando la nota. Sí, esos que están muy tranquilitos cuando Julián y su banda de figurines pega pataletas a la Tauromaquia con las andanzas anteriormente descritas. Pues esos, los que tapan y hasta justifican el fraude del Toreo 2.0, se rasgan las vestiduras porque a un presidente le da un ataque de seriedad. ¿Seriedad? Cuántos estragos no causa esta palabra a los amantes del modernismo que nos está llevando al purgatorio.
Bueno, y a todo esto, el aficionado, ¿qué pasa con él? Ese aquí solo sirve para dejarse los billetes en la taquilla. Mejor sería que no tenga la mala idea de llevarles la contraria. Pero lo cierto es que los que amamos la verdadera Fiesta, cada día estamos más hartos, más cansados y más cabreados de este circo. No nos preocupa para nada el auge de políticos animalistas (y animalazos), porque si sus acciones pasan por desmantelarles todo el tinglado a toda esta basura de gente, bienvenidos sean.
Que dejen de tomarnos por gilipollas, y luego ya veremos si seguimos defendiendo la Fiesta.
PD.: A todo esto, Rafaelillo sigue fuera de la mayoría de las ferias, lo que refleja claramente que esto es de todo menos serio.
domingo, 9 de agosto de 2015
LAS VENTAS, EXPRIMERA PLAZA DEL MUNDO POR EXCELENCIA
Segundo festejo de agosto y primera corrida desde que terminara la feria del Santo Patrón. Es decir, dos meses después, volvemos a tener una corrida de toros en Madrid. No está mal, oigan, sobre todo si tenemos en cuenta que ya no hablamos de la primera plaza del mundo, sino de la exprimera plaza del mundo. ¿Tal vez podemos estar hablando de la sucursal de Benidorm? Como me parece muy raro que en Benidorm sean tan tontos como para cambiar su gran playa por un antiespectáculo como el de hoy, esto quedaría en algo así como una mezcla de las plazas de... De... De... ¿Soto del Real, Tobarra o San Fernando? ¿O las tres a la vez? Por decir los primeros ejemplos que se me vienen a la cabeza.
Y para la primera corrida de toros tras dos meses, contó nuestra querida Taurodelta con el hierro de Gavira, de la cual solo se enlotaron cuatro toros por la mañana; y de cuya presentación diremos simplemente que hemos tenido toros más feos y peor presentados. A ninguno de ellos hizo falta picarlos, para ser fieles a la tradición, y llegaron al último tercio suavones, nobles y manejables. Remendaron el sexteto dos de Carriquiri, 4° y 5°, que parecían el nieto y el abuelo, respectivamente, y con un comportamiento de aunténtico morucho de carne.
Y con ellos se vieron las caras Iván Vicente, Rubén Pinar y David Galván, acompañados los tres por una bonachona legión de paisanos que se nota que quieren a sus chicos una barbaridad.
Iván Vicente cortó una oreja con lacito rosa del primero después de una faena muy al uso moderno y una estocada trasera. Faena de cortes similares al cuarto, de Carriquiri, y del cual se privó de otra oreja con lacito por su reiterado fallo con la espada. Muchos pases, sí. Muchos bieeeennnjjjj desde los tendidos, pues también. Toreo e interés, cero patatero.
Rubén Pinar, a quien desde los tendidos se le decía jocosamente Julián y a saber por qué, estuvo a punto de ser agasajado grotescamente con uno, e incluso con dos despojos, si no llega a ser por su mal uso del verduguillo. A su faena no le faltó de nada: miles de pases metiendo el pico y descargando con mucho descaro, desplantes, las clásicas bernardinas con las que todos nos dan la murga, banderazos con la mano derecha después de tirar al suelo el palo que hace de ayuda, el aviso y hasta porrazo. Qué gozo para el que le guste lo circense. Tuvo el chaval de Tobarra una actuación más seria frente al quinto, un grandullón de Carriquiri que, lejos de embestir, topaba, y con el que el matador tiró de él en algunos muletazos de mano baja con mucho mérito.
Y por último, David Galván, que si bien solo mostró vulgaridad y pesadez ante el 3°, ante el que cerró corrida demostró que ni tiene una pizca de dignidad ni conoce el significado de la palabra. El toro se partió el asta desde la cepa, y lo suyo hubiera sido acabar con él desde el primer momento, por dignidad, por vergüenza torera y sobre todo por no seguir dando argumentos a los fans de Bambi. Pero el chavalín, como no sabe nada de esas cosas, hala ahí a dar pases y pases sin fundamento ni fuste alguno al pobre animal con una de sus defensas colgándole feamente. Y el niño seguro que luego pedirá esa palabra tan en boga que es "respeto". Pues con esas, ya puede largarse adonde el viento da la vuelta.
Una tarde caótica más para la colección, la cual demuestra que Las Ventas ea exprimera plaza del mundo por excelencia.
Y para la primera corrida de toros tras dos meses, contó nuestra querida Taurodelta con el hierro de Gavira, de la cual solo se enlotaron cuatro toros por la mañana; y de cuya presentación diremos simplemente que hemos tenido toros más feos y peor presentados. A ninguno de ellos hizo falta picarlos, para ser fieles a la tradición, y llegaron al último tercio suavones, nobles y manejables. Remendaron el sexteto dos de Carriquiri, 4° y 5°, que parecían el nieto y el abuelo, respectivamente, y con un comportamiento de aunténtico morucho de carne.
Y con ellos se vieron las caras Iván Vicente, Rubén Pinar y David Galván, acompañados los tres por una bonachona legión de paisanos que se nota que quieren a sus chicos una barbaridad.
Iván Vicente cortó una oreja con lacito rosa del primero después de una faena muy al uso moderno y una estocada trasera. Faena de cortes similares al cuarto, de Carriquiri, y del cual se privó de otra oreja con lacito por su reiterado fallo con la espada. Muchos pases, sí. Muchos bieeeennnjjjj desde los tendidos, pues también. Toreo e interés, cero patatero.
Rubén Pinar, a quien desde los tendidos se le decía jocosamente Julián y a saber por qué, estuvo a punto de ser agasajado grotescamente con uno, e incluso con dos despojos, si no llega a ser por su mal uso del verduguillo. A su faena no le faltó de nada: miles de pases metiendo el pico y descargando con mucho descaro, desplantes, las clásicas bernardinas con las que todos nos dan la murga, banderazos con la mano derecha después de tirar al suelo el palo que hace de ayuda, el aviso y hasta porrazo. Qué gozo para el que le guste lo circense. Tuvo el chaval de Tobarra una actuación más seria frente al quinto, un grandullón de Carriquiri que, lejos de embestir, topaba, y con el que el matador tiró de él en algunos muletazos de mano baja con mucho mérito.
Y por último, David Galván, que si bien solo mostró vulgaridad y pesadez ante el 3°, ante el que cerró corrida demostró que ni tiene una pizca de dignidad ni conoce el significado de la palabra. El toro se partió el asta desde la cepa, y lo suyo hubiera sido acabar con él desde el primer momento, por dignidad, por vergüenza torera y sobre todo por no seguir dando argumentos a los fans de Bambi. Pero el chavalín, como no sabe nada de esas cosas, hala ahí a dar pases y pases sin fundamento ni fuste alguno al pobre animal con una de sus defensas colgándole feamente. Y el niño seguro que luego pedirá esa palabra tan en boga que es "respeto". Pues con esas, ya puede largarse adonde el viento da la vuelta.
Una tarde caótica más para la colección, la cual demuestra que Las Ventas ea exprimera plaza del mundo por excelencia.
jueves, 6 de agosto de 2015
VESTIDOS CON MENOS LUCES QUE LOS PROMOTORES DE LA IDEA
El viejo Carlos Albarrán "El Buñolero". Ay de algunos si levantara la cabeza...
Hay dos cosas en esta vida que un servidor nunca entenderá: Una, el eterno resquemor que la sociedad tendrá hacia la Policía, para luego solicitar sus servicios hasta casi cuando se necesita ir al WC; y dos, el afán de los taurinillos en tocar las castañuelas con temas que lo único que traen es polémica acompañada de esa dolosa dejadez que tienen para las cosas verdaderamente importantes.
Lo último ha sido ese dichoso paquete de medidas a adoptar en la exprimera plaza del mundo, ideado según parece para "mejorar el desarrollo del espectáculo" pero, como se vio en el día de su gran estreno el pasado domingo, lo único que ha hecho es sacar a relucir la puñetera polémica. Algo así como cuando al gobierno del señor Rodríguez Zapatero no se le ocurrió otra cosa mejor para sacarnos de la crisis que reducir el límite de velocidad a 110 km/h en las autopistas. Pues igual. Aquí la solución no pasa por que desaparezca ese dichoso antiespectáculo 2.0 cargado de razones para los amantes de Disney y sus "Bambi" y "Ferndinando el Toro", ni por proteger la suerte de varas, ni por combatir el fraude, ni por abrir los carteles y dejar huecos para hierros y toreros tan olvidados como interesantes. Qué va, era todo mucho más simple. La cosa es que la solución consiste en que, entre otras mamadurrias al más puro estilo Pepe Gotera y Otilio, las orejas otorgadas deben ser de menor tamaño y que el torilero no debe salir a realizar sus quehaceres vestido de luces. ¡¡Toma ya!!
Esto último, lo del torilero o Buñolero como se le llama en Madrid, ha levantado muchas ampollas. Supongo que las habrá levantado únicamente entre esos "puristas" que algunos bocabuzones quieren hacer desaparecer de las plazas. Pero levantadas quedan y en gran parte con mucha razón.
El tema del vestuario del torilero de Madrid siempre ha estado ahí. Recuerdo que hace unos cuantos años ya, leí un artículo del señor Federico Arnás (sí, el que junto a sus amiguetes de Tendido Cero hace tanto beneficio a la Fiesta con sus comentarios) en el que hacía hincapié sobre ello. La razón, la del señor Arnás, se apoyaba en algo así como que "la dignidad de calzar un vestido de luces solo debería recaer en los que salen al ruedo a jugarse la vida, porque no es lo más apropiado ver dos componentes del espectáculo tan distintos con un mismo vestuario, y blablablablabla...".
Este artículo fue secundado casi al punto por muchas organizaciones profesionales (entre ellas la UNPBE).
Paralelamente, hace un par de años durante el transcurso de una corrida de rejoneo en pleno San Isidro, este polémico tema alcanzó sus cotas más altas cuando un señor calvo, barbudo y horripilantemente disfrazado (que no vestido) de torero, hizo las funciones de chulo de toriles y, efectivamente, dejó esta tradición por los suelos con la espantosa facha que el individuo presentaba. Y, de paso, dejó el asunto en bandeja de plata a los Zabala, Moncholi, Molés, Mundotoro y cía, quienes no dudaron en calificar el hecho, no sin su parte de razón, de vergonzoso, impresentable, indigno, y todas esas palabras que se guardan en el hocico ante otro tipo de situaciones.
Ahora bien, si de dignidad se quiere hablar, pues hablemos, no hay problema. Si no todo el mundo es digno de calzarse un vestido de torero, que empiecen por despojárselo a esos torerines de pacotilla que, dicen, son figuras, pero en realidad hacen mucho, muchísimo daño a la Fiesta con sus actos y sus exigencias. Que se lo despojen también a aquellos subalternos que son cómplices de todo ese daño manejando todos los hilos del fraude y el mal a instancias de sus jefes de filas. Quizás, así resolvemos más cosas que vistiendo a un torilero de corto y destrozar así una tradición centenaria. Concretamente, desde que a mediados del siglo XIX, un importante matador de la época (quizás Frascuelo o Lagartijo, no lo se con seguridad) regalara uno de sus vestidos de torear al entonces torilero de la plaza de toros ubicada en la Puerta de Alcalá, Carlos Albarrán El Buñolero, instándole así a que el torilero de la plaza de Madrid debía ir ataviado "como Dios manda". Ahí está el porqué del asunto, porque a un torero de los antiguos, de la vieja escuela, de los que en verdad dignificaron esto, le pareció oportuno. Ahí es nada. Y ahora, en el año 2015, aquellos taurinillos que no dignifican otra cosa que no sea el movimiento animalista, se quitan de un plumazo una bonita y curiosa costumbre, con el pretexto que así se mejorará el espectáculo. ¡¡Anda ya!!
Hoy ha sido esto. Y mañana, ¿qué será? ¿Quitarle el oro a los picadores? Uy no, perdón, que a esos los quieren directamente en pijama y en el sofá de su casa.
Y así es como quieren que esto interese...
miércoles, 5 de agosto de 2015
lunes, 3 de agosto de 2015
...Y EL PROTAGONISTA DEL DOMINGO FUE EL TORILERO
Segundo domingo consecutivo que me da por cambiar la siesta, la piscina, los mojitos, la tumbona y el mamoneo por la dura piedra del tendido, la chicharra propia de agosto y el pertinente sopor. Vamos, como si en los carteles no hubiera anunciado uno de esos hierros que llevan ya unos añetes dándonos la murga en la exprimera plaza del mundo con su comportamiento borreguil, ni con ellos tres chavalines que apuntan maneras, sí, pero como vulgares torerines que solo saben dar pases, que no torear.
Pero ahí andaban cinco novillos de Martín Lorca y uno de Escribano Martín (monta tanto, tanto monta), feos como pegar a un padre, tan defectuosos como si el ganadero estuviera más preocupado de hacerse una limpia de desechos en los cercados que de mandar una novillada digna a la ex primera plaza del mundo, e insufriblemente descastados, tontorrones, tan flojitos como para mandar a toda la acorazada de picar a la fila del INEM y, en definitiva, malos a más no poder. La excepción de la norma fue el quinto, con tres cortijos y otros tantos descapotables en cada oreja, de dulce el animalito y para hartarse a torear. Por lo demás, no importa, en 2016 volverá a estar anunciada en Las Ventas la ganadería de Martín Lorca.
Los novilleros, Manolo Vanegas, Gerardo Rivera y Alejandro Marcos, vendía de ellos el programa de mano a unos chavales que dejaron un gran sabor de boca entre los aficionados a lo largo de este año en esta plaza. Pero claro, se conoce que el buen hombre que redacta el programa de mano no sabe distinguir entre aficionados y autobuseros - paisanos - palmeros, por lo que la sensación después de ver a estos chavalines de hoy es algo algo así como "pues si estos dejaron buen sabor de boca en su momento...". Ninguna de las seis actuaciones por parte de los novilleros tuvo el más mínimo interés, por mucho que Vanegas se sacara de la chistera, así por su cara bonita, saludos desde el tercio para responder cuatro palmas, cosa que provocó una fuerte pitada; por mucho que Rivera se diera la vuelta al ruedo por sus santas narices, creyendo quizás que eso de dejar ir un novillo de triunfo tuviera el más mínimo mérito, acabando con la cabeza agachada en su singular paseo por el ruedo y entre fuertes protestas. Y por mucho que Alejandro Marcos también quisiera saludar los pocos aplausos que le dieron a su pinturería, que no buen toreo. Qué tres pájaros, cómo saben que en el portal o panfleto de turno va a quedar muy bonito eso de que "dio la vuelta al ruedo" o "saludó una ovación". Pero la realidad se basó en un pegapasismo careciente de todo sentido y orden, burdo en ocasiones, pinturero en otras, y vulgar en definitiva. Como la inmensa mayoría, hasta los que son ricos en esto. Manolo Vanegas, además, tuvo que ser evacuado a la enfermería después de sufrir una espeluznante cogida durante las picas del quinto, y que afortunadamente solo quedó en un fuerte golpe y el susto.
Y de esta manera, quienes debieron ser protagonistas de la tarde, toros y toreros, cedieron todo el protagonismo al señor Manuel Pérez Moreno, torilero de la plaza, que ha aparecido en el ruedo, por obra y gracia de quienes quieren salvarnos hundiéndonos en la mierda, despojado totalmente de la singular vestimenta que llevan los buñoleros en la Plaza de Madrid desde hace más de cien años, y que ha dado paso a un traje de corto muy bonito y elegante que además le sentaba la mar de bien al hombre, faltaría más, pero muy poco o nada propio para nuestra querida plaza de Las Ventas. Cada vez que el torilero salía al ruedo, todo eran protestas e improperios que el pobre hombre, que seguro no tiene ninguna culpa de que algunos sean tan mamarrachos, aguantaba estoico. "Baja tú y aguántalo tú", debería haberle soltado el señor torilero a los que se les ocurrió semejante gracia.
Y al final, ni esto de cambiar el vestuario del chulo de toriles, ni hacer que los jacos salgan por la puerta de Madrid, ni dejar colgados en la barandilla los pañuelos que anuncian los despojos hasta finalizar el arrastre, ni el resto del paquete, valga la redundancia, de medidas adoptadas para "mejorar el espectáculo", nos salvaron de la falta de casta y poder de los novillos ni de los novilleros que no saben hacer la o con un canuto. Ni lo cambiará, seguro estoy, en fechas venideras. Para eso hay que meterse en otro tema que a los mandamases de la Fiesta no les interesa.
Pero ahí andaban cinco novillos de Martín Lorca y uno de Escribano Martín (monta tanto, tanto monta), feos como pegar a un padre, tan defectuosos como si el ganadero estuviera más preocupado de hacerse una limpia de desechos en los cercados que de mandar una novillada digna a la ex primera plaza del mundo, e insufriblemente descastados, tontorrones, tan flojitos como para mandar a toda la acorazada de picar a la fila del INEM y, en definitiva, malos a más no poder. La excepción de la norma fue el quinto, con tres cortijos y otros tantos descapotables en cada oreja, de dulce el animalito y para hartarse a torear. Por lo demás, no importa, en 2016 volverá a estar anunciada en Las Ventas la ganadería de Martín Lorca.
Los novilleros, Manolo Vanegas, Gerardo Rivera y Alejandro Marcos, vendía de ellos el programa de mano a unos chavales que dejaron un gran sabor de boca entre los aficionados a lo largo de este año en esta plaza. Pero claro, se conoce que el buen hombre que redacta el programa de mano no sabe distinguir entre aficionados y autobuseros - paisanos - palmeros, por lo que la sensación después de ver a estos chavalines de hoy es algo algo así como "pues si estos dejaron buen sabor de boca en su momento...". Ninguna de las seis actuaciones por parte de los novilleros tuvo el más mínimo interés, por mucho que Vanegas se sacara de la chistera, así por su cara bonita, saludos desde el tercio para responder cuatro palmas, cosa que provocó una fuerte pitada; por mucho que Rivera se diera la vuelta al ruedo por sus santas narices, creyendo quizás que eso de dejar ir un novillo de triunfo tuviera el más mínimo mérito, acabando con la cabeza agachada en su singular paseo por el ruedo y entre fuertes protestas. Y por mucho que Alejandro Marcos también quisiera saludar los pocos aplausos que le dieron a su pinturería, que no buen toreo. Qué tres pájaros, cómo saben que en el portal o panfleto de turno va a quedar muy bonito eso de que "dio la vuelta al ruedo" o "saludó una ovación". Pero la realidad se basó en un pegapasismo careciente de todo sentido y orden, burdo en ocasiones, pinturero en otras, y vulgar en definitiva. Como la inmensa mayoría, hasta los que son ricos en esto. Manolo Vanegas, además, tuvo que ser evacuado a la enfermería después de sufrir una espeluznante cogida durante las picas del quinto, y que afortunadamente solo quedó en un fuerte golpe y el susto.
Y de esta manera, quienes debieron ser protagonistas de la tarde, toros y toreros, cedieron todo el protagonismo al señor Manuel Pérez Moreno, torilero de la plaza, que ha aparecido en el ruedo, por obra y gracia de quienes quieren salvarnos hundiéndonos en la mierda, despojado totalmente de la singular vestimenta que llevan los buñoleros en la Plaza de Madrid desde hace más de cien años, y que ha dado paso a un traje de corto muy bonito y elegante que además le sentaba la mar de bien al hombre, faltaría más, pero muy poco o nada propio para nuestra querida plaza de Las Ventas. Cada vez que el torilero salía al ruedo, todo eran protestas e improperios que el pobre hombre, que seguro no tiene ninguna culpa de que algunos sean tan mamarrachos, aguantaba estoico. "Baja tú y aguántalo tú", debería haberle soltado el señor torilero a los que se les ocurrió semejante gracia.
Y al final, ni esto de cambiar el vestuario del chulo de toriles, ni hacer que los jacos salgan por la puerta de Madrid, ni dejar colgados en la barandilla los pañuelos que anuncian los despojos hasta finalizar el arrastre, ni el resto del paquete, valga la redundancia, de medidas adoptadas para "mejorar el espectáculo", nos salvaron de la falta de casta y poder de los novillos ni de los novilleros que no saben hacer la o con un canuto. Ni lo cambiará, seguro estoy, en fechas venideras. Para eso hay que meterse en otro tema que a los mandamases de la Fiesta no les interesa.