lunes, 10 de febrero de 2014

ANA ROMERO DECEPCIONA EN VALDEMORILLO

Había ilusión y ganas por ver a los santacolomas de Ana Romero, pero a medida que avanzaba la tarde, esa ilusión se diluía junto con el agua de lluvia que se deslizaba por el exterior de la cubierta de La Candelaria. Los toros lucieron una digna presentación para un coso como Valdemorillo (algunos, como 3° y 4° podrían haber pasado el filtro de cualquier plaza importante sin problemas); y también otros, los dos primeros para más señas, lucieron una vergüenza de pitones que hizo sospechar a muchos. En general, derrocharon sosería, falta de casta y no mostraron por ningún lado esa agresividad y picante tan propio de Santa Coloma. El trinfador numérico de la tarde fue Paulita, que cortó las dos otejas del 5° ttas una faena, como se suele decir de toreo de mentira. Sí, de ese en el que el toro no pasa a menos de dos metros del matador ni por casualidad, de ese cuyos máximos exponentes dejan siempre la pierna atrasada para que "el muletazo sea más largo", de esa tauromaquia en la que da igual si se torea con el pico o con la panza de la muleta. Ese 5° toro, junto con el 2°, 3° y 6°, fueron asesinados de un solo puyazo y ello les mermó aun más. Paulita al primero de su lote lo toreó muy bien a la verónica y se puso muy flamenco durante la faena de muleta ante un toro que como se ha dicho anteriormente dio poca guerra a causa del pésimo castigo en varas. Paulita fue el premiado, pero quien de verdad estuvieron bien fueron, como siempre, Marco Galán con el capote y David Adalid y Fernando Sánchez con los palos. Ellos sí recibieron las palmas unánimes del público y de los aficionados por su buen hacer. Su matador, puso tres veces al primero en el caballo y acudió con alegría aunque debajo del peto cumplió sin más. Castaño le dio muchos muletazos y muy pocos de calidad. El toro, muy a menos, tuvo nobleza pero nula casta. Al cuarto, un precioso cárdeno muy aplaudido de salida, se le midió mucho el castigo dada su poca fortaleza. Con él, Castaño volvió a mostrarse en su línea pegapasista. Manuel Escribano entró en el cartel en el lugar de Alberto Aguilar, y su actuación no dijo nada. Al igual que su compañero aragonés, permitió una carnicería en sendos tercios de picas, estuvo tan bullidor como vulgar en banderillas, y fatal con la muleta. Su tauromaquia no recuerda a nada diferente de la hoja de ruta marcada hoy en día. Sus dos oponentess, mermados por los picadores, no mostraron otra cosa que sus hermanos, o sea poca casta y mucha sosería y dulzura. No parecieron santacolomas, no. De la tarde, repescar el buen toreo de capa de Paulita y los tercios de banderillas de la cuadrilla de Javier Castaño, como siempre. Pd.: Hubo a quien le escandalizó en exceso el hecho acaecido mientras se descabellaba al 1°, pero lo cierto es que de gente más peligrosa que ese pobre desgraciado tenemos de sobra dentro de la misma Fiesta, algunos incluso vestidos de luces. Eso sí, si el hombrecillo va por la vida de "defensor de los animales", justiciero y demás pamplinas, bien podría haberse tirado al ruedo cuando el toro hizo presencia en el ruedo y no cuando ya doblaba y no había ninguna posibilidad de "defensa" hacia un "pobre" animal, ¿no?

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